Aunque la orden del Cister prohibía el colorido en las vidrieras

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Aunque la orden del Cister prohibía el colorido en las vidrieras porque era una distracción en la
oración, con la llegada del gótico se llenaron de luz las Catedrales y por esa causa surgieron los
artesanos que convertían esa luz en color. Las coloridas vidrieras representaban escenas bíblicas y
leyendas acontecida en el lugar. Eran libros abiertos e ilustrados para una población analfabeta
ávida de aprender. En el interior, vacía de asientos, el pueblo miraba hacia arriba maravillados cada
día mas de esas formas coloreadas. Cada vez más, mirar una vidriera era similar a mirar un cuadro.
La costumbre de proteger las ventanas con vidrios proviene de la época faraónica y de la Roma
imperial y su fabricación se asentó con el descubrimiento de la caña de vidriero, en Siria o Israel
hacia el año 40 A.C. En esta época eran simples vidrios transparentes, pero a partir de la época
carolingia y a través de la cultura islámica se difunde en Europa el arte de la vidriera figurada. En la
edad media, los bastidores que cerraban las ventanas en su mayoría eran de tela encerada, papel
impregnado de aceite, placas de piedra translúcida o trozos de nácar.
En tiempos de Teodorico (521) se sabe que sus soldados rompieron las vidrieras de la iglesia de
Brioude para apoderarse del metal que sujetaba el vidrio, siendo esta cita la primera que se conoce
del empleo del metal para el montaje de los vidrios ya que antes se colocaban en armazones de
piedra o argamasa.
No se sabe exactamente cual es la cuna del pintor de vidrieras, unos dicen que en Alemania devido
a las numerosas escuelas de esmaltado que había, otros en cambio se inclinan por Francia donde se
han encontrado los vestigios mas antiguos de vidrieras, como los fragmentos de vitrales con su
armazón de plomo encontrados por Pilloy en 1872, en el cementerio de Séry - lés - Mézieres. Por
otra parte el vidriero E. Socard al reconstruir unas vidrieras carlovingias afirmó que los primeros
vitrales fueron superficies de vidrio, coloridas en su masa, que representaban dibujos geométricos,
sostenidos por plomos.
Se debe apuntar que el color de las vidrieras venía dado por el propio color del cristal y no por estar
pintados ya que estos no aparecieron hasta el siglo X procedente de Occidente. Los árabes
introdujeron este arte en Europa y lo usaron para decorar los ventanales de sus mezquitas. Las
vidrieras pintadas, que constituyen un arte distinto, de las vidrieras de color, formadas con un
bastidor con varios compartimentos, cada uno de los cuales encerraba un vidrio de coloración
diferente después de aplicarle una capa de esmalte policromo, que se vitrificaba después al horno
quedando transparente. Francia tuvo también un papel muy importante en el desarrollo de este arte;
el monje Teofilo (1140) en su manual "Tratado sobre el arte de construir" (Diversis Artibus) dice
que la pintura al fresco fue el arte genuino de Grecia y la pintura sobre vidrio lo fue de Francia.
En el siglo XI, con los ventanales mas anchos de las iglesias góticas, que suceden a las ventanas
bajas y estrechas de la época románica, abundan como motivos para las vidrieras las escenas
sacadas de la Biblia y la serie de Santos. Ostentan, generalmente, un personaje único, de pie,
ocupando toda la vidriera, que aparece rodeada de una rica franja. Se han encontrado restos de
vidrieras de este siglo montadas sobre un montante de madera. Los artistas vidrieros más
importantes fueron Regenulfo y Balderico, los monjes Bruno y Weruher.
Los mas antiguos monumentos del arte de las vidrieras que nos han llegado datan del siglo XII.
Muestra de ello es la abadía de Saint-Denis construida por orden del abad Suger. Las figuras de las
vidrieras de este siglo se caracterizan por ser de reducidas dimensiones y pertenecen al estilo
bizantino como lo demuestran las catedrales de York, Le Mans, Bourges y Angers. Los motivos mas
comunes son los desnudos, y en los personajes vestidos las ropas aparecen pegadas al cuerpo en las
partes salientes y flotando al viento en su extremidad. El armazón de plomo es burdo y su
disposición poco acertada pues corta a menudo los temas. Viollet-le-Duc transcribe del monje
Teofilo la descripción del proceso de fabricación de una vidriera del siglo XII:
Ante todo, disponed de una tabla de madera plana y de tal longitud y anchura que pueda trazarse
sobre ella el perfil de los batientes de una ventana. Esta tabla ha de estar cubierta de yeso, mojada
en agua y secada después con un lienzo. Una vez bien seca esta preparación, sobre ella el artista
traza las escenas u ornamentos con un estilo de plomo o de estaño. Después, una vez obtenido el
trazo se perfilan los contornos con un pincel en rojo o negro y se marcan los cortes para cada pieza
por medio de un signo o de una letra. Colócanse sobre la tabla trozos de vidrio apropiados y las
líneas principales, que son las de los plomos se calcan en los vidrios, que se cortan luego con un
hierro candente y un bruñidor.
Los pintores de vidrieras mas importantes de este siglo fueron entre otros Walterius y el monje
Robertus que posiblemente trabajó en las vidrieras de Chartres. Las Catedrales góticas mas
importantes que contienen vidrieras del siglo XII son Saint-Denis, Angers, Chartres, Le Mans y
Lyón entre otras.
Con la llegada del siglo XIII, la arquitectura gótica sufrió unos cambios que a la larga benefició
mucho al arte vitral. Esto fue la progresiva delgadez de los muros y el aumento de amplitud del
claristorio de las iglesias. La pintura mural fue desapareciendo de los muros para formar parte de
los vitrales. Debido a ello, nacen ciertos principios referente al dibujo y al color como que los temas
deben desarrollarse totalmente dentro de los espacios dejados por la piedra sin pasar a los
inmediatos; las figuras, adornos, etc., deben estar separados por los plomos; la vidriera debe ser
mosaico de trozos de vidrio de cada color, nunca cuadro. En cuanto a los colores los hay radiantes
como el azul, que esparcen claridad a su alrededor y absorbentes como el rojo que no la esparcen.
los colores unidos son siempre monótonos y por ello deben animarse por las desigualdades, en el
espesor del vidrio antiguo (con el tiempo el vidrio se fue haciendo mas delgado) o por otros medios.
Para fabricar las vidrieras se empezaba por dibujar el cartón, o sea el dibujo de la vidriera marcando
las divisiones de cada color del dibujo, teniendo en cuenta el grueso del plomo que debían de unir
las piezas. Sobre el cartón se sacaban plantillas que se calcaban sobre los diferentes vidrios,
cortando los trozos correspondientes. Los vidrieros medievales, para ahorrarse el colorear los
cartones se valían de unos signos especiales, que dibujaban en las distintas partes del cartón, como
los descubiertos por Juan Bautista Lázaro en las vidrieras de la Catedral de León. El signo X
significaba el rojo; el L el azul, el V el amarillo; la mayor o menor intensidad de cada tono se
representaban por el sistema de la numeración romana, de modo que L I, por ejemplo, representaba
el azul mas fuerte: I X, un rojo mas suave. Cortados los distintos vidrios comenzaba la pintura,
haciéndose esto mediante la grisalla. Esta un compuesto de vidrios pulverizados mezclados con
óxidos metálicos diluidos en sustancias líquidas, llegándose incluso a utilizar vino como disolvente.
Su uso consistía en realizar los contornos de las figuras a realizar, haciéndolo frecuentemente por la
parte interior de la vidriera para protegerla de las inclemencias del tiempo, siendo sus colores mas
habituales el marrón, negro y verde. Una vez aplicada la grisalla se sometían las piezas aisladas de
vidrio a un nuevo proceso de cocción a temperaturas un poco mas bajas para fijar los componentes
vítreos de la grisalla. Una vez enfriados se montaban las piezas sueltas siguiendo el diseño original.
Si en vez de utilizar la grisalla para colorear se utiliza el cristal coloreado el proceso era diferente,
para ello se utilizaban sustancias colorantes (óxidos metálicos) en la pasta vítrea fundida, también
llamados vidrios "de mufla" debido al nombre del horno que se usaba para hacerlos; el punto de
fusión era mas bien bajo, según la mezcla de cada taller oscilaba entre los 300ºC y 900ºC. Por
ejemplo el azul se conseguía con el cobalto o el cobre, el violeta con el manganeso, el verde con el
hierro, el amarillo con la plata, pero el mas complicado de todos de conseguir era el rojo; se solía
emplear hierro mezclado con cobre, pero esta mezcla hacía que color fuese muy oscuro, casi negro,
por lo que se tenía que emplear un cristal muy fino para apreciar el colorido. Su fragilidad y finura
lo hicieron no apto para ponerlo directamente en un vitral, por lo que se inventó una técnica
consistente en poner sobre un cristal trasparente esta fina capa de vidrio de color rojo, creando así
un cristal de doble capa llamada plaqué. Como la gama cromática por entonces era muy limitada se
empezó a utilizar este sistema de plaqueado para conseguir una gama mas amplia de colores. Entre
las uniones mas frecuentes se daban las del verde con rojo, rojo con amarillo y azul con blanco.
Las vidrieras de los siglos XII y XIII se llaman legendarias, por desarrollarse en ellas una leyenda
historiada, vida de santos, la Pasión, etc., comenzándose a leer de arriba a abajo. Como dibujo, las
figuras son algo hieráticas pero muy expresivas. Todos los caracteres inconfundibles han sido
recogidos en algunas de las vidrieras de la Catedral de León, en la que se desarrollan las leyendas
san Ildefonso y san Clemente. Con el desarrollo del arte gótico en el siglo XII, las vidrieras
adquieren mayor importancia, pues en los grandes ventanales y rosetones la armadura de la vidriera,
al tiempo que es el sostén de ésta, se convierte así mismo en un dibujo ornamental complementario.
En esta época se crean los grandes rosetones de las fachadas y en los ventanales se alinean
patriarcas y santos, clérigos y guerreros, ostentando posturas y gestos mas reales; el desnudo
desaparece casi por completo y las vestiduras se presentan plegadas con mas arte y naturalidad,
abundan la ornamentación floral.
Abundan en Francia vitrales de este siglo, de entre todas las Catedrales famosas, la que puede
vanagloriarse de la mas exquisita riqueza y armonía de sus vidrieras es la de Chartres. En España el
conjunto de vidrieras mas importantes son las de la Catedral de León, a caso obra de los vidrieros a
quienes Alfonso X el Sabio declaró "quitos" de impuestos en 1277; a esta época pertenecen las
vidrieras de una ventana del lado Norte (Nº 5) cuya enorme importancia se comprende con saber
que representan las llamadas siete artes liberales, agrupadas en dos disciplinas, el trivium (que
comprendía la gramática, la dialéctica y la retórica) y el quadrivium (la música, la aritmética, la
geometría y la astronomía), así como escenas de cetrería, asuntos circenses, juglares, caballeros...
por otro lado las escenas son pequeñas para la altura a la que se encuentra colocada la vidriera por
lo que tanto por el tema representado, como por la falta de correspondencia entre el tamaño de las
escenas y la ubicación de la misma ha hecho pensar a muchos estudiosos que proceden de otro
lugar, casi con toda seguridad del antiguo palacio de los Reyes de León. Son acaso las vidrieras mas
antiguas y completas de esta clase que se conservan en Europa.
En el siglo XIV, aumenta el colorido de las vidrieras, pues el color rojo se emplea con mayor
prodigalidad y aparece un colorante especial denominado amarillo de plata (sales de plata) que dio
una gama muy variada de ese color y la facilidad de su empleo colorear las medias tintas en la
mufla sobre porciones limitadas por el dibujo, su hallazgo serían muy importante en el arte del
vidriero ya que abriría el camino al empleo de los esmaltes. El descubrimiento del amarillo de plata,
formado de ocre amarillo calcinado, molido y mezclado con sulfuro de plata, viene a revolucionar
no solamente los procedimientos de fabricación, sino el arte mismo de la composición. En efecto,
permite no tener que emplear mas para los dorados el vidrio amarillo coloreado en su totalidad, que
antes había que cortar y poner en el plomo. Desde entonces se puede pintar una figura sobre una
superficie de vidrio blanco y ejecutar un dibujo casi por completo sin recurrir al antiguo mosaico de
vidrio, de hecho, en algunas capillas y palacios se han encontrado verdaderos retratos realizados por
renombrados pintores de su tiempo. Los maestros vidrieros se inspiraron durante este siglo con gran
frecuencia en las maravillosas miniaturas de los manuscritos. Se representaron temas como virtudes
y vicios, obras de caridad y las Beatitudes. Las franjas perdieron importancia, simplificándose, y las
inscripciones lograron, en cambio, mayor protagonismo. Los dibujos son generalmente, de factura
mas fina y aparecen mas trabajadas las sombras, los reflejos y los claroscuros. Como ejemplos de de
notables vidrieras de este siglo podemos destacar el hermoso rosetón de San Nazario en Carcasona
y las vidrieras de las Catedrales de Angers, Beauvais y la capilla de San Piat de Chartres entre otros.
Durante el siglo XV la evolución de la pintura sobre vidrio siguió su perfección. Por lo general, los
dibujos están mas acabados; las partes arquitectónicas aparecen mas estilizadas; los ropajes, la
indumentaria y las armaduras mejor ejecutadas; los Profetas y Apóstoles aparecen vestidos con
túnicas y mantos de gran variedad. Los principales personajes se hallan de pie y en el centro y se
unen entre ellas por otros personajes arrodillados. En cuanto a la fabricación de la vidriera se utiliza
un procedimiento de vidrios dobles, fundidos en dos capas, una de ellas incolora y la otra colorida,
produciendo tonos desconocidos hasta el momento. En este siglo las vidrieras comienzan a llevar la
firma o monograma de sus autores, saliendo así de su anonimato que había regido durante los siglos
precedentes.
Con la llegada de la imprenta se llegó a la situación de que muchos de los modelos y dibujos que
aparecían en los libros fueron copiados, en lugar que el artista desarrollase trabajos originales. Una
novedad muy importante en cuanto a los ornamentos arquitectónicos se refiere es la aparición del
llamado "bosque alemán" u ornamentación silvestre, que empezó siendo finas ramas decorativas
pero que con el tiempo pasaron a representarse hojas, flores, plantas e incluso aves e insectos. Las
franjas casi desaparecieron, sin embargo aumentaron las inscripciones pero de escaso interés
figurando generalmente para justificar la presencia de una banderola. Abundan en este siglo los
artistas vidrieros que pueden agruparse por escuelas siguiendo la clasificación de que establece
Mély. En Francia por ejemplo estaba la Aleçon, Aviñon, Bourges, Bretaña, Champaña (Troyes),
Chartres, Limoges, París, Perpiñan, Orleans, Normandía, Flandes y Lyon. En Alemania la pintura
sobre vidrio se desarrolló en la ciudad de Ulm y en España la escuela de vidrieros se localizaba en
Toledo, Burgos y Ávila.
Con la llegada del siglo XVI tanto el estilo gótico como el arte del vitral estaban llegando a su fin,
debido a la aparición del Renacimiento italiano. Se dio mas importancia a la superposición de color
y se procuró eliminar el plomo, dejando solo el preciso para que sirviera de sostén del conjunto de
la vidriera. Se confió demasiado en la pintura y se descuidó la técnica del esmalte y la cochura, con
lo que el color fue decayendo y quedando uniforme, borrándose los pormenores de las figuras
debido a la carencia de los plomos. La tonalidad también se alteró con el uso de colores neutros,
violetas, amarillos, azules pálidos, rosas, etc. De este estilo son muchas de las vidrieras altas de la
Catedral de León, así como las de Toledo, Ávila y Burgo de Osma. En Europa la vidriera había
pasado de ser mosaico a cuadro, ya que ocupaba todo el ventanal y cuyas escenas y figuras
quedaban cortadas por los maineles y lóbulos de la tracería. En este siglo los árboles genealógicos
que han constituido tema preferente de las vidrieras, se hallan en perfecta armonía con la
configuración de los grandes ventanales y se muestran en diversas disposiciones, así mismo
abundan las inscripciones, las que en algunas ocasiones se dio importancia excesiva. Se copian en
las vidrieras los maestros de la pintura, pero se olvidan las antiguas tradiciones o sea el fin
primordial de la pintura sobre vidrio, que ha de ser una ornamentación, a la que cada una de sus
partes contribuye al efecto de conjunto.
Dos artistas destacan en la pintura sobre vidrio que son Pinaigrier y Juan Cousin; el primero es
considerado como el mas gran colorista que ha existido y el segundo celebre por sus obras
Apocalipsis y el Juicio Final de Vincennes.
En Alemania destaca como maestro vidriero Alberto Durero, al que se atribuyen las vidrieras del
lado norte de la Catedral de Colonia y las del Convento de los Doce Hermanos, descubiertas en
1890 en un granero en Nuremberg; en España abundaron los notables vidrieros sobre todo en
Cataluña, uno de ellos fue J. Gudiol.
La decadencia que se inicia en las postrimerías del siglo XVI, por el abuso del color, el afán de
copiar composiciones pictóricas y la aplicación de esmaltes que producen una lamentable opacidad,
se acentúan en los siglos XVII y XVIII, en los que comienza a introducirse no solo en Francia, sino
en la mayor parte de Europa, la vidriera como complemento ornamental de los edificios y
habitaciones particulares. Las vidrieras de la Catedral de Segovia son las últimas construidas en
España (siglo XVII) por el racionero Herranz, a quien facilitó los vidrios el italiano Denis. De 1746
hay ejemplares en la Catedral de León; un busto de San Froilán y otro de una dama. Esto es un caso
raro, porque en 1639 los canónigos de León acordaban poner vidrios blancos y luego pintarlos, y en
1676 el racionero de Segovia, Herranz, acometiendo por si solo la empresa de hacer vidrieras de
colores, decía "que no había en España ni en Flandes quien las haga". Si se quisiera hacer un
estudio de la evolución de fabricación del vitral ha de visitarse la Catedral de León ya que esta
posee vitrales desde el siglo XIII al XX. La superficie total es de unos 1800 metros cuadrados
distribuidos en 737 vidrieras. Todo lo tiene este conjunto único y asombroso: vitrales de vida civil,
de ornamentación, de grandes figuras, de cuadro; cantidad inmensa de cenefas, de fondos, de
detalles arquitectónicos. La distribución de tantos motivos no está hecha a capricho, sino que
responde a un simbolismo. Los ventanales de la zona baja representan la tierra, pues todas de
ornamentación vegetal, haciendo referencia a la flora, frutos, etc. característicos de esta tierra; la
segunda planta o triforio representa el mundo, simbolizado escudos heráldicos de obispos,
burgueses, artistas o poblaciones que en este caso colaboraron activamente en las restauraciones de
la Catedral; y por último la tercera planta o claristorio representan imágenes de santos y Apóstoles.
Otras vidrieras importantes son las de la Catedral de Toledo y las del crucero de la Catedral de
Ávila. Entre los maestros vidrieros españoles podemos destacar Juan de Santillana, Diego de
Valdivieso y Nicolás de Vergara entre otros.
Poco es lo que se debe al siglo XIX en favor de la resurrección del arte de la pintura de vidrieras. Se
descubrieron una serie de colores nuevos intentando resucitar el arte. Solamente se acometían obras
de restauración procurando hacerlo a la manera antigua. Pero estas restauraciones arqueológicas
útiles desde el punto de vista de la conservación de los vitrales, influyeron negativamente en la
creación de las vidrieras modernas, realizando a bajo precio, y según procedimientos industriales,
vidrieras del siglo XIII o XV.
En la segunda mitad de este siglo se llevó a cabo la restauración de las vidrieras de la Catedral de
León, realizada por J. B. Lázaro de Diego. Como guía fundamental utilizó una obra dedicada al arte
de la pintura sobre vidrio publicada en Bélgica por Lévy. Este autor decía que existía en la
Biblioteca del Escorial un libro del siglo VI, que contenía las mas antiguas nociones de la
construcción de los vidrios de colores. Este libro se buscó y una vez hallado se procedió a la
instalación en la capital leonesa de un taller de vidrería, en la cual, tras vencer algunas dificultades
materiales, se logró la obra de restauración de aquellas vidrieras con asombrosa perfección. Los
primeros ensayos se hicieron con vidrio inglés, pero no fueron del todo satisfactorios a causa de la
excesiva limpieza del mismo. La secreta tonalidad del vidrio viejo se obtuvieron por el empleo en el
recocido de la arena gruesa y la exclusión de la mufla. La pintura de los vidrios fue debida a Alberto
González y Guillermo Bolniega, y fue tal la perfección obtenida, que en la exposición de Bellas
Artes celebrada en Madrid en 1897, se presentaron vidrieras tanto originales como restauradas y el
jurado no supo al final distinguir unas de otras, recibiendo por tal admirable labor la medalla de oro.
Ya en siglo XX, con el arte gótico muy lejano en el tiempo, el arte de la vidriera paso a un plano
secundario; no se suele emplear en lugares religiosos de nueva factura ya que sus interiores suelen
ser mas bien oscuros, basándose su iluminación en la luz eléctrica. Mas bien se utiliza como adorno
en interiores de casas y locales comerciales. Pero como ocurre con todo, el tiempo deteriora las
cosas, unas, por su valor, no interesa su mantenimiento y son sustituidas, otras en cambio, por su
gran valor se hace imprescindible su conservación. Esto es lo que ocurre concretamente con las
vidrieras.
Durante siglos el aire que se respiraba en las ciudades estaba libre de contaminación, pero con la
llegada de la Revolución Industrial hubo un progresivo aumento de la polución. No solo afectó a las
personas sino que también repercutió en el arte y sobre todo en algo tan delicado como es una
vidriera. Por ello se hizo imprescindible la restauración si no se quería perder tal importante
herencia. Los agentes contaminantes se adhieren a las vidrieras y a consecuencia de la lluvia las
descomponen, mas aun como en este caso que en la etapa gótica la temperatura de fusión era la mas
baja de todas (le seguía la románica y después la renacentista). Una manera de proteger las vidrieras
consiste en el método de acristalamiento isotérmico. Veamos un poco en que consiste. Primero se
quita la vidriera a restaurar y se pone en su lugar un cristal que cierra totalmente el ventanal; a unos
pocos centímetros hacia el interior se instala después la vidriera ya restaurada dejando a su
alrededor una pequeña rendija para que pueda circular el aire del interior por la cámara así formada
entre los dos vidrios, de este modo el vitral queda protegido de las inclemencias del tiempo y
agentes contaminantes. Este sistema es el mas sencillo empleado en la actualidad en este tipo de
restauraciones, pero requiere una breve explicación para entender su funcionamiento: En su
situación primitiva la vidriera es una fina y delicada divisoria entre el interior y el exterior del
edificio expuesta a roturas e inclemencias del tiempo, esto supone que la temperatura de un lado y
otro del cristal sea muy grande y se produzca una condensación que a la larga es muy perjudicial.
Con el cerramiento isotérmico el único afectado es el cristal exterior, menos importante y de fácil
sustitución. Con la cámara interior entre los dos cristales se pretende que la vidriera tenga
prácticamente la misma temperatura entre sus dos caras y se eviten las condensaciones que solo se
producen en el cristal nuevo. El aire que circula alrededor del original mantiene a este
permanentemente seco.
www.catedralesgoticas.es
Jesús Pérez Adán
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