SESIÓN 10: LA TEMPLANZA – DOMINIO PROPIO. Parte 1. EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO – Revisado por Juan Algaba. EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO - SESIÓN 10: LA TEMPLANZA – DOMINIO PROPIO. – Parte 1. TEXTO CENTRAL “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Gálatas 5:22-23. INTRODUCCIÓN Finalmente llegamos a la última virtud enumerada por Pablo que es encontrada por alguien que está caminando en el Espíritu, produciendo en consecuencia el fruto del Espíritu: "templanza". En cierto modo, uno podría considerar esta virtud como la más importante. Porque sin templanza, las "obras de la carne" no pueden ser derrotadas. Y porque sin templanza, los otros elementos del "fruto del Espíritu" no serán evidentes. ¿Pero qué es exactamente la "templanza"? ¿Y cómo podemos desarrollar esta virtud? LA DEFINICIÓN DE TEMPLANZA Desde el punto de vista literal, esta palabra significa, virtud que consiste en moderar los apetitos, moderación, continencia, dominio propio. La palabra griega es "egkrateia" (eng-krat'-i-ah). Viene de la palabra "kratos" (fortaleza), y significa "alguien que se sostiene a sí mismo" (ROBERTSON). Otros estudiosos como THAYER la define como: "la virtud de alguien que domina sus deseos y pasiones, especialmente sus apetitos sensuales". MACKNIGHT agrega el concepto: "Donde subsiste esta virtud, la tentación puede tener poca influencia." Inmediatamente, entonces, podemos ver por qué esta virtud es tan necesaria para vencer las "obras de la carne" (tal como la fornicación y los arrebatos de ira). La palabra “enkrateia” se usa en el Antiguo Testamento para referirse al control de José sobre sus emociones e impulsos frente sus hermanos (Génesis 43:31). En el Nuevo Testamento es encontrada solamente tres veces. - Una vez en Hechos 24:25. Donde es incluida junto con la "justicia" y el "juicio venidero". La palabra a la que sigue es "justicia", la cual representa lo que Dios demanda; entonces, dominio propio es la respuesta del hombre a tal demanda (VINE). - Una vez en Gálatas 5:23; donde vemos que es evidencia de que alguien está caminando en el Espíritu, y es guiado por el Espíritu. - Y en 2 Pedro 1:6. Donde aprendemos que existe para ser añadida al "conocimiento". "seguir al 'conocimiento", sugiere que es aprendida y que requiere ser puesta en práctica" (VINE). Templanza, entonces, es el control de alguien sobre sí mismo; en el contexto de las Escrituras, el control de sí mismo existe para estar en armonía con la voluntad de Dios. Pero en parte es más fácil definir entonces lo que se debe desarrollar. SIGNIFICADO DE DOMINIO PROPIO. Atendiendo a su origen etimológico, podemos interpretar entonces que templanza no es una mera actitud de moderación, es más bien, “dominio propio” que surge como resultado de la autodisciplina. El dominio propio es la capacidad que tiene un individuo de controlarse o de equilibrar sus acciones y emociones. Se puede decir que el dominio propio es el resultado arduo y difícil de un ejercicio de personalidad. El dominio propio que nos hace revestirnos de Dios, se contrastaba en oposición con la conducta destructora y desordenada del pecado (Romanos 13:13s; 1 Tesalonicenses 5:6-8; 1 Pedro 1:13). Fuente: “El fruto del Espíritu” – David Zamora. “La carne y el Espíritu” – Mark Copeland. 1 SESIÓN 10: LA TEMPLANZA – DOMINIO PROPIO. Parte 1. EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO – Revisado por Juan Algaba. La sabiduría de Salomón declara que es más fácil capturar una ciudad que estar en control de nuestro espíritu – Proverbios 16:32; ver 25:28. Simplemente el controlar la lengua, es un difícil desafío. Fallar en poner freno a la lengua nos entrega a una religión vana – Santiago 1:26. ¡Es más fácil amansar animales salvajes! – Santiago 3:7-10. LA CARRERA DEL DOMINIO PROPIO. El sentido práctico de la templanza se da en 1 Corintios 9:25 donde se habla de la autodisciplina de los atletas. “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”. Es evidente que Pablo está indicando en este pasaje que si ellos ejercen tanta disciplina, a fin de ganar trofeos materiales, ¡cuánto más los cristianos, que hemos emprendido una carrera superior y con propósitos eternos! La vida espiritual del cristiano es un proceso de ascenso, de crecimiento, y en este proceso no siempre el Espíritu Santo elimina de forma inmediata los deseos, impulsos y tendencias carnales que se heredan de la vida de pecado. Pero la templanza que el Espíritu Santo implanta en el corazón de los creyentes les ayuda a hacer morir esos deseos, pasiones y apetitos carnales. En otras palabras, el Espíritu Santo nos ayuda a auto-disciplinarnos. CONCLUSIÓN Mientras alguien coopera con Dios en hacer Su Voluntad, la templanza será una consecuencia natural (en este caso, la evidencia de que alguien está caminando en el Espíritu). No podemos subestimar la importancia de desarrollar la "templanza" en nuestras vidas. - Sin ella, no podemos derrotar las tentaciones que vengan a nosotros. - Sin ella, no podemos superar las obras de la carne. - Sin ella, no podemos crecer como deberíamos en Cristo. - Sin ella, ¡no podemos dar el fruto del Espíritu! Una de las características que debían reunir los ancianos, según el apóstol Pablo, en la epístola a Tito, es que debían ser “…moderados, respetables, sensatos, e íntegros en la fe, en el amor y en la constancia”. Esto sólo ocurre cuando hemos recibido de parte de Dios ese “espíritu… de dominio propio” que Él pone en nuestro corazón. “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7). Fuente: “El fruto del Espíritu” – David Zamora. “La carne y el Espíritu” – Mark Copeland. 2