APORTACIONES AL DOCUMENTO A DEBATE “UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS Y ENTRE TODOS”. En este documento sometido a debate se recoge en su presentación las múltiples transformaciones que la sociedad actual ha experimentado en los últimos años. El alumnado de nuestros centros educativos no queda ajeno a esta realidad que está aconteciendo en nuestros tiempos. Consideramos que este documento se está haciendo eco de estos cambios sociales, culturales, etc. y muestra de ello está en el planteamiento que hacen de la educación desde una visión sistémica. El alumno es contemplado desde los diferentes sistemas a los que pertenece, pero fundamentalmente desde los dos principales: familia y escuela , teniendo en cuenta que son los dos sistemas más influyentes en el desarrollo de la persona. Familias y escuelas que están interconectadas por un período de tiempo importante en la vida del niño y que no se pueden observar como entidades separadas porque el alumno tiene que funcionar en ambas. Además de esta visión sistémica otra aportación positiva que hace el documento es el acento especial que pone en la prevención de desigualdades en educación infantil y primaria. Sabemos que de por sí el sistema educativo tiene una capacidad privilegiada para detectar estos problemas porque una parte importante de la vida de un niño se lo pasa en un centro educativo, lo que permite conocer su estado y nivel de desarrollo. Sin embargo, de estas dos etapas valoramos la educación infantil como un período muy adecuado para la prevención de las desigualdades socioeducativas, principalmente porque se trata de un momento en la escolaridad del niño que presenta condiciones favorables que permiten desarrollar acciones con fines preventivos. Entre estas acciones podemos señalar las siguientes: - La detección temprana de situaciones sociales y educativas desfavorables del alumno, considerando los expertos la época de inicio de la escolarización infantil como el período idóneo para la detección porque las familias suelen presentar mayor disponibilidad y acercamiento al centro educativo. Cuanto antes se detecten estas situaciones, antes los profesionales pueden intervenir, previniendo la cronificación de la situación original. Nuestra experiencia profesional nos dice que muchos de las problemas sociales y familiares que presentan nuestros alumnos y que son notificados por los profesores en la etapa de primaria o de secundaria, son problemáticas que eran visibles desde la etapa de infantil. Sabemos que las situaciones de dificultad social que están afectando a nuestros alumnos no aparecen de la noche a la mañana, sino que suelen ser procesos largos en el tiempo. Uno de los instrumentos que nos permite esta detección temprana son los informes socio-educativos y psicopedagógicos. - La intervención temprana que va a permitir que no se incremente la gravedad de las consecuencias para el niño y una mayor probabilidad de éxito de la intervención ofrecida desde los diferentes contextos, entre ellos el educativo. El contexto educativo presenta unas características propias a diferencia de otros contextos que también se ocupan de los menores que se encuentran en dificultad social. El ámbito educativo admite el abordaje de situaciones que, no siendo susceptibles de ser notificadas a los servicios externos porque no presentan los suficientes indicadores de desprotección, en cambio si están vulnerando las necesidades de nuestros alumnos. Este tipo de actuaciones, son percibidas por las familias como menos amenazantes por el carácter normalizador y funcional que le otorgan al contexto educativo en contraposición con el carácter disfuncional con el que se define el contexto de servicios sociales. Estas actuaciones se han de realizar por profesionales con el perfil adecuado y orientado hacia la atención de familias en dificultad social. Por otra parte, con respecto a la participación de las familias y su papel relevante en la educación , estamos de acuerdo en el protagonismo que se pretende darles, ya que en definitiva la participación de los padres es un factor decisivo para la calidad de la educación. Sin embargo, esta participación es casi inexistente en los padres de alumnos con desventaja social. Paradójicamente, estos alumnos que más necesitados están de este vínculo es donde menor relación existe entre sus familias y la escuela. Generalmente estos hogares carecen de modelos educativos apropiados, poseen un bajo nivel de instrucción, le dan escaso valor a la educación, tienen expectativas de futuro prácticamente nulas con respecto a sus hijos, hay ausencia de valores sociales, culturales y disponen de una economía precaria. Algunos autores han señalado una serie de factores que están contribuyendo a este distanciamiento, entre los cuales destacamos los siguientes: - Olvidar la diversidad de las familias que se acercan a la escuela y ofrecer un discurso homogéneo. - No ser conscientes los docentes que las formas de acercarse, las expectativas y las actitudes de los padres con respecto a la escolarización de sus hijos son distintas. - Pretender imponer una “culturización forzosa” y no ayudar a los padres a integrarse y acercarse a la escuela. - Los padres de medios desfavorecidos no se sienten capaces de intervenir eficazmente en el juego escolar ya que se ven poco aptos para establecer un diálogo igualitario con la escuela. Sin embargo, ante esta situación que no está exenta de dificultades y ambigüedades, la escuela debe construir una relación con estas familias , compensando el déficit de comunicación social que las separa. Pero esta relación se ha de construir de una manera diferente, partiendo del distanciamiento que presenta los padres de la cultura escolar. Es a través de esta construcción diferente de la relación donde el concepto participación en el ámbito educativo adquiera otra dimensión que es la de la prevención de riesgos sociales derivados de una educación ineficaz: abandono escolar, empleo precario, economía sumergida, economías marginales: drogas, prostitución, etc. No obstante, somos conscientes de las dificultades que esto conlleva. Muchos de estos padres se resisten a acudir al centro escolar, pese a los múltiples intentos que se hacen y en ocasiones hay que recurrir a cierta “persecución” para lograr que asistan. Este tipo de participación necesitan del desarrollo de estrategias de acompañamiento, potenciando la tutoría social de proximidad y acompañamiento individualizados de estos padres al centro educativo. Estas actuaciones requieren de tiempo, esfuerzo y una formación profesional adecuada. Por ello, consideramos que en esta construcción de la relación familia-escuela, el profesor debe ir acompañado de un profesional de lo social para que esta costosa tarea llegue a buen puerto. Los “compromisos pedagógicos” que se proponen en este documento pueden ser una herramienta muy útil en esa nueva construcción de la relación familia-escuela. Finalmente hacer referencia a la propuesta que hace el documento acerca de la compensación educativa en zonas o centros de atención preferente. Comentar que nos parece más acertado hablar de zonas de atención preferente que de centros, teniendo en cuenta la importancia que tiene la comunidad (el barrio) para las familias en desventaja social ya que este tipo de familias son más fácilmente influenciables por el entorno que las familias “normalizadas” y además al carecer las mismas de recursos económicos y personales que les impiden acceder a recursos externos deben buscarlos dentro de la propia comunidad. TRABAJADORAS SOCIALES DE E.O.E.Ps DE ZONA DE LA ISLA DE GRAN CANARIA: ANA TERESA CABALLERO PÉREZ Mª DOLORES GUERRA GARCÍA DE CELÍS INMACULADA CABRERA PEÑATE PILAR MONZÓN FLEITAS