ASOCIACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIOS GNÓSTICOS, ANTROPOLÓGICOS, PSICOLÓGICOS Y CULTURALES A. C. Matrícula Cámara de Comercio S0-500484 de 2004 Personería jurídica 1294 de 1990. NIT. 800-160659-0 E-mail: asociaciondeestudiosgnosticos@yahoo.com WEB : www.acegap.org EL MUNDO DE APARIENCIAS Y NUESTRO JUICIO C omo hemos dicho muchas veces nuestra vida es como una película; película que como es natural está compuesta por muchos cuadros y escenas. No conviene en modo alguno identificarnos con ninguna escena, con ningún cuadro, con ninguna apariencia, porque todo pasa: pasan las personas, las cosas, las ideas... Todo en el mundo es ilusorio. Cualquier escena de la vida por muy fuerte que ella sea, pasa y queda atrás en el tiempo. Lo que nos debe interesar a nosotros es eso que se llama Ser, Dios, el Padre Nuestro que está en secreto. Eso es lo fundamental porque el Ser no pasa. Cuando nos identificamos con las distintas comedias, dramas y tragedias de la vida, caemos como es obvio, en la fascinación y en la inconsciencia del sueño psicológico. Por muy grave que sea una circunstancia de la vida, no debemos identificarnos con ella, porque pasa. Por eso se dice vulgarmente “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. Todo es ilusorio, pasajero. Muchas veces uno se encuentra en la vida algunos problemas difíciles; no encuentra uno la salida, la solución y éste se vuelve enorme, monstruoso, gigantesco ante nuestra mente; entonces sucumbe uno ante las preocupaciones: ¿Cómo haré? ¿Qué haré? Pero llega el momento en que nos decidimos a afrontar el problema tal cual es, entonces vemos que el problema queda en nada; vemos que es de naturaleza ilusoria. Pero el realismo de los problemas suele volverse tan crudo ante nuestra mente, que no le encontramos salida por ninguna parte; y ello se debe a que estamos identificados con ese evento. Si uno procede a no identificarse jamás con ninguna situación, lograremos estar siempre Alerta, y en este estado descubriremos nuestros defectos psicológicos. Nuestra Conciencia está embotellada entre esos defectos, pero si los eliminamos, la Conciencia despertará radicalmente, entonces podremos ver, palpar, oír y tocar las grandes realidades de los Mundos Superiores. Normalmente se ha visto que los problemas obedecen al miedo. El “YO” del temor mantiene los problemas vivos. Se teme a la vida, tememos al “qué dirán”, al “dicen que dicen”, a la miseria, al hambre, a la desnudez, a la cárcel; a todo se le teme y debido a ello los problemas se hacen fuertes. Tenemos un problema económico, por ejemplo, tememos la ruina; que si no pagamos la deuda, nos meten en la cárcel, etc. En un problema de familia, tememos el “dicen que dicen”, a la lengua viperina, al escándalo, los intereses creados etc. Si tenemos que pagar el alquiler de una casa y no hay dinero, tememos que nos lancen a la calle, hasta pasarnos noches desvelados, pensando que el arrendador ha de llegar y sacarnos a la calle. No hay que olvidar que todo pasa, lo que sucede es que hay que eliminar el “Yo” del temor, y así poder vivenciar que existimos en un mundo fugaz, ilusorio donde todo se esfuma, todo se vuelve nada. Sin eliminar tal “Yo” del temor no se podrá captar, palpar, ver esta gran realidad, vivimos en un mundo de apariencias, y de ello no caemos en cuenta, por eso vivimos engañados. Cada uno de nosotros ve el mundo de apariencias como lo proyectan nuestros propios defectos psicológicos. ¿Cómo vemos a nuestros semejantes? Cada uno ve en el prójimo sus propios defectos. Lo que nosotros le señalamos a otros, lo tenemos muy sobrado; juzgamos a otros como nosotros somos. ¿Ya analizó la antipatía mecánica? De pronto sentimos antipatía, sin motivo alguno por otra persona, pero, ¿por qué? Si nunca la habíamos visto, si la acabamos de conocer. ¿Qué ha sucedido? Pues que hemos proyectado sobre nuestra víctima nuestros mismísimos defectos psicológicos. Lo más probable es que hemos visto en esa persona el defecto más grave que cargamos, y a nadie le gusta verse desenmascarado. Esa persona se ha convertido en un espejo donde nosotros nos vemos a sí mismos tal cual somos. Si estamos Auto-observándonos, no nos identificamos con esa persona, no nos dejamos atrapar por las apariencias, no la criticamos, antes bien, nos auto-criticamos, y descubriríamos un defecto nuestro que se ha reflejado en aquella persona. Uno debe saber vivir, en vez de sentir antipatías mecánicas, vale la pena que nos investiguemos a sí mismos. En vez de suponer que fulano es así o “asao” y que resulte que ni es así ni es “asao”, que es completamente diferente, y que nuestro juicio es equivocado y falso, todo eso se debe a que hemos perdido la capacidad de autoCriticarnos. Vemos los hechos ajenos y tenemos la tendencia a interpretarlos erróneamente; así que nuestros defectos nos vuelven injustos para con el prójimo. Es indispensable transformar las impresiones para tomar Conciencia de que vivimos en un mundo de apariencia: Juzgamos los actos ajenos en forma equivocada, de acuerdo con nuestro Ego y el resultado es la calumnia; y está demostrado que todos calumnian a todos. Resulta que al juzgar nuestro juicio no coincide con la realidad del hecho; y al haber juicio equivocado se ofende al prójimo y también se ofende a sí mismo. Saber vivir es muy difícil porque vivimos en un mundo de apariencia, ilusorio, al cual tenemos la tendencia siempre de identificarnos, olvidando lo esencial que es el Ser. Dentro de nosotros existen factores psicológicos que ignoramos y que jamás admitiríamos tener. La Conciencia está condicionada en forma sub-conciente, es decir, está dormida, y si tenemos la Conciencia dormida, ¿cómo podríamos en verdad conocernos a sí mismos, cómo podemos conocer a los demás? ¿Cómo podríamos conocernos a sí mismos, si jamás dirigimos la inteligencia hacia nuestro interior? Si nunca nos acordamos de sí mismos debido a que estamos identificados por los distintos eventos de la vida que llegan a nosotros, nunca dirigimos la Conciencia hacia dentro, debido a que los problemas de la vida nos tienen atrapados, y creemos que son eternos; debido a nuestro estado de sub-Conciencia no nos damos cuenta que tienen un principio y un fin; tenemos la mente demasiado ocupada en las cosas ilusorias, en lo que es pasajero; estamos en un estado de coma espantoso. Debemos reflexionar en esto: 1. No nos conocemos a sí mismos. 2. Proyectamos o vemos en los demás nuestros propios defectos. 3. Juzgamos equivocadamente las acciones de los demás. 4. Las acciones no coinciden con el juicio emitido. 5. El juicio que emitimos, es en verdad el propio defecto psicológico que sobre el prójimo hemos proyectado. En síntesis: el prójimo nos está sirviendo de espejo, pero nosotros no nos damos cuenta, por nuestra inconsciencia; estamos tan identificados con los sucesos, con el mundo de apariencia, que ni remotamente se nos ocurre reflexionar en todas estas cuestiones, vivimos en el sueño psicológico.