D O M I N G O Hi DK J U N I O D E ItíOi, A N O 111, N Ü M . y i. Con arreglo á la leif de ¡iropicilaJ ¡Üe.raria ¡j canoeniot existentes , •¡neiift prohiiida la reproilurcion ilr- los ¡¡laliados [i ío traiiticcion de los arlicalos de eslc periódico. SUMARIO. GrobailoR.—Coflilncliina: Funrle ile Itac-lrac—Santo llomingo: Itetralo del Esciiii). Sr. It. Peilro San(nna.—íloronnsdc la Época vlsigoíla encinilr.idns en Truarraiar, CRÓNICA DE LA SEMANA. EXTEHIOR. ^i^^^í^ri? .r^^ INGMLAIl t's la coincidencia que uno en pos ^^^~^^/~^^o-^!xt- *'*^ '^'-™ '^'^ lincicndo dcsnparecer de ln íij escena polilica :'i los personajes que por sn posición iigiifíihan lince poco ni Frente del tcrril>le drama que amenazaba lurLiar la paz del inundo. EII Conde Gorl- liro\irinin ilc Tolnrlu.—Itardcra nacidnal adnplula por loa separaliütas ilc los Esiailos-Uniítos dol Sur. T e x L o , Crfinira ilc la semana: eitciior é interior.— Itln- frafia del Sr.H, Peilro SanUna.—Misterios de Isis.—Rcneiioneí sfiliru los Esluilios Kisliiricís.—Los Otalis.—Los sioic subios.— ArquUccIura.—SuellDS.—Novela.—Ad venencias.—Im [loriante.. cliakoff, Luiíarlenieiile ilel Emperador en Varsovin , cae en !a huesa pnra no volverse íi levantar; de Cavour, la mas robusta columna de la unidad italiana , no quedit ya mas que un dulce recuerdo entre sus .imígos; Gartlialdi tiene que relirarse momentáneamente del teatro ; el Sultán no puede por nlgimos días atender á oíros consejos que los de sus méilícüs, y liasla el Poutilice tiene que añadir i\ las pruelKis con que Dios acrisola sus virtudes los dÍstt»slos de una indisposición física. ¡Pai: ai mundoí ¿No haslaráii estas advertencias? Por de pronto el sucesor de Gorlcliakofr en Polonia, lia dirifíido á la polilaciou «na proclama llena de moderación. En ella anuncia la )iróxiiua llegada del Czar; pero se duda qne la presencia del Empcratlor logre calmar la irritación de los ánimos. Con este motivo se recuerda la Tria acogida que hizo el pueblo polaco á los tres Soberanos que se reunieron en Varsovia en octubre último; pero mas se recuerdan todavía las últimas represiones del difunto Gobernador. En Conslaiitinopla parece haberse aprobado definitivamente el princii)io de un Vicereinato en Siria. Se babia pensado, desde !u<^o, para este puesto en FaadBajíi; pero parece que este personaje, fatigado de su larya permanencia en Siria, ha mauifestado deseos devolver In mas pronto posible á Conslanlinopla. La candidatura de Halim-Hajfi de Egipto, es la r|ue al presente tiene mas probabilidades de ser la aceptada. Pero entre tanto la situación del Líbano se mejora gra- COCH]^0H]^A.—FUEFITE DE RAC-TRAC. (Remitido iior iiunslríi i'orrespttníal [). S. 0. y dibujado por el Sublenlcrlc \). ílabrlcl Lopeí lílana J 1S6 fc]L M U N D O M I L I T A R . do lie formar en e>La cóite un.n empresa con el titulo de oCompañfa internacional de desagües y riejijos en España.» Su objeto es el de promover el riego de los campos, des. agüe de minas, desecación de pantanos, perforación de pozos artesianos y cuanto se considere útil para la elevación ó conducción de las aguas, anxilíaniio además á las conipañias particulares que huhieran emprendido CHalr[uiera obra Sijruimidu eslü .serle de consecuencias, que tales ¡>or lo de esta clase. Los interesados esperan ohlener la aprobamenos parecen , de la desa|Mricion absoluta é incidental ción ilel Gobierno, en vista de las razones de conveniencia de los allos [ierson;jjes cfue liemos indicado, trascribimos lo y utilidad pública en que fnntlan su proyecto. que dice el Ostdeutsche'Poit con motivo de la muerte de Otra sociedad se había anunciado últimamente en la HaCavour: bana por medio de un prospecto en el que se decia que su «El Conde Emilio Benso de Cavour, ya no existe: su objeto era colonizar los estensos y feraces terrenos (¡ue riemuerte lia sido de las que el destino no suele conceder sino ga el río de Sevilla , que corre entre Puerto-Prtncípe y las á sus mas predilectos favoritos. El Conde no solamente llegó Tunas y que com[yrende «na cstension de ochenta teguas á realinar, slnoá irmucbo mas allá e» poco tiem|jode cuan- cuadradas. El capital social será de quiídenios mil pesos. to los mas audaces pjlriolas italianos podían apelecer. AliaEsla sociedad se formará entrando en ella como acra que se hallaba nieiido en un laberinto de difícil ó Im- cionistas por el valor de sus terrenos, animales y fáliripracticable salida, una muerte pronta y no acompañaüa de cas. etc., los dueños de las haciendas comprendidas en los dolores, lo ha retirado del teatro de sus glorias. límites del;) colonia, compilándose á los que no quisieren »La fuerza de que la alianza entre Napoleoii y el Piamon- lomar [larle en la empresa. le podía disponer como de lííJíi palanca para un trastorno Señalada la capital de la colonia, cuyo nombre será la europeo, queda rota , y rola para muclio tiempo.» Isabela, y el de arjuella Nueva Sevilla, las sei.s poblaciones Aprovechándose luego el periódico de Viena de estas subalternas y el ¡merlo, que será el del Guayabal, con los mismas eircunslancias para dirigir una piadosa amonesta- terrenos correspontlientes á cada cual, el resto se re[iarlirá ción 6 los de su propia causa, K desengañaos, dice, los á censo redimible, adelantando además á los colonos los húngaros ; solo estando ciega es como podría vuestra Dieta auxilios necesarios [tara sn inslalacicm y primeros tiempos dejar de conocer que la revolución nacional, cuyo último [nientras hiciesen |>roduetívas sus posesiones. El precio de objeto no es la liliertad» sino la supremacía magyar, ha los terrenos se lijará según su calidad y demás circunstanperdido sus dos robustos brazos: Telebi en el interior y cias, gozando la cotonía de todas las exenciones y privileCavour un el extranjero. » gios que S. M. tiene concedidos á las nuevas poblaciones. La guerra, que como acabamos de ver va perdiendo proDesde luego la sociedad establecerá centros ó mercados babilidades en Europa, implica cada vez con sus lazos de de aliastecimienlo j>ara los nuevos colonos, á lio de proporcionarles al principio con abundancia y á los precios mas hierro i las regiones del Norle-América. bajos posibles, cuanto puedan necesitar para su manutenLas noticias de Nueva-York que circulaban en Londres ción, vesfido, esplnlaciones, etc., asi como se proveerá á sus necesidades morales y religiosas, estableciendo las esel 8, alcanzan al 97 del próximo pasado. Lo9 separatistas se habían forlilicado en Massassa , y es cuelas é iglesias necesarias. dualmtítiltí. Giai'iu'í li los iiiimorosos SOCHITOÜ distriliuiílos. los hahitanltís h;in podi'lo remeiliar sus mns ain'emianttís necesidades, y sii balbn en el mismo esLado que anles de los últimos sucesus, y ^raeiíts Latnliie» i que las recienles medidas adopladus pur las ultimas óríionos que serucibeii de Conslanlinopla, tienen algún carácter di; verdaiJ |ior io que loaa A prevenir nuevos abusos. peraban refuerzos de Ricbmuud. Se aumentan con o.OOO hombres las tropas federales de Virginia. El General Ituller se ha aproximado ^ la ciudad de Hampion. En HarspersFerri hay 105,100 separatistas. Los federales harán movimientos para cortarlos. Será nuevamente blü(|ueado Cbarlesión. Han sido conducidos 23 presos al fuerte de Monroe. Se ha suspendido el empréstito federal de nueve millones de duros. F. M.. DEL KICMO. S K S Q R D. P K D l l O S A N T A N A . El dia 21 de abril de ]84S> cargaban á la bayoneta COO hombres contra 10,000 que abandonaban despavorí<lüs el campo. El que mandaba los 600 era el Excmo. Sr. D. Pedro Sanlana; al frenie de los segundos venia el líiulado Emperador Solouque. A esta victoria parecida á las de los tiempos fabulosos, brillante y heroica por nulas que l'uesen las condiciones marciales de los 10,000 iovasores, corresponden otras no menos gloriosas páginas de la biografía del General Santana, cuyo retrato tenemos la satisfacción de publicar, s en las que brilla por la modestia, por el patriotismo y por el Téngase en cuenta que el que dice estas honrosas pa- acierto con que ha sabido conducirse en todas sus em[irelabras no es español, sino un corresponsal del Monileur de aas. Pero sigamos el orden cronológico. El Excmo. Sr. D. Pedro Santana nació el 29 de Junio de la F/oíí« que se llama F. L. Uoux. 1801 en la pequeña ciudad llamada Hincha en la frontera de Haili. Los terribles sucesos de que esta región fué teatro INTERIOR. i\ tiues del siglo último , determinaron á la fimilia del GeSegún el vivo interés con que el Sr. Ministro de Marina neral, que era una de las mas bien acomodadas, á trasladarha atendido en Santander á todo lo relativo á su ramo; se- se á la provincia de Seibo, donde ha permanecido hasta gún el distinguido criterio con que ha aiireciado cuantas el presente dedicada á especulaciones mercantiles, cuya obsevaciones le han sido hechas por personas inteligentes; buena dirección le había proporcionado indndablemenlu según el incansable afán conque ha descendido á parlicuia- grandes riquezas, si D. Pedro Santana no babiese hecho ridades tal vez insignilicantcs para quien no se hallase tan el sacrificio de todos sus bienes para conseguir la obra de poseído de celo por lo que concierne al Ministerio que tan la separación. Un último párrafo reservamos para la (juerra; guerra cual únicamente puede desearse, contra todo lo que se opone al establecimienlo de los ijeneficios de la civilii'.acion; guerra empleada como última raxon de esta contra los salvajes, h'os referimos á Cochincbina y por fortuna á los que allí representaa á nuestro ejército. nEI destacamento espaijol, agregado al cuerpo espedicionario y mandado por el Coronel Palanca, herido en la jornada del 24, se ha hecho notable por su valor y por su energía en las marchas al iraves de abrasadoras llanuras, y ha sostenido con honor la antigua reputación de bizarría de las armas españolas.)» dignamente desempeña, es de esperar que su visita á los departamentos, producirá, como siempre lo hemos creído, resultados de la mayor importancia. De Santander partió el Sr. Marqués de Sierra Bullones el dia 7 para el Ferrol á boi'do del San Quintín y de aqui larpó con rumbo á Cá di7. el 11. Sanlana proclamó la república Dominicana el 27 de febrero de ÍHH en la provincia de Seibo, y por unánime voto del pais, confirmado por la Junta Central establecida en Santo Domingo, fué nombrado General de Brigada. No tardó en ofrecérsele ocasión de acreditar su capacidad para el buen desempeño de esc elevarlo cargo, pues asi que se suSegún nuestras noticias, que vemos confirmadas por po en Haili la revolución, vino con Intención de sofocarla el nuestro apreciable colega el Diario Español, se está tratan- Presidente Rivier con 20,000 hombres que se detuvieron en Azúa hacia el Sur, al propio tii'ni[)0 qni> el General PIIMrot con 12,000 hombres marchalja !iáci:i el Norte: ambos ejércitos ilL'l)ia'n verificar su uidon para caer junios sobre 1;Í capil;il. Solo 0,000 hombres tenia Santana para resistir á la invasión por el hido del Sur y con ellos atacó el 19 de Marzo á Itivicr en el pueblo de Azúa y le obligó á retroceder y repasar las fronteras. Iguales i'csultados ventajosos obtuvieron las arnias Dominicanas por el lado del ^'orte , de manera qne Rivier, Pierrol y Sufren que renovó la csi)edlc¡on cuando el Presidente fué depuesto j desterrado por el mal éxilo do la primera fueron derrotados y la revolución quedó sanciotiaila. No es pues en vano que su patria leda al General Santana el glorioso dictado de Salvador, y con razón el ejército le profesó después de aquellas jornadas todo el afectuoso respeto de que es digno. Entonces fué proclamado General de división por autoridad de la Junta. Cuando se disolvió el ejército , Santana entro {13 de julio) Iriunfalmonie en la Ciqiital, y aunque le hriuilaron con el Gobierno supremo y la dictadura, rehusó admitirlo, y por consiguiente se organi/.ó una nueva Junta que le nombró Presidente [irovisional. En líí-U fué tíleclo Presidente de la república, y en iil de noviembre prestó el juvamenlo prescrito por la Constitución ; tuvo (|ue hacer frenie hasta el i de agosto de 1818, en que dejó la Presidencia á discusiones revolucionarias qne tuvieron lugar en febrero del -15, en julio del .ifi y diciembre del PI". En i de agosto del IH dejó la Presiílencia y se retiró á su hacienda , llamada el Prado cerca del Seibo. De alli salió para consumar la empresa con que hemos principiado estas noticias biográficas; pero debemos añadir una circunstancia que hemos omitido , y es la de no haber vacilado, á pesar de los disgustos que habla tenido con el Presidente Jiménez, en aventurar su bien adquirida reputación militar en una tan desjiropci'cionada lucha. El pueblo trató de recompensar la victoria conseguida contra Solouque, obligando á Jiménez á resignar el mando en manos de Sanlana- pero este rehusó, dando un no muy comnn ejemplo de magnanimidad. A Jiménez sucedió en la Presidencia el Sr. Espallat, que, no habiendo aceptado, dio logará BüOK, que desempeñó el supremo cargo hasta el 18EE5, en cuya fecha Santaoa , mas bien por pnlriotísmo, (¡ue por afecto al m;indo . aceptó la Presidencia. A los dos años, es decir, el 18o¡j, volvió Solouque á invadir la república por el Norte y el Sui'; pero fué tal la actividail y buen tino desplegados por el Presidente , que olra vez volvió á ser vencido el ejército haitiano en todas partes. Victido de alli íi poco ([ue los i^artidarios ile Bae/., espntriados . hacían al gobierno de la república una obstinada oposición, quiso evitar el Presiílente Santana las discordias civiles y presunto la renuncia de su carpo. Al ocupar Baez el puesto que tan espontSneamentc le abandonaba su magnánimo competidor, no se creyó seguro basta espulsarlo de los limites de la patria que con razón se envanecía en considerarlo como su hijo predilecto. Santana fué conducido ala capital, escoltado por 500 cab;iIlos, al mando del General Cabra!, y á los dos dias se embarcó para la isla francesa de la Martinica. La presidencia de Baez siguió lan desacertada como bahía principiado, y teniendo que ceder á la íosurreccion, que no lardó en manifestarse en la provincia tle Santiago, tuvo que limitarse á la capital, hasta que cediendo al cúmulo de desgracias que su resistencia causaba, después de once meses y dias de sitio , tuvo que entrar en capitulaciones con SanUma , que ilesile entonces se dedicó á remediar en cuanto le fué posible las funestas consecuencias de los trastornos políticos, y cu preparar el feli?. acontecimiento que últimamente ha tenido lugar. A este ligerisíuio bosquejo añadiremos la descripción de algunos de sus rasgos característicos, cuya es[iresion no cabe en los limites del retrato. La estatura del Excmo. Sr. D. Pedro Sanlana es lo que en términos vulgares se llama regular. Su cara revela mucha energía y resolución determinada, y su frente sombrearla de pelo, no es abultada. Sus cejas son espesas y cubren un parde ojos penetrantes, que brotan fuego coando se irritan sus i)asiones. Tiene bozo, pero no usa bigote, y en su vestido muestra mucha sencillez. Es dulce y caballeroso, pero muy cauto en la conversación, Escucha y pesa bien sus PANOHAMA UNIVERSAL,. palaltras aillüs ilt; tlar una ;iliriiiaci(»[i; \>\jvo (üiniulii se ;iilG- bios de las márgenes del Indo que la celebración de los ra ó se ¡iiiiin;», lialila en el fiiiirlc clinU'do ilc su [irovincia misterios de Isis aírala periódicamenle bácia la capital de rnii nula ijiiKmaiíioii, sin pertlor , sin líiiüiarRCí, el dominio Egipto. Un grujto ile atentos discípulos aeompafiaba de ciusobrtí sí mismo. EsUi ilomtn•(^ iioLalile es un sii casa tíiilera- dad en ciudad ii Pitágoras , célebre ya por su virtud y ]ior rnenttí iiiüderado y enemifíodo osLciitacinii, Su iiorle stTÍo su ciencia , por lo austero de su vida y por la autoridad de [lotlria liaciT cH'er íi los exlnnijerns ([uu tis aiisLcr*). TÍI'IIL! su palabra. Pitágoras babia nacido en Samos, oDO años anaiitoi'ifiad y |)reslit!Ío ilímüado sohrc HUK soliJailos. Gana su ics de lii era crisliaíia , y en la fecha á qnc nos referimos, aféelo con moiliik's ¡nsinuantes, y les impone respetu con el después de liaber hecho una peregrinación lilosófica á las orillas del Ganges, acababa de llegar á Dabílonia, en donde aire tie auUnñ(i;i(l ili; ijne IÜ lia üoLaiio la iialuraleía. luvn la fortuna de conocer al inmorlal Zerdusl, á quien los griegos denominaron Zoroastro, y de cuya boca Pitágoras oyó l;i esplieacion íle la doctrina del dualismo (juc aquel liabia procurado envolver también en misterio á Ini de no entregarla á la ignorancia grosera del vulgo. mmwm DE ÍSIS.-INICKCION U IMTAGORAS. Antes <]ue los brazos de la tínv/.. tan pr¿x¡m<ts á la ticrra , ofrecieran á la intelijíencia linmana el Ifiuite seguro, la norma exacta para no esLraviarse en el oseuro campo de las iludas, y no construir nuevas torres de Dubéi, la verdad fiuvendo, si asi pudiera decirse, de la multitud que la profaiíalia con sus torpezas, venía A reFujsiarse en un escaso número de inLclipeneias [irivilcjsiadas. cuya se»cillc7 do costumbres (!otiserv;iba naLnralmente ilesas las Iradiciones del Lieut[io anloríoi' ¡i la íaída , eslo e s , la luí iiiie el Creadür concedli) á los padres del humano linaje. Estos liombrcs, alinicniaiido til sagrado Tueijo de la caridad, podían elevar sus nspiracioues á la suprema belleza, cuyo resplandor, como arluiirabtcmenUí dijo uno de ellos, os la verdad. El Egipto fué, como todos sabemos, el punto donde por de pronto se mantuvieron mas vivas esas tradiciones, sino con toda la pureza con [¡ue .\braliam las conservaba al pisar acpiel suelo, por lo menos como el mas brillante reQejo de estas. Fruto de la caiila era el error; el error, á t:nya enfermiza TÍsla no le i'ra dable contemplar la verdad sino por medio de groseras manifestaciones. ¥A vul^o adoraban Isis,el lilósoro no veia en la supuesta iliosa sino uno de los atributos del gran Ser Vínico que veneraba <ietríis de la cortina que lo separaba de la vista de los profanos. Tal es el primer ortfjen. tal vez, ile los demás ídolos, entre los cuales liemos clejjidu el [U'ticitado porque al mismo tíeiitpo hubo una época en <[iie Horecieron reunidos por las simpatías de la sencille?. de corazón y elevación de miras, a1{;uuos sítbios (¡ue estendieron íi lo lejos su fama , y llc^jaron U ser como vivo orftculo que los filósofos de otros países venían h consultar. Esta afluencia de curiosos obligó á los venerables sál)ios qii>-' lialiitnbau en el templo de Isis, it roilearse de ciertas precauciones por medio de las cuales pudieran comprender el carácter de la persona cpie solicitaha su amistad, ó lo (jue es lo mismtí, parlieipar ilel tesoro de conocimientos que poseían. Vamos .'i trascriliir, lomándola de una obra muy poco conocida del público, una iiMciacion, ó lo que tii lo mismo, una serie de aquellas ceremoniosas precauciones L:iu necesarias y sublimes en a([nL-II(>s tiempos de {•eneral ignorancia, como sup¿rlliias, supersticiosas y basta ridiculas serian en los nuestros , en que la verdad ni necesita de símbolos, ni necesita de misterios, porque á lodos, afortunadamente, nos la dejó manifiesta Jesucristo en el código lie amor <]Uft escribió con su divina sangre. Resta aílverlir (¡ue el sugeto, que el autor ii quien desde almra seguimos literalmente, propone a la iniciación , es el lilósofo Pitágoras, aquella ¡írodigiosa inteligencia (1) que descubrió, según dicen, los elementos de aritmética, de la geometría, de la música y de la astronomía , y (]niso subordinar A lo sublime, lo exacto y lo armonioso de estas ciencias, un sistema político ([uc desgraciadamente no llegó á ser conocido. Pit.'igoras, en la flor de su juventud , con su majestuosa jireseneía , con su ademan tan lleno de amabilidad como de «randem. acababa de colocarse en la popa de una lij^era nave que se preparaba 4 remontar el Nilo : su lenguaje armonioso y sonoro, revelaba un extranjero nacido en las islas delarchipiíiiago del Meditorr.'ineo, en tanto que la forma de su vestido indicaba por el contrario uno de aquellos s.v 1,1) Sin embargo, no esíto E'ilágoraa como alganos supancD, KIDO dü so maestro Thales, do ilonilo puede ilcdr.w que looy au origen li lilosofía, IB7 tía ha deshonrado tu existencia I ¡Tiemlda si el vicio ha mancillado tu corazón y envilecido tus <Iias ! A estas p:tlaliras el neófito se sintió violentamente agarrado por manos invisibles que lo derritiaron al suelo , le despojaron de parte desús veslidos y le aseguraron la pesada cadena (]uc Ilev:iba en dis|)osicion (jue apenas podía arrastrarla. Cuando le digeron (¡ue podía ponerse de pié y caminar, l:r.li;j desap:ire<'ido la venda que cubria sus ojos; pero hallábase sumerjido en unas profundas tinieblas, y no habría sabido bácia donde dirigirse si alarga distancia no hubiera divisado un punió luminoso de cuya ininovílídafl fiudo cerciorarse andando y deteniéndose simnlláneamento. Un sepulcral silencio reinaba á su :ilrededor , no interrumpido sino por el ruido de la cadena al arrastrarse por las asperezas del terreno. Al mismo tiempo una atmósfera pesada é impregnada de miasmas aromáticas, oprimía su pecho anhelante y hacia en cslremo penosa la resi)íracíon. Tuvo que acelerar cnanto le fué posible la marcha para librarse de a<|uella sofocación; pero la senda se fué haciendo cada vez mas angosta , y sus manos, aunque encadenadas, pudieron tocar á uno y otro lado una no interrumpida serte de féretros que constituian el limitado espacio al través del cual iba marchaodo. Aquellos dos principios, el bien y el mal en eterna ludia; aquel cierno combate entre la luí y las tinieblas, entre las materias y el espirilu creador, no dejaron satisfechas las aspiraciones del gran Pitágoras: su elevada inteligencia buscaba , con ¡[icansable afán , un sistema que eourundiei'a aquellos dos elementos contrarios en un solo principio, digno de la obra del gran Ser, a cuya omnipotente voz se había animado la naturaleza. No puiliendo entregarse al reposo basta encontrar un norte ([ue le condujera bacía el conocimiento de esa verdad , se encaminó bácia el santuario No por eso decayó el valor de PlLágoras. Desde que ende Meníis. tró en aquel subterráneo había conocido el olor particular A pro|iorcion que la nave que conducía á Pitágoras iba de las momias egipcias, y no ignoraba que para llegar á la avanzando por en meilio de la fértiles llanuras del Delta, vida de la inteligencia leerá preciso sondear sin terror el cubierlas todavía c(m las olas de la inundación que debía misterio de la muerte física. Sin embargo, el punto liimínofecundarlas, iba el filósofo griego admiranilo los prodigios so hacia el cual marchaba, lejos de aumentar progresivade una civilización menos elegante que la de Grecia , pero mente de diámetro y de intensidad según las leyes de la mas grandiosa y mas sólidamente eslalilecida. No lanío en perspectiva, dismínuia. por el contrarío, de magnitud y diseñarse en el horizonte la cúspide de la gran jiiráinide, claridad cnanto mas se acercaba á él. Por último , desapadominando los grupos de palmeras y colinas cubiertas de reció por completo. El neólito siguió ,"i pesar de eso camipoblaciones que se eleval>an sobre una y olra mái'gen del nando á lientas por entre ía doble lila de féretros, hasta MÍO. Los viajeros saludaron , por íitiímo, con sus aclama- que tuvo que delenerse ante una enorme roca de granito ciones el monumento inmenso que les anunciaba liaber lle- que le inlerceplaba compíelamenle el paso. Vanamente ingado á las cercanias del temj)lo ; y la |)rüa de la nave atracó tentó desde entonces moverse, hasta que habiéndole el desblandamenle las gradas <Ie una vasta escalinata practica<la pecho impelido á sacuilir la roca con el estremo de la cadeen la mi^rgen iz([uierda del Nilo en frente de a(|uella niag- na, giró aquella sobre un eje y le aiirió pasó. nllica ciudad, cuyas ruinas constituyen boy el Cíiiro. Vencido este obstáculo, el ncóíilo conoció que el IerreLos viajeros eran, sin duda alguna , esperados, pues al sallará tierra fueron recibidos [lor unos sacerdotes vestidos d<; cortas túnicas blancas ([ue los condujeron, no hacia Menlis cuyos soberbios edificios se velan hacía la izquierda, sino hacia la gran iiirámide, al Occidente, donde Pitágoras debía sufrir las |>ruebas de la iniciación. ELI presencia de aquella titánica obra del trabajo humano, producto colectivo de tantos esfuerzos reunidos, el filLisofo griego acabó de comprender la insuliciencia de la doctrina del dualismo [ireconizada por Zoroasiro: revelósele súbilamenle que si la humanidad babia por lin de librarse de los senlimientos de discordia y antagonismo que fermentaban aun en su seno, no tenia otro camino t[ue el culto de la unidad , y asimismo echó de ver cómo el célebre autor del Xesidavesia. al admitir la eterna lucha del bien y del mal, preparaba sin tpiererlo un espantoso porvenir de odios y calamidades á la humana ra/.a. no que pisaba se iba rápidamente inclinando hacía las entrañas de la tierra. De repente resbalaron sus jjiés sobre una snperlicie húmeda , y cayó preci|dtado en un profundo eslanípie lleno de una agua helada, y en cuya superficie no pudo mantenerse sino después de haberse desembaraiado, por mcílío de un movimiento instintivo y enérgico, de la cadena que le sujetaba los brazos. De esta manera pudo conseguir llegar á la opuesta orilla en donde le esperaba uu agente de la iniciación que, después de haberle hecho cierlas pregniilas, lo purificó del lodo sumergiéndolo dos veces en el agua del eslanipie. Después de esto le dirigió la palabra en los siguientes términos: «La purificación material que acabas de sufrir, ningún valor tiene á nuestros ojos si tu alma permanece manchada por pensamientos impuros, sí tu vida no ha sido sobria, si tus acciones no han sido siempre guiadas por los consejos de la sabiduría. La cadena que acabas de dejar en Esle aterrador pensamiento aumentó en Pitágoras el el fondo de ese estanque, no ha librado mas que lus mauos anhelo de llegar al conocimiento de la verdad , y le hizo so- si tu inteligencia permanece oscurecida por los prestigios meterse, sin vacilación de niiignna especie, á los sabios que de una viciosa educación , si no sabes cerrar los ojos y los oídos á las sujestiones de la intolerancia y el error.» estaban encargados de prepararlo para la iniciación. Vendáronle los ojos , y después de haberle hecho girar PiTÁGonAS.—He practicado siempre la virtud como me ha vai'ias veces sobre si mismo á lia de desorientarle, fué con- sido dable comprenderla: de este modo lie aprendido á comducido por ellos al borde de una sima, y babiándole liga- batir y vencer mis loeas pasiones: he conseguido con fredo los pies y manos con una cadena, lo descendieron, sos- cuencia dominarlas, porque he sabido respetarme á mí teniéndolo á benelicio de una maroma. mismo. —¿Quién viene aqiii? le preguntó una voz lúgubre al toDándose [lor satisfecho el agente con esta contestación, car sus pies el fondo de aquella tenebrosa cavidad. asió de la mano al filósofo, y haciéndolo subir por una suave —Un profano que aspira á la ciencia , coíitcsió Pitágoras. pendiente, lo condujo á un inmenso salón subterráneo. Dos —Vuelve á la morada de los vivos, y pide á los lilósofos hombres armados, y cuyas sienes estaban cubiertas con un te enseñen lo que los profanos lian llamado sabiduría , re- casco que figuraba una cabeza de perro, guardaban la enplicó lentamente una voz varonil y simora. trada de eslc recinto, y el lecho estaba sostenido por dos —Nada me lian enseñado basta el presente los lilósofos. elevadas columnas; la una al Oriente, y la olra al Occidendijo Pitágoras. mas ijue conocer mi propia ignorancia y la te; en medio de ellas se veía un grifo, emblema del sol, suya: sin piloto me han dejado ílolar entre la duda y el bajo el cual giraba una rueda de cuatro radios cargados de geroglíllcos que representaban las cuatro estaciones del año. error. —La Ignorancia y el error son dos crímenes , repitió con En una celda contigua á eslc salón , fué sometido Pitáindignación aquella voz , cuando proceden de indiferencia goras al rigido ayuno impuesto á los neóütos que deseaban á conocer ía verdad. ¡ Tiembla , pues , si una cobarde apa- pasar al segundo grado de U iniciación. Ningún ruido del blL M L N l)U M l U r i /vn ]S.S munili] extiíi'iur llegaba lia.stü aquel recitiLo; y alli, d(!Sj)ues de liaberle litíclin al uspií'iuile diversas t>rtí¡;imtas sobre las leyes físicas, liase tie los mislerios, y sobre las ciencias e\aclas, le ensiífiaron á liescifrar los gerogliÜcos y á leer la combiiiiicioii (le los quipos á cuerdas anudadas de que los pueblos píisLores se Iialiiati servido aiiles de la invención de los yerojjllficos, En ningnn liuinpo babian sido resueltas con mas sagacidad las diversas cueslíones que se propusieron ñ P(l:igoras, ni recogidas las lecciones de la ciencia por una inleligencia mas basla y pcneli'ante que la suya ; por consiguiente fué admitido al segundo grado, y se le dio por insignia un bastón con una serpiente enroscada , conli:indole al mismo tiempo la palabra de paso y el signo que liabia de emplear para darse ix conocer. {Se coiitinunrti.) SOnilE LOS ESTUDIOS HISTÓRICO-HILITARES. La historia es un precioso y eloeuenlisimo libro imra el escaso numero de personas qite htit/a podido apreii der á esíndiarle. Sus páginas brindan á cada paso abundantes y muy oportunas lecciones para el liomlire animado de entusiasmo por su carrera, cualquiera que esta sea. El diplomólico, el monje, el mili- . lar, ei;economisla , el jurisconsulto, el hombre privado, todosen fin encuentran en la historia ejemplos que seguir, problemas que resolver, y errores que evitar; sin que las necesarias diferencias de las épocas, nacionalidades, hábitos y coslumhpes sirvan de obstáculo a las investigaciones raciocinios, pues, por el contrario, con su ayuda facilitan el camino del entendimiento por el campo del análisis, permitiendo la razonada interpretación de muclias aparentes anomalías. Las espediciones militares, las ocupaciones de territorio y las colonizaciones forman una serie de acontecimientos de lal manera eslabonados, que desde que el arte militar nació entre los griegos, para que después de comprendido por los romanos y borrado en la edad media, fuese SAHTO perfeccionado por los modernos hasta el dia, será, sino fácil, posible al menos establecer un cuadro cronológico acompañado de observaciones y dalos, á cuya simple inspección, una mirada lllosófica se remontaría délos efectos á las causas que los ban producido. Pero no falla quien desprecie, con abandono lamentable, el estudio del pasado ya remolo, yso lije con preferencia en los liecbos que por mas próximos á nosotros; parece deben presentar mas inmediatas aplicaciones. Error es y muy craso. Basla atender á que los principales verdaderos adelantos del arto de la guerra , las concepciones felices y los rasgos de genio militares , ban tenido lugar con ejércitos pequeños, fáciles de mover y característicos de épocas algo remolas; pudiendo decirse que si no todas , la mayor parte délas estratagemas usadas por los ilustres Capitanes, que mandando numerosos ejércitos han logrado estampar su nombre en el glorioso libro de las victorias, han sido resultado de su profundo y concienzudo estudio de los hechos de la antigüedad. Federico en la batalla de Siria siguió una conducta cal- cada esci'upulosamenie sobre la de Epauíinondas. En el curáo de la campaña de Napoleón I, fftciles son de hacer resaltar exactas analogías, entre sus operaciones y la de los cartagineses y romanos. Las estratagemas ilel pruilenlo Fíibio puediMi servir de modelo en niiüslros tiempos para todo Genrral qne con Fuerzas inferiores tiene que sostenerse á Favor de su astucia, sacando partido de los accidentes del terreno. El inconveniente ardor de Slinucio, será en lorias épocas un ejemplo ipie recba?,ar, y el recuerdo de un peligro á que constantemente nos espone nuestro carácter impetuoso. La cam|)aña clásica de Cesaren nuestra pairia , es una l^OíS U T I l A í En una carta délos Estados-Uniílus leemos los siguientes ijarráfos , únicos que su autor permite citar porque no se refieren ít la calamidad ijolltica qne hoy pesa sobre aquellos Estados y de la cual no quiere, según dice, ser cronista «Los vestigios de populosas ciudades descuhierlas ai Sui' del territorio de Uiali, ilemiiestran , como las ruinas d<i líatbek en el anti-Libaiio» y las de Tubas en el alto Egipto, que allá en tiempos remotos existió en aquellas regiones un pueblo, cuya civilización debió llegar h un alto grado de perfección. Sin embargo, cuando los Mormoncs se eslablecieron en aquel país, los valles de los montes y las márgenes de los lagos de agua dulce, no servían de asilo mas qne alas tribus degencrailus de los indios lllalis y á los Sclioschones y Serpientes. La unión que eslas dos ídliinas raías Icnian entre si. haciíi que fuesen mas poderosas que ^ "^ la primera , aunque esta las avenlaja^ ^ ba en número. Las costumbres de estos salvaje.^; Iiorrori/.an al viajero que por casualidad jireseiicia alguno de sus rasgos. Como nada hay sagrado para ellos mas que el derecho de la fnenra bruta, no tienen reparo alguno de dejar en absoluto abandono á los ancianos, á los enfermos, y hasta á las propias mujeres, cuando por las incomodidades propias de su sexo no se hallan dispuestas t\ desempeñar las rudas Lareas de la vida salvaje. Al acercarse el último periodo de gestación la mujer es espulsada de la compañía del marido y tiene que ir á dejar caer en lo mas solit.nrio del bosque ó en la cenagosa orilla de algún charco, el frulo do nueve meses de angustias que se ha desarrollado en su seno. No creemos que pueda citarse rasgo de mas bárbara inhumanidad. Los Utahs se hallan divididos en varias tribus ó Familias conocidas con los nombres de Pah-ütabs, Pies Negros, Pawants, Coslioolsy L'taha propiamente dichos. Estos componen el grupo mas guerrero y temible. Cuando los Mormoncs se establecieron orí aquella región era el jefe de a([uella Iribú un salvaje de despojada inteligencia, conocido con el nondire di' Waca, Walkarao, mas l>ien Walker. D O M I N G O . — R E T R A T O DliL EXCMO. SEÑOR UON ['EDHO SAKTASA Estenmrió en 1853, y en su tumba {Víate fág, ISIi) enterraron cuatro prisioneros, de lo-í cuales uno se hallaba en todo el vigor de la existencia; arrojaron también al mismo foso lii cabamina inagotable de instrucción , bajo el punto de vista de la llos, 10 mantas, ÍO pares de pantalones, y como ofrend.i de estrategia , la táctica y In topografía. especial valor, la carta (jue el dia antes de sn muerte reciLa rápida con(|uisla del Ponto hizo eternas las palabras bió del profeta de los ílormones. Arrapine, qne asi sollama veni, iñiH, vind\ las cuales al mismo tiempo que Forman el hermano de Waca que hoy mándala tribu, no se distingue una elegantísima frase encierran un profundo y magnífico por oirás cualidades que por sus frecuentes raptos de furor. precepto militar, para los que sepan comprenderlas y aplidurante los cuales monda derramar sangre como agua , y sin carlas con oportunidad. embargo, nadie le acusa, como ii su hermano, demandar roTuctdides, Xenofonlc , Arriano, Polibio, César y Vojellar los hijos de los Pah-Uthas, para venderlos como esclacio lian consignado sobre la dirección de los ejércitos, discivos á los blancos del Nuevo Méjico y á los indios de la Caliplina, e l e , opiniones análogas y algunas idénticas á las de fornia. nuestros publicistas modernos mas competentes. Los Pah-TItaiis, ó Utahs de las aguas, como los llaman, Es incnestionable, por lo tanto, que la historia nos proporciona grandes motivos de estudio acerca de nuestra car- porque no se alimentan sino de la pesca, no son mas que rera; pero también es nniy justo, que es preciso/jií^^rí//)re?j- unos miserables proscritos ocultos en las cavernas y en los dido á esfudiaría, para sacar un verdadero y saludable fruto. mas retirados desfiladeros de tas montañas. Los Pies NeDe olro modo se convierte en lo que hemos dicho en gros y los Pawants, profundamente mezclados con las razas uno de nuestros anteriores artículos; en un arsetial que lie la California, habitan en la parle Stir de la colonia de los Hormones en la cuenca del colorado. Los Goshoots están ya proporciona armas <3c dos /¡ios conpi'rfida abundancia. reducidos 6 muy poco número y viven en la planicie der'lali. S. Ol.MIF. l'ANüllAMA U.NlVHKriAL IS;i ItuniUii el verano boinlircs y mnjores recorren las llanuras cti un esl;uiü casi compleLo de desnudüi'., y en invierno se cubren con maíllos lic^chos ele ]ti(;I de conejo. No lieiiciiolro al)riyo conlr;i las nieves. Lis escíirchíis y los vientos penulrantes del Norlc, que un recinlo fniü l'oi-man de tallos (ie artemisa de cerca de un metro do altura, cuando esto no los parece snlicionle se guarecen en l:ts euevüs del monte. Su .ilimeiilo es de los nías i)ro()orcianados íi su género de vida errante; pues poco mas ó menos comen cuanto encuentran , semillas ^ue los vientos arrehatan, cañas que se crían en los pantanos, ¡grillos, ratones, lagartos, culeliras, salamandras , todo viene bien íi sn voraz apetito, pero su alimento predilecto son las langostas, insectos que aliundan en las localiilades c[ue recorren, y de las cuales lineen grandes acopios en el vci^ano i)ara que les sirvan de alimento mieiilras dura la estación de los liielos. nuestros Sfcfe Siibios, á los que sucedieron de cerca otros genios de la naturaleza, como un Sócrates, un Platón, Xenoíonle. Alcibiades y Aristóteles, entre otros. Algo mas que meramente curioso podemos prometernos de sus míiluas entrevistas en las cortes de Samos, de Corinlo y de Sardes ; donde imperaban Policrates. Creso y Periandro, quienes !> porfía los convidaban y agasajaban por([ue la sociedad de varones tan preclaros les proporcionaban fruiciones mayores que e! goce mismo de sus posesiones y de reinos con todo su Tausto... ¡Y en qué ¿poca !.,. ¡ Nada menos que cuando Egipto, Asiría, Itabilonia y la Etliiopia florecian en su mayor apogeo!... Después de todo, nosotros mismos nos asustamos por el cometid" que liemos emprendido por considerarse superior á nuestras limitadas facultades. Pero en fin, continuemos exentos de la pretensión de liaber llenado nuestra larea ni colmado las esperanzas de nuestros ilustrados lectores, quienes seWm asaz complacientes para disimular nuestra insuficiencia en gracia del entusiasmo y Liuen deseo que nos animan. En medio de tan salvajes costnndires, luuy superiores en rudeza :'i cnanto puede forjarla imaginación, es de admirar las singulares condiciones fisicas en que soliresalen aquellos verdaderos liijos d é l a naturaleza. La robUBlc?, de su musculatura y la perspicacia de sus sentidos, les proporcionan armas defensivas y orenR¡va.s con que vencer á las [¡eras mas teniildes de las selvas y liasta i) los mismos lerrililes elementos de destrucción de la naturaki/.a. Al comparar aquellos gallardos reyes de los bosques con algunas raquíticas rrialuras que se ven cru/.ar por las calles du las ciudades populosas, le asalta al observador una terrible duda. íf¿No se PSlendcrA la civilización sino á cs|icn';ri>; de la vida?i> En el año 539fí, i fines de la 47 olimpiada, es la época en que tuvo lugar en la corle de Periandro,Mfíü de las asambleas mas famosas de los grandes liombres que nos vienen preocupando, la misma que nos lia sido descrita , bajo el lilulo de El banijiíetc i¡e ¡os Siete sabios, por Plutarco; poniendo la narración en los libios de uno de los comensales, personaje supuesto quizS, jiero fuese como quiera, no cabe duda de que la corte de Periandro siempre estuvo abierta para cualquiera de los Ste/e Sd&íos, 4 quienes S mayor abundamiento se les pasó una circular concebida en los siguientes términos; «Venid , yo os COEIONAS DE LA ÉPOCA VISIGODA EKCOMRAIJAS EN GUABFIAZAH, riiOVJhXrA DE TOLEDO. (Yéast yAg. m.) 1 C r u z ofrocicJQ p o r L a c e t i u a . — 2 C o r o n a v o t i v a do S u i n t i l n . - Ó G o r o n n del A b a d Teodosio.—4 F r n g m e n t o do u n a c r u z q u e ee eunoiie oolgaba de \a c o r u n a üe S u i n t l l a . . pretendemos entresacar de conversaciones y aventurasi que mediaron entre aquellos siete sAlitos dotados de lan suR - B M I N l ! á C E M G l A t í Dlfi L N S t Ü L O D E O R O . blimes ingenios, de tan profunda erudición, aumentada en sus largos viajes por paises tan cultos como Grecia, Asia PEDBO DE PUADO Y TOnHES. Menor ; como la patria de Homero , de Ilesiodo, de Sito, de IV. Anacreonte; seguidos de cerca por Pindaro, Sófocles, Conocido ya por nuestros lectores , el plan de este estu- Eurípides, por los mas famosos vales y grandes ingenios dio Üferario, pueden prometerse detalles interesantes , que del mundo antiguo; la patria en fin, de la mayor parle de LOS SIETE SABIOS DE LA GRECIA. lo ruego; porque no solo me proporcionareis el mayor gusto del mundo, si que ademis, todos los corintoB se alegrarán al veros pisnr su territorio, discurriendo por sus ciudades, en las que debéis contar con la mas agasajadora acogida por su parte; congraiulíindome por la mia, con que al ver la visita que me hagáis mi pueblo se persuada de que sois mis amigos.» Coriiiío, mereció pues enlonces ser lealro de la mo:' cé- 190 lt'lne remiion de sabios que recuerda la Grecia en sus antiguos anales. No se sirvió el banquete dentro de la misma ciuctad, sino Fuera úe puertas, poco distante y en un sitio delicioso conocido [)or t'I noinlire de Puerlo Leqitei'm . quintil de la ¡lerlenencia de Periandro contigua al Templo de Véiins; Ingar <¡ue á darles á cscojer hubiesen preferido los mismos sabios eonvidados, al Gran Palacio Real de Oorinto, por cuanto que lodu allí parecía convidar: lo pintoresco ilel [)a¡saje animado, con la elcRanle casita , la floresta , el jarí t i n , las avenidas y el mar en que eslüs limitaban; todos [os detalles del piínorama alegralian la vist;] ile los concurrentes, sin mucha suntuosidad ni m a g n i t u d , si se quiere, el edificio de recreo cuja aF(|UiteclMra pertenecía al orden Corintio era de mano maestra, asi como las eslátuas y pintnras qne exterior é interiormente CKornalian el edilício y sus ¡iccesorios, cuyas bellezas artisiicas eran realzadas por las mas liennosas que allí prodij^ara la naturaleza, i:i^ MI;NI>O M H . I T A I I . prodigios, cuya veracidad condeso, que pongo en duda por temidos y tribunales, he visto muchas E^finjes de marmol lo f[ue toca algunos reíalos; desechando , otros, por consi- y de bronce, signilicando la sabiduría y nrcanos de su culto y sus leyes; para advertir á los magistrados/ á los sacerderarlos verdaderas patrañas y r|uimeras. Quimera: he ahí nna palaltra , repuso Cleobulina , t|ue dotes é infundir veneración á ello^; en las masas del pueblo. me trae á las mientes el recuerdo del abominable monstruo Nada digo con respecto a las Esliujes píntailas, ó de vuldel que d i í (¡ne purgó la tierra Belerofonte cuando le dio to exornando monnmi'iitrii; y jardines, por considerarlas como mero ornato ari|uilectónico , es cuanto me ocurre somuerte en la Silesia. Está b i e n , contestó la princesa E u m e t i s ; añadámosle bre este particular. La Reina tributó las gi'acias á Solón; rogando que cualal catálogo de los anteriores fenómenos, y será nn asunto mas para que nos entretengan nuestros eruditos hués- (¡uier otro se dignase dar á la reunión algunos pormenores sobre el .l/i»('/a»rfj, originario de Greta; enlonces tomóla pedes. palabra Pitiaco. Es i[ue no se ha concluido aun , salló Cleobulina. —¿Dónde dejais á las fürenast... fíi'i; continuará.) PcbUO DE PltADO y TOIUIES. ¿Ah?... repúsola Heina; dignas son en efecto de ocupar nuestra alendo» . y juslamenle , amiga mia . sobre este , ca[Mtulo tengo entendido, (|ni! nadie se baila mas ilustrada que vos misma, por lo tanto aguardamos (|ue priucipies con decirnos algo concerniente á esas peligrosas cantoras: Alli fué donde Periandro se adelantó á recibir á sus los demás, habiendo unido las suyas, á las instancias de ilustrados liuéspedes; en ese [>e([ueña Edén bailaron estos la líüina, la Princesa se esjjresó en los siguientes térne [.A á los Monarcas y señores de a([uella morada; el l l e y , la minos: [teína su esposa; la admirable Princesa Cleobiilína conduCLEODUUSA,—Las Sirenas, mitad doncellas, y mitail pecida por su padre Cleúbiilo para [larticipar del festín ; bien ces, son tres hermanas, ((iie habitan , según dicen, el proasí, como el ciilelire fabulista Esupo , fuerte en esto . como montorio de Pelore, (hoy Capo di fai'o) uno délos tres is(Con¡\nuaciott.) Cleobulina era hábil en eiiplicar enijínias; como v. y , : el lotes C|ne forman el promontorio de Sicilia; y desde cuyo que le atril)uyeron sobre los doce meses del año planteado, liunto esas temibles cantoras hecbii'.an con la dulzura de su Poca es la evidencia que tenemos respecto al estarlo de si no nos hace traición la memoria en la siguiente forma; voz á los imprudentes navegantes que alniidosse aproxi- la Arquitectura naval en la [M'imera época ileí dominio nor'1 ün padre tuvo doce hijos, los (|ne á su vez tuvieron se- man demasiado á las rocas donde moran las sirenas y nau- mando en Inglaterra. Los documentos de aquellos tiempos senta lú'yjá , treinta blancas y otras tantas niaras:» fragan contra las sirtes sus buques. A propósito de lo cual nos suministran varios hechos, de los cuales podemos deDespués de verificada la ceremonia de recepción por recuerdo haber leído en Homero, que Üilses tuvo la pre- ducir aiiiujue con vagueiiad algo sobre el tamaño y clase Periamlro en persona , en el peristilo de su casa, declaró caución al tener que pasar por alli de hacer tapar los oídos de los buf[ues. Cuando el Principe Guillermo, hijo de Enriseguidamente que prescindía de su carácter real por u([uel á los [dlolos i[Ue dirigían el rumbo de la nave , asi como á que 1, pereció con el qne lo trasportaba de I''rancia á Indía , deseaniio ser tratado por sus huéspedes cual amigo , y los marineros que la tripulaban; haciéndose él jnismo glalei'ra , consta que se ahogaron con él 300 personas, Y colega; penetraron en el salón y fueron presentados á amarrar á uno de los m:'istiles á Un de no |)oder ceder á la como entre ellas, segnn dicen los historiadores, se contaMelixsa, la Beina; h su bija la Princesa Eumetts; y ,á la tentación de arrojarse al agua para gozar del deleite de tan ban UO de rango, y como muchas eran señoras, pues que Princesa CieobuUna, las mismas que los recibieron muy arrebuta<loras armonías ; á esto se reduce cuanto yo sé so- el Princíjie iba eii compañía tle su hermana, por fuerza el afables correspondiendo aqnollos á tanta urbanidad con la bre el particular de est;i licciorj que SolüJi podría esclare- buque debía de ser de consiilei"iblc ])orle. Otro hecho semejante, cual fué un naufragio acaecido en el i'cinado de uspresion de Iiojnenajes mas jiropios de {^eiite cortesana cer mejor todavía. avezada á maneras galantes, (¡Me no de tilósol'os rancios y SOLOS.—En la liistoriji, las Sirenas eran en efecto tres Enrique 11, en el cual pereció casi el mismo número de perausteros. hermanas que poseían el canto á la ])erreccíon ; de donde sonas (|ue en el anterior, viene también en apoyo de que [lOCO mas ó menos, ese era el porte de los buque.<í de atpieApenas instalados, y cuando empezatia la conversación les viene el nombre de ííírí/ífl t[ue signilica en lengua feniHos tiempos. (Continuaron las galeras para las operaciones á tomar alfíun interés, sustrajo la general atención de los cea , cantora. HahitaItan en Sicilia , bacía el cabo di: Pelore de guerra ; [ícro la eslension que enqie/.ó á tener el comercontra cuyos escollos atraían, sedu<'idos por medio Í 1 " SUS circunstantes un incidente imprevisto. Üii mensajero se cio hiío necesario recurrirá las vulas, t[ue fueron gi'adualpresentó damlo cuenta á Periandro de un prodigio ijue conciertos, á la juventud ([ue se dejaba corromper abandomente recuperando su importancia y sobrepujando á los reacababa de |)resenciar, y del cual podía él mismo si to tenia nándose á ese deleite. De ahí tomaron pretexto ios poetas mos; como no podía menos de suceder, atendido a que no á bien cerciorarse: en la^ caballerizas del l l e y , acababa para inventar sus fábulas, en que las suponen mitad peces es dable esplolarlo con utilidad, valiéndose de esa clase de lie naoej' de una yegua un fenómeno el cual tenia figura y mitad mujeres; lo c u a l , no j>asa de ser una ficción como [notor que necesita de tan numerosa tripulación en his gaha dicho muy bien la Princesa, bumana desde la cabeza á la cintura , y lo demás desde ía leras de gran tamaño. Esto no debe haber inlluido mucho cintura, de caballo; pero que no relinchaba, sino que Dejatnlo este punto , y pasando á ocuparnos de las Esen los adelantos de la oavegaciori y de la Arqnilectura naexhalaba gritos parecidos á los de una criatura recien naci- finjas, empegaré por ¡ndicaí' lo que la tradición y las c r ó n i val, pues deben haber sido muy eslensas las rclacionus c o da que l l o r a : al oír esto levantóse Periandro, y cogiendo cas griegas nos cuentan c(mcerníente á la tislinje de Beocia merciales entre las dos partes del imperio á uno y otro lado de la mano á Thales y á uno de .su sc(|uito llamado .NiJLole- dejando ¡lai'a desjmes el hablar de la divergencia de ojjiniodel canal. Las crónicas mas antiguas de la é[ioca hablan á ne, les dijo que le siguieran á reconocer el |)rodig¡o, ilejan- nes existetites en varios autores críticos, optando entre cada paso de la gran eslension del comercio de vinos, asi do en el ínterin á las damas en buena compuñia basta su re- ellas por la que me parezca mas verosímil. como ilel de la lana y de las lelas de lana. greso que no se haría esperar mucho: dicho esto salieron, La Eslinje de Deocia pues, era un monstruo estraño , al y rompiendo Esopo el silencio de los demás que se queda- decir de los poetas y fabulistas , que se com[dacia en atorEra |)reciso quela introducción de los buques de vela ron mirándose con aire de interrogarse mutuamente con la mentar á los habitantes del país con la oscuridad de sus en la Marina mercante produjese reformas en la constituespresion de los ojos , dijo en tono festivo: n Lo que es yo, enigmas; señalando á los que no lo acertasen pena de ción de las escuadras; y asi sucedió, como lo vamos á ver. tan familiarizado estoy con el idioma de los aiiimales c[iie muerte; y el trono de Tebas en premio, al pj'imei'o ijuc La espedicíon de Ilicardo, Corazón de L e ó n , en 11!)0, me admiraría muy poco si llegara el caso de ver eual(|UÍer los adivinase: su principal enigma era el siguiente: ¿ Qué para unirse con los Cruzados en la Tiej'a-Santa, constaba día alguno iniíiando, la cara, la voz, y el lenguaje h u - animal es aquel qne por la mañana anda arrastrando soliru de nueve embarcaciones de tamaño extraordinario , de lííO manos. 1 sus manos y sus pies ; á medio día solo en dos pies y á la de paqueñas dimensiones, y de 58 galeras. Con los buques HISTOIUA AliQlITKCTyiiA NAVAL. capturados en la rendición de (Chipre, y con otros fletados en Marsella y en Sicilia , llegó a contar la flota 2üi bn(jues altos y cerca <le tres veintenas de galeras (tell sHippes, miel aboul thrce scorc galliots), lo cual maniliesia que casi lodo el aumento fué en los buques. E s t o , unido á que según consta en documentos, capturó Bicnrdo una embarcación sarracena de tan gran tamaño, que pudo llevar á mas' tic l,ÜO0 sarracenos gran cantidad de pertrechos de guerra, enviados en socorro de Acbon, contribuyen á hacer creer que los progresos de la Arquitectura naval, entre los países Esfínje. comerciales del Mediteri'áneo, habla sido mas rápido que Otro critico asevera que Esílnje viene á significar sencien los bañados por los mares del Norte, en los cuides el llamente emblema misterioso y secrelo de la sabiduría : los comercio estaba encerrado en mas estrechos limites, y (jue griegos demasiado propensos sí se quiere á fábulas , acosse hallaban en constante guerra unos con otros. tumbran 6 desligurarlo todo, y así se esplíca el cómo perSegún consta los monarcas normandos sostuvieron siemsonilicaron el geroglílíco ó figura simbólica de la Esiinje de la manera (|ue queda dicho; y de esto me han acabado de pre con gran tesón sus pretensiones á la soberanía de los convencer mis viajes por E g i p t o , a la entrada de cuyos mares pequeños; los liístoriadores fi'aneeses no solo con- Son tantas las cosas, repuso Cleobulina, que yo he oído noche en tres? Escusamos por sabida ya de nuestros lectocoaiiir lia \a Es/inge que hablaba solo por medio de enig- res de estos tiempos dar aquí la esplicacion. mas, la ([ue suponen era medio mujer y medio leona, (¡ue si Continúa hablando Solóii: eso fuese verdad , no habría inconveniente en creer que Añade la tradición (|ue la Eslinje llena de despecho el puede nacer una criatura milail hombre y mitad caballo. dia en que Edipo se lo acertó, se deí^pedazó olla misma Añadamos, entonces, dijo la Reina , lo que hemos oído contra unas peñas, A pesar de la disparidad de opiniones referir del iWíno'owrt?; otra criatura, medio loro y medio entre los escritores, conviene el mayor número de ellos en persona. qne; era una mujer sabía que vivia i'elirada en una monta¿Y qué nos diréis de la historia de los Centaurost AHÍ- ña de la Beocia llamada M í a , eiímologia de Sphinxc. d dtó la Princesa Eumetis: pues este me parece tener mas (|ue ninguno puntos de conlaclo con el prodigioso fenómeno cuyo nacimiento hace pocos momentos han estado h avis a r , p e r o , si lo hallasen de su aprobación tanto la Ilctna como la Princesa, h i j a ; yo desearía que alguno de estos sabios, aquí presentes, se dignasen ilustrarnos en orden á los tres monstruos de que acabamos de hacer referencia; y de los cuales nuestras ti'adtcíüJies nos cuejitan tantos PANORAMA UNIVERSAL. 1« lirm;in csüi^i [vrelcnsiiiims, sino i[iii' i'stíui üconles «'ti 'li-L'ir, La eomi-ion especial errcar^íada por laCtnilV'deraciorr ¡lid — L o s d e K é l i x indican h a s t i o . Indiferencia o insensibiqin' HMiiiiii siiiicieiiti! [todcr pnrii sostener sus tieronlios. Sur fie los Eslados-Cnidos. de examinar los diversos pro- lidad. Kl Paiiro DaniRl remiiOL-e loa <!o Eiiriqíuí II ;i esn s o b e - yectos preí=enla<Ios para designar la bandera d e la nueva — T i e n e V. ra7.on, Condesa, estoy gantado, pero renace au vauiíi. Confeileracion, ba enrit¡<]o su opinión en la forma siguiente: mi el fuego de los primeros años, triste privilegio de las alLa mnrin:! d e fiiu'rrii ¡uniese alL'anzó importíiiiL-ia cu el La bandera que nos ha parecido couvenieirte elegir, se mas sensibles. reinado lie Juan Si» Tiorra , y oslo ilió [ifilmln á que se diferencia r^sencialmente d e las q u e existeír hasta ahora : el —-;, Con q u e es V. tan sensible? aunienlasen iiquelliis prelüiisiones , hasia el |iunto dií orde- a z u l , el bhiuco y el encarnado que la distinguen , son los —Como q u e soy poeta. n a r , tpie si el (;oin;iniliinli3 d e un lnufiio exlranjnro SL' iie- verdarieros colores r e p u b l i c a n o s , y en el sentido heráldico —Disjiense V., pero ios poetas me parecen t o m o s . ^al>!i á .irriiir hi li:inilt'ra \y.ir\i remdir con ello tininenaje á lu representan tres grandes virtudes . á sabei': el valor, la sin—Porque no se nos c o m p r e n d e . inglesa , el Lal liui]iiii si3ri;i considerado corno liuenii ¡iresa. ceridad y la franqueza, Los Oliciales ile la marina aseguran - - P u e s yo los comprenrjo perfectamente. Todos sus verEsle monarca protei^iú mucho el poder iiavii) de Inglaterra, que esla bandera será fácilmente reconocida á larga distan- sos se reducen á decirnos que somos muy bonitas y q u e el y en los rejíislros fiel año déciinoiereio de su reinado es cia. R e ú n e todas las condiciones exigidas para e s t a n d a r t e murmurio de los a r r o y o s , los perfumes de las flores, los á dnnde por primera vez se Imce meiieioii de iin eslalileci nacional. cantos de las a v e s , los gemidos de los céfiros en las e n r a mienlo nnval ¡n'ililicn. En los rollos c e r r a d o s , pnliliraüo madas son s u b l i m e s , celestiales, divinos, etc., e t c . , lo que fc-€=^«f»-^3-^ por lii Onmisioii ile R e p i s l r o s , se encuentra una orden , felina tempestad q u e estalló sobre la comarca de Ouada- no deja d e ser una p r u e b a d e mal gusto ; p o r q u e , como V. cha cl 29 de mayo d e 1212. ciada por el Rey al Jerif del m u r . á <los leguas de Toledo , el dia 25 de agosto de IfUfl, comprenderá el murmullo de un arroyuelo no se puede c o n d a d o de SaiithunipKrn , en hi que se le p r e v i e n e , que fué causa ''e q u e casi quedaran en descubierto ciertas co- comparar con el e s t r u e n d o de una orquesta q u e preludia un sin p<>rdiila de tiempo ha^A e n c e r r a r con niuralhi fuerte y ronas y fragmentos ríe otras alhajas, que habiendo ])ertenc- w a l s , el perfnme de las llores es mucho menos g r a t o que el buena los diíjiies del Rey en Pernlirohe, p;ira protejer las cido á r'ejcs v]«¡}rodos, yacian allí b a j ó l a ar'cna, barrida del agua de colonia ó liel ])ateliuli, y el canto de una prima g:tli?ras y los demñs l)Lii]ues ilo S, M.; y así m i s m o , que te[lor los raudales q u e produjo la lluvia <)ft aciuella t e m p e s - donna mricbisismo inas agradable q u e el del mejor gilgucro. vaiite contra osla mui'alla almacenes para la conservación —Torio eso está muy bien : pero V. debe referirse A los tad. La mujer d e nn labr'ador vecino ilel pueblo fuó la favod é l o s pertreclios y equipo de las espresatlas emliarcaciopoetas vulgares. recida con el hallazgo. nes, todas c u j a s obras deliiau ser dirigidiis por WUliiim, Ar—Tiene razón, Fólix: si V. oyera alguna coinposlcion suDe allí í> ]ior^o supimos con disgusto que otras corrientes cediano de F;iuntiin ; debiendo ejeciilarae con lodn a d i v i se nos habiaii llevado iKiiiel tesoro al lado de allá [lel Piri- ya... ¿Qué escribe V. amigo? dad á fin d e i[ue pudieran terminar comiilelameute eon el —He terminado una balada q u e s e lílula FJ tropezón can n e o . y que vokian fi yacer en el Museo im])erial de Clriny. verano. ¿Estaba el Gobierno imperial en su derechu ¡il comprar' ei cido. —¡Eso si que es original! El poder naval de Infilnterní continuó bajo cl pié n e c e - aquellas premias di^ rfffejío cflríorirff)? ;,Pertenece la totalidad —Pues está dedicada á V. sario para conservar la soixíranla q u e Juan Sin Tierra se riel tesoro eiic()ntrado, ó solo inm rfc mis fiarles al feliz, deshabía abrogado, Un aconieciínienlo del reinado de Fídnardo 1 vino á d e m o s t r a r , q u e las d e m á s naciones de Kuropa reco;iociau es;i soberanía ; |)ncs h a b i e n d o verilicudo varios genoveses alRiinas espediriones de p i r a t e r í a , todas las marflintas acudieron A E<luardo I a quien reconocían como pacilico poseedor del a sotx'raav señorío ij domimo de los marca (te ¡nglaterrn. f islas de In mi.wm.v ICvelyn dice, que este documento L-xistia aun en su tiempo en los archivos d e ta T o r r e . El dereclio de soberanía absoluta de [4)s mares se mantuvo hasta el reinatlo de Jaime I. La Reina Isaliel persistió en esle ilerecho, y por coiisignienle en su poder.dc negar ó de conceder ct paso por aquellos mares, se¡jiin se le antojase. Carlos I sostuvo en 1GM ese mismo d e r e c h o ; viéndose obligados los holarrdeses e n l K i - l , después de una gtrerra c r r j í a d a , 6 r e c o n o c e r l o , consinliernlo en arriar la bandera y las gavias al encontrar un b u q u e d e grrerra iuplés eo los mar'es b r i t á n i c o s ; y se ordenó á los ('oinandanles d e los bmi»es de g u e r r a i n g l e s e s , que o b l i gasen á los d e las demás naciones á rendirles esle homenaj e ; rigiendo estas insinrccioiies basta nuestros d i a s , esto e s , hasta la conclusión d e la última g u e r r a , que fueron a c e r t a d a m e n t e derogadas por las razones q u e Sir John líarrow dá en su Vida de ¡¡ove. « D i c e , reliriéndose á Ti'irfalg a r , i|ur; el almiranlav.go . toniaiido err consider'acion lo bnmillado q u e i'n aqirel cond>ale Irabiait q u e d a d o el jioder naval de Francia y Kspañrr, r e s o l v i ó , previa aprobación del Gobieriro, derogar aquel arlícnlo arbitrario y ofeosívo ipie prescribía á los oficiales d e marina exigir itc lodo b u q u e extr'anjero con que se encontrasen que ¡rrriase la bandera y las g a v i a s , pues rrun currndo en general los países extranjeros se habiarr sometido durairle varios siglos á tan odiosa p r e t e n s i ó n , no era probable c[ue esta jiudicra sostenerse mas tiempo sino con el razona miento d e loa cañones ; y por consiguiente , se consideró f[tre era oporturro , lanío moral coiuo politicamente , abairrlonarla corr espontaneidad,c cubriilirr'? Hinchóse rlisr^utió entonces sobre estas pi'Oposic i o n e s ; pero las coronas se querlaron en Cluny y allí están. Prrr' fortuna nuestra patrhr es como la salud d e un tcmperarnerrio vigoroso y juverrll, que mas se r o b u s t e c e , cuanto mas se prodiga. - Í , A mi? —A V. Luisrr: como que V. y E n r i q u e son los héroes d e mi balada. —¿Y q u é tenernos q u e ver con el ciclo? —¿Diga V, Enrique no tropezó con V.í -SI. Otro labra'lor ríe aquella comarca se echó lambieii a bus—i llsied no es un cielo? Luego tropezó con el cielo. car c o r o n a s , y a los ríos dias ilel primer ilesrnbrimicnto —Pero yo iba vestida de blanco, y si era cielo estaría enconlro otro deprisito igual al anterior. E s l e labrador, cuj o nombre es Dornirrgo de la Cruz , bien aconsejado por su n u b l a d o . —Los verdaderos poetas no r e p a r a n en colores. l i o , y digno profesor de instrucción |iriinarra , D. Juan FiOmiliremos lo restante de la conversación y haremos nogueroln, tuvo el honor de nfrer-er á S. M. esle precioso seg u n d o lestrro el 19 del próximo pasarlo halláirdose la corle tar solamente el cambio verilicado cu la encantadora Luisa. su vanidad ajada solo por el amor de E n r i q u e podía ser saen Aranjui.'y,. tisfecha. En este número publicamos cl diseiío d e los principales XIL de estos preciosos objetos n u e v a m e n t e h a l l a d o s , á saber 1." Cruz i'ofiv/i ofrccMa píír L u c e t i u s : 2."* Corona de Sniíttiia\ y ,"5,° Corona votiva riel Abad T c o d o s i o , según la fotografra t|ue de dichas alhajas se ba pcrniilirio sacar y ofrececemos completar este a s u n t o , dando á luz en el próximo númei'o de Ei. PA?ÍOII,M]A el tlibirjo d e las aoálogas q u e des graciaílamente existen en el Museo imperial d e Cluny. EL RAMO DE JAZMINES, NOVEL,* OHICIKALCK TJ. M AHÍ ANO CAPDEPON Y MASÉRES. [Continuación.) Dejemos por un momento la habitación de la Condesa para Iraslarlarnos á otra no meu'^s lujosa y e l e g a n t e , dorrde moraba nuestro conocido el Marqués d e T. que sentado en frente de su amigo D. Crislóbal se ocupaba en leer un periódico. ¿Quiénes eran estos personajes? vamos á decirlo. El Marqués ríe T. contaba trece l u s t r o s , mas á pesar de sus Cíj años, era lo que se llama nn pollo : vestia con afectada elegancia y llevaba su capa de embozos encarnados con cierto aire d e matón: su peluca era la mejor que babia salido lie los talleres ile P a r í s , y los cuellos de su camisa los mas tiesos y almidooados de 1M corte. Su semblante era adusto , serio, y como suele decirse, de pocos amigos ; solo manifestaba cierta comiilaccncia en el teatro , c u a n d o dirigía sus gemelos de nácar á los ligeros píes de una bailarina ó á la garganta graciosa de una prima donna. Félix al trazar esta pintura pnco halagüeña de su amigo, Toda la corle se ocupaba de sus amoríos, en los que el de quien estaba celoso, pensaba hacerle antipálico á Luisa, Marqués ostentaba un veriladero lujo. Blancas y morenas, mas sus palabras produjeron el efei'lo contrario. rubias y tic cabellos n e g r o s , eran el blanco de sus amores. El corazón ile la hermosa tenia una fibra sensible, la vaLas lenguas mordaces d e la corle encontraban en la vida Esgetrcral la creencia de «pie los gerroveses fueron los n i d a d . privada del Marqués bastantes escenas escan<lalosas que reprimeros q u e construyeron bu(|ues especiales de vela, y E n r i q u e no liabin a m a d o , según rlecia Félix, no habia ferir; bastantes estrañas aventuras q u e c o m e n t a r ; y como que lio comenzaron á hacerlos hasta jirlncipios del sígto xiv. encorrtrado una mujer lan bcrnrnsn que la juzgase digna de sucede g e n e r a l m e n t e , era mas lo que se inventaba q u e lo P e r o tai vez se esli^ mas cerca d e lo cierto diciendo , que se su a m o r ; la cont[uista ríe un corazón tan esquivo seria una que en realidad aconlecia. Aquellas n>entiras sin e m b a r g r . conocían eir el Mediterráneo antes d e e s a fecha, y que aun página brillante en la historia fie sus amores. Asi pensó lenian un fondo de verdad que desconsolaba. cnariilo la rrduptacion genriral d e la galera err la Cnropa Luisa al escuchar las i>alabras del poeirr. y desde entonces En ninguno de los lances amorosos q u e se referían del occidental disminuyó mucho la navegación con velas, no so propuso hacerse amar de E n r i q u e , Distinto aféelo produMarqués, se er.(;ontrabaii escenas horribles q u e hiciesen es se abandonaron estas por completo , antes al contrario bu- jeron estas pnlalir-as en el corazón apasionado d e la CondeIremecer el corazón: sentimientos elevados, pasiones subliq u e s de e l l a s , si bien proliablemei.le p o c o s , y mal empare- sa que esclamó. mes que le devolviesen las ])erilidas c r e e n c i a s ; por el conj a d o s , estuvieron siempre err uso. A ju/.gar por loa conta—•^De veras es V. tan insensible? trarío, sus situaciones mas serias se prestaban admiratdedos dalos <|ue nos proporciona la h i s t o r i a , debieron ser - No lo crea V. s e ñ o r a , por el contrario estoy muy ena- m e n t e al ridiculo, y su historia , aunque con un fondo que «.liiffres, adopiadus par'a el comercio de las costas del cadesconsolaba, atraía siempre la sonrisa á los lál)íos del mas morado como V. sabe. nal y de la balifa de Vizcaya. —Es verilad, le creo á V . , c s o s ojos indican mucha pasión. a d u s t o d e los lectores. (Sn cnnLlmmra.j El Caplínn i!c fragnlt), Mli;[iEL LoBi>. —¿En qui" se conocen , m a m á , los ojos que indican?... —Sicnqire has de preguntar necedades. — ¿ Y diga V. los d e Félix indican pasión? Era un héroe de comedia y de comedia d e fíffuron. Solo se parecía á los héroes de la tragedia en tener un c o n f i d e n t e : e s t e era D. Crialólial. KL fM M L N Dt.i M i [ , I T A l - t . El am¡KO del Miinjués ora mas jóvtín ([ue él pero mucho mas feo. Semblante vercM-negro, patillas cíe conlriihandisla, pómulos salientes, pelo crespo y ensortijado, lúhios gruesos y prominenles, cue[IO:Corto, anchas espalJas, gruesas manos culiierlas de vello, cinliira corpulenta 6 ínQexibíe: todo esto adornado con un alto sombrero de anchas alas y un largo ^^ahnn por debajo del cual apenas asomaban sus junnetudos pies. dre , C[ue desra que haga nn regalo á la Condesa por el cariñoso y (kainleresiido afecto con que le ha asistido en su enfermedad : lo restante se lo envia su buen padre para que pase alegre los dias do la próxima Navidad. Y ahora q«e yn son conocidos estos personajes, podremos escuchar su conversación. —jpolfticaí ¡poKUca! decía el Marqués arrojando con desden el peri6dicoi —¿Qué noticias? • •• —Ninguna de interés, todas son pura mentira. —Tiene V. razón , pura mentira, —Dicen C[ue tengo mucbo partido, que trato de engolfarme de nuevoen la política. ;!• —iJesús! que ridiculez. • • -. —Tanto como eso no, D, Cristóbal. —Está claro que n o , porque V. podría hacer la felicidad de su patria^ pero vale mas que haga la suya propia. ' —¿Qué, no soy felizí — En verdad que s i : siempre tan afortunado en amores... y á propósito : aquella simpática joven del vestido blanco.,. —iVada tiene de simpática, si hubiera V. dicho. hermosa... —Eso quise decir: la hermosa joven del vestido blanco, pronto aumentará el numero de ios triunfos • amorosos de usted. • —¿De verasT —Se me tía presentado una ocasión. —Es V. un {jjrande hombre y bien puede desempeñar los primeros cargos de la Administración pública. Influiré con el Ministro para que le ascienda. —Siempre lia sido V. generoso y magníinimo. —Siga V., siga V., que le escucho con ansiedad. —Figúrese V, que un hijo de un amigo mió, que viene recomendado á m i , habita accidentalmente en casa de la Condesa; ayer fui h visitarle y hablé con la madre de Luisa, porque en estos asuntos es lo mejor. —¿Y respondió? —No señor. ¿Qué plaza se entrega al primer asalto? —Pero... —Escuchó parlamento, por consiguiente se entregará. —Le deberé áV. un favor inmenso. Crea V, amigo que es lo único que me preocupa:.por eso sin duda, dicen los periódicos q«e estoy engolfado en altas combinaciones p o líticas. —Tiene V. razón , es una alta combinación. —V V. un hábil diplomiitico. - S i : contestó Enrique, ¿cómo liabia de faltar? —Ya lo suponía... cuando hay interés... —¡Cómo r ¿sabe V. acaso? —Que las miradas de la Condesa.., —¿La Condesa? •—No baldemos mas de eso y volvamos á lo que nos importa : quiero que presentes á un amigo mío, e Marqués de T... porque yo no tengo suficiente conlíanza, —Como V. quiera. —Gracias y adiós. Llegó la noche: los salones de la Condesa se estremecian al compás del baile: cien parejas se fleslizalian girando sobre la alfombra como impulsadas por 'nn torrente de luz y de armonía. '• XIII. Así se lo lia dicho D. Cristóbal, preguntántlole además si iba por la noche á las reuniones de la Condesa , que recibía los miércoles á sus amigos do confianza. BAMJERA NACIONAL ADOrTAD.i POR LOS SEPARATISTAS DE LOS ESTADOS-UNIDOS DEL SUR. (Vé'isc pAff. líll.J La Condesa liabia desplegado nn lujo verdaderamente oriental; su morada no parecía la liabitacion de una mujer, era mas bien la mansión voluptuosa del hada del amor y de la hermosura: el lujo do sns salones solo podia compararse con el que ostentaba en su persona. Habia estado en el tocador una liora masque de costumbre, se habia esmerado en parecer mas hermosa porque amaba como nunca pensó amar. . {Se continuará.} gemidos se confunden con el nimor de las olas y no llegan ADVERTENCIA. á los oídos del ingrato (¡ue íiuspir.i por otra mujer. ¡Pobre Amalia! ;,Qué se hicieron tus sueños de celestial Habiéndose acercado varias personas á nuestra redacción ventura? ¿Donde estíin las horas de dicha que imaginaste, dioiéndonos h poco voiitminusos que son ¡os tomos de EL P A donde el amor que fui; el aire que respirabas y la vida (jue NonAiiA Usivi-HS.^i., if á ¡leticiaii de varios señores siiscrííorcs vivias? de provincias, hemos determinado que ios íQmos conteiiijau Se disiparon tus ensueños como se deshace la espuma lodos los números de nn año en MZ de seis meses; por coiisique i tus pies arrojan las olas; el amor permanece en tu al- f/nienie el tomo tercero coiiciuird á últimos de diciembre ma, pero como un árbol marchito, ya no se embriaga tu exi.s- que será citando daremos el índice, portada y cubierta. tencia con sus perfumes, le falta la esperanza , el sonoroso OTRA. arroyo que le fecundaba. Y pasan las horas, y cada una arrebata en pos una llor ¿os señores ctti/a snscricion á este periódico termina A del árbol de tus ilusiones, y disi])a un fantasma de los que fines del actual, y deseen seguir favoreciéndolo, se servirán hacerlo con la oportuna anticipación áfinde que no se origiforjaste en tus sueños de amor. ne entorpecimiento ninguno para recibirlo. XIV. Portado tu no tir rauda, ni Siíi'rflnrln, Fn^suiico MKHINÍ-VRTTU. Enrique está ya bueno y mas enamorado que nunca , viDirector 7 proiilclario, 11. M. PÉREZ IIE CAHTH», liiItlnrresiionBahlc , f). Jaeinlo Hoiirigiies. Apartemos los ojos de estas escenas de corrupción para ve en su casa, pero su corazón está en la de Luisa. Se encuentra alegre porque ha tenido una visita agradable; don lijarlos en otras mas apacibles y melancólicas. Dejemos la MADnil): ISlil.—Imp,Tbit.delAri.,ís,ácnrí!0 iteJ. ItodrigueZf oaJIc lie SaitfíeTnanlino, nina. 7. corte de atmósfera corrompida y corramos A Z., de traspu- Cristóbal le ha entregado 10,00(1 reales de parte de su parente cielo y de brisas puras y embalsamadas. Allí está Amalia: la de sensible cni'azon y melancólico semblante, la de mirada tierna y alma apasionada y ardiente, IMPORTANTE A NUESTROS SÜSCRITORES. Allí está Amalia sobre una roca bañada del mar, contemplando la undosa superficie inmensa como su dolor , inconstante como el hombre que amó. Su faz está pálida como el primer rayo de la luna que A fin de cotTesponder con nuestro agradecimiento al A Unes del trimestre que espira en el presente junio, se riela en el mar, sus megillas como las rosas próximas á marchitarse, sus ojos anegados en llanto, circundados de favor de los ([uc con su aslílua suscricion contribuyen i^ que suscriban por todo el semestre entrante , esto es , hasta liii poéticas ojeras del color del jacinto, como de una au- podamos seguir aspirando al jierfeccionamiento de esta pu- de año. reola de dolor. Su pecho, que oprime el pesar, exhala pro- blicación ilustrada, hasta darle el carácter de interés genePara facilitar su adquisición se remitirü á cada uno de longados gemidos, ecos de la amargura que llena su alma, y ral en que nos proponemos establecerla, hemos determinado los señores que reúnan esta circunstancia una cédula con sus cabellos, flotando desordenados, encubren su frente co- REGALAR UN CUADRO sobre algún asunto interesante DIEZ NÚMEROS, de los cuales será premiado con el cuadro de la historia nacional, pintado al óleo por uno de nuestros el igual al que obtenga el premio grande en la lotería que mo las pasiones desordenadas enlutaron su porvenir. ha de celebrarse por Navidad ílel presente año. •,Pobre Amalia ! pasan los dias dejando en tu semblante mas distinguidos artistas. la indeleble huella de un tormento horrible; cada hora arLas dimensiones del lienzo, adornado de su corresponA su debido tiempo, y á íin de que pueda conocerse el rebata al pasar una llor del árbol de tus ilusiones y disipa diente marco dorado, serán una vara de alto sobre varan mérito del cuadro, se publicarán copias grabadas; ftnaU un fantasma de los que forjaste en tus sueños de amor. cuarta de ancho. mente , el cuadro se remitirá gratis y perfectamente emha ¡Pobre Amalia! nadie comprende la tortura que te devoTendrán derecho á este obsequio los señores suscritores lado A la [lersona que sea favorecida por la suerte en la ra; nadie se compadece de tu horrilíle sufrir. Gimes, y tusá EL pA>'onAMA IJNiVEnsAL r[ue lo son por un año , y tos que forma que dejamos c-lablerida.