El bosque protector Fauna amenazada: águila pescadora La región de Over Havel, situada a un centenar de kilómetros al norte de Berlín, en el estado federal de Brandemburgo, es una tierra surcada por una red de lagos y canales interconectados. Las masas de agua son sucedidas por densos bosques de pinos, que a su vez se alternan con campos de cereal a lo largo de una tierra prácticamente carente de relieve. La abundancia de hábitats lacustres hace que sea un paraje idóneo para una de las rapaces más sorprendentes, el águila pescadora. Anatómicamente, está diseñada para la pesca. Posee largos tarsos y rugosos pies rematados en afiladas garras. Desde su posadero, sus ojos cetrinos surcados por un antifaz negro, observan atentos las perturbaciones que el viento y los peces, producen en la superficie del agua. Algo llama su atención súbitamente despega y con un rápido viraje se lanza como un proyectil contra su objetivo. Con un pez aún vivo ensartado en sus afiladas garras, se aleja volando hacia su nido, dispuesta a alimentar a su prole. El águila pescadora es una de las rapaces más peculiares y a la vez más escasas de la fauna española. La difícil situación de la especie ha motivado la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de reintroducción © El bosque protector cuyo objetivo es repoblar los antiguos territorios de este animal, con ejemplares extraídos de las prolíficas poblaciones del norte de Europa. En este capítulo mostraremos las características de este proyecto internacional de recuperación de fauna amenazada. El águila pescadora esta presente en casi todo el planeta. A lo largo de su amplia zona de dispersión, se han descrito cuatro subespecies : haliaetus, en el Paleártico; carolinensis, en Norteamérica; ridgwyi, en el Caribe y cristatus en Australasia. Además, sus largos desplazamientos migratorios las llevan a invernar en el África Subsahariana, el sub continente Indio o sud-América. Actualmente las poblaciones europeas de mayor entidad, se encuentran en Reino Unido, Finlandia y Alemania. En España, la situación es mucho más preocupante. Según el censo de 2008, la población se reduce a unas 31 parejas 15 se asientan en las islas Canarias, 1 en las islas Chafarinas y 14 más en el archipiélago Balear. El clima benigno y el alimento abundante crean las condiciones óptimas para que la rapaz establezca sus nidos en lugares próximos a la costa. Sustentadas por la brisa marina, las pescadoras patrullan el mar en busca de pescado para sus polluelos. En el resto de España, a lo largo del siglo XX , sus poblaciones fueron eliminadas debido a la persecución directa, la destrucción del hábitat y el empleo de algunos tipos de pesticidas. Hoy, las pescadoras supervivientes siguen amenazadas por el veneno, los metales pesados, el equivocado em- plazamiento de aerogeneradores y la agresiva urbanización de la costa. Al ser uno de los últimos reductos de la especie en España, esta población ha sido objeto de un minucioso estudio científico. Con el objetivo de regenerar las poblaciones mediterráneas y las del sur peninsular, en 2003 se puso en marcha un proyecto de reintroducción basado en la translocación y cría de ejemplares procedentes del Norte de Europa, mediante el procedimiento de hacking. Las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel conforman un complejo sistema de estuarios. Con la subida de la marea el agua se confunde con la tierra, creando un sugerente paisaje híbrido. Las plantas halófilas son las reinas de la marisma. En especial, las espartinas que desarrollan formaciones de alta densidad. Por sus características ecológicas y geográficas, las marismas del Odiel son un punto clave para posibilitar los desplazamientos migratorios de millares de aves europeas. Flamencos, espátulas, garzas reales e imperiales y charranes entre otros procedentes del Norte de Europa, realizan paradas de descanso en sus largos viajes de ida y regreso a África. También existe una población invernante de águilas pescadoras que regresan a sus hogares tras el fin del invierno. Este ha sido uno de los escenarios escogidos para llevar a cabo el programa de reintroducción. Desde 2003 se han reintroducido en Andalucía 146 pollos, 69 de ellos en las marismas del Odiel. En 2009, eclosionó el primer huevo fruto de la unión de una pareja reintroducida, que también crío con éxito al año siguiente. A pesar de estos logros, el proyecto no ha culminado y la marisma espera nuevos inquilinos. La población de águila pescadora se concentra en los estados federales de Mecklemburgo, Pomerania Occidental y Brandemburgo, especialmente en este último. La buena situación de la especie, no es sólo consecuencia del hábitat favorable, sino también del resultado de los trabajos de protección y gestión realizados desde hace décadas apoyados por la inestimable ayuda de cientos de voluntarios. En Ober Havel, al norte de Brandemburgo, así como en otros lugares de Alemania, las pescadoras nidifican en las mejores atalayas disponibles: las torres de alta tensión. Esta situación hace que la colaboración con las compañías eléctricas © El bosque protector Fauna amenazada: águila pescadora 2 © El bosque protector sea imprescindible para los trabajos de manejo y conservación. Las parejas llegan a sus territorios de cría entre marzo y abril. En el Mediterráneo estas fechas se pueden adelantar considerablemente. La puesta, de entre 2 y 4 huevos, se produce a finales de abril y principios de mayo. La incubación, que dura unos 38 días, es realizada fundamentalmente por la hembra. Los pollos nacen entre principios y mediados de agosto. Mientras la hembra cuida de ellos, el macho sale en busca de alimento. Si es preciso puede llegar a realizar zambullidas de hasta un metro de profundidad. Antes de dar la comida a sus crías, el macho toma su propia ración, después entrega el pez a sus hambrientos polluelos. La elección de los nidos donde se va a proceder al desnide está siempre precedida de un estudio científico que permite determinar en qué nidos se puede actuar, de manera que se produzca la menor interferencia posible con las poblaciones locales. Cuando los progenitores detectan la presencia de extraños demasiado cerca del nido, alzan el vuelo pero per- © El bosque protector Fauna amenazada: águila pescadora 3 © El bosque protector manecen sobrevolando la zona mientras emiten características llamadas de alarma. Atentos a los acontecimientos, pueden incluso llegar a atacar a los escaladores. Tras descender, se examina el estado de salud del pollo. Es pesado para comprobar que se encuentra dentro de los márgenes permitidos y se le coloca una anilla de identificación de carácter provisional. Los pollos desnidados son trasladados a la estación de protección de la naturaleza de Woblitz, situada en las cercanías de las localidades Himmelpfort y Fürstemberg-Havel. Estas instalaciones dan cobertura a los proyectos de recuperación y conservación de avifauna que se desarrollan en Brandemburgo. Durante su estancia en el centro, las pequeñas águilas se ubican en nidos de mimbre que imitan los verdaderos hogares donde nacieron. Para evitar un excesivo estrés se coloca un máximo de tres pollos por nido. El papel de la madre en la alimentación de los pequeños, es sustituido por los técnicos españoles de la fundación Migres, venidos hasta Alemania para proporcionar los cuidados necesarios durante la estancia y el transporte. Más tarde se abandona la alimentación manual y se deja a los pollos comer por sí solos. La estancia de las águilas en Woblitz será muy breve, tan sólo una semana, en la que se tienen que realizar todos los preparativos del viaje. La legislación internacional establece que se realicen exámenes para asegurarse de que los pollos no son portadores de ninguna enfermedad, en especial de la gripe aviar. Los técnicos toman muestras de boca y cloaca que serán enviadas a un laboratorio para ser analizadas. Antes de su partida, los ornitólogos españoles y alemanes organizan el proceso de anillado, estableciendo la correspondencia entre la anilla provisional y la definitiva. Cada uno de los pollos portará dos anillas, una alemana, para establecer su lugar de origen, y otra española. El anillado es fundamental para la posterior identificación y seguimiento de las aves. Llegado el día, los pollos son introducidos por parejas en trasportines. Antes de llegar, se realiza una parada para que un veterinario del departamento de protección de las aves del estado de Brandemburgo, lleve a cabo un último examen a los pollos. Una vez realizada la inspección, se otorgan dos copias de los permisos Fauna amenazada: águila pescadora 4 para su traslado, una para las autoridades alemanas y otra para España. En el aeropuerto, los pollos se entregan al personal de carga, desde donde serán llevados a la bodega del avión. Tras su llegada a España y después de ser examinadas, las pescadoras llegan al Odiel y se introducen en las jaulas donde vivirán hasta el día de su suelta. En las cabañas de hacking los pollos se desarrollan sin tener contacto con el hombre. Los técnicos y voluntarios se encargan de observar y analizar el comportamiento de las aves. La alimentación se realiza mediante unos conductos acodados situados en la parte trasera de las cabañas y se registra minuciosamente la cantidad de alimento ingerido por cada ejemplar. Pasadas dos semanas desde la llegada, es decir, cuando el animal cuenta con una seis semanas de edad, se abren las puertas de las cabañas. Cada día que pasa el águila se fortalece, realizando ejercicios de musculación que le proporcionarán el vigor necesario. Cuando la rapaz se siente preparada, extiende sus alas y ejecuta su primer vuelo en libertad. Tras el primer despegue, las águilas no regresan nunca más a las cabañas donde pasaron sus dos últimas semanas. Los posaderos instalados en las proximidades se convertirán en su futuro lugar de reposo. Las pescadoras consideran el territorio que contemplan desde el aire como su lugar de nacimiento. Después de su primera migración regresarán aquí para reproducirse. Este comportamiento se conoce como “filopatría” y se da en muchas especies de rapaces. Cuando cuentan con unas 12 o 14 semanas, las jóvenes águilas emprenderán un largo viaje hacia África. No estarán solas, decenas de especies se preparan para cruzar el Estrecho y pasar el invierno en territorios africanos. Tras unos dos o tres años, regresarán a su nuevo hogar, la marisma del Odiel. La experiencia llevada a cabo en Andalucía demuestra los buenos frutos que puede reportar la cooperación internacional en el campo de la conservación de especies amenazadas. La naturaleza no entiende de fronteras y su protección requiere de un enfoque global que supere las barreras administrativas establecidas por el hombre. Esperamos que gracias a este proyecto las águilas pescadoras vuelvan a ocupar de manera estable el litoral peninsular, un lugar del que nunca debieron desaparecer. © El bosque protector Fauna amenazada: águila pescadora 5