Página 1 de 3 TEMPLANZA Por Ricardo Vivas Arroyo En Física y más propiamente en el área mecánica, la templanza es la estabilidad de las propiedades mecánicas de un material, cuando se pone a prueba mediante cambios bruscos de temperatura. Desde el punto de vista bíblico, es decir, aplicándose al carácter, es de la misma manera, templanza es la estabilidad emocional e intelectual de una persona cuando se enfrenta a todo tipo de circunstancias por gratas o dolorosas que estas sean. La templanza también se traduce en la versión 1960 como dominio propio, aunque en realidad nada tenga que ver con el esfuerzo propio, pues es un fruto del Espíritu de Cristo o rasgo de su carácter perfectamente equilibrado (Gá. 5:22-23). ¿Cómo llegar a este punto en el que el carácter permanece inalterable? La clave es muerte a uno mismo y vivo sólo para Dios. La palabra griega es Söfrosunë, que significa templanza, cordura de mente, mente cabal, sobriedad, disciplina, continencia, dominio de uno mismo (que no propio o por uno mismo). Termplanza y sus variantes aparece en el Nuevo Testamento 7 veces: 4 veces como söphoneö: (Hch. 26:25, Ro. 12:3, 2ª Ti. 1:7, 1ª P. 1:13), y 3 veces como egkrateia (Hch. 24:25, Gá. 5:23, 2ª P. 1:6). Si las consideramos por orden de aparición, nos iluminará sobre su valioso significado para nuestra vida espiritual: 1.- Hch. 24:25, la versión 1909 la traduce como continencia, la revisión 1960 como dominio propio, Pablo disertaba sobre tres temas: la justicia, la templanza y el juicio venidero, es decir, sobre la condición del hombre ante Dios, poniendo la templanza en medio de la justicia y el juicio, lo cual demuestra su importancia, ya que eso hace la diferencia en el veredicto, con razón el gobernador Félix se turbó, pues sin Cristo dentro nadie puede tener verdadera templanza, que es lo que le permitirá ser aprobado en el tribunal de Dios. Ya que la ley es el estándar de la justicia y la gracia la única manera de alcanzarlo, es decir de mantenerse en templanza. 2.- Hch. 26:20-27. Poco tiempo después Pablo habla ante el rey Agripa y Festo para defender su predicación, concluyendo que las palabras de verdad y de templanza, son el arrepentimiento para la conversión del alma, mediante la fe, para poder recibir la Salvación mediante el sacrificio de Cristo. El rey por poco recibe la salvación, pues creía pero no dio el paso del arrepentimiento y la conversión. La palabra de verdad debe también ser firme, no puede cambiarse o acomodarse, es de templanza, y es la manera de empezar bien la vida cristiana que agradará a Dios desde el principio. 3.- Ro. 12:3. Una vida desprovista de orgullo es aquella que piensa de sí mismo con templanza, es decir, no se cree más de lo que es, ni menos, es una vida humilde, moldeable, flexible a la voluntad de Dios, dócil, obediente, no resistente a los requerimientos divinos. El problema de muchos es que cuando Dios los usa, se les infla el globito del “Yo” y eso los descalifica y mete a competir con los demás, como Pedro con los once y Pablo en relación a sus revelaciones. Es entonces cuando debemos ser humillados por Dios, y no rebasar la medida de fe que le corresponde a cada uno según su llamado. Debemos aquilatar la templanza para aprovecharla y ahorrarnos momentos amargos que sólo vendrán si no lo entendemos y nos humillamos para dar ese precioso fruto del Espíritu de Cristo. Página 2 de 3 Todos anhelamos ser personas ecuánimes, serenas, que no se alteran, que no se salen de sus casillas bajo ninguna circunstancia, que no pierden el control, que no pierden los estribos, pero es verdad que ni los más flemáticos pueden lograrlo. La buena noticia es que siendo un rasgo característico de nuestro Señor Jesús, es algo que Dios quiere compartir con nosotros como fruto del Espíritu de Cristo obrando en nuestra alma, porque es precisamente en el alma en la que se realizan los cambios para hacernos semejantes a Él. Templanza o dominio propio, es dominio sobre nosotros, pero no por nuestra propia capacidad, sino por medio del Espíritu de Dios en nosotros. Las palabras griegas son Söfrosunë con su variante söphoneö, y egkrateia. Ahora veremos la siguiente, seguros que Dios nos dará un fresco entendimiento sobre este rasgo de carácter tan necesario para todo creyente: 4.- Gá. 5:23 es la cuarta ocasión, que claramente debe corresponder a los tratos personales que Dios tiene en forma específica con cada creyente, según su propia forma de ser. Realmente debemos leer Gálatas 5:22 al 26, donde se nos da la lista de las 9 características del fruto del Espíritu de Cristo, donde encontramos que en primer lugar es una manifestación del fruto o naturaleza de Cristo sembrada en nosotros por la semilla incorruptible sembrada en nuestros corazones, por la Palabra de Dios (1ª P. 1:23), lo segundo que vemos, es que la ley no está en contra de la templanza, es decir, está a favor, quien tiene templanza está por encima de la condenación o sentimiento de culpa que siempre siente el que falla, porque no falla, ya que no camina en su propia capacidad, aunque logra dominio propio o de sí mismo por el Espíritu, porque vive crucificado a su vida propia para vivir sólo para Dios. En este tiempo Dios ha estado tratando conmigo al respecto, yo creo en su autoridad y en el poder de Dios respaldando nuestro ministerio, sin embargo, como les platiqué, cuando se fue el agua en casa por casi 5 días, yo di palabras de fe y no volvió el agua, declaré, reprendí, até, desaté y el agua jamás llegó; de momento fue frustrante y confuso, hasta que alzando mis ojos al cielo pregunte: Dios, ¿qué pasa? Y vino sobre mí con mucha claridad: ¡Dame gracias solamente! Lo hice hasta que vino paz a mi corazón, pero no agua a la tubería. Con la gripa me está pasando igual y he tenido que aceptar que al dar gracias y alabar a Dios, recupero la templanza, y eso es todo, porque lo demás Dios lo permitió para eso, y ni siquiera le puedo decir: Ya aprendí, sáname para continuar con las cosas que quedaron pendientes, entre las cuales debo visitar dos iglesias, porque eso Él ya lo sabe y aún así no lo quita, ¿por qué? Porque templanza es más importante que sanidad o suplir a mis necesidades materiales más apremiantes. Eso es otro nivel, Dios me está preparando para las ligas mayores, donde lo único que importa es Él y no yo, lo suyo y no lo mío. Parece que estoy empezando a entender lo que es templanza, empiezo apenas a vislumbrar la riqueza espiritual que significa recibir realmente el carácter de Cristo. Crucificar se dice fácil, pero renunciar totalmente a la vana gloria para caminar en el espíritu, sin codicia ni envidia de ninguna especie, es en verdad algo diferente, te lo aseguro. Hasta el próximo boletín. 5.- El quinto texto en el Nuevo Testamento que nos refiere la templanza, es 2ª Ti. 1:6-8: Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza. Por tanto no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo; antes sé participante de los trabajos del evangelio según la virtud de Dios, Página 3 de 3 Cuando pensamos en el Plan de Dios, que es llevar a la iglesia a la plenitud y a cada creyente en lo individual, sabemos que es algo imposible para la capacidad humana, por lo que Dios nos provecho de recursos celestiales, como la santificación, mediante la cual Dios nos está transformando a la semejanza de Cristo. Siendo la templanza el dominio del espíritu sobre la carne, sobre nuestra manera de ser, el apóstol Pablo le escribe a su hijo Timoteo, diciendo que el miedo no viene de Dios, pero la templanza sí, precisamente para liberar adecuadamente los dones espirituales con los que Dios nos equipó para cumplir su perfecta voluntad en la parte que le toca a cada quien. Sin miedo y sin vergüenza, con la templanza que como fruto o rasgo característico de Cristo Dios nos ha cambiado, podamos movernos en el nivel sobrenatural del Espíritu, participando así, de los trabajos del evangelio. Es muy claro que todo cristiano que lo desea, lo puede conseguir, porque no depende de su capacidad, sino de Dios. Pablo le llama mortificar la carne pero por medio del espíritu (Ro. 8:13). La templanza es la serenidad o aplomo con la que nos movemos cuando dependemos por entero del poder de Dios para hacer su voluntad. Podemos entender que templanza o dominio sobre nosotros mismos por el espíritu, es tener posesión de nuestra alma, es decir, ponerla bajo total control de Dios, lo que se logra al vencer los obstáculos que tienen que ver con largo tiempo de prueba, ya que es en la paciencia que esto es posible (Lc. 21:19), lo cual nos lleva a ser hombres cabales, personas íntegras, que logran la plenitud que Dios se propuso compartir sólo con los vencedores (Stg. 1:2-4). 6.- La siguiente ocasión en la que se habla de templanza está en 1ª P. 1:13-16, dónde el apóstol compara la templanza a un cinturón puesto sobre los lomos del entendimiento, como punto de fuerza. Entiendo que tener buen entendimiento no es suficiente, se requiere de templanza para poder esperar por entero en la gracia, que sabemos bien que es Cristo obrando en nosotros su vida, que se manifiesta cuando Dios nos permite ver los resultados. Realmente la gracia se libera cuando nos conservamos bajo su control, es decir, con templanza. Esa es nuestra relación con Dios donde la templanza es el signo de madurez más significativo. 7.- Finalmente, es también el apóstol Pedro quien nos habla sobre la templanza en relación con la gloria de Dios, en 2ª P. 1:4-8, Pedro nos muestra una escalera de 9 peldaños hacia la plenitud, empieza por mostrar diligencia, luego fe, luego poder, luego conocimiento y después templanza, como el eje central de estos nueve principios, luego le sigue la paciencia, sobre ella el temor de Dios, luego el amor fraternal y por último la caridad. Al centro está la templanza, como el eslabón que une lo primero con lo postrero, las cosas que nos dan un buen inicio, con las que nos muestran la plenitud. Los versos del 9 al 11 nos enseñan cómo esto, nos permitirá tener una amplia y generosa entrada al reino de gloria de Cristo. La templanza es pues un ingrediente esencial para entrar, sostenerse y perseverar hasta alcanzar la plenitud que Dios ha preparado para su Esposa, formada por los creyentes vencedores. ¡Aleluya!. -----o-0-o-----