Unir fuerzas por la seguridad nacional

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mpreso por Francisco Rincón Durán. Prohibida su reproducción.
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EL MUNDO. JUEVES 10 DE JULIO DE 2014
OTRAS VOCES
OPINIÓN
TRIBUNA POLÍTICA FELIPE SAHAGÚN
El autor analiza el funcionamiento del Consejo de Seguridad Nacional cuando se cumple un año de su nacimiento
Sostiene que el órgano ha puesto fin a la descoordinación en seguridad marítima, ciberseguridad y gestión de crisis
Unir fuerzas por la seguridad nacional
ESTE JUEVES, un año menos un día después de su estreno, se reúne en Moncloa el
Consejo de Seguridad Nacional (CSN) español, por primera vez bajo la presidencia del
nuevo Rey, Felipe VI.
Cinco días más tarde el CSN presentará
a la Comisión Constitucional del Congreso
su primer informe anual de seguridad, en el
que se explican los pasos dados en los 12
ámbitos de la seguridad recogidos en la estrategia aprobada por amplísima mayoría
hace un año, sobre todo en tres áreas: gestión de crisis, seguridad marítima y ciberseguridad.
Su presentación
coincide, con pocos
días de diferencia,
con la publicación del
primer informe estratégico del Centro Nacional de Inteligencia,
CNI 2030, sobre los
retos de los próximos
15 años.
No es fácil lograr
en pocos meses –no
olvidemos que muchos de sus elementos se han puesto en
marcha después de
febrero– que docenas
de organismos de las
distintas administraciones y las empresas
privadas afectadas en
cada ámbito de la seguridad, acostumbradas a actuar desde
siempre por su cuenta, sin director ni partitura, empiecen a hacerlo como una verdadera orquesta, bien
afinada.
La ley orgánica prevista en la estrategia
ha chocado con reticencias de algunos
departamentos, pero
en Moncloa no se
pierde la esperanza
de que se la pueda
dar un impulso en los
próximos meses. Para
que se consolide y dé los frutos esperados, el
sistema previsto de seguridad requerirá el
esfuerzo mantenido de varios gobiernos y de
toda la sociedad, tarea en la que cada vez será más importante la información y la participación ciudadana.
«El CSN ha echado a andar, algo que se
aventuraba difícil, sobre todo llenarlo de
agenda, de contenido útil para la seguridad
del Estado», señala Alfonso de Senillosa,
subsecretario y director adjunto del Gabinete de la Presidencia. «Se ha reunido cada
dos meses, como estaba previsto, sin fallar
un solo turno».
Este Consejo es el vértice del sistema de
seguridad establecido por el Real Decreto
385/2013, de 31 de mayo, para asistir al Gobierno, desde el mayor consenso posible y
con la participación del mayor número de
actores de la sociedad (civiles y militares),
en la preparación y dirección de la política
de seguridad, entendida como una política
de estado necesitada, cada día más, de una
estrecha cooperación interdepartamental e
internacional.
En su primer año de existencia, ha dado a
luz tres documentos estratégicos –la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), la Estrategia de Ciberseguridad (EC) y la Estrategia
de Seguridad Marítima (ESM)– y ha puesto
en marcha los consejos sectoriales en cada
área de acuerdo con lo previsto en la ESN, la
«Creen que se han
sentado las bases para
evitar desajustes como
los que se produjeron en
el Prestige y en el 11-M»
estrategia matriz. En los consejos participan
representantes de los principales ministerios
con competencias en seguridad (Defensa,
Interior, Industria, Exteriores, Hacienda…)
y el CNI. Cada consejo está formando grupos de trabajo para la elaboración de los planes de acción correspondientes a cada uno
de los principales objetivos de las estrategias
sectoriales. Seguridad Marítima ya cuenta
con seis, Ciberseguridad con uno y están
previstos varios más.
La oportunidad y la necesidad explican
que de los 12 ámbitos de riesgo y amenazas
identificados en la ESN –conflictos armados, terrorismo, crimen
organizado,
inestabilidad económica financiera, vulnerabilidad energética, proliferación de
armas de destrucción
masiva, migración
irregular, emergencias y catástrofes, espionaje, vulnerabilidad del espacio marítimo y vulnerabilidad
de infraestructuras y
servicios esenciales–,
los principales avances en el primer año
de vida del Consejo
se hayan dado en ciberseguridad y seguridad marítima.
La dispersión y
descoordinación de
medios que había entre Interior, CNI,
FF.AA., y otras unidades de las distintas
administraciones, los
conflictos de competencias y la difuminación de responsabilidades en esos ámbitos, con un impacto
diario en todos los demás, exigían respuestas urgentes.
El núcleo de todo
este sistema de seguRAÚL ARIAS
ridad es el antiguo departamento de Infraestructuras y Seguimiento de Crisis de
Presidencia del Gobierno, desde 2012 reconvertido en el Departamento de Seguridad
Nacional (DSN) y transformado en el nuevo
Comité de Situación (CS), que cuenta con
un centro y varias células de coordinación
que se activan según las necesidades.
Aunque no exista un jefe de Seguridad Nacional como el que tienen los EEUU desde
1947, los responsables del CS se sienten satisfechos de lo conseguido, aunque son conscientes de que el desarrollo pleno de los objetivos exige mejorar mucho más la coordinación y una participación mucho más intensa
de todos los actores públicos y privados.
Sus responsables no se atreven a hacer
futuribles, pero creen que se han sentado
las bases para evitar que se repitan desajus-
tes como los que se produjeron en crisis tan
graves como la del Prestige y el 11-M. Aunque no es comparable, la respuesta al accidente ferroviario de Santiago en 2013 fue
una primera prueba de la que el CS se siente satisfecho.
Constituido formalmente el pasado 1 de
abril, «el CS asume la gestión de crisis de
cualquier naturaleza (ciberseguridad, seguridad marítima, etc.) en el nivel político-estratégico que, por su trasversalidad o su dimensión, desborden las capacidades de respuesta de los mecanismos habituales»,
señala Joaquín Castellón, subdirector general del DSN.
EL CONSEJO SECTORIAL de ciberseguridad lo preside este primer año el director
del Centro Nacional de Inteligencia (CNI),
Félix Sanz, recién reelegido, y el de seguridad marítima, el Jefe del Estado Mayor de la
Defensa (JEMAD), almirante Fernando García Sánchez. Como vicepresidente de ambos
figura Alfonso de Senillosa.
El CS lo preside el director del Gabinete
de la Presidencia, Jorge Moragas, secretario
del CSN y responsable principal de la pirámide, a las órdenes directas de la vicepresidenta y del presidente del Gobierno.
Se reunió por primera vez el pasado 1 de
abril bajo la dirección de la vicepresidenta
del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría,
en el ejercicio Gamma Luñol 2014 de la Unidad Militar de Emergencia (UME), la Generalitat Valenciana y el sector privado.
En él se simuló un terremoto de magnitud
6.3 con numerosas víctimas e importantes
daños materiales. Participaron sobre el terreno más de 3.300 efectivos y 430 vehículos
de la UME, las FF.AA., Cruz Roja, bomberos
y los distintos cuerpos de seguridad. Asistieron observadores de otros países y de organizaciones internacionales.
Todo el esfuerzo, tanto en Moncloa como
en los consejos sectoriales, se está haciendo,
según sus responsables, tratando de reducir
cargos y optimizar recursos. De una dirección general y tres direcciones generales que
tenía el antiguo Departamento de Infraestructuras, el nuevo está formado por un subsecretario, un subdirector general y unos noventa funcionarios.
«El coste se ha reducido, pero lo importante es la herramienta, su eficacia y su capacidad de compartir información con todos los
centros y actores responsables en cada ámbito de la seguridad en el momento necesario», explica Castellón.
De perfil bajo y sin presupuesto propio,
los resultados del DSN y de los dos consejos
ya operativos no se miden en éxitos o fracasos que produzcan grandes titulares, sino en
el trabajo callado, casi siempre en la sombra,
imprescindible para la promoción de estrategias como las ya aprobadas, la cooperación entre las distintas instituciones, la organización de simulacros, la redacción de propuestas e informes y la gestión de crisis.
Felipe Sahagún es miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense.
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