CREAR SITUACIONES PRACTICAS Jim Greenwood En todos los aspectos del entrenamiento, nos movemos generalmente de la técnica –estableciendo una forma de acción eficaz- hacia la habilidad – utilizando eficazmente la técnica en situación de partido- condicionando las presiones sobre los jugadores según van adquiriendo la habilidad. Esto se aplica tanto a enseñar a pensar como a la forma física. Ya hemos visto este proceso (NdR Libro “Rugby Total”) delimitando la progresión dentro de nuestra sesión estructurada, una progresión básicamente de lo fácil a lo difícil. No es especialmente complicado, pero tenemos que ser conscientes de ello en todo momento. Hay varios elementos que podemos controlar para alterar la presión sobre los jugadores: el número de los que toman parte; el tipo y el grado de la oposición; la velocidad de acción y de repetición; el periodo de tiempo sobre el cual realizamos el ejercicio y el espacio sobre el que operamos. Debemos también tener muy en claro la acción que queremos que asimilen; si es compleja, tenemos que ver si puede ser presentada en partes que tengan sentido y que puedan ser dominadas separadamente sin distracciones de la efectividad final de la acción completa. Y, por supuesto, podemos hacerlo mas fácil explicándolo, según progresamos, relacionando el todo con la situación del partido y las partes con el todo. Lo ultimo requiere una cuidadosa investigación: las palabras idóneas no están siempre disponibles cuando se las necesita, y si no son las idóneas –exactas y brevessimplemente se olvidan. 1. Numero: cuando mayor sea el número, mayor es potencialmente la confusión y menos intensivo es el ejercicio para el jugador individual. Empieza con pocos y ve aumentando. 2. Oposición: este es un factor crítico. Inicialmente debemos reconocer la necesidad de practicar tanto las técnicas ofensivas como las defensivas, que para cada técnica atacante hay una defensiva, y que son igualmente importantes. Pero al adquirir estas técnicas debemos –hasta que los jugadores adquieran un nivel satisfactorio- tener bien claro que aspecto estamos trabajando. Debemos desequilibrar el ejercicio a favor de uno o de otro, disminuyendo gradualmente el desequilibrio según aumenta el nivel. En el nivel técnico mas bajo, empezamos trabajando sin oposición. El mayor volumen de la práctica de pases se hace sin oposición para que los jugadores puedan concentrarse sobre el balon sin preocuparse por los contrarios. Podemos introducir luego oposición pasiva, permaneciendo quieta para ofrecer un punto desde donde pasar o avanzando con el mismo propósito, pero no intentando interferir la acción. Puedes encontrar difícil que la oposición siga tus reglas. Tuvimos un entrenador portugués en un curso de verano al que llamábamos “Defensa Pasiva” por su total incapacidad para reprimir su competitividad: sus buenas intenciones duraban hasta que su adversario –estaban trabajando el maul- hacia contacto, entonces era la guerra total. Siempre que puedas, evítales la oportunidad, colócalos en posiciones establecidas, con los brazos entrelazados, de forma que no puedan interferir demasiado.. Pero la noción básica que hay que lograr es la de una actividad conjunta de aprendizaje: todos tienen su oportunidad. Es importante que lleguen a este punto, pues tendrá que haber un tipo de oposición en el cual ofrezcan mas que una resistencia simbólica, una resistencia inteligente, de forma que los que están aprendiendo sigan haciéndolo. 3. Velocidad de acción es algo que viene con el hábito. Al principio es mejor ralentizar de forma que la técnica se ejecute clara y efizcamente. Esto puede significar empezar andando o trotando. La velocidad de repetición debe ser controlada de la misma forma, empezando con intentos simples y progresando hacia prácticas de presión una vez que se domina la técnica. 4. El tiempo se hace importante con la aparición de la fatiga. Es cierto que la habilidad tendrá que utilizarse bajo condiciones de fatiga durante el partido, y hay algo que decir, por lo tanto, sobre que las prácticas técnicas preparen para esto, como lo hace la preparación física. Pero yo me he dado cuenta que el trabajo técnico se hace mejor cuando los jugadores están frescos y receptivos, y que los ejercicios deben acabar antes que se llegue a un nivel mínimo de energía. 5. El espacio es importante al diseñar los ejercicios, parte por la necesidad de economizar en tiempo y energía, y parte por la necesidad del entrenador de estar lo suficientemente cerca como para entrenar. Si un ejercicio tiene mas movimiento del necesario se pierde la intensidad de repetición; si los jugadores están dispersados, el entrenador estará lejos de algunos de ellos. Es deseable por lo tanto, limitar el movimiento y es recomendable que esto se haga físicamente, manteniendo el trabajo entre la línea de 22 y la de ensayo o usando cuadrados. Los cuadrados –de 10 o 11 mts. de lado, marcados detrás de la línea de balón muerto- son muy útiles para los ejercicios repetitivos. Todo entrenador debe usarlos. Al preparar, el entrenador tiene que utilizar su inteligencia en todo momento. Es igualmente nefasto empezar con un tempo demasiado bajo con un jugador de talento, que empezar con un tempo demasiado alto con un jugador menos dotado. En cualquier caso, los fundamentos son muy importantes: con los jugadores con talento, el error que normalmente cometo es esperar demasiado y progresar demasiado rápido. Otro peligro para el entrenador es hacerse demasiado quisquilloso y dogmático sobre la forma en que exige que se haga el ejercicio. Lo que necesita es tener bien claro los factores claves. Después de todo el juego esta evolucionando constantemente y las ideas del entrenador deben evolucionar con el. Debemos estar siempre aprendiendo de nuestros jugadores, y no lo haremos si los jugadores están robotizados: tenemos que conseguir que sean eficaces y que piensen constantemente. En esto, como en todo lo demás, lo que necesitamos es cooperación. Un entrenador debe hablar con la autoridad basada en su experiencia y reconocimiento de lo esencial, y en su deseo de seguir aprendiendo y experimentando.