CIENCIAS SOCIALES Por algún tiempo, España se apoderó del Pacífico sin que ninguna otra nación europea le disputara este dominio. Fue a partir de 1578, cuando tal exclusivismo empezó a verse amenazado, fecha en que por primera vez navegaron por las aguas del mar del Sur varias naves de corsarios ingleses. Estos piratas gozaban de un abierto apoyo por parte de la corona inglesa. Para poner fin a estas invasiones, la monarquía española envió reiteradas notas de protesta a la Reina Isabel de Inglaterra, demandándole que cesara el respaldo oficial a la piratería; sin embargo, las gestiones diplomáticas fueron inútiles ya que la política inglesa no varió y sobrevino la ruptura entre ambos países. Con el propósito de eliminar a sus competidores ingleses de la carrera por el dominio de los océanos, España concibió la idea de atacarlos con una poderosa flota a la que llamaron la Armada Invencible. En 1588, la armada española fue totalmente aniquilada en su primera y única batalla, dejando entre ver que para ese entonces Inglaterra se había convertido ya en una potencia naval. El desastre español dio oportunidad, tanto a Inglaterra como a Holanda, de seguir en lo futuro una política ofensiva contra las posiciones ibéricas de ultramar. Al morir Felipe II en 1508, es sucedido por su hijo Felipe III. Para estos últimos años del siglo XVI se había logrado afianzar un absolutismo en los reinos peninsulares. Asimismo, en las colonias americanas se había logrado consolidar el poder monárquico sobre la base de un complejo aparato burocrático directamente dependiente de la corona. Llegaba así a su culminación la hegemonía de España, apareciendo los primeros síntomas de la decadencia. La explotación colonial y la economía de la metrópoli Aproximadamente a mediados del siglo XVI, el hallazgo de ricos yacimientos de plata en México y en Perú, ocasionó en la economía peninsular, la entrada de grandes cantidades de oro y plata, y fue cuando la producción minera americana cobró verdadera importancia. La aglomeración de metales preciosos en el país implicó un correlativo aumento de la demanda de bienes en el mercado nacional. Esto trajo como consecuencia un alza general de precios. La inflación permitió a los comerciantes obtener cada vez más elevadas ganancias, pero al mismo tiempo, extremó la miseria de los grupos de más bajos ingresos. La inflación provocó que se elevaran los costos de las materias primas y la mano de obra, lo que propició el encarecimiento de los productos elaborados en el interior del país; y llegó un momento en que no pudieron competir con productos similares 155 LA SITUACIÓN ESPAÑOLA de fabricación extranjera. Poco a poco, las manufacturas importadas sustituyeron a los productos nacionales. La decadencia del imperio español Se han vertido muchos puntos de vista sobre el fenómeno de la decadencia española, algunos de ellos son los siguientes: HECHO ASPECTO Social • Descenso de la población española: por mortalidad (epidemias y hambrunas); por las guerras; por emigración a territorios españoles (fundamentalmente América); y por la expulsión de los moriscos. Económico • Declive en el siglo XVII, agudizado por el descenso demográfico y por la ocupación de muchos hombres en actividades no económicas (como la milicia o la iglesia.) • La doctrina económica imperante era el mercantilismo pretendía que la riqueza se generaba de los metales preciosos • La afluencia de metales preciosos propició un proceso inflacionario, es decir, existía más dinero que productos, lo que condujo a la casi total extinción de la industria castellana. • Lo anterior propició una economía dependiente de países capitalistas europeos, convirtiéndose así en importadora de productos manufacturados y exportadora de materias primas. La crisis económica y el crecimiento desbordado del gasto público condujo a los monarcas españoles a tomar diversas medidas, tanto en América como en España, de resultados adverso. Un ejemplo de lo anterior fue la venta de oficios o cargos de administración (a casi todos los niveles burocráticos). Esta situación provocó tanto en la metrópoli como en las colonias, el surgimiento de la corrupción en algunos grupos. Surgieron 156 CIENCIAS SOCIALES las llamadas composiciones, que consistieron en un pago que legalizaba la posesión de las tierras que los colonos europeos habían ocupado en América al margen de la ley, sin que precediese una merced real. En medio de esta crisis económica, los territorios heredados del enorme imperio de Felipe II se fueron reduciendo. Las múltiples guerras entre las potencias y los levantamientos contra el poder español (la separación definitiva de Portugal, las revueltas de Cataluña y Vizcaya, y los brotes rebeldes de Andalucía) amenazaron la unidad nacional española. Contrariamente, en el terreno cultural es indiscutible que la primera parte del siglo XVII cae dentro de los llamados “siglos de oro” españoles: encontramos a creadores como Cervantes, Quevedo, Góngora o Velázquez. Los austrias menores A los tres reyes españoles del siglo XVII se les ha llamado como los “austrias menores”: Felipe III (1598-1621) • Era de carácter débil. • España se vio envuelta en muchas guerras en distintos frentes. • Esto produjo desgaste económico y humano, así como la grave crisis de 1640. Felipe IV (1621-1655) • Era de carácter débil, por lo que ocupó el trono el condeduque de Olivares. • Este último trató de mantener el poderío del imperio, por lo que España siguió implicada en casi todas las guerras europeas (Francia, principal enemigo). • Se reconoció la independencia de Portugal (1668). • Entre 1640-1665 el imperio español perdió posesiones tanto en Europa como en América. Carlos II (1665-1700) “el Hechizado” • Retraso mental y debilidad física. • No había tenido sucesión y se esperaba su pronta muerte. • Por lo tanto, Francia y Austria tratarían de conseguir la corona española. 157 LA SITUACIÓN ESPAÑOLA El absolutismo español y el ejercicio del poder político en la colonia Desde el siglo XVI, un nuevo fenómeno político, conocido como absolutismo, se generalizaba paulatinamente en el Viejo Mundo. Frente a los poderes tradicionales de la Iglesia y los nobles (enemigos naturales del absolutismo), los monarcas procuraban asumir el más amplio control político dentro de sus Estados, aliándose para ello con la burguesía. Fue hasta mediados del siglo XVIII que España llega a constituirse con un gobierno centralizado y un soberano con poder absoluto. Por el contrario, las colonias españolas en América se fundaron bajo el modelo absolutista. En la Nueva España existía una unidad política, legal y administrativa para todo el territorio. La autoridad política procedía directamente de una concesión del rey. En cuanto a la Iglesia, ésta se encontraba sometida al poder estatal en virtud del llamado Regio Patronato. Sin embargo, el elemento aglutinador de la multiforme sociedad novohispana fue la Iglesia, la cual cumplía este papel por su labor de doctrina y evangelización en los más remotos ámbitos del virreinato, así como por sus grandes recursos económicos, reforzados con su autoridad moral. Es por ello que, en los casos frecuentes de levantamiento y motines, fue más eficaz siempre la intervención del clero que las fuerzas civiles. La máxima autoridad en la Nueva España fue el virrey, el cual tenía como facultades ser representante directo de la autoridad real; su tarea era actuar como juez, jefe de la real hacienda y capitán general; y funcionaba además como vicepatrono de la Iglesia. Una de las autoridades más estables del virreinato, fue la Audiencia. Fungía como un órgano judicial y de consulta. Estaba integrado por un presidente (virrey) y por oidores. En las distintas provincias existían unas autoridades superiores: los gobernadores, que regían los reinos y provincias en los que se encontraba dividido el virreinato. Éstos dependían del virrey y tenían poderes semejantes a los de éste, aunque sólo en los aspectos político y administrativo; los corregidores y alcaldes mayores, se dedicaban a atender la administración de los pueblos indios, que tributaban directamente a la Corona española. Éstos recolectaban el tributo de los indios, vigilaban a los encomenderos, cuidaban la moral pública y la religión, etc. 158