EL SUELO- Y EL RELIEVE CALIZO Todas sus variantes pueden

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EL SUELO- Y EL RELIEVE
CALIZO
Todas sus variantes pueden agruparse en cuatro tipos fundamentales:
Primero, los tallados en la superficie de gruesos bancos de caliza, pero de escasa inclinación y roca homogénea, sobre la que se desarrollan surcos estrechos
y d 1-2 m. de profundidad, que siguen la línea de máxima pendiente, y entre
las que persisten rodetes redondeados o crestas agudas y ramificadas que recuerdan, como una maqueta, un sistema de montañas en miniatura. Segundo,
las superficies buriladas por acanaladuras verticales y paralelas, si la inclinación del banco se acerca a la vertical. Tercero, otras veces estas acanaladuras
son verdaderos orificios o conductos de sección circular de varios centímetros
d diámetro, que materialmente perforan la roca, acribillándola. Y, por último,
cuarto, los campos de lapiaz suelen hallarse atravesados por grandes hendiduras rectilíneas, de orientación paralela y entrecruzada, conforme a un ángulo
constante que denuncian las preexistentes dislocaciones tectónicas; se trata de
diaclasas paulatinamente ensanchadas, que incluso llegan a convertirse en fosas
profundas, de hasta una decena de metros, con los bordes roídos de canaladuras.
El agente que produce todos estos tipos de talla es la acción química del
agua, que busca para su ataque los puntos o líneas débiles de la roca. Tales
formas serán tanto más aristadas y cortantes cuanto más caliza sea la caliza.
Un bello ejemplo puede verse en mi libro sobre VIZCAYA, foto de la página
144, segunda página de couché (tallado en estrías).
Tales estrías o acanaladuras son tanto más cortantes y apretadas cuanto
más espeso y más homogéneo es el banco de caliza. Si el banco es impuro (mezclado con margas o areniscas, o bien con gres), entonces suelen aparecerías perforaciones tubulosas.
En la creta, por ejemplo, no se conocen en absoluto los lapiaz. En las
calizas dolomíticas, como sucede en el macizo de Picos de Europa, el carbonato
de magnesio se disuelve con mayor lentitud que el de calcio, y la roca se descompone en arena, como lo podría hacer un gres. Sin embargo, no se conocen
aquí las formas de seta, que son verdaderos pilares, coronados por un sombrerete de roca más coherente. Tampoco se conocen o son sumamente raros los
puentes naturales.
El clima juega también un papel muy importante en el tallado de las
calizas, aunque las formas resultantes no difieran gran cosa, como resulta de
comparar los lapiaz de la cordillera Cantábrica, eminentemente húmeda por
lluvias y nieblas, con los de Yugoslavia, de clima mediterráneo, seco, bien
acusado.
Otra cosa sucede cuando los bancos de calizas se hallan totalmente recubiertos por el manto vegetal, aunque tal no es el caso en el Cantábrico,
donde el esqueleto de las calizas aflora y emerge por todas partes.
Agente muy activo en el tallado de los lapiaz, por encima del límite silvano, es la nieve, que forma una espesa capa convertida en hielo, y que perdura hasta muy avanzada la primavera en una fusión muy lenta y continuada,
persistiendo en las depresiones y humedeciendo las menores irregularidades
de la superficie de la caliza.
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