COMERCIO TRADICIONAL-COMERCIO JUSTO En el Comercio Tradicional dominado por las grandes empresas multinacionales cuando los productos han de ser importados de países del Sur, muchos son los intermediarios que intervienen en el proceso comercial. Partiendo de la extracción de materias primas, pasando por todo el proceso del acabado del producto, hasta que llega a nosotros como consumidores, el producto ha pasado por muchas manos y lugares del mundo. En este proceso del acabado y distribución hasta el punto de venta, las que se benefician son las grandes empresas que controlan el proceso, y muchos son los intermediarios que se benefician de la mera especulación (subir el precio desproporcionadamente al trabajo que realizan a cambio) Así el resultado final es que el precio que pagamos como consumidores por un producto que compramos (descontando impuestos y materias primas) una ridícula parcela para los trabajadores y trabajadoras y una gran parte de nuestro dinero va a parar a los propietarios de las grandes empresas e intermediarios. En el Comercio Justo la solución propuesta es distribuir productos comprados directamente a campesinos y artesanos para que se beneficien del dinero que paga el consumidor por sus productos. De los productores, el producto llega a las ORGANIZACIONES DE COMERCIO JUSTO (OCAS) que hacen el papel de importadoras y de distribuidoras (principalmente a las llamadas tiendas de solidaridad), saltándose el mayor número de intermediarios posibles. Intentan que la relación comercial, sea lo más directa posible entre el productor y el consumidor, para evitar el beneficio de intermediarios y la especulación (y que el dinero se quede en los trabajadores y trabajadoras), quedando fuera las grandes empresas. Los beneficios, si los hay, se reparten entre los productores y las organizaciones de Comercio Justo (que son de ámbito muy diverso), las cuales los vuelven a invertir en el apoyo de nuevos proyectos, a la ampliación de redes de distribución o en una prefinanciación y pago por adelantado.