José de Espronceda La vida: Espronceda nace en Badajoz en 1808, año crucial para España por el motín de Aranjuez contra el Primer Ministro Godoy, la abdicación de Carlos IV y la invasión de la península por las tropas napoleónicas. Muy joven, casi un muchacho, preside la sociedad de los Numantinos y, catalogado de conspirador , es condenado a cinco años de reclusión en un convento de Guadalajara. Al salir, aún no cumple los veinte años. Se dirige a Portugal −con poco dinero y muchas ansias de aventura− y allí se enamorade la hija de un liberal emigrado: Teresa Mancha. Sin embargo, ella se va a Inglaterra, donde contrae matrimonio con un acaudalado comerciante. Mientras tanto, Espronceda participa en parís en las luchas revolucionarias contra la familia Borbón y en un complot contra el régimen absolutista de Fernando VII. Se reencuentra con Teresa, ya casada en Inglaterra, la rapta y la conduce a Francia. Vuelve a España en 1832, gracias a la amnistía. Teresa lo abandona, pero el poeta la reconquistauna vez más, para ser abandonado más tarde, en forma definitiva. Luego, en 1839, muere Teresa. Espronceda continúa en España su vida agitada y sufre un nuevo destierro en 1833. Después se desempeña como perodista, diputado y militante del Partido Progresista. Muere poco antes de contraer matrimonio, en 1842, víctima a una afección a la garganta. Como puedes apreciar, Espronceda simboliza, en amor y en política, el arquetipo de romántico rebelde a toda autoridad y a toda norma impuesta por la razón. Sólo lo impulsan la pasión, la vehemencia, el frenesí de la vida: "Yo me arrojé, cual rápido cometa, en alas de mi ardiente fantasía; doquier mi arrebatada mente inquieta dichas y triunfos encontrar creía." Busca hacer realidad sus ilusiones, pero ellas desembocan en el desengaño ante una realidad frustante o ante el fracaso de un amor no logrado en plenitud. De sus sueños y realidades provienen el entusiasmo, la estridencia, amargura y desesperación vertidos en su obra. En torno a Larra y a Espronceda se ha dicho que ambos "son por su vida las dos figuras más representativas del momento romántico español; en ambos vemos idéntica turbulencia sentimental, el mismo gesto de desengaño ante el fracaso de las ilusiones". Sin embargo, si el primero "sabe poner sordina a la expresión de su íntimo desasosiego", en el segundo, "todo adquiere un tono estridente y frenético". La obra: Espronceda comenzó su carrera literaria con poemas de estructura neoclásica. Mas, prontamente, el Romanticismo le brinda los temas y la libertad adecuados a sus sentimientos e ideas. Dentro de la línea romántica, José de Espronceda escribe una serie de poesías breves en las cuales exalta la figura del rebelde, del revolucionario y del hombre marginado de la sociedad. Recordemos algunos títulos: Canción del Pirata, El Canto del Cosaco, El Mendigo, El Verdugo. Estos personajes están vistos desde una perspectiva idealizada, pues el poeta los siente en rebeldía frente a las imposiciones sociales para vivir según el arbitrio personal. En la Canción del Pirata, evoca, al modo byroniano, la libertad sin freno del bandido del mar. 1 En El Mendigo, elogia la vida miserable pero libre del limosnero frente a una sociedad cobarde y corrupta. A través de estos poemas, Espronceda rechazalo que él considera una sociedad oprimida por convencionalismos, indiferente al dolor y cruel. En cuanto a la estructura formal, el poeta no se ajusta a ninguna norma retórica tradicional, sino que se deja llevar por su espontánea libertad creadora. El Estudiante de Salamanca, extenso y heterogéneopoema, es una de las composiciones más famosas de Espronceda. Consta de cuatro partes: unas líricas, otras narrativas y otras dramáticas. El tema está tomado de una leyenda española basada en la vida del estudiante Lisandro, quien, como castigo por su vida licenciosa, vio un día pasar el cortejo de su propio entierro. En la obra, el protagonista es don Félix de Montemar, segundo Don Juan Tenorio, / alma fiera e insolente, / irreligioso y valiente, / altanero y reñidor. Su desenfado ante la vida lo lleva a repudiar a su enamorada Elvira y a matar al hermano de ella. Las aventuras de don Félix terminan cuando contrae matrimonio con una espantosa calavera, a quien sigue por intrincadas y neblinosas calles, creyendo ir tras una misteriosa y desconocida mujer. La obra abunda en elementos románticos: la presencia seductora y arrogante del protagonista, la pasión de la frágil Elvira, la persecución octurna de la "blanca dama", los espectros de la cripta la visión macabra del propio entierro y de la mujer−calavera. En 1840 Espronceda escribió El Diablo Mundo, largo poema que tiene similitud con el Fausto de Goethe. Tiene como protagonista a un envejecido Adán, quien, gracias a la intervención mágica de la diosa Vida, rejuvenece. En esta segunda juventud, Adán sufre una serie de desengaños. Como expresa García López en su Historia de la Literatura Española, en esa obra Espronceda intentó hacer un poema simbólico de crítica a la humanidad y, al mismo tiempo, plantear sus dudas metafísicas acerca de Dios, del hombre y del sentido de la Vida y de la Muerte. La obra, dividida en seis cantos, quedó inconclusa. El segundo de ellos, Canto a teresa, evoca su amor a Teresa Mancha. Habla de sus ilusiones, desengaños ante la frustrante realidad y nostalgias por el placer perdido. Aunque el Canto a Teresa está incluído en el Diablo Mundo, es un poema independiente que revela el estado de ánimo del poeta: su felicidad por la evocación de momentos intensamente vividos y su soledad por la ausencia de la mujer amada. Aparte de estas composiciones, Espronceda escribió una novela histórica, al modo de Walter Scott: Sancho Saldaña, y un drama: Blanca de Borbón. A modo de conclusión, podemos decir que Espronceda tiende a la libertad total como creador, sin sujeción a cánones retóricos, sólo atento a las necesidades sugerentes de su propio yo. De este modo abre para la poesía nuevas vertientes expresivas y de procedimientos: el sentido de ritmo, la musicalidad, la adaptación del metro a la idea. Espronceda vivió una existencia romántica durante la cual realizó una obra vehemente y no del todo acabada. 2