ORIGINAL Evaluación cognitiva en niños que presentaron gastrosquisis: estudio de casos y controles Teresita Villaseñor-Cabrera, Ilude Pacheco-Sánchez, Genoveva Rizo-Curiel, Ricardo Nuño-Romero, Joaquín García-Estrada Introducción. La gastrosquisis es una malformación de la pared abdominal que se corrige mediante cirugía y requiere cuidados hospitalarios especiales, como inmovilización, restricción alimenticia y separación de la madre durante tiempo variable, entre otros; para analizar las posibles repercusiones cognitivas se aplicó la prueba de Bayley III a 14 niños. Sujetos y métodos. Siete casos (nacidos con gastrosquisis) y siete controles, en los hospitales civiles de Guadalajara, en el período enero-abril de 2013. Resultados. Los casos no evidenciaron retraso en las evaluaciones relacionadas con la cognición, el lenguaje y la conducta motora, en tanto que en las asociadas a la conducta socioemocional y adaptativa las puntuaciones favorecieron al grupo control, lo que refleja que poseen mejores estrategias de adaptación e interacción respecto al grupo de casos. Conclusiones. La gastrosquisis no afectará el neurodesarrollo ulterior, por lo menos en este grupo que presentó esta única anormalidad y déficits explicables por sus circunstancias perinatales, sin que este pronóstico pueda generalizarse a otros casos con un cuadro clínico más grave, mayor duración de la estancia hospitalaria y comorbilidad asociada. De cualquier forma, es importante informar a los padres desde la etapa prenatal respecto a las consecuencias esperadas de esta patología. Palabras clave. Cognición. Gastrosquisis. Neurodesarrollo. Departamento de Neurociencias, Hospital Civil Fray Antonio Alcalde (T. Villaseñor-Cabrera); Centro Universitario de Tonalá (I. PachecoSánchez); Departamento de Salud Pública (G. Rizo-Curiel); Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (R. Nuño-Romero); Universidad de Guadalajara. Centro de Investigación Biomédica de Occidente; Instituto Mexicano del Seguro Social (J. García-Estrada). Guadalajara, Jalisco, México. Correspondencia: Dra. Teresita Villaseñor Cabrera. Universidad de Guadalajara. Departamento de Neurociencias. Sierra Mojada, 950. Col. Independencia. CP 44340. Guadalajara, Jalisco, México. E-mail: tvillasenorc@yahoo. com. mx Introducción Las maduraciones cerebrales prenatal y posnatal siguen la misma secuencia de eventos, pero con variaciones en su ritmo [1], ya que intervienen factores psicológicos, ambientales y biológicos [2]. Cuando suceden anormalidades durante la vida intrauterina, puede afectarse el desarrollo posterior del recién nacido, como es el caso de la gastrosquisis, un defecto congénito por el cierre incompleto de la pared abdominal anterior [3,4], lateral a la inserción del cordón umbilical [5,6]. Los órganos abdominales eviscerados hacia la cavidad amniótica se irritan [7]. Al nacer debe devolverse la masa herniada en el menor tiempo posible para evitar la deshidratación e infección de los órganos; sin embargo, no siempre es posible la corrección quirúrgica inmediata [4,8]. La gastrosquisis puede ser simple o compleja, en función del volumen de la masa eviscerada y su contenido de órganos, por lo que provoca alta morbilidad y mortalidad [9]. Tras la corrección quirúrgica, los pacientes pueden presentar comorbilidad, sobre todo del tubo digestivo, como intolerancia a los alimentos, parálisis temporal del intestino delgado y el consecuente retraso en su desarrollo corporal, por lo que con frecuencia requieren hospitalización pro- www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 longada [10-12]. Hasta ahora se han propuesto diversos factores asociados a la ocurrencia de gastrosquisis, como madres muy jóvenes, malnutrición materna durante la gestación, tabaquismo, consumo de sustancias ilegales, de vasoconstrictores (pseudoefedrina), analgésicos (ibuprofeno, ácido acetilsalicílico, entre otros), nivel socioeconómico bajo, edad gestacional en el nacimiento, y peso y talla bajos [4,10,13], sin que exista una causa única ni pueda descartarse una posible influencia genética [14]. Una vez detectada la malformación in utero, es fundamental el apoyo y la orientación a los padres sobre el tratamiento, el pronóstico y las posibles anormalidades asociadas, a fin de controlar su angustia y falsas creencias sobre los efectos que la gastrosquisis pueda generar en el desarrollo del niño [12]. Entre las opciones quirúrgicas para el cierre primario están la aproximación de los bordes musculares y la utilización de mallas. Este procedimiento disminuye la estancia hospitalaria. Cuando esto no es posible, se utiliza la técnica de ‘silo’, que consiste en que aumente de tamaño la cavidad abdominal y se desinflamen las vísceras para poder contenerlas [15]. Ambos procedimientos implican la separación de la madre para brindar al bebé los cuidados hospitalarios con la intervención del obstetra, el ciruja- Aceptado tras revisión externa: 28.01.16. Cómo citar este artículo: Villaseñor Cabrera T, PachecoSánchez I, Rizo-Curiel G, NuñoRomero R, García-Estrada J. Evaluación cognitiva en niños que presentaron gastrosquisis: estudio de casos y controles. Rev Neurol 2016; 62: 337-43. © 2016 Revista de Neurología 337 T. Villaseñor-Cabrera, et al no pediatra y el neonatólogo, además del manejo de soporte, que incluye la alimentación parenteral, el tratamiento farmacológico y la inmovilización para evitar el riesgo de evisceración [8] y que consecuentemente se puedan presentar alteraciones psicológicas en los niños [16]. El cerebro del recién nacido es muy vulnerable a todas las influencias nocivas, debido a que atraviesa por una etapa de mielinización y sinaptogenia [1719]; de hecho, se considera que el proceso de mielinización es paralelo al desarrollo de las funciones de las neuronas y se inicia cuando las células han terminado de proliferar y migrar [20]. El cambio cortical fundamental para la adquisición de funciones cognitivas complejas del niño depende del incremento de arborizaciones dendríticas [18,20]; por esta razón consideramos importante establecer un diagnóstico temprano del funcionamiento cerebral, a fin de identificar posibles anormalidades [19], principalmente cuando concurren factores nocivos de comorbilidad en los casos graves [21], lo que favorecería la prevención e intervención oportunas en caso de retraso cognitivo [2]. Aunque la incidencia de gastrosquisis va en aumento en todo el mundo [19,22,23], son escasos los trabajos que la relacionan con el neurodesarrollo [19,24], posiblemente porque se ha dado mayor importancia al tratamiento quirúrgico y posquirúrgico, soslayando los posibles efectos sobre el desarrollo cerebral y la adecuada adaptación del niño al medio ambiente. En México, la prevalencia es de 17,6 por cada 10.000 nacimientos [25]. En los dos hospitales civiles de Guadalajara, durante el período enero-abril de 2013 se atendieron 6.439 embarazos; en 17 de éstos, los bebés fueron diagnosticados con gastrosquisis, dos murieron y otros presentaron distintas comorbilidades, lo cual limitó la disponibilidad de casos para incluirse en esta muestra. El objetivo del presente trabajo consistió en identificar si existe una relación entre la gastrosquisis y el desarrollo neuropsicológico de niños con edades entre 1-42 meses, nacidos en los hospitales civiles de Guadalajara, Jalisco, México, en comparación con niños sanos. Sujetos y métodos En este estudio observacional transversal de casos y controles [26], la población estudiada en los hospitales civiles Fray Antonio Alcalde y Dr. Juan I. Menchaca en Guadalajara, Jalisco, México, fue de 6.439 nacidos, y se identificó gastrosquisis en 17 de ellos [25], por lo que la muestra analizada era redu- 338 cida, aparte de las dificultades para el seguimiento extra­hospitalario, sumado a los criterios de inclusión y exclusión, para conformar un grupo razonablemente homogéneo. El protocolo fue aprobado por los comités de ética respectivos, y se cumplimentó el requisito del consentimiento informado a los padres. Se incluyeron los niños detectados en la consulta externa pediátrica en los hospitales referidos durante los meses de enero-abril de 2013. La variación de edades fue de 1-42 meses. El grupo control provino de un centro de desarrollo infantil público, de los conocidos en nuestro medio como ‘guarderías’, concebidos para permitir la actividad laboral de ambos padres. De esta forma se integró una muestra total de 14 individuos agrupados como siete casos y siete controles, todos ellos residentes del área metropolitana de Guadalajara, libres de otras patologías en el momento de incluirse en el estudio, y con corrección quirúrgica exitosa en el período posnatal inmediato. Los integrantes del grupo de casos y sus controles fueron pareados principalmente por edad y talla. Los criterios de inclusión fueron: corrección exitosa de la malformación abdominal en el nacimiento, no encontrarse hospitalizados en el momento de la valoración, tener de 1 a 42 meses de edad, desarrollo aparentemente normal y consentimiento firmado por los padres o tutores del niño para la evaluación. Los criterios de exclusión fueron: presencia evidente de comorbilidad por afectación de otros órganos, de daño cerebral o condición neurológica que incidiera en el neurodesarrollo normal; niños que recibieron intervención o estimulación temprana; y vivir fuera de la zona metropolitana de Guadalajara. Para la caracterización de los sujetos en estudio, se registraron las variables demográficas a través de entrevista con los padres, que fueron: peso y talla al nacimiento, sexo, edad, semanas de gestación y antecedentes de cuidados prenatales. Referente a las madres de controles y experimentales se consideraron la edad y la escolaridad. Se analizaron los expedientes clínicos elaborados de acuerdo con la norma oficial mexicana para extraer los siguientes datos: perímetros torácico y abdominal, longitud del pie, procedimiento quirúrgico utilizado para corregir la gastrosquisis, órganos expuestos (estómago, intestino delgado o grueso, hígado, genitales, etc.), consumo de fármacos, requerimientos de paquete globular, enema evacuante, tipo de alimentación parenteral y días de estancia hospitalaria. Se realizó una valoración neuropsicológica a todos los individuos mediante la prueba de Bayley III www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 Evaluación cognitiva en niños que presentaron gastrosquisis [27], diseñada para evaluar niños desde 16 días hasta 42 meses de edad, considerada como la prueba de referencia en la evaluación del desarrollo infantil tanto en el contexto clínico como de investigación [27,28], por ser suficientemente precisa y discriminante (niveles de fiabilidad y validez entre 0,86 y 0,91) [27]. Esta prueba incluye información relativa a la observación por el clínico de conductas y habilidades correspondientes a la edad del niño y su respuesta ante las tareas, para obtener información en las capacidades cognitiva, de lenguaje y motora. La evaluación de las escalas socioemocional y conducta adaptativa provienen de información aportada por el cuidador (generalmente la madre). De esta forma se obtienen dos índices, con puntuaciones escalares y compuestas, de cuya integración resulta un valor de desarrollo global. Para las puntuaciones escalares, la media equivale a 10 puntos, que significa rendimiento normal, con una desviación estándar de 3, en tanto que las puntuaciones compuestas requieren una media de 100 para considerarlas normales, con una desviación estándar de 15 [27]. La escala de Bayley muestra valores altos en su validez y fiabilidad [27], tal como puede observarse en los siguientes índices en las diferentes subescalas: 0,91 para el área cognitiva; en el subtest de lenguaje, el índice de comunicación receptiva es de 0,87 y 0,91 en comunicación expresiva; en tanto que para motricidad fina corresponde a 0,86 y 0,91 para motricidad gruesa; en lenguaje compuesto, 0,93; y en motor compuesto, 0,92. Los cocientes de consistencia interna para la escala social y emocional varían entre 0,83 y 0,94 para los elementos socioemocionales y entre 0,76 y 0,91 para el procesamiento sensorial; índices que aseguran la utilización de una herramienta adecuada pa­ ra la medición de constructos conductuales. Si bien la prueba de Bayley III se considera el criterio de referencia en la evaluación del neurodesarrollo, a fin de poderla utilizar en población mexicana se procedió a realizar una fase de pilotaje en niños provenientes de un contexto socioeconómico medio-bajo. Inicialmente se realizó la traducción de la prueba del inglés al español por un grupo de expertos; posteriormente, un segundo grupo de traductores la llevó al idioma original, para determinar la equivalencia de los ítems y asegurarse de que tuvieran el mismo significado (retrotraducción). A partir de lo anterior se efectúo el pilotaje en 10 niños, de acuerdo con las edades consignadas en la escala, por lo que se validó su contenido para estudios con población de habla hispana [29,30]. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 Proceso de evaluación en la primera infancia Una vez que los niños fueron dados de alta, se citaron para evaluar su neurodesarrollo en brazos de la madre en la mesa de exploración, según su edad. Los ítems de la subescala cognitiva contenidos en la prueba de Bayley III incluyeron la evaluación del desarrollo sensoriomotor, la exploración y manipulación de objetos, la formación de conceptos y memoria, entre las principales tareas. Para evaluar la subescala de lenguaje se incluyeron tanto ítems relacionados con comunicación, como recepción del lenguaje del niño a partir de precursores de conducta verbal (balbuceo, gesticulaciones), vocabulario, identificación de objetos y figuras, comprensión de pronombres, preposiciones, plurales y posesivos en sí, y morfología y sintaxis del desarrollo del lenguaje. En la última edición de la prueba de Bayley se ponderó la calidad del movimiento del niño mediante la subescala motora evaluando principalmente la prensión, la integración motora-perceptual, la planificación motora, el seguimiento visual, la manipulación de objetos, la información táctil, la coordinación y la deambulación [27]. Además, se aplicó el cuestionario al cuidador pa­ ra obtener información sobre las pautas del desarrollo del comportamiento socioemocional acorde con la edad del niño. Se evaluaron el interés en el entorno, la comunicación de sus necesidades, la relación e interacción con la madre o cuidadora principal, y el desarrollo de las destrezas cotidianas fundamentales en su interacción socioemocional. La subescala de conducta adaptativa facilita la medición de las competencias actuales del niño, como comunicación, interacción con la comunidad, autocuidado y conducta en el hogar. Otra de las ventajas de la prueba de Bayley es que permite realizar un ajuste de edades cuando los niños no completan su desarrollo prenatal (42 semanas) [27,31]. Análisis de la información Las variables correspondientes a la información demográfica se describen a través de medidas de tendencia central y dispersión (media y desviación estándar), con apoyo del programa estadístico SPSS v. 20, en tanto que las variables clínicas asociadas a la gastrosquisis se presentan en análisis de frecuencias absolutas y en porcentajes. Para los índices generados por la prueba de Bayley III se determinaron la media y la desviación estándar para cada grupo. La comparación de casos y controles se llevó a cabo con muestras pareadas por medio de tablas de con- 339 T. Villaseñor-Cabrera, et al Tabla I. Características sociodemográficas de la muestra. Casos (n = 7) Tabla II. Características de la enfermedad y tratamiento. Controles (n = 7) % Intestino grueso 7 100 Estómago 1 14,3 Intestino delgado 4 57,1 n % n % Sexo (masculino) 6 85,7 4 57,1 Cuidados prenatales 6 85,7 7 100 Media DE Media DE Testículos 1 14,3 Edad (meses) 29,4 12,3 29,4 12 Útero 1 14,3 Edad gestacional (semanas) 36,2 2,1 39 0 Silo 2 28,6 Peso en el nacimiento (kg) 2,46 0,38 2,96 0,26 Cierre primario 5 71,4 Talla de nacimiento (cm) 47,1 2,9 49,2 1,7 Antibióticos 7 100 Edad del padre (años) 21,2 3,4 29,5 3,9 Fentanilo 5 71,4 Edad de la madre (años) 17,0 2,9 28,2 3,8 Paracetamol 6 85,7 Omeprazol 3 42,9 Ropivacaína 2 28,6 Metoclopramida 3 42,9 Vitamina K 1 14,3 Paquete globular 1 14,3 Enema evacuante 2 28,6 Alimentación parenteral 7 100 Hiperbilirrubinemia multifactorial 2 28,6 Malformación del tubo digestivo 3 42,9 Anemia 3 42,9 Colesistiasis 4 57,1 Sepsis 1 14,3 Órganos expuestos a Tipo de corrección quirúrgica DE: desviación estándar. Procedimiento médico tingencia (×2) y la prueba U de Mann-Whitney según las características de cada índice. El nivel de significación para ambas pruebas se determinó co­ mo α = 0,05. Resultados La edad de los sujetos incluidos en el estudio (n = 14) osciló entre 1 y 42 meses. Las características sociodemográficas de cada grupo se presentan en la tabla I. La conformación de los pares para contrastar los grupos de casos y controles se estableció según su edad y talla, independientemente del género. La edad media de las madres del grupo de casos fue de 17 años y su escolaridad media de 9 años (correspondiente a estudios de secundaria). Esta edad fue significativamente menor a la de las madres del grupo control (media: 28,29), que además mostraron una mayor escolaridad de 12 años correspondiente a bachillerato. Estos datos concuerdan con lo comunicado por diversos autores [4,9,10,13]. Al parecer, la edad temprana de las madres parece ser uno de los principales factores predisponentes para la ocurrencia de gastrosquisis [14,25]. En los países en vías de desarrollo (con bajo nivel de escolaridad) es cada vez más frecuente observar una relación directa entre el inicio temprano de la vida sexual y el incremento en el número de niñas-madres, con una 340 n Comorbilidad a Algunos de los recién nacidos presentaron evisceración de otros órganos, tal como se presenta en el cuadro. mayor probabilidad de gestar un feto con malforma­ ción [6,7,10,12,22,25]. En el grupo de casos, cinco neonatos fueron sometidos a cierre primario, en tanto que dos fueron manejados con silo, lo que implicó una mayor estancia hospitalaria. El tiempo medio de hospitalización fue de 30 días (rango: 20-48 días) [9-12]. Respecto a la edad gestacional, fue significativamente www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 Evaluación cognitiva en niños que presentaron gastrosquisis menor en el grupo de casos respecto al grupo control. Una vez diagnosticada la patología, se practicó cesárea a las madres [32]. Para las variables edad en meses, peso y talla en el nacimiento no hubo diferencias debido a que se buscaron pares con valores cercanos. En la tabla II se presenta el tipo de la malformación relacionada con la exposición de órganos y su posterior intervención quirúrgica, así como su tratamiento farmacológico y las comorbilidades presentes en el nacimiento. Por tanto, parece que, cuando la gastrosquisis no está asociada con otras anormalidades del desarrollo, el proceso de maduración cerebral de los neonatos afectados sigue un curso normal, sin que sea posible predecir los efectos a largo plazo, debido a que el proceso de mielinización y reorganización sináptica es muy intenso hasta los 2 años y posteriormente continúa hasta la adolescencia [32,33]. Mediante la evaluación indirecta de los diferentes sistemas, visual, motor y auditivo, correlacionados con las manifestaciones conductuales correspondientes a la edad es posible afirmar que en esta población la gastrosquisis no influyó negativamente en la maduración cerebral [32]. La tabla III muestra las comparaciones de los índices obtenidos mediante la prueba de Bayley III. Para las escalas cognitivas de lenguaje y motora no se detectaron diferencias significativas; sin embargo, para las escalas de conducta adaptativa y social emocional sí hubo diferencias. Las mayores puntuaciones fueron para el grupo control. La escala de conducta adaptativa registró un promedio de 107,14 contra 94,29 del grupo de casos. Esto puede explicarse debido a la mayor capacidad y desarrollo de estrategias de adaptación del grupo control, en comparación con un recién nacido que debe permanecer inmovilizado tras el proceso quirúrgico y separado de la madre, con alimentación parenteral y malestar [12], además de los factores de riesgo asociados a la propia malformación, como bajo pe­ so y menor edad gestacional [19]. El promedio de la escala social emocional del grupo control fue de 114,29 contra 95 del grupo de casos. Esta diferencia resultó significativa y, aunque ambos promedios se agrupan dentro de la normalidad, es importante considerar que cuanto más lejos se encuentre un niño del promedio, se incrementan las posibilidades de anomalías o retrasos en el desarrollo, en especial durante la primera infancia [1,2]. Los aspectos socioemocionales se asocian con utilización de estrategias emocionales a través de la interacción con la madre, funcionalidad y comunicación, en este caso con el cuidador principal, que generalmente es la madre [25,27]. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 Tabla III. Comparación de los resultados de la prueba de desarrollo de Bayley III. Casos (n = 7) Controles (n = 7) p Cognitiva 102,86 ± 9,51 107,86 ± 9,94 0,399 Lenguaje 96,00 ± 19,74 99,57 ± 15,30 0,482 Motora 105,71 ± 13,54 100,00 ± 10,55 0,518 Conducta adaptativa 94,29 ± 10,98 107,14 ± 11,12 0,048 Escala social emocional 95,00 ± 24,49 114,29 ± 16,18 0,047 Conceptual (puntuaciones compuestas) 95,29 ± 16,17 100,71 ± 8,63 0,336 Social (puntuaciones compuestas) 96,86 ± 15,04 101,57 ± 11,90 0,332 Práctico (puntuaciones compuestas) 95,00 ± 11,28 95,57 ± 6,63 0,647 Discusión Aunque la evaluación del neurodesarrollo en la primera infancia no es predictiva ni tiene una correlación fiable con lo que en edades posteriores se conoce como cociente intelectual [1], es importante detectar si existe retraso en la fase de desarrollo en la que se encuentra el niño, dado que debe consolidarse tal etapa para alcanzar satisfactoriamente la siguiente, de tal forma que poder relacionar los defectos congénitos con retrasos madurativos favorece el conocimiento del comportamiento o de­sempeño a largo plazo [19,21,27,28,33,34]. En re­lación con los aspectos conceptual, social y práctico de la misma prueba de Bayley III, los resultados no revelaron diferencias significativas entre los dos grupos. La principal aportación del presente estudio es que los niños con gastrosquisis sólo revelaron déficits en lo correspondiente a conducta adaptativa y social emocional, entre todas las variables de desarrollo evaluadas mediante la escala de Bayley III. La ocurrencia de gastrosquisis puede ser mayor cuando las madres son muy jóvenes, de baja escolaridad o con conductas adictivas durante la gestación –entre los principales factores de riesgo–. Sin embargo, esta malformación se ha visto incrementada tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo. La detección temprana durante la vida intrauterina del feto, el procedimiento quirúrgico adecuado, los cuidados pre y posnatales, así como el seguimiento cercano de los neonatos atenúan la morbimortalidad del padecimiento. Lo anterior, sumado a un programa de estimulación temprana, reduce considerablemente la posibilidad de afectación del proceso madurativo cerebral. 341 T. Villaseñor-Cabrera, et al Limitaciones Debido a que no existían antecedentes en los hospitales públicos acerca de este tipo de estudios en niños, encontramos restricciones para acceder a los afectados por gastrosquisis, dada la vulnerabilidad y los cuidados rigurosos que se requieren en el tratamiento posnatal inmediato de esta patología, lo que impidió conformar una muestra homogénea y de mayor tamaño (n > 30). La población global registrada con gastrosquisis que se comunicó correspondió al occidente de México, dado que los hospitales son de concentración por su alta especialidad, por lo que muchos de los pacientes regresaron a su lugar de origen y sólo fue posible el seguimiento de residentes en la zona metropolitana de Guadalajara. A pesar de lo anterior, la principal aportación de este trabajo consistió en establecer si existe una asociación entre la gastrosquisis y el desarrollo cognitivo de los recién nacidos, con el propósito de disponer de argumentos para emitir un pronóstico. Bibliografía 1. Sánchez A, García A, Martínez MA. Evaluación del desarrollo psicomotor. In García A, ed. Manual de neurología infantil. Madrid: Panamericana; 2014. p. 29-40. 2. Artigas-Pallarés J. Trastornos del neurodesarrollo. Conceptos básicos. In Artigas-Pallarés J, Narbona J, eds. Trastornos del neurodesarrollo. Barcelona: Viguera; 2011. p. 5-15. 3. Mancera-Elías G. Gastrosquisis y exónfalos. Anestesiología en Pediatría 2005; 28: 129-30. 4. Otero DL, Berghoff R, Sanz E, Zeoli G, Molina J, Baldini J, et al. Gastrosquisis. Análisis estadístico en siete años. Rev Cir Infantil 2009; 19: 102-5. 5. Ramos M, Denys B, Marcano S, Gómez R. Malformación fetal: gastrosquisis, ventrículo único y dextrocardia. A propósito de un caso. Vitae Casos Clínicos Academia Biomédica 2008; 36: 1-4. 6. Siega-Riz A, Herring A, Olshan A, Smith J, Moore C; The National Birth Defects Prevention Study. The joint effects of maternal prepegnancy body mass index and age on the risk of gastroschisis. Paediatr Perinatal Epidemiol 2008; 23: 51-7. 7. Gallino E, Boglione M, Corbata M, Rodríguez S, Rabasa C, Martínez M. Factor pronóstico de riesgo en gastrosquisis: disfunción intestinal. Rev Cir Infantil 2004; 14: 20-7. 8. Ortega-García JO, Martín M, Lamas AB, De Paco-Matallana C, Jiménez JR, Soldin OP. Integrando la historia clínica ambiental en el consejo prenatal y cuidado de dos casos de gastrosquisis. An Pediatr (Barc) 2010; 72: 215-9. 9. Bergholz R, Boettcher M, Reinshagen K, Wenke K. Complex gastroschisis is a different entity to simple gastroschisis affecting morbidity and mortality –a systematic review and meta-analysis. J Pediatr Surg 2014; 49: 1527-32. 10. Hernández-Almaguer D, Elizondo-Cárdenas G, BarrónGámez C, Martínez-de-Villarreal L, Villarreal-Martínez L. Aumento de la incidencia de gastrosquisis en un hospital de alta especialidad al norte de México. Medicina Universitaria 2010; 12: 159-64. 11. Cowan KN, Puligandla PS, Laberge JM, Skarsgard ED, Bouchard S, Yanchar N, et al. The gastroschisis prognostic score: reliable outcome prediction in gastroschisis. J Pediatr Surg 2012; 47: 1111-7. 342 12. Lepigeon K, Van Mieghem T, Vasseur Maurer S, Giannoni E, Baud D. Gastroschisis –what should be told to parents? Prenatal Diagnosis 2014; 34: 316-26. 13. Sekabira J, Hadley GP. Gastroschisis: a third world perspective. Pediatr Surg Int 2009; 25: 327-9. 14. Feldkamp ML, Carey JC, Pimentel R, Krikov S, Botto LD. Is gastroschisis truly a sporadic defect? familial cases of gastroschisis in Utah, 1997 to 2008. Birth Defects Res A Clin Mol Teratol 2011; 91: 873-8. 15. Villela-Rodríguez J, Salinas-López MP, Rodríguez-Navas MA. Evolución médico-quirúrgica de neonatos con gastrosquisis acorde al tiempo, método de cierre abdominal y compromiso intestinal: seis años de experiencia. Cir Pediatr 2009; 22: 217-22. 16. Garelli J, Montuori E. Vínculo afectivo materno-filial en la primera infancia y teoría del attachment. Archivos Argentinos de Pediatría 1997; 95: 122-5. 17. Kotliarenco MA, Gómez E, Muñoz M, Armijo I. Evaluación pre-post del desarrollo psicomotor y el estilo de apego en usuarios de los centros de desarrollo infantil temprano. Summa Psicológica 2013; 6: 89-104. 18. Rosselli M, Matute E, Ardila A. Neuropsicología del desarrollo infantil. México DF: El Manual Moderno; 2010. 19. Bokser V, Giúdici L, Ferrario C. Seguimiento del recién nacido con antecedente de cirugía compleja neonatal: evaluación del neurodesarrollo. Revista Pediátrica Elizalde 2012; 3: 6-12. 20. Rosselli M. Maduración cerebral y desarrollo cognoscitivo. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud 2003; 1: 125-44. 21. Committee of Fetus and Newborn; American Academy of Pediatrics. Follow up care of high risk infants. Pediatrics 2004; 114: 1377-92. 22. Holland AJ, Walker K, Badawi N. Gastroschisis: an update. Pediatr Surg Int 2010; 26: 871-8. 23. Baeza-Herrera C, Cortés-García R, Cano-Salas MC, GarcíaCabello LM, Martínez-Leo B. Gastrosquisis. Su tratamiento en un estudio comparativo. Acta Pediátrica de México 2011; 32: 266-72. 24. Istaphanous GK, Ward CG, Loepke AW. The impact of the perioperative period on neurocognitive development, with a focus on pharmacological concerns. Best Pract Res Clin Anaesthesiol 2010; 24: 433-49. 25. Robledo-Aceves M, Bobadilla-Morales L, Mellín-Sánchez EL, Corona-Rivera A, Pérez-Molina JJ, Cárdenas-Ruiz Velasco JJ. Prevalence and risk factors for gastroschisis in a public hospital from west México. Congenital Anomalies 2015; 55: 73-80. 26. Lazcano-Ponce E, Salazar-Martínez E, Hernández-Ávila M. Estudios epidemiológicos de casos y controles. Fundamento teórico, variantes y aplicaciones. Salud Pública de México 2001; 43: 135-50. 27. Bayley N. Bayley Scales of infant and toddler development: administration manual. San Antonio, TX: Pearson; 2006. 28. Kolb B, Wishaw I. Neuropsicología humana. Madrid: Panamericana; 2005. 29. Camarena MG. Adaptación y validación de la escala Bayley de desarrollo infantil III en niños de 16 días a 10 meses 30 días [tesis de maestría]. Guadalajara: Univ. de Guadalajara; 2015. 30. Cázares S. Adaptación y validación de la escala Bayley de desarrollo infantil en niños de 11 a 42 meses 15 días de edad [tesis de maestría]. Guadalajara: Univ. de Guadalajara; 2015. 31. Hebben N, Milberg W. Fundamentos para la evaluación neuropsicológica. México DF: El Manual Moderno; 2010. 32. Ghionzoli M, James CP, David AL, Shah D, Tan AW, Iskaros A. Gastroschisis with intestinal atresia –predictive value of antenatal diagnosis and outcome of postnatal treatment. J Pediatr Surg 2012; 47: 322-8. 33. Tau G, Peterson B. Normal development of brain circuits. Neuropsychopharmacol Rev 2010; 35: 147-68. 34. Mateos P, Natrera D, García A, Martínez MA. Evaluación neuropsicológica. In García A, ed. Manual de neurología infantil. Madrid: Panamericana; 2014. p. 111-22. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 Evaluación cognitiva en niños que presentaron gastrosquisis Cognitive assessment in children who presented gastroschisis: a case-control study Introduction. Gastroschisis is a malformation of the abdominal wall that is corrected by surgery and requires special hospital care, such as immobilisation, dietary restriction and separation from the mother for a variable period of time, among others. To analyse the possible cognitive repercussions, the Bayley III test was administered to 14 children. Subjects and methods. The study was conducted with seven cases (born with gastroschisis) and seven controls, in civil hospitals in Guadalajara, over the period January-April 2013. Results. No evidence of retardation was found in the cases in the cognition, language and motor conduct assessments, whereas in those associated with socio-emotional and adaptive behaviour the scores favoured the control group. This shows that the latter have better adaptation and interaction strategies with respect to the cases group. Conclusions. Gastroschisis will not affect later neurodevelopment, at least in this group which presented only this abnormality and deficits that can be explained by their perinatal circumstances. Nevertheless, this prognosis cannot be generalised to other cases with a more severe clinical picture, a longer stay in hospital and associated comorbidity. In any case, it is important to inform the parents as of the prenatal stage about the expected consequences of this pathology. Key words. Cognition. Gastroschisis. Neurodevelopment. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (8): 337-343 343