Se abre la puerta para nuevos ingresos a la cédula

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Justicia Viva
N° 32, 11 de junio de 2003
¿Se abre la puerta para nuevos ingresos a la cédula viva?.
A propósito de una reciente y polémica sentencia del
Tribunal Constitucional
Alfredo Villavicencio Ríos
Consorcio Justicia Viva*
El martes 3 de junio, se publicó en El Peruano la sentencia del Tribunal Constitucional
recaída en el expediente N° 156-2001-AA/TC, en la que se declara fundada la acción de
amparo planteada por doña Rosa Carmen Medina Pantoja, ordenándose, por tanto, su
inclusión dentro del régimen pensionario previsto por el Decreto Ley N° 20530.
Como se sabe, en nuestro sistema previsional público, existe un régimen general de
pensiones, regulado por el Decreto Ley N° 19990, y uno especial, establecido por el
Decreto Ley. 20530, cuyas peculiaridades giran alrededor de una aplicación restringida
a ciertos funcionarios públicos (los ingresados antes del 11-07-1962, originariamente) y
otorgar una pensión denominada cédula viva, dado que su monto es igual al que cobra
como remuneración el trabajador en actividad que desempeña las mismas funciones que
el jubilado, actualizándose cada vez que corresponda.
Por tal razón, aunada al hecho que en el régimen general (D.L. 19990) existe un tope
máximo para las pensiones (845 nuevos soles en la actualidad), el sistema del D.L.
20530 es mucho más oneroso que el del D. L. 19990, a pesar que el involucra a menos
pensionistas.
Sus evidentes ventajas económicas para el pensionista, han hecho que se procure
ingresar a este sistema hasta por la ventana (lo que muchos consiguieron con normas
“especiales” dictadas en el gobierno de Alan García), sin embargo, su elevado costo
económico para el Estado, que tiene que cubrir las pensiones con partidas
presupuestales, lleva a que haya un enorme celo en el reconocimiento de estas
pensiones, a tal punto que en el régimen de Fujimori eran permanentes los abusos contra
pensionistas que tenían legítimo derecho a este régimen (cuyos reclamos han sido
amparados por la Corte Interamericana de Justicia).
En el caso que comentamos, la demandante había trabajado desde el 1° de enero de
1967 hasta el 1° de junio de 1985 (18 años y 5 meses), y reclama una pensión del
régimen del D.L. 20530 acogiéndose a la Ley N° 24366, promulgada el 22 de de
noviembre de 1985, que permitía la incorporación de nuevos funcionarios al régimen de
cédula viva, siempre y cuando cumplan dos requisitos: i) que cuenten con 7 años de
servicios a la fecha de dación del D.L. 20530 (es decir, que hubieran ingresado a prestar
servicios al Estado antes del 22 de febrero de 1967); y, ii) que estuvieran prestando
servicios a la fecha de su promulgación (22 de noviembre de1985).
La actora sólo cumplía uno de los dos requisitos glosados (fecha de ingreso), y, sin
embargo, el Tribunal Constitucional obvia esta situación y ordena su inclusión en el
régimen del D.L. 20530, por considerar que las personas que entregaron su cuota de
trabajo tienen derecho a acceder a la seguridad social y porque con sus más de 18 años
de trabajo la demandante había superado largamente los 12 años y medio previstos por
la norma últimamente citada para tener derecho a una pensión del régimen aludido.
Agrega, además, que al haber cesado el 1° de junio la norma aplicable era el D. L.
20530 original y no la Ley 24366, a la que califica de norma que restringe el derecho de
la demandante y que es posterior a su cese.
Estos argumentos resultan inadmisibles jurídicamente, en la medida en que no había
violación constitucional alguna, dado que al no cumplir con los requisitos legales del D.
L. 20530 le correspondía una pensión del régimen general (que se otorgaba para las
mujeres que tenían al menos 13 años de aportaciones). Además, el Tribunal
Constitucional confunde los términos de la controversia, al señalar que no se le aplica la
Ley 24366 por ser posterior, cuando justamente el único argumento de la demanda
giraba alrededor de la inclusión en el régimen de cédula viva a partir de la ampliación
de beneficiarios que planteó esta última ley y sin la cual jamás hubiera podido formular
reclamo alguno ya que sólo podían gozar de tales pensiones los funcionarios públicos
ingresados antes del 11 de julio del 1962.
En conclusión, estamos ante una sentencia que nos hace ver que la actividad
jurisdiccional del Tribunal Constitucional es todavía dispareja, puesto que, frente a la
rigurosidad y acierto en otros campos, en éste se yerra gruesamente. Por ello,
consideramos que esta sentencia, a pesar de que formalmente debería convertirse en
precedente, no lo será, habida cuenta que en la próxima ocasión que se trate un caso
similar el Tribunal afinará su puntería y no permitirá más incorporaciones que carezcan
de los requisitos legales.
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“Justicia Viva” es un proyecto de “Participación y fiscalización ciudadana en la reforma judicial”, que
ejecuta un consorcio integrado por la Facultad y el Departamento Académico de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, el Instituto de Defensa Legal (IDL) y la Asociación de Jueces por la
Justicia y Democracia. El Proyecto tiene su sede central en el nuevo local del IDL, ubicado en Manuel
Villavicencio 1191, Lince.
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