CONDUCTAS SEXUALES Aunque no hay grandes diferencias entre las conductas sexuales de las personas jóvenes y adultas, sí existen algunas variaciones respecto a las manifestaciones, a la frecuencia, a las vivencias y a las consecuencias de estas. Las conductas sexuales de los más jóvenes también han sido objeto de muchos estudios que se han llevado a cabo hace más de cincuenta años. No obstante, aunque muchas cosas han cambiado, sobre todo las actitudes ante la sexualidad, las conductas en sí mismas poco han variado. En esta etapa de la vida, las conductas de autosatisfacción, primero, y el descubrimiento de la sexualidad compartida, después, son las claves. La masturbación en la adolescencia es una práctica habitual, más aceptada socialmente que en épocas anteriores. Consiste en lograr la autosatisfacción sexual mediante el estímulo manual de los órganos genitales masculinos o femeninos hasta llegar al orgasmo, que puede ir acompañado de fantasías y la imaginación puesta en alguna persona que es atractiva sexualmente. Por otro lado, se habla cada vez más de masturbación mutua sin que esta conducta pueda diferenciarse claramente de otras con distintas denominaciones. El llamado petting constituye, por lo general, el siguiente paso en el camino exploratorio de la sexualidad, propia y ajena. Consiste en llevar a cabo todo tipo de caricias mutuas hasta alcanzar el orgasmo. Al no llevar aparejado ningún tipo de penetración son manifestaciones prácticamente exentas de riesgos. El llamado sexo oral implica llevar a la excitación y al orgasmo mediante la estimulación de los genitales con los labios y la lengua. Las dos variantes más conocidas de esta técnica son el cunnilingus, cuando se estimulan los genitales femeninos y la felación, cuando se actúa sobre el pene. Para una gran parte de los y las adolescentes estas prácticas constituyen el siguiente paso. El coito es una práctica sexual que se da a medida que avanza la edad y, por tanto también, las relaciones íntimas con otra persona. Lamentablemente, se ha convertido en el objetivo de cualquier relación sexual, incluidas las juveniles, llegando a desplazar los beneficios de la sexualidad no directa o exclusivamente coital. Parece interpretarse que unas relaciones sexuales no son completas si no finalizan en alguna forma de penetración, vaginal o anal, por lo que muchos expertos pretenden transmitir a la juventud un concepto más integral de la sexualidad según el cual sería conveniente: Romper el concepto o norma que establece una íntima relación entre sexualidad-genitalidad-penetración o coito. Ampliar las expectativas de obtener placer, situando el orgasmo y la eyaculación como un componente más, no el único ni el mejor. No reducir las potencialidades sexuales al acto sexual, valorando la variedad de manifestaciones sexuales de cada persona. Separar la división entre lo biológico y lo psicológico, ya que en toda conducta sexual las expresiones corporales son tan importantes como las que surgen de nuestra mente. Fte. Guía de actuación para agentes de la salud en VIH/SIDA, FUNDADEPS.