ñero. En los árboles aislados no suele presentarse en tan buena proporción, como en otros Alies, la altura del tronco comparada con su grueso; así, cuando aquella apenas excede de 20 metros, suele alcanzar ya 2 ó 3 la circunferencia del tronco. No es raro haliar troncos de pinsapo divididos en dos ó tres brazos, y á veces en más, según Clemente; en las Adiciones á la «Agricultura general de Gabriel Alonso de Herrera» (Tomo II, pág. 406. Madrid, 1818) dice, hablando del pinsapo, aquel ilustrado y laborioso naturalista: «el »tronco es derecho y se eleva más de 120 pies; las »ramas salen casi perpendiculares al horizonte y se » encorvan ó arquean hacia el suelo por las extremida» des, formando el todo del árbol una especie de cono »corto y ancho por la base. La corteza es blanquecina, »débil, quebradiza, y la madera tierna y resinosa. Es » muy célebre y hermoso el pinsapo, que se encuentra » en el camino de Ronda á Tolox, cerca del Puerto de »las Animas, llamado de las siete vigas, por sus siete »larguísimas ramas ó brazos principales, casi iguales, »y distribuidos en derredor del tronco con maravillosa » simetría.» Las hojas están esparcidas, partiendo en ángulo recto de las ramas y ramillas, y en todas direcciones; son cortas (7-12 m i . ) , rígidas; agudas, casi punzantes sobre todo en las ramas inferiores, sentadas, ensanchadas en la base, verdes, algo garzas, persistentes muchos años (8, 10, y á veces más). Las agujas del pinsapo no se adelgazan en peciolo, como las del abeto, en su parte inferior, ni se presenta en ellas la torsión que es causa de que las de aquel aparezcan como dísticas; uniendo por líneas imaginarias, tiradas en la dirección del eje de la rama, los extremos de todas ellas, resultaría una figura cilindrica. Aunque son tetrágono-aciculares por lo común, preséntanse sin embargo en las ramas bajas y en los pinsapitos de pocos