Estudios jurídicos en homenaje al Profesor Manuel García Amigo directores Manuel Cuadrado Iglesias María de los Desamparados Núñez Boluda COORDINADORAS Ana Isabel Berrocal Lanzarot Teresa Asunción Jiménez París Carmen Callejo Rodríguez Estudios jurídicos En homEnajE al ProfEsor manuEl García amiGo directores manuel cuadrado iglesias maría de los desamparados núñez Boluda coordiNAdorAs ana isabel Berrocal lanzarot teresa asunción jiménez París carmen callejo rodríguez CONSEJO DE REDACCIÓN Pedro González-Trevijano (Presidente) José María Asencio Mellado Julio Banacloche Palao Pilar Blanco-Morales Limones Antonio Cayón Galiardo Guillermo Guerra Martín Eugenio Llamas Pombo Manuel López Pardiñas Blanca Lozano Cutanda José Luis Martínez López-Muñiz Francisco Pérez de los Cobos Orihuel Jesús-María Silva Sánchez Enrique Arnaldo Alcubilla (Secretario) ESTUDIOS JURÍDICOS EN HOMENAJE AL PROFESOR MANUEL GARCÍA AMIGO DIRECTORES Manuel Cuadrado Iglesias María de los Desamparados Núñez Boluda COORDINADORES Ana Isabel Berrocal Lanzarot Teresa Asunción Jiménez París Carmen Callejo Rodríguez Prólogo de Manuel García Cobaleda © Wolters Kluwer España, S.A., 2015 Edita: LA LEY Edificio La Ley C/ Collado Mediano, 9 28231 – Las Rozas (Madrid) Tel.: 902 42 00 10 – Fax: 902 42 00 12 http://www.laley.es 1.ª edición: marzo 2015 ISBN obra completa: 978-84-9020-398-9 ISBN Tomo I: 978-84-9020-416-0 Depósito Legal: M-7093-2015 Todos los derechos reservados. 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El tratamiento de los datos de carácter personal contenidos en dichas resoluciones es realizado directamente por el citado organismo, desde julio de 2003, con sus propios criterios en cumplimiento de la normativa vigente sobre el particular, siendo por tanto de su exclusiva responsabilidad cualquier error o incidencia en esta materia. Diseño, Preimpresión e Impresión Wolters Kluwer España, S.A. Printed in Spain I. CÓDIGO CIVIL Y JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 1881 Cuando en el mes de julio de 1889 comienza la vigencia del Código Civil ya llevaba ocho años en vigor la Ley Enjuiciamiento Civil del 3 de febrero de 1881, que dedicaba su Libro III a la Jurisdicción Voluntaria considerando como actos de jurisdicción voluntaria todos aquellos en que sea necesaria, o se solicite la intervención del juez sin estar empeñada, ni promoverse cuestión alguna entre partes conocidas y determinadas (art. 1811). Resulta sorprendente que los redactores del Código Civil no tuvieran muy en cuenta la previa vigencia de la Ley de Enjuiciamiento Civil y que no procedieran a poner en concordancia ambas regulaciones. La consecuencia más llamativa fue que en el Código Civil se recogieron normas de carácter procesal —cuyo lugar sistemático era la ley procesal, por ejemplo los arts. 689 a 693 que establecen el procedimiento de adveración y protocolización del testamento ológrafo— y que en la Ley de Enjuiciamiento Civil se mantuvieron preceptos que regulaban, por ejemplo, el nombramiento de curadores para los bienes, para pleitos y curadores ejemplares, cuando la institución de la curatela fue suprimida en la redacción originaria del Código Civil, que la recupera en la reforma de octubre de 1983. Solo en alguna de las numerosas posteriores modificaciones del Código Civil se procedió a adaptar las normas procesales a los cambios sustantivos, lo que en no pocas situaciones obligó a una labor de adaptación interpretativa de aquellas normas de procedimiento a la nueva regulación; mientras que numerosos procedimientos de jurisdicción voluntaria siguieron estando formalmente presentes en la ley de enjuiciamiento sin aplicación real, al desaparecer la situación de hecho que en ellos se contemplaba. Del citado art. 1811 se desprenden que el legislador determina la condición de acto de jurisdicción voluntaria por tres notas características; a) la intervención de un juez en su resolución; b) la ausencia de controversia © LA LEY 421 Eduardo Serrano Alonso entre las partes, si hay algún tipo de oposición o de falta de acuerdo entre los que intervienen, se hará contencioso el expediente... y se sujetará a los trámites establecidos para el juicio que corresponda, según la cuantía (art. 1817) y c) para las actuaciones de jurisdicción voluntaria son hábiles todos los días y horas sin excepción . Como en la jurisdicción contenciosa —en su sentido literal no administrativo— también es necesaria la intervención del juez, es la presencia de cuestión o contienda —litigio— entre dos o más partes que el juez debe resolver y la realización de los actos procesales en los días y horas hábiles, los dos elementos diferenciadores de las jurisdicciones voluntaria y contenciosa. No todos los supuestos que la ley de 1881 recogía como actos de jurisdicción voluntaria cumplían con los tres requisitos señalados, como tampoco los cumplen todos los actos regulados como contenciosos; por lo que en alguna medida hay siempre un factor de discrecionalidad legislativa en la inclusión en uno u otro supuesto; el ejemplo más llamativo es el cambio de naturaleza procesal de la declaración de heredero abintestato de los descendientes y del cónyuge que originariamente se recogía como una fase del juicio abintestato —que se regulaba en el Libro II dentro de la jurisdicción contenciosa— y que a partir de la Ley 30/1992 de 30 de abril pasa a ser un acto de jurisdicción voluntaria competencia de los notarios. Esta regulación de la jurisdicción voluntaria se mantiene con escasas modificaciones durante 132 años, si bien con algunos supuestos carentes de aplicación por haber desaparecido de la sociedad las instituciones que contemplaban. La larga vida de la normativa del siglo XIX es de difícil justificación en un país de tantos y frecuentes cambios legislativos, para la que sólo encuentro dos posibles explicaciones; una, la desidia del legislador en afrontar una regulación acorde con las necesidades actuales y otra, la escasa repercusión o mínima relevancia que dentro de la administración de justicia se atribuye a los actos de jurisdicción voluntaria; escasa relevancia que ahora el legislador engrandece como excusa para justificar la reforma en aras de agilizar la justicia. II. LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 7 DE ENERO DE 2000 La Ley Enjuiciamiento Civil de 7 de enero de 2000 nace con la finalidad de establecer un sistema procesal adecuado a las exigencias sociales a las 422 © LA LEY El Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria y la modificación del Código Civil que difícilmente podía hacer frente la Ley de 1881, que entre sus características estaba la de regular un numeroso conjunto de procesos que eran opuestos a la claridad y celeridad que son exigencias mínimas para lograr una justicia razonablemente eficaz y rápida. En la Disposición Derogatoria Única de la ley se recoge la derogación de la Ley Enjuiciamiento Civil de 3 de febrero de 1881, salvo... el Libro III sobre jurisdicción voluntaria. En tanto no entre en vigor la Ley sobre Jurisdicción Voluntaria, las referencias al procedimiento contencioso procedente contenidas en el Libro III se entenderán hechas al juicio verbal. En la Disposición Final Decimoctava se ordenaba: en el plazo de un año a contar desde la fecha de entrada en vigor de esta Ley, el Gobierno remitirá a las Cortes Generales un Proyecto de Ley de Jurisdicción voluntaria; como la ley entró en vigor, según la actual Disposición Final Vigésima Primera, al año de su publicación en el Boletín Oficial del Estado y como se publicó en el BOE del día 8 de enero de 2000, la Ley entró en vigor el 8 de enero de 2001, por lo que el Gobierno tenía de plazo hasta el 8 de enero de 2002 para presentar a las Cortes Generales el Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria; plazo que se ha incumplido sin que ninguno de los sucesivos Gobiernos se haya molestado en dar algún tipo de justificación. En estos doce años transcurridos desde la finalización del plazo legal para presentar el Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria sólo ha habido un intento serio con un Proyecto de Ley en el año 2006 que no llegó a ser discutido, por disolución de las Cortes. En este Proyecto se apuntaban ya alguna de las notas que se recogen en el actual Proyecto de Ley, como es atribuir competencia para su conocimiento a profesionales del derecho distintos del juez. El Anteproyecto de Ley del Ministerio de Justicia fue informado por el Consejo General del Poder Judicial el 27 febrero de este año 2014, informe que contiene diversas objeciones que nosotros compartimos, en concreto la atribución de competencias a los notarios en materia de separación y divorcio. La Exposición de Motivos del Proyecto justifica este reparto en los siguientes términos: «De la separación de determinados asuntos del ámbito competencial de los Jueces y Magistrados sólo cabe esperar, pues, beneficios para todos los sujetos implicados en la jurisdicción voluntaria: para el ciudadano, en la medida en que ello debe tener como consecuencia, cuan© LA LEY 423 Eduardo Serrano Alonso do precise la actuación del Estado para la actuación de un determinado derecho, una mayor efectividad de sus derechos sin pérdidas de garantías, para Secretarios judiciales, Notarios y Registradores de la Propiedad y Mercantiles, por la nueva dimensión que se les da como servidores públicos, consecuente con su real cualificación técnica y el papel relevante que desempeñan en el tráfico jurídico; y, en último término, para Jueces y Magistrados que pueden centrar sus esfuerzos en el cumplimiento de la esencial misión que la Constitución les encomienda, como exclusivos titulares de la potestad jurisdiccional y garantes últimos de los derechos de las personas». Justificación que se completa con otra referida a la necesidad y conveniencia de descargar de trabajo a los jueces, mediante el procedimiento de reducir el ámbito de la verdadera función jurisdiccional, limitando el número de controversias que son contenciosas, o si se prefiere, en las que hay un verdadero litigio. La primera de las razones que se invocan, aligerar la carga de trabajo de los jueces, sacando de su conocimiento la mayoría de los actos de jurisdicción voluntaria, es relativamente cierta, porque el número de asuntos voluntarios de los que hasta ahora conocen los jueces supone un reducido número dentro del volumen de asuntos que resuelven, por lo que esta supresión o eliminación no va a repercutir de forma sensible en una mayor disponibilidad para resolver los asuntos contenciosos. La segunda de las motivaciones se traduce en una redefinición de cuáles son los criterios para determinar que una cuestión sea calificada como contenciosa y cuáles los que implican que un asunto sea voluntario; criterios que implican determinar qué entiende el legislador por jurisdicción voluntaria. III. EL CONCEPTO DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN EL PROYECTO DE LEY El Proyecto de Ley no se detiene en dar de un concepto de jurisdicción voluntaria, lo da por conocido y aceptado, limitándose a indicar que son expedientes de jurisdicción voluntaria los que la ley ha previsto como tales, explicación que oculta las dificultades para lograr un concepto básico de la misma. Según la Exposición de Motivos, la ley define su ámbito de aplicación sobre una base puramente formal, sin doctrinarismos, entendiendo que sólo serán de aplicación los preceptos que la conforman a los expe424 © LA LEY La presente obra constituye un Homenaje al Profesor Manuel García Amigo, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, en la que han participado profesores universitarios de toda España y juristas de diferentes ámbitos. Los trabajos que la forman abarcan no sólo todas las partes en que tradicionalmente se divide el Derecho civil, sino también otros ámbitos jurídicos tales como el Derecho administrativo, penal, mercantil y la Filosofía del Derecho. De ahí el título de la obra. La obra se divide en cinco partes: la Parte Primera dedicada a la Parte General del Derecho civil y al Derecho de la persona; la Parte Segunda al Derecho de obligaciones y contratos; la Parte Tercera dedicada a los Derechos reales; la Parte Cuarta al Derecho de familia; y la Parte Quinta al Derecho de Sucesiones. www.laley.es Coexisten en la presente obra estudios de corte secular junto a trabajos de contenido acorde con los tiempos y necesidades actuales. Es en resumen, una obra de contenido muy diverso.