Poesía completa

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LOS POEMAS POSIBLES
PROBABLEMENTE ALEGRÍA
EL AÑO DE 1993
Sometido a la apreciación de los lectores
portugueses en el ya distante año 1966, el libro al
que, por no saber lo que me reservaba el futuro,
le di el prudente título de Los poemas posibles, sólo vería una segunda edición en 1982. La tercera,
con más fortuna, no necesitó esperar tanto, apareció tres años después. Mucha agua ha pasado bajo
los puentes, mucho tiempo ha transcurrido desde
entonces, ya sea del que se mide en el calendario,
tiempo cuantificable o tiempo matemático, ya sea
ese otro que sólo subjetivamente puede ser tasado,
tiempo interior o tiempo psicológico. La composición más antigua de la colectánea, escrita cuando el aprendiz de poeta apenas pasaba de los veinte
años, se llama «Poema a boca cerrada» y contiene,
en sus últimos versos, un compromiso y un anhelo
que todavía hoy me asombra por la desmesura del
desafío que se proponían: Que quien se calla cuanto me callé / No se podrá morir sin decir todo. No
imaginaba él, no imaginábamos ambos, que sesenta
años después todavía estaríamos vivos para hacer
las cuentas al largo camino recorrido desde el silencio crispado de entonces a las palabras libres de
ahora. En todo caso, hoy sé lo que él no podía saber, que sólo cuando se tiene veinte años es posi9
ble creer que algún día se llegará a decir todo. La
vida, incluso la más prolongada, incluso la de un
viejísimo matusalén de barbas fluviales, siempre dejará tras de sí sombras calladas, restos incombustibles, islas desconocidas. Ni sesenta años más, ni unos
impensables seiscientos años, serán bastantes para
desbravar las islas, quemar los restos y obligar a hablar a las sombras.
Tiene la citada segunda edición de Los poemas posibles, como prólogo, un breve aviso al lector, repetido en la tercera, que, si no me equivoco
demasiado, cabe en esta publicación bilingüe de mi
Poesía completa, que Alfaguara en un rasgo ejemplar de generosidad, decidió lanzar ante el desconcierto, por no decir estupefacción, de un autor que
sin haber soñado nunca con semejante festín editorial sí se interrogaba, y sigue interrogándose, si
la calidad de los platos servidos compensará el trabajo de cocinarlos. He aquí, con algunas ligeras alteraciones de forma, lo que escribí en 1982: «Se podría preguntar si estos versos (palabra hoy poco
usada, pero muy oportuna para el caso) merecen
segunda oportunidad, o si, por ventura, esa oportunidad vendrá dictada por determinadas y más
cabales demostraciones del autor en los territorios
de la ficción. Si, en definitiva, estamos comprobando un simple y frecuente fenómeno de aprovechamiento editorial, mera estrategia de lo que suele
llamarse política de autores, o si, muy al contrario, ha sido la constante poética del trabajo del autor la que ha legitimado la resurrección del libro,
ya que en él se habrían comenzado a definir nexos,
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temas y obsesiones que llegarían a ser la columna
vertebral de un cuerpo literario en tránsito. Aceptemos la última hipótesis, única que hará posible,
primero, y que justificará, después, este regreso poético. ¿Poesía datada? Sin duda. Toda creación cultural ha de contener una fecha irrenunciable, la que
le viene impuesta por el tiempo que la ha producido. Pero también llevará siempre, y en primer lugar, la de los materiales heredados —cuántas veces
inoportunamente dominantes—, o, de tarde en tarde, esa impalpable fecha que todavía está por llegar,
ese sentir, ese ver, ese experimentar que es aún sólo futuro. Sin embargo, esa capacidad de ver con
anticipación queda para lo genios, y, obviamente,
no es de éstos de quienes aquí se trata». Precisamente, los nexos, los temas y las obsesiones de un
cuerpo literario en tránsito, de este escritor que se
viene observando a sí mismo como a una especie
de continua crisálida que, segura de que jamás alcanzará el último instante de la metamorfosis, el que
daría origen al insecto perfecto, se acepta y realiza
en su propio e incesante movimiento. Nada más,
pero también nada menos. La crisálida se mueve
en el lugar oscuro en que se encerró, el escritor se
mueve en el lugar oscuro que es.
Ese movimiento, el tiempo psicológico e interior al que antes hice referencia, fue el que, poco
a poco, convirtió al poeta incipiente en novelista
aceptable. El primer paso en el camino lo condujo
a un segundo libro de poesía, Probablemente alegría
(1970), que, desarrollando y depurando el tratamiento de temas que ya estaban en Los poemas po11
sibles, se abre a orientaciones nuevas que lo aproximan al poema en prosa, en particular al versículo
como célula rítmica y melódica, del que son ejemplos «Protopoema», «La mesa es el primer objeto»,
«En la isla a veces habitada». Esta apertura a una
expresión diferente en la obra del autor, liberado
de los amables constreñimientos de la métrica y de
la rima, se completaría en el tercer y último paso
que es El año de 1993, publicado en 1975, en el auge del movimiento revolucionario popular subsecuente del derrumbamiento de la dictadura en Portugal. Se compone de treinta poemas de extensión
variable que describen, con estilo al mismo tiempo realista y metafórico, la terrible ocupación de
un país por un invasor cruel, ambos no nominados,
hasta la liberación final, cuando el arco iris vuelve
todas las noches y eso es una buena señal, cuando Lejos en el mar el otro extremo del arco iris se sumergía
hasta el fondo de las aguas y los peces deslumbrados
giraban alrededor de la luminosa columna... Según
algunos críticos más atentos, este libro anunció y
abrió la puerta de la ficción que la crisálida invisible venía preparando en la oscuridad del capullo.
Dos años después sería publicado Manuel de pintura y caligrafía, luego vendría Levantado del suelo,
luego Memorial del convento, luego El año de la
muerte de Ricardo Reis. Hasta hoy...
A la entrada de Los poemas posibles se leen
unos versos de Antonio Machado, que están ahí
desde 1966. Demos tiempo al tiempo: / para que el
vaso rebose / hay que llenarlo primero. Sí, cualquier
niño, con la inocente lógica de su edad, sería capaz
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de decir lo mismo, que únicamente rebosará el vaso
si antes lo hemos llenado, pero me apuesto contra
una página blanca todos los libros que he escrito a
que el poeta de Campos de Castilla sabía perfectamente que el vaso en que pensaba (¿la vida, la obra?)
nunca se colmaría hasta derramar porque nunca se
conseguiría llenar por completo. Como Sísifo empujando la piedra hacia la cima del monte para verla rodar otra vez hasta el valle, como las Danaides,
condenadas a rellenar en vano durante toda la eternidad un tonel sin fondo, como todos nosotros que
vamos poniendo letras tras letras, a la espera de que el
infinito se deje tocar algún día. Antonio Machado
estuvo casi, casi. Sólo le faltó el tiempo.
JOSÉ SARAMAGO
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LOS POEMAS POSIBLES
OS POEMAS POSSÍVEIS
Demos tiempo al tiempo:
para que el vaso rebose
hay que llenarlo primero.
ANTONIO MACHADO
HASTA LA CARNE
ATÉ AO SABUGO
ATÉ AO SABUGO
Dirão outros, em verso, outras razões,
Quem sabe se mais úteis, mais urgentes.
Deste, cá, não mudou a natureza,
Suspensa entre duas negações.
Agora, inventar arte e maneira
De juntar o acaso e a certeza,
Leve nisso, ou não leve, a vida inteira.
Assim como quem rói as unhas rentes.
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HASTA LA CARNE
Otros dirán en verso otras razones,
Quién sabe si más útiles, más urgentes.
Éste no cambió su naturaleza,
Suspendida entre dos negaciones.
Ahora, inventar arte y manera
De juntar el azar y la certeza,
Se lleve en eso, o no, la vida entera.
Como quien se muerde las uñas cercenadas.
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ARTE POÉTICA
Vem de quê o poema? De quanto serve
A traçar a esquadria da semente:
Flor ou erva, floresta e fruto.
Mas avançar um pé não é fazer jornada,
Nem pintura será a cor que não se inscreve
Em acerto rigoroso e harmonia.
Amor, se o há, com pouco se conforma
Se, por lazeres de alma acompanhada,
Do corpo lhe bastar a presciência.
Não se esquece o poema, não se adia,
Se o corpo da palavra for moldado
Em ritmo, segurança e consciência.
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ARTE POÉTICA
¿Viene de qué el poema? De cuanto sirve
Para trazar a escuadra la sementera:
Flor o hierba, floresta y fruto.
Pero avanzar un pie no es hacer jornada,
Ni cuadro será el color que no se inscribe
Con acierto riguroso y armonía.
Amor, si lo hay, con poco se conforma
Si, por ocio de alma acompañada,
Del cuerpo le basta la presciencia.
No se olvida el poema, no se aplaza,
Si el cuerpo de la palabra es moldeado
Con firmeza, con ritmo y conciencia.
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción,
distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización
de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede
ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. Código Penal).
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