BLANCOS Y ROJOS Joachim Hahn “La crisis del medio ambiente es la manifestación externa de una crisis mental y espiritual” L.K. Caldwell En el transcurso de los últimos dos millones de años la especie humana se ha ido reproduciendo y cubriendo la faz de la tierra de manera asombrosa, alterando el medio que la rodea de manera tímida y restringida en un principio, pero acelerando el cambio en profundidad y extensión con el aumento en número de individuos y con los descubrimientos científicos y tecnológicos. Hasta tal punto ha llegado el ansia de expansión del hombre, que ya ha comenzado a dar sus primeros pasos en el espacio, intentando replicar la epopeya de los descubrimientos y colonizaciones de continentes y países en el pasado. Ante esta ansia conquistadora innata han cedido selvas, montañas, ríos y océanos al igual que países, culturas, imperios y civilizaciones. El paso del hombre ha dejado su marca imborrable en el universo. Marca muchas veces dolorosa, destructiva, profundamente alteradora. En años, a veces en pocos meses, han desaparecido por acción humana espacios lo mismo que culturas en cuya creación la naturaleza invirtió miles y hasta millones de años. Razas de hombres, especies animales y vegetales, paisajes enteros han sido desplazados, aniquilados o transformados cuando se interponían al ansia expansiva del ser humano. En verdad el pie del hombre ha dejado tras sí un rastro de triste desolación, cubierto hoy en día por toneladas de concreto y acero para que nadie se dé cuenta. Observar esta destrucción de la naturaleza es como ser testigo del incendio de una gran biblioteca: cuántos libros perdidos para siempre! ¡Cuánto arte, cuánta ciencia, cuánto regocijo, cuántos beneficios devorados por las llamas y convertidos en calor, humo y cenizas! De todas las razas humanas durante el último milenio, la caucásica ha descollado por la velocidad de su expansión, por la profundidad de los cambios culturales causados, por su ansia de poder y riqueza y por la alteración destructiva de lo que la rodea. 37 Huellas 15 Uninorte. Barranquilla pp. 37 – 42 Diciembre 1985 ISSN 0120-2537 HASTA TAL PUNTO HA LLEGADO EL ANSIA DE EXPANSION DEL HOMBRE, QUE YA HA COMENZADO A DAR SUS PRIMEROS PASOS EN EL ESPACIO, INTENTANDO REPLICAR LA EPOPEYA DE LOS DESCUBRIMIENTOS Y COLONIZACIONES DE CONTINENTES Y PAISES EN EL PASADO. por el rojo sangre del atardecer- él se detiene un momento en actitud de oración. El no ve la necesidad de separar un día de siete como día santo, ya que para él todos los días son de dios”. Era tan importante la tierra dentro de la filosofía indígena, que Smohalla -de la tribu Sokulkrespondía en 1850 de la siguiente manera a las enseñanzas de los ingleses: Madre Tierra Al parecer no ha sucedido lo mismo en otras razas, especialmente en las llamadas “primitivas”, que han mantenido, un contacto cercano y prolongado con la naturaleza, incorporando a su Filosofía sentimientos de afecto profundo y respeto religioso por ella, expresados claramente -por ejemplo- en él testamento de Lutero Oso-de-pie, jefe Lakota norteamericano nacido hacia 1866: “Tú me pides que cultive la tierra. ¿Debo coger un cuchillo y romper el pecho de mi madre? Entonces, cuando yo muera, ella no me permitirá reposar en su regazo. Me pides que extraiga piedras. ¿Debo hurgar bajo su piel en busca de sus huesos? Entonces, cuando yo muera, no podré entrar en su cuerpo para renacer. “EI lakota era un naturista verdadero -un amante de la naturaleza. El amaba a la tierra y todas las casas sobre ella, creciendo ese aprecio con su edad. La gente vieja llegaba a amar literalmente a la tierra y se sentaban o reclinaban sobre el suelo con un sentimiento de cercanía a un poder maternal. Era bueno para la piel tocar la tierra y la gente vieja gustaba quitarse los mocasines y caminar con los pies descalzos sobre la sagrada tierra. Sus tipis (tiendas), eran construidos sobre la tierra y sus altares eran hechos de tierra. Las aves que volaban por el aire venían a reposar sobre la tierra y era también el sitio de descanso final para todos los seres que viven y crecen. El suelo aliviaba, fortalecía, limpiaba y sanaba. Me pides que corte el pasto, haga heno, lo venda y sea rico como los hombres blancos. ¿Pero cómo osaré cortarle el cabello a mi madre?” Expresando el afecto que le merecía su tierra, un jefe de los indios Nez Perce decía: “La tierra fue creada con ayuda del sol y debería dejarse tal como era ... El país se hizo sin fronteras, y no hay justificación que pueda dividirlo ... Yo veo a todos los blancos enriqueciéndose, y veo su deseo de darnos tierras sin valor ... La tierra y yo tenemos una misma mente. La medida de la tierra y la de nuestros cuerpos es la misma. Dinos, si puedes decirlo, que fuiste enviado por la Fuerza Creadora para hablar con nosotros. Tal vez tú pienses que el Creador te envió acá para disponer de nosotros como te plazca. Si yo pensara que fuiste enviado por el Creador, yo podría pensar que tienes derecho a disponer de mi. No me malinterpretes, pero entiéndeme completamente acerca de mi afecto por la tierra. Yo nunca dije que la tierra fuera mía para hacer con ella lo que quisiera. El que tiene derecho a disponer de ella es quien la creó. Yo reclamo el derecho a vivir sobre mi tierra y te acepto el privilegio de vivir sobre la tuya”. Por eso el indio viejo todavía se sienta sobre la tierra en vez de colocarse encima de sillas, lejos de sus poderes vitales. Para él, sentarse o acostarse sobre el suelo es ser capaz de pensar más profundamente y de sentir más intensamente; él puede entender mejor los misterios de la vida y sentirse más cercano a otras vidas por encima de él...” La naturaleza era una manifestación del ser supremo, a quien se adoraba por su intermedio, tal como lo expresa en 1911 Ohiyesa, médico dakota: Cuando los blancos propusieron a los Pies-negros comprarles sus tierras, éstos les respondieron de la siguiente forma: “Siempre que durante una cacería el hombre rojo encuentra una escena de sublime belleza -una nube negra con el brillo del arco iris sobre la montaña, una cascada blanca en el corazón de un estrecho verde, una llanura coloreada “Nuestra tierra es más valiosa que tu dinero. Permanecerá para siempre. 38 Ni siquiera por las llamas podrá desaparecer. Mientras el sol brille y las aguas fluyan, esta tierra estará aquí para dar vida a hombres y animales; por ello no podemos vender estas tierras. Fue puesta aquí para nosotros por el Gran Espíritu y no la podemos vender porque no nos pertenece. Tu puedes contar tu dinero y quemarlo, pero solamente el Gran Espíritu puede contar los granos de arena y las hojas de la hierba de estas llanuras. Como un regalo para ti, te daremos todo lo que tenemos que puedas llevar contigo; pero la tierra, nunca”. Ahora nuestros caballos necesitan una mezcla de comidas; ellos tienen menos resistencia y deben tener cuidados constantes. Es lo mismo con los indios; tienen menos libertad y son presa fácil de la enfermedad. En los viejos tiempos ellos eran rugosos y saludables, tomaban agua pura y comían la carne del búfalo, que tenía un gran territorio, sin estar encerrados como el ganado de hoy en día". “TU ME PIDES QUE CULTIVE LA TIERRA. DEBO COGER UN CUCHILLO Y ROMPER EL PECHO DE MI MADRE? ENTONCES, CUANDO YO MUERA, ELLA NO ME PERMITIRA REPOSAR EN SU REGAZO”. Hacia 1911 el término “ecología” existía sólo en la mente y algunos escritos de Ernst Haeckel, pero ya Okute , un iletrado indígena Sioux expresaba sus ideas acerca de la naturaleza de una manera sorprendentemente cercana a nuestros más modernos conocimientos: Aunque los indígenas norteamericanos cazaban, pescaban y talaban los bosques para sobrevivir, lo hacían de una manera relativamente cuidadosa, en cierta forma conscientes de la importancia de proteger su medio. Lutero Oso-de-pie lo expresa así en su testamento: “Desde mi niñez he observado las hojas, los árboles y la hierba, y nunca he encontrado dos iguales. Ellos pueden tener un parecido general, pero examinándolos he hallado que ellos difieren ligeramente. Las plantas son de familias diferentes es lo mismo con los animales es lo mismo con los hombres; hay un lugar que es el mejor adaptado para cada uno. Las semillas de las plantas son llevadas por el viento hasta que llegan al sitio donde crecerán mejor donde la acción del sol y la presencia de humedad son los más favorables para ellas, y allí enraizan y crecen. Todas las criaturas vivas y las plantas son un beneficio para alguien. Algunos animales cumplen su propósito por actos definidos. Los cuervos, los halcones y las moscas son un poco similares en su uso, e inclusive las serpientes tienen un objeto de ser. En los días lejanos los animales probablemente vagaban por un territorio muy amplio hasta que encontraban un lugar apropiado. Un animal depende en gran parte de las condiciones naturales a su alrededor. Si los búfalos estuvieran aquí hoy, pienso que ellos serían muy diferentes de los búfalos de los viejos tiempos porque todas las condiciones naturales han cambiado. Ellos no encontrarían el mismo alimento ni los mismos alrededores. Nosotros vemos el cambio en nuestros ponies. En los viejos tiempos ellos podían aguantar grandes esfuerzos y viajar grandes distancias sin agua. Ellos vivían de ciertos tipos de alimento, y bebían agua pura. “La relación con todas las criaturas de la tierra, el cielo y el agua era un principio real y activo. Para el mundo de los animales y las aves existía un sentimiento fraternal que mantenía a los lakotas seguros entre ellos, y tan cercanos llegaban a estar algunos lakotas de sus amigos emplumados y peludos, que en verdadera hermandad ellos hablaban un lenguaje común. El antiguo lakota era sabio. El sabía que el corazón humano alejado de la naturaleza se volvía duro; él sabia que la falta de respeto por los seres que crecen y viven pronto conduce a la falta de respeto por los seres humanos”. EL ARBOL DICE, “NO. ME DUELE. NO ME HAGAS DAÑO”. PERO ELLOS LO CORTAN Y LO DESGAJAN TODO. EL ESPIRITU DE LA TIERRA LOS ODIA. ELLOS REVIENTAN LOS ÁRBOLES Y REVUELVEN LA TIERRA HASTA SUS PROFUNDIDADES. Blancos y Rojos La fiebre del oro en California fue legendaria. AIIí se mostró el hombre blanco insaciable, inescrupuloso y destructor como en tantas otras ocasiones a lo largo de la historia. Una anciana indígena wantu se refiere con amarga tristeza a esa época, diciendo: 39 más tarde sería la ciudad de Seattle, el jefe Seattle dijo en 1855: “La gente blanca nunca se preocupó por la tierra, ni por el venado ni el oso. Cuando nosotros los indios matamos, comemos toda la carne. Cuando excavamos raíces, hacemos pequeños huecos. Cuando quemamos los pastos por los saltamontes, no arruinamos las cosas. Nosotros sacudimos las nueces y las avellanas. Nosotros no cortamos los árboles. Nosotros usamos únicamente madera seca. Pero la gente blanca revuelve la tierra, tumba los árboles, mata todo. El árbol dice, ‘No. Me duele. No me hagas daño’. Pero ellos lo cortan y lo desgajan todo. El espíritu de la tierra los odia. "Mi gente es poca. Ellos se parecen a los dispersos árboles de una planicie azotada por la tormenta... Hubo una época en que nuestra gente cubría la tierra como las olas del mar agitado por el viento cubren su lecho tapizado de caracoles; pero ese tiempo hace mucho ha pasado, junto con la grandeza de las tribus que ahora son sólo un triste recuerdo ... Para nosotros las cenizas de nuestros ancestros son sagradas y su lugar de descanso es tierra santa. Ustedes deambulan alejados de las tumbas de sus ancestros, al parecer sin lamentarlo. Su religión fue escrita sobre tablas de piedra por el dedo férreo de su dios para que no la pudieran olvidar. El hombre rojo nunca pudo comprender ni recordar eso. Nuestra religión es la tradición de nuestros ancestros - los sueños de nuestros viejos, dados a ellos en las solemnes horas de la noche por el Gran Espíritu, y las visiones de nuestros brujos, y está escrita en el corazón de nuestra gente. Ellos revientan los árboles y revuelven la tierra hasta sus profundidades. Ellos cortan con sierras los árboles. Eso les hace daño. Los indios nunca hacemos daño a nadie, pero la gente blanca lo destruye todo. Ellos hacen explotar las rocas y las dispersan por el suelo. La roca dice, ‘No lo hagas. Me estás haciendo daño’. Pero la gente blanca no le pone atención. Cuando los indios usan rocas, toman las pequeñas, redondeadas, para su cocina. . . ¿Cómo puede el espíritu de la tierra querer al hombre blanco?... En todas partes donde el hombre blanco la ha tocado, está adolorida”. Vuestros muertos dejan de amaros, igual que a la tierra que los vio nacer, tan pronto como atraviesan las puertas de la tumba y viajan más allá de las estrellas. Ellos pronto son olvidados y jamás regresan. Nuestros muertos jamás olvidan el maravilloso mundo que les dio la existencia ... Lutero Oso-de-pie dice lo siguiente acerca de las diferencias en las maneras de pensar entre su gente y los ingleses: “Nosotros no pensamos que las grandes llanuras abiertas, las bellas colinas ondulantes y los retorcientes riachuelos cubiertos por entrelazada vegetación fueran ‘salvajes’. Solamente para el hombre blanco la naturaleza es ‘salvaje’ y sólo para él la tierra estaba ‘infestada’ con ‘salvajes’ animales y hombres. Para nosotros era tierra. La tierra era rica en dones y estábamos rodeados por las bendiciones del Gran Misterio. Sólo hasta que el peludo hombre de occidente vino y con brutal frenesí repartió injusticias sobre nosotros y las familias que amábamos, nos pareció ‘salvaje’. Para nosotros empezó el ‘salvaje oeste’ cuando hasta los animales del bosque empezaron a huir de la presencia del hombre blanco”. Cuando el último hombre rojo haya desaparecido y la memoria de mi tribu sea un mito entre los hombres blancos, estas playas se llenarán con los invisibles muertos de mi tribu, y cuando los hijos de vuestros hijos se crean solos en el campo, en la playa, en la tienda o en el silencio de los bosques sin camino, ellos no estarán solos ... Por la noche cuando las calles de vuestras ciudades y pueblos estén silenciosas y las creáis desiertas, rebosarán con los espíritus en retorno que una vez las habitaron y que todavía aman a esta bella tierra. El hombre blanco jamás estará solo”. La matanza de búfalos en las llanuras norteamericanas tuvo proporciones enormes: de los 60 millones que existían a comienzos de la colonización blanca, sólo unos pocos sobrevivían en apartados rincones canadienses hacia 1890. Hablando de los blancos durante el discurso por medio del cual hizo entrega de las tierras de su tribu para que allí se erigiera lo que 40 (los motivos? .. varios. Pera cabe destacar tres: el primero, porque era una forma de combatir a los pieles rojas y obligarlos a abandonar sus tierras o a morir de hambre; el segundo, porque había que eliminar la competencia que los búfalos representaban para el ganado vacuno, mucho más rentable económicamente; y el tercero, en palabras del jefe Sioux Alce-negro: El discurso del jefe Golpes-abundantes, pronunciado ante un consejo tribal en 1909, es el lamento angustioso de una raza que vive su propia extinción: “La tierra sobre la que estamos parados es sagrada. Es el polvo y la sangre de nuestros ancestros. . . Unos cuantos soles más ya no nos verán aquí, y nuestro polvo y nuestros huesos se mezclarán con estas mismas llanuras. Veo como una visión la lumbre falleciente de nuestras hogueras, las cenizas blancas y frías. Ya no veo el humo levantándose en suaves rizos desde nuestras viviendas. Ya no escucho el canto de las mujeres cuando preparan la comida. El antílope se ha ido, las liendres de búfalo están vacías. Sólo el lamento del coyote se escucha. . . Somos como un ave con el ala rota. Mi corazón está frío dentro de mi. mis ojos se están empeñando estoy viejo...” “Yo recuerdo cuando los búfalos eran tantos que no se podían contar, pero más y más wasichus, (hombres blancos), llegaron a matarlos, hasta que sólo un montón de huesos quedó donde ellos acostumbraban a estar. Los wasichus no los mataban para comer; los mataban por el metal que los enloquece y tomaban sólo la piel para vender. A veces ni siquiera tomaban las pieles, sólo las lenguas; y he oído decir que barcos cargados de lenguas secas han descendido por el río Missouri. Tú puedes ver que los hombres que hicieron esto están locos. A veces ni siquiera cogían las lenguas, únicamente mataban y mataban porque les gustaba hacerlo. Cuando nosotros cazábamos los búfalos, matábamos sólo los que necesitábamos”. Como el destello de una luciérnaga Se ha caracterizado la cultura del hombre blanco por un menosprecio creciente hacia la naturaleza. Cada día menos personas sienten interés por lo vivo. Cada día la brecha entre el hombre y la naturaleza de la que forma parte -así no lo quierase vuelve un abismo mayor. Esta lejanía emocional es notoria cuando se estudian los pensamientos de grupos humanos diferentes al blanco. ¿Grupos primitivos? ... tal vez sí, pero profundamente naturales. Y en ello hay una ventaja para la supervivencia de la humanidad de la cual ya no somos conscientes: somos una especie como cualquier otra y por muy poderosos que nos sintamos ahora, siempre formaremos parte de un sistema antiquísimo, para el cual somos apenas un grano de arena entre millones. CADA DIA LA BRECHA ENTRE EL HOMBRE Y LA NA TURALEZA DE LA QUE FORMA PARTE -ASI NO LO QUIERA- SE VUELVE UN ABISMO MAYOR. ESTA LEJANIA EMOCIONAL ES NOTORIA CUANDO SE ESTUDIAN LOS PENSAMIENTOS DE GRUPOS HUMANOS DIFERENTES AL BLANCO. En 1877 el famoso Toro-sentado expresaba su opinión de los blancos diciendo: “Escucha, pueblo, que tenemos que vérnosla con otra raza, pequeña y débil cuando nuestros padres la encontraron por primera vez, pero grande y poderosa ahora. Extrañamente ellos tienen la idea de cultivar el suelo; y el amor por posesiones es su enfermedad. Esa gente ha creado muchas reglas que los ricos pueden romper pero los pobres no. Ellos recogen impuestos de los pobres y débiles para apoyar a los ricos que gobiernan. Ellos quieren esta madre nuestra, la tierra, para ellos, y se aíslan de los vecinos con cercas; ellos la maltratan con sus construcciones y basuras. Esa nación es como un riachuelo en primavera, que se sale de su cauce y destruye todo lo que está en su camino”. Nuestra civilización se aleja emocional y prácticamente cada vez más de la realidad natural, lo cual nos ha permitido -por cierto- un desarrollo y un poderío nunca antes vistos, pero que también ha comenzado a cavar la tumba en la que muy posiblemente yacerá nuestra cultura y cuyo epitafio repetirá las frases poéticas que, en 1890, Pie-decuervo decía en su lecho de muerte: “¿ Qué es la vida? Es el destello de una luciérnaga en la noche. Es el aliento de un búfalo en el invierno. Es la pequeña sombra que corre sobre la hierba y que se pierde con el atardecer”. 41 A MEDIDA QUE SOMOS MAS RICOS EN TECNOLOGIAS y COMODIDADES, VAMOS EMPOBRECIENDONOS EN EMOCIONES Y SENTIMIENTOS; A MEDIDA QUE NOS RODEAMOS DE OBJETOS CADA VEZ MAS INUTILES, VAMOS PERDIENDO LA CAPACIDAD DE REGOCIJARNOS; A MEDIDA QUE NOS VOLVEMOS MAS COMPLEJOS Y COMPLICADOS EN ASPIRACIONES, VAMOS OLVIDANDO EL VALOR INCALCULABLE DE LO HUMILDE Y SENCILLO. ENTRE MAS RICOS, MAS POBRES ... empobreciéndonos en emociones y sentimientos; a medida que nos rodeamos de objetos cada vez más inútiles, vamos perdiendo la capacidad de regocijarnos; a medida que nos volvemos más complejos y complicados en aspiraciones, vamos olvidando el valor incalculable de lo humilde y sencillo. Entre más ricos, más pobres ... Es preocupante en verdad la lejanía que existe entre nuestro pensamiento y nuestra cultura por un lado, y la naturaleza y los sentimientos por el otro, y que se expresa en que a medida que somos más ricos en tecnologías y comodidades, vamos BIBLlOGRAFIA No podemos echar para atrás los últimos quinientos años de historia, pero sí podemos intentar recuperar algunos de los valores con los cuales hemos pagado el precio del progreso. Y uno de ellos -capital para la experiencia de nuestra especie- es el respeto y la admiración por la vida. MCLUHAN, T.C. (1971). Touch the Earth - A Self - Portrait of Indian Existence. Simon & Schuster. New York. 185 pp. 42