LA CONDUCTA SE APRENDE Introducción Toda conducta humana ha sido influida por el ambiente en que se ha producido. Lo que ocurre a nuestro alrededor y sobre todo, lo que antecede a nuestras acciones o conductas y las consecuencias que se siguen (lo que ocurre después) van consolidando nuestra forma personal de actuar, es decir, nuestra personalidad. Cuando un niño nace, NO SABE ninguna de estas cosas: jugar, estudiar, pensar ,qué es bueno, qué es peligroso… estas habilidades y conductas y la inmensa mayoría de las que un niño manifiesta, las va aprendiendo a lo largo de los días y de los años. Los padres, profesores y otras personas de la comunidad intervenimos de forma decisiva en este largo y complejo aprendizaje. Fuensanta Cerezo (97) afirma que “la escuela conlleva un conjunto de relaciones, procesos y recurso para satisfacer intereses o necesidades comunes(…) En este sentido, las instituciones ofrecen esquemas, normas, pautas, procesos sociales y roles para que el individuo pueda resolver los problemas sociales con facilidad y seguridad. En la actualidad, los problemas de comportamiento constituyen uno de los principales problemas en el seno de la convivencia y correcto funcionamiento de los centros educativos. Además, se configuran como uno de los principales problemas de carácter reactivo con los que se enfrenta hoy en día el profesorado. Los problemas de comportamiento en el ámbito educativo Nelson y Rutherford (89) definen las alteraciones del comportamiento como “aquellas conductas que ocurren con suficiente frecuencia, intensidad o cronicidad en los distintos ambientes, de modo que resultan intolerables para los padres (familia), los educadores y otras personas; que son incompatibles con el progreso escolar y/o amenazan la seguridad o el bienestar del sujeto o de otros”. 1 Según la psicología del desarrollo, algunos de los problemas más frecuentes en la infancia, y que por tanto tienen una extensión en el ámbito escolar, son: En los primeros años, reacciones de agresividad entre iguales, ansiedad, miedos…., que se relacionan con el seguimiento de órdenes verbales de los adultos, la demora de gratificaciones y la realización de actividades contrarias a las demandadas por los niños. Entre los 6 años y el comienzo de la adolescencia surgen dificultades académicas, problemas atencionales, miedos, agresividad,… estando más relacionados con los esfuerzos de adaptación al ámbito escolar y social Atendiendo a la clasificación del DSM-IV-TR y el CIE-10, podemos englobar dentro de los trastornos graves de conducta el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, los trastornos disociales y el trastorno negativista desafiante. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad: Este problema implica, una dificultad, generalizada en el espacio y el tiempo (ocurre en cualquier lugar y todos los días), para mantener y regular la atención, y una actividad motora excesiva (hiperkinesia o hiperactividad). Secundariamente, se manifiesta en forma de un notable déficit de reflexividad: actúa con impulsividad o con escasa reflexión. Trastorno de conducta o disocial: Se entiende como trastorno de conducta a la alteración del comportamiento, que se manifiesta de una manera antisocial, ya desde la infancia, y que se refleja en una serie de violaciones de normas que no son propias de la edad, como los enfrentamientos con otros niños; escaparse de clase, etc., y que son consideradas más allá de la propia “maldad infantil” o rebeldía adolescente. Trastorno oposicionista y desafiante: El trastorno oposicionista y desafiante o negativista desafiante se caracteriza por un enfrentamiento continuo con los adultos y con aquellas personas que tengan algún rasgo de autoridad, en especial dentro del a familia y la escuela. Suele aparecer en el niño, entorno a los 2 ó 3 años, como una manifestación de oposición y desafío, aunque será a partir de los siete años cuando se manifieste como tal el trastorno, afectando entre un 5% y un 15% de la población escolar. Respuesta educativa ante estos trastornos Recomendaciones o sugerencias para realizar en el aula son: Realizar exposiciones breves, con interrupciones aclaratorias o repetitivas cada cuatro, seis u ocho minutos, dependiendo del curso o nivel. Sentar al niño cercano a su mesa y a la pizarra, próximo a otros compañeros con buena capacidad y hábito de atención, alejándolo de 2 los puestos finales, las esquinas, ventanas, puerta, compañeros que lo puedan distraer,... Dividir los ejercicios o tareas de clase en tramos reducidos, de forma que los pueda realizar a intervalos; mientras los está realizando, puede acercarse y supervisar, dar instrucciones, dirigir palabras de ánimo,... Al tener más necesidad de moverse que los otros niños, se les ha de permitir, que se levanten de su sitio y se muevan por la clase, pero sin molestar a los demás. El profesor puede nombrarlos sus ayudantes, repartiendo material, recogiendo tareas. Ocasionalmente puede hacer algún recado fuera del aula. Mediante juegos, cuentos o historietas, el maestro puede hacer comprender a sus compañeros su comportamiento, facilitando con ello buenas relaciones entre los alumnos. Psicoterapia individual: pretende que el niño aprenda a controlar sus emociones con el fin de aumentar su propia paciencia. Terapia familiar, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de cambios dentro de las relaciones familiares, tendentes a mejorar la comunicación. El papel de la escuela en la prevención de los problemas de comportamiento La escuela tiene una serie de funciones principales que debe cumplir y garantizar. Prevenir, diagnosticar e intervenir en los problemas de comportamiento. Hay tres niveles de prevención: - Primaria: trata de prevenir el comienzo del problema y disminuye su incidencia. Detectado el problema en su inicio se trata de evitar su desarrollo. - Secundaria: trata de invertir el desarrollo del problema, minimizando su severidad y disminuyendo su prevalencia en el tiempo. Es el tratamiento en sí. - Terciaria: se prevé el deterioro, recaída o complicaciones, como parte de la misma intervención. En la escuela el que más interesa es el primario, porque es la prevención real y que va dirigido a toda la población. Se trata pues de la detección precoz o de la evaluación de características del contexto del niño o de su personalidad que puedan llevarnos a pensar que están en riesgo de tener problemas de conducta. Estar en riesgo supone la “exposición a circunstancias que aumenta la probabilidad de manifestar alguna conducta desviada o problemática”. 3 (Lemos, 1996). En el caso de los problemas de comportamiento podríamos señalar los siguientes factores de riesgo: - Impacto negativo de un entorno social deprimido y pobre. - Estructura familiar: separación de los padres, circunstancias anormales en la pareja o en la familia. - Problemas de conducta, de personalidad y emocionales de los padres: por ejemplo, drogas, alcohol, depresión, esquizofrenia, etc. Y también un inadecuado estilo de crianza de los hijos. - Conflictos de pareja y desacuerdos: genera ansiedad en el niño, modela inadecuadamente al niño que puede buscar modelos más desviados aún, el alto nivel de estrés, etc. Programa de modificación de conducta El Programa consiste en acercar al alumno a una serie de conductas alternativas (aprender a relacionarse con los demás de manera adecuada, control de sus conductas problemáticas, desarrollo de una capacidad mayor de atención y concentración, aprender a relajarse) y eliminar las conductas problemáticas. Para la modificación de la conducta del alumno, se trabajarán aspectos relativos a: a) Desarrollo de la atención, concentración, dominio de la impulsividad. Se pretende que el alumnado se concentre, mantenga la atención y domine la impulsividad en la realización de las tareas escolares. b) Relajación y control de la impulsividad. i. Técnicas de relajación a través de la respiración. ii. Técnicas de relajación muscular progresiva. iii. Estrategias de motricidad general (psicomotricidad). iv. Estrategias de motricidad fina. c) Técnicas de modificación de conducta que se van a llevar a cabo: - Control estimular. Evitar todas aquellas situaciones que por su configuración particular van a producir la conducta problema). - Refuerzo positivo. Reforzar bien verbal o socialmente (choque de manos, pegatina de buen trabajo “ ” en la ficha cuando haya trabajado muy bien, refuerzo verbal, ...) o materialmente (jugar con el 4 ordenador un rato si antes ha trabajado bien en la mesa o estar más rato jugando con la pelota en el recreo, por ejemplo) - Reforzamiento de Conductas Alternativas. Reforzaremos aquellas conductas que no pueden presentarse simultáneamente con las que se desea eliminar. - Aislamiento o Tiempo fuera. Cuando pegue al maestro o a los compañeros se le retirará al “Rincón de Pensar” durante un rato, se le ayudará a manifestar verbalmente cómo debe portarse y si está bien o no pegar a los demás. Una vez que ha reflexionado con nuestra ayuda y se ha calmado volverá a la actividad. - Extinción. Se le ignorará aquellas rabietas que lleva a cabo para captar la atención. - Premio / Castigo. Se aplicará de forma inmediata. Se plasmará en el aula un panel con las normas de la clase y con el sistema de refuerzos y castigos que se aplicarán según se manifieste la conducta del alumno. El propio alumno colocará en el panel los dibujos correspondientes al premio o castigo que le corresponde según su conducta. De igual forma puede utilizarse para anticiparle al alumno las consecuencias de su comportamiento, ya sea positivo o negativo y, de esta forma, reforzar el buen comportamiento y darle al alumno la posibilidad de cambiar el malo. Normas de clase - Sobrecorrección. Arreglar aquello que haya roto o tirado, por ejemplo. Será inmediato a la conducta que se desea eliminar. - Autoinstrucciones. 5 d) Desarrollo de habilidades sociales en el alumno. Las pautas metodológicas que se van a seguir para la enseñanza de estas habilidades serán las siguientes: 1. Las habilidades sociales se aprenden. Es importante enseñar a los alumnos las habilidades sociales (juego, diálogo, intercambio de cosas, debates, etc.) porque esperar a que lo asimilen espontáneamente puede dar lugar a consecuencias negativas. 2. Importancia de ofrecer un modelo adecuado (Imitación). Los niños necesitan modelos correctos para aprender adecuadamente. Los alumnos deben observar que converso y dialogo con todos los alumnos, que expreso de forma adecuada mis emociones e ideas, defiendo mis opiniones de una forma no ofensiva para nadie, disfruto dialogando y jugando con todos... es importante que establezca un apego afectivo con los alumnos con el fin de que desarrolle las habilidades que se persiguen. De la misma forma, los compañeros también sirven de modelo. 3. Valorar todas las intenciones de comunicación con los demás y de autonomía en la realización de actividades. 4. Proporcionar ocasiones facilitadoras de habilidades sociales. Cuando ofrecemos a los alumnos experiencias variadas que le posibiliten relacionarse, estamos favoreciendo la ejercitación de las habilidades sociales y su desarrollo. 5. Técnica de refuerzo positivo. Cuando los alumnos realicen la conducta que deseamos que hagan habitualmente, les premiaremos con algo que le agrade: refuerzos materiales (gusanitos), refuerzos sociales (alabanzas, muestras de cariño, etc.), actividades (poder realizar algo que a la alumna le agrade). 6. Técnica de Premack. Consiste en asociar una actividad desagradable, que no gusta o no interesa, con otra agradable (toda conducta que recibe un premio tiende a repetirse). Se elegirá una tarea que realmente interese a los alumnos, pero solo puede realizarse después de la conducta que queremos reforzar. Por ejemplo, cuando participen de forma activa y espontánea en los diálogos de la clase, les permitiremos realizar puzzles de animales, etc. 7. Juegos comportamentales. Sistemáticamente se programarán juegos en grupo y los alumnos jugarán con un compañero/a con el fin de poner en práctica las habilidades sociales que van aprendiendo. 8. Autoinstrucciones. Todas las conductas relativas a las habilidades sociales y autonomía se implantarán a través de la verbalización continua de los procesos que deben realizar los alumnos. Conclusión El alumnado que evidencia problemas de comportamiento suelen manifestar también dificultades en otras áreas del desarrollo. El ser humano 6 no se compone de partes independientes de la personalidad, sino que todos los ámbitos se encuentran intensamente relacionados. Este razonamiento es el que argumenta el tratamiento educativo de los problemas de comportamiento en globalidad en los contextos escolares. Apuntar la importancia de la detección temprana de las alteraciones comportamentales, cuya aparición suele producirse en el seno de los ámbitos socializadores primarios y secundarios, familia y escuela, y en muchos casos, la falta de comunicación entre ambos ambientes genera el refuerzo de estas conductas y el establecimiento en le repertorio del alumno /a de forma permanente. Si no se actúa desde la prevención primero, y posteriormente no se interviene, los problemas de comportamiento se agudizarán produciendo un deterioro en el proceso educativo del alumno/a. Referencias bibliografícas MARTÍN, G. y PEAR, J. (1999). Modificación de Conducta. Madrid: Prentice Hall. 7