PAUL CÉZANNE (Biografía) Cézanne nació en Aix-en Provence, al sur de Francia, en 1839, ciudad en la que pasó los últimos años de su vida y en la que murió en 1906. Fue un pintor vocacional que tuvo que hacer frente a los impedimentos paternos –querían que se convirtiera en un destacado abogado– y a la crítica de arte, que consideraba que su pintura estaba muy lejos de merecer entrar en los museos. Persona severa, de difícil carácter e introvertido, Cézanne siempre desconfió de los críticos y de las instituciones oficiales. Cézanne contó con importantes amigos y pintores, aunque también rompió lazos de amistad con algunos de ellos, como fue el caso de Émile Zola, amigo de infancia que se basó en el infortunio artístico de Cézanne para construir en parte al protagonista de su libro La obra (1886). Llegó a París en 1861. Se inscribió en la Academia Suiza, donde conoció a los jóvenes pintores que luego despuntarían con el apelativo de impresionistas e hizo del Louvre su lugar de estudio por excelencia. Fue compañero y amigo de los pintores impresionistas, en especial de Camille Pissarro, Claude Monet y Auguste Renoir. Cézanne no compartió con ellos la teoría de la pintura al aire libre, condicionada por los cambios lumínicos y atmosféricos; en cambio, sí que se preocupó por cuestiones de composición y perspectiva para lograr insertar cuerpos y objetos en el espacio y conferir así la sensación de profundidad a sus cuadros. PAUL CÉZANNE Retrato de un campesino, 1905-1906 Óleo sobre lienzo. 64,8 x 54,6 cm Museo Thyssen-Bornemisza La pintura de Cézanne arranca con una primera etapa dominada por el color negro y las gamas oscuras. Los asuntos que trataba eran trágicos y manejaba los pinceles con un vigor y una soltura tardobarroca como muestra de su admiración por el pintor romántico francés Eugène Delacroix. Debido al contacto con Pissarro, fundamentalmente, a comienzos de la década de 1870, su paleta se aclaró y sus temas viraron hacia el paisaje, bañistas, retratos y bodegones. En sus cuadros dominaba la idea de composición y volumen, que resolvía mediante la obsesiva aplicación de color con pinceladas cargadas. Su vida fue una continua lucha contra y frente a la naturaleza para comprenderla a través de su temperamento de pintor y para someterla con sus pinceles según su noción de los volúmenes y las formas. Al final de su vida sus temas más recurrentes, aquellos en los que se afanaba para captar la naturaleza en toda su intensidad expresiva, al óleo o con acuarelas, fueron las bañistas, los retratos de amigos, el paisaje de Aix y la montaña de Saint-Victoire. Su pincelada se volvió más constructiva, plana y amplia, de manera que logró sintetizar los volúmenes y los perfiles en formas simples. Éste fue el aspecto más importante de la pintura de Cézanne que retuvieron los jóvenes pintores (Braque, Picasso, Derain) que en 1906 descubrieron sus cuadros en París y a partir de ellos articularon el lenguaje cubista. PAUL CÉZANNE Botella, garrafa, jarro y limones, 1902-1906 Acuarela sobre papel. 44,5 x 60 cm Museo Thyssen-Bornemisza