La ocupación francesa de Argelia comienza en 1830. Eran vistos como nacionales franceses pero no como ciudadanos. Esto va a cambiar con Napoleón III, que les permite solicitar la total ciudadanía francesa. Esta medida no fue muy aceptada ya que implicaba renunciar al derecho de ser gobernado por la Sharia y a su vez un cierto tipo de apostasía. En 1945 el Frente de Liberación Nacional empezó la guerra argelina de la independencia de Francia. Se trataba de una campaña guerrillera. Al final de la guerra, el nuevo presidente electo Charles de Gaulle, entendiendo que los años de imperio se habían acabado, dio opción a los argelinos para decidir sobre su independencia de Francia. Los resultados de la encuesta fueron aplastantes a favor de la independencia. Alrededor de un 10% de la población huyó del país en pocos meses. Después del Primer Presidente Ahmed Ben Bella (líder del FLN), Houari Boumédienne ocupó su puesto en 1965. El Gobierno se tornó más socialista y, confiando mucho más en el ejército, autoritario. Se redujo el único partido legal a un papel meramente simbólico. La agricultura se colectivizó y se lanzó una campaña de industrialización masiva. La extracción de petróleo se nacionalizó, cosa que benefició especialmente al país después de la crisis de petróleo de 1973. Aún así, la economía argelina se volvió dependiente del mercado petrolífero y en 1980, cuando a causa del exceso de petróleo, se derrumbaron los precios, se vio seriamente afectada. En política exterior, pese a que Argelia comparte mucha parte de su historia y cultura con Marruecos, desde la independencia argelina, los dos vecinos han mantenido relaciones hostiles. Algunas razones incluyen la reclamación de Marruecos de partes del oeste de Argelia (que conllevó el inicio de la Guerra de Arena de 1963) o la acogida en Argelia de refugiados saharauis en la ciudad de Tindouf. La constitución de 1976 consolidó la prohibición de los partidos políticos y el control del Estado sobre los medios de comunicación. La muerte de Bomédienne en 1978 dio paso al gobierno de Chadli Bendjedid, que era un poco más abierto. Aún así, se caracterizó por el carácter altamente burocrático y por la generalización de la corrupción. A la vez, se desarrollaron movimientos de protestas y conflictos entre los comunistas (incluyendo los movimientos de identidad Berbera) y los integristas islámicos. Ambos grupos protestaban contra la norma del partido político único, pero también se enfrentaban entre ellos en universidades y en la calle. Las protestas masivas llevaron a derogar la ley del partido único en 1988. La modernización trajo consigo considerables cambios democráticos para Argelia. Las aldeas tradicionales dejaron paso al incremento de la urbanización, mientras las nuevas industrias emergieron, reduciendo el empleo en el sector agrícola. La educación se extendió a nivel nacional, pasando de una tasa de alfabetización del 10% al 60%. Además, hubo un incremento dramático de la tasa de fecundación, llegando a 7 u 8 niños por madre. En consecuencia, en los años 80, Argelia contaba con mucha población joven y una seria crisis de vivienda. En 1991, las primeras elecciones multipartidistas las ganó en primera ronda el Frente de Salvación Islámico. El ejército intervino y canceló la segunda ronda. Ello forzó a Bendjedid a prohibir todos los partidos políticos basados en la religión (incluyendo el Frente de Salvación Islámico). Todo ello culminó en la guerra Civil Argelina, en la que más de 160.000 personas murieron entre 1992 y 2002. Las elecciones se reanudaron en 1995 y 1998, cuando la guerra terminó. En 1999, después de varios líderes a corto plazo representando el ejército, Abdelaziz Bouteflika, fue elegido. En 2002, la mayoría de grupos guerrilleros se destruyeron o se rindieron, aprovechando un programa de amnistía, aunque continuaron algunos combates esporádicos en algunas áreas. La cuestión de las lenguas y la identidad tomó importancia, particularmente después de las protestas de Kabyle de 2001 y el boicot a las elecciones en la misma población. El Gobierno respondió concediendo, entre otras cosas, la inclusión de la lengua Bereber como lengua nacional y enseñándola en la escuela. La economía de Argelia se está recobrando, siendo una de las economías emergentes más desarrolladas. El Gobierno trata de mejorar las infraestructuras del país, sobretodo de la industria y la agricultura, sector en el cual trabajan el 25% de los argelinos. A la vez, las inversiones extranjeras también han aumentado. La TV y la radio argelinas son controladas por el Estado, pero hay bastante prensa privada que suele hacer crítica a las autoridades. La educación es oficialmente obligatoria entre los 6 y los 15 años.