TEMA 3. LA SEMÁNTICA Y EL LÉXICO. ESTUDIO DEL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS. RELACIONES SEMÁNTICAS. La semántica Al estudiar el signo lingüístico, pudimos ver que se trataba de una realidad formada siempre por dos planos: una imagen acústica llamada significante y una noción o concepto asociada a él llamada significado. Hemos visto que la fonología estudia los significantes (los fonemas). También hemos observado que la morfosintaxis estudia los signos (las unidades dotadas de dos planos). La ciencia lingüística que estudia los significados y sus relaciones (el léxico) es la semántica. La significación El acto mediante el cual un significante puede referirse a una realidad del mundo es, según hemos visto, en general, inmotivado o convencional. Esto se debe a que no existe una relación directa entre las palabras y los objetos del mundo (las cosas o referentes). La relación se establece a partir de un elemento intermedio que es puramente mental o conceptual: es el significado. Cada vez que deseamos referirnos a un objeto o a una noción del mundo, debemos realizar antes una operación mental: relacionamos el objeto real con una imagen conceptual (el significado) y, a partir de ella, acudimos al significante que lo designa. Esta relación triangular suele representarse mediante el siguiente esquema extraído de los estudios semánticos de Ogden y Richards (aunque inspirado en la filosofía realista de origen platónico-aristotélico): SIGNIFICADO Significación Referencia SIGNIFICANTE REFERENTE Designación Triángulo de la significación La significación es la relación que se establece entre los significantes y los significados. Es una relación que se da, por tanto, dentro del signo lingüístico. Esto implica que es propia de cada lengua: los significados de las palabras serán distintos, por tanto, en cada idioma, pues cada lengua estructura su vocabulario de forma diferente. La referencia (también llamada denotación), en cambio, el proceso mediante el cual los signos establecen relación con el mundo, es más universal, pues implica un proceso psicológico común a toda la humanidad. El proceso completo que va desde el significante de un signo hasta el objeto referido se denomina designación. Veamos un ejemplo: la secuencia fónica /táρde/ está, en castellano, asociada al significado ‘espacio de tiempo que media aproximadamente entre las catorce y las veintiuna horas’. Esta noción o concepto es propio del castellano, lengua en la cual se opone a los significados asociados a las palabras “noche” y “mañana”. La tarde (el hecho del mundo así llamado) es el objeto al que la palabra “tarde” designa. Significado denotativo y significado connotativo Todos conocemos intuitivamente lo que es el significado. Definirlo técnicamente, sin embargo, es más complicado. De acuerdo con la definición del signo lingüístico que ya hemos estudiado, se puede decir que el significado de un signo es “el conjunto de rasgos conceptuales que están vinculados de forma fija con una secuencia fónica determinada, es decir, con un significante”. Así, si pensamos en el significante /mésa/, su significado será el conjunto de rasgos conceptuales que nos permiten designar todas las mesas del mundo: ‘mueble sostenido sobre una o más patas con una superficie plana en la parte superior pensada para sostener diferentes objetos’. Dentro del significado de una misma expresión hay que establecer la siguiente diferencia: el significado denotativo o denotación: es el significado de una expresión tal cual viene en el diccionario, descontextualizado y objetivo. Es la clase de significado que se utiliza en los textos científicos o técnicos. el significado connotativo o connotación: es el significado de una expresión cuando se ve influido por el contexto. Se trata, por tanto, de un significado que se añade al denotativo, subjetivo y variable según la situación en que se utilice un signo lingüístico determinado. Por ejemplo, el significado denotativo, objetivo, de la palabra rojo en castellano es, poco más o menos, “color que está entre el naranja y el magenta en el espectro”. Sin embargo, en el contexto histórico y social de la España del siglo XX, el término rojo tiene otro significado connotativo que se añade al anterior, y que puede ser definido con los términos ‘progresista’, ‘comunista’. A su vez, en el contexto particular de ciertas ideologías tradicionales, este término poseería también el significado connotativo de ‘insulto’; y al revés, el de ‘elogio’ para las personas cuya ideología sea progresista. El significado connotativo es típico de la lengua poética. Por ejemplo, en este texto de Rafael Alberti: Cuervo negro y triste la montera. La palabra “cuervo”, cuyo significado denotativo es ‘ave carroñera de la familia de los córvidos, de color negro y pequeño tamaño’, está cargada en el poema con el significado connotativo o contextual añadido de ‘montera’. En ocasiones la connotación es meramente psicológica, por ejemplo, en inglés de Norteamérica, la palabra que designa al color ‘azul’ blue tiene el significado connotativo de ‘tristeza’. El léxico. Clases de palabras según su origen El conjunto de palabras de una lengua recibe el nombre de léxico o vocabulario. Según su procedencia, suele distinguirse entre: palabras patrimoniales: son las más numerosas en una lengua. Son todas las palabras que existían ya en los orígenes de una lengua y que han sufrido toda su evolución. En el caso del castellano, las palabras del latín que utilizó desde sus primeros tiempos. palabras cultas o cultismos: son palabras tomadas directamente del latín y del griego, que no han sufrido la evolución histórica de la lengua, por lo que presentan casi el mismo aspecto que tenían en su lengua original. palabras semicultas o semicultismos: son palabras que se tomaron directamente del latín y del griego en una fase temprana de la lengua, por lo que sufrieron parte de las modificaciones históricas que afectaron a las patrimoniales. préstamos: son palabras tomadas de otros idiomas distintos al griego y al latín. Según la evolución de la humanidad y la influencia que las distintas culturas han ejercido en nuestra lengua, se han ido tomando palabras de muy distintas procedencias. En la Edad Media, se heredaron muchos términos del árabe; durante el siglo XVIII, en cambio, se tomaron muchos procedentes del francés; en la actualidad, los préstamos más usuales proceden del inglés. extranjerismos: es una clase de préstamos. Se llamá así a las palabras tomadas directamente de otras lenguas sin modificar su ortografía: holding, camping, city, stop. No están aceptadas por la R.A.E. Importancia de los neologismos en la configuración del léxico de una lengua Todas las lenguas están en constante proceso de cambio, y más en lo que atañe a su vocabulario. En efecto, los hablantes creamos constantemente palabras o modificamos el significado y uso de las palabras existentes produciendo alteraciones en el contenido léxico de las mismas. Algunas de estas alteraciones en el vocabulario pueden llegar a hacerse normales e introducirse en los diccionarios. Toda expresión nueva en una lengua recibe el nombre de neologismo (de neo-: nuevo y logos: palabra). Los neologismos pueden ser palabras tomadas de otros idiomas (préstamos, extranjerismos, cultismos), pero también pueden ser frases hechas o significados nuevos para palabras ya existentes. Campo léxico y familia léxica Los significados de una lengua no forman un conjunto caótico, sino que están ordenados, estructurados en parcelas que tienen elementos comunes. La ciencia llamada semántica ha intentado buscar los medios de estructurar el vocabulario de las lenguas, para ello ha creado la noción de campo léxico o campo semántico. El campo léxico es un conjunto de palabras que presentan relaciones entre sí y que se refieren a una zona de significación común dentro de una lengua. Por ejemplo, las palabras: “lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo” remiten todas a una misma parcela significativa, la de ‘los días de la semana’, forman, por tanto, el campo léxico del mismo nombre. Lo mismo, las palabras “babucha, zapatilla, zapato, bota, katiuska, etc” forman el campo léxico del ‘calzado’. Los campos léxicos están organizados. Veámoslo con un ejemplo. Para entenderlo, debemos aclarar que los significados de las palabras (unidades léxicas) pueden ser descompuestos en significados menores llamados semas. En el caso del signo mesa, que vimos más arriba, podemos distinguir, por ejemplo, los siguientes semas o significados mínimos: a) mueble, b) con una o más patas, c) con una superficie plana superior, d) para apoyar objetos, y así sucesivamente. Observemos la estructura del campo léxico de los “muebles para sentarse”. ¿Qué elementos nos permiten oponer y ordenar los significados de las siguientes palabras: silla, taburete, sillón, sofá, mecedora? Debemos fijarnos que, aunque todos estos términos remiten a muebles para sentarse, no todos son iguales, es decir, cada uno de ellos tiene semas que nos permiten identificarlos y distinguirlos. Los semas fundamentales comunes a todos ellos, son: sema 1: mueble sema 2: para sentarse Junto a los dos, podemos señalar estos otros: sema 3: individual sema 4: con varias plazas sema 5: para balancearse sema 6: mullido sema 7: con respaldo sema 8: con brazos silla taburete sillón sofá mecedora sema 1 x x x x x sema 2 x x x x x sema 3 x x x sema 4 sema 5 x x sema 6 sema 7 sema 8 x x x x x x x x x Conviene distinguir las nociones de campo léxico, que acabamos de ver, de la noción de familia léxica: la familia léxica es el conjunto de palabras que comparten un mismo lexema. Debe tenerse en cuenta que un mismo lexema puede aparecer con formas diferentes como en los verbos irregulares: veng-o, vin-e, vendr-á; o en los lexemas que proceden de lenguas distintas (isla del romance castellano, ínsul-ar del latín). Así, la familia léxica de CABALLO, incluirá: - con la forma patrimonial del lexema en castellano {caball-}: caballero, caballeresco, caballería, caballerosidad, caballeriza, cabalgar, etc. con la forma culta del lexema en latín {equ-/ ec-}: equitación, ecuestre, etc. con la forma culta del lexema en griego {hip-}: hípica, hipódromo, etc. Las relaciones semánticas Las principales son las siguientes: a) La sinonimia → Es el fenómeno que se produce cuando signos distintos y con diferente significante aluden a un mismo significado, o, más precisamente, es la relación semántica que se da entre signos que poseen alguna parcela de significación común: significante1 significante2 significante3 P. ej: oscuro, sombrío, nocturno. significado La sinonimia total es muy rara y se da tan sólo en el caso de términos del vocabulario de las ciencias: oftalmólogo/ oculista, pretérito perfecto simple/ pretérito indefinido, odómetro/ velocímetro... Las palabras que habitualmente llamamos sinónimas no son intercambiables en todos los contextos. Las tres puestas como ejemplo arriba, sin ir más lejos, no tienen exactamente el mismo significado, sino significaciones aproximadamente parecidas. b) la homonimia → Es el fenómeno que se produce cuando signos de distinta procedencia etimológica confluyen en su significante. Puede ser de dos tipos: — la confluencia gráfica es total (en tal caso tenemos palabras homógrafas): vino (verbo VENIR)/ vino (la bebida). — la confluencia sólo es sonora, no gráfica (en tal caso tenemos palabras homófonas): hojear (pasar hojas)/ ojear (echar un vistazo). Las palabras homónimas son, pues, palabras diferentes que, por causa de la evolución histórica de la lengua, han llegado a coincidir con formas idénticas. c) la polisemia → Es el fenómeno que se produce cuando un mismo significante está asociado a varios significados. Hay que distinguirlo bien de la homonimia. En la polisemia tenemos siempre la misma palabra con diferentes usos: pluma (de escribir)/ pluma (de pájaro); cabo (de vela)/ cabo (geográfico). d) la contrariedad o antonimia → Es el fenómeno que se produce entre los signos que poseen significados contrarios. Se pueden señalar tres clases de contrariedad: — la complementariedad: dos términos son complementarios si la negación de uno implica la afirmación del otro → masculino/ femenino, ileso/ lesionado. — la antonimia gradual propiamente dicha: dos términos son antónimos si entre — sus significados se pueden establecer grados intermedios → blanco/ negro, caliente/ frío. la reciprocidad: dos términos son recíprocos si cada uno de los términos implica al otro → vender/ comprar, dar/ recibir. e) la hiponimia e hiperonimia. → Es el fenómeno que se produce entre términos cuya significación está totalmente incluida en la significación de otro más general. El término de significado más general se llama hiperónimo, y el de significado más específico hipónimo. Por ejemplo: los términos “silla, sillón, sofá, mecedora” son hipónimos con respecto al hiperónimo “asiento”, que los supone a todos. Otro ejemplo: el término “flor” es hiperónimo con respecto a “rosa, clavel, margarita, lirio, etc.”. El cambio semántico No hay que olvidar que la lengua está sometida a una evolución continua. Esta evolución no sólo afecta a los sonidos de las palabras sino también a sus significados. Los cambios de significado que sufren las palabras se denominan cambios semánticos. Una palabra puede variar su significación de tres maneras: por extensión (una palabra con un significado restringido pasa a tener un significado más amplio): originalmente la palabra pluma hacía referencia a las plumas de un ave, con el tiempo, como estas se utilizaban para escribir pasaron a llamarse plumas las que se destinaban a este uso. Cuando se sustituyó en la escritura la pluma de ave por la estilográfica, el término pluma acabó ampliando su significado a este nuevo objeto. Un ejemplo reciente y muy claro es el de la palabra móvil: en origen es un adjetivo referido a cualquier objeto que puede desplazarse, en la actualidad su significado se ha extendido para significar un tipo de teléfonos. por restricción (una palabra con un significado amplio pasa a tener un significado más restringido): originalmente un inmueble era cualquier posesión que no se pudiera mover, a partir de ahí pasó a significar sólo un edificio. por alteración (una palabra con un significado pasa a tener otro totalmente diferente): calcinar pasa a significar lo mismo que carbonizar. Tipos de cambio semántico. Formas de los cambios semánticos Se pueden señalar cuatro grandes tipos de cambio semántico. Son los siguientes: — Por metáfora o semejanza entre los significados: los hablantes utilizan una metáfora para — referirse a un objeto cotidiano, con el tiempo, la creación tiene éxito y pierde su valor metafórico. Son casos muy frecuentes. Por ejemplo: cuando llamamos “burro” a alguien hacemos una metáfora (le atribuimos al llamarlo así la tozudez y torpeza que caracteriza al animal), sin embargo, el término no es entendido por los hablantes ya como metafórico. La palabra burro ha extendido su significado al de “persona torpe o ignorante” por metáfora. Otro ejemplo: el aparato que se utiliza en el ordenador para situar el cursor sobre los iconos se denomina, por su semejanza con el animal, ratón. La palabra ratón, por tanto, ha sufrido un cambio semántico (ha extendido su significado) para significar al aparato periférico de la computadora. Otro ejemplo: la semejanza entre el dorso de la mano y las hojas de ciertos árboles, hace que a estas últimas se las llame con el mismo término: palma. Esta palabra, por tanto, ha sufrido un cambio semántico para pasar a significar ‘hoja de árbol’. La sierra es metáfora para las montañas. Por metonimia o proximidad entre los significados: un objeto se designa con el significante de otro que guarda con él una relación de proximidad espacial. Es decir, designamos un objeto entero con el nombre de una de sus partes (un “espada”, en lugar del torero que la lleva; una “cabeza” de ganado por la res entera). O bien designamos una parte del objeto — — con el nombre de otra (la “copa” para significar el vino que contiene; la botella para significar su contenido; un Van Gogh para significar el cuadro pintado por este pintor holandés). O bien designamos un objeto por otro con el que guarda contacto (el cuello de la camisa porque va en el cuello; los puños de la camisa porque van junto al puño). Por etimología popular o etimología asociativa o semejanza entre los significantes: las palabras pueden cambiar su significado porque los hablantes las confunden con otras parecidas que les resultan más familiares. Por ejemplo, los hablantes, que no saben de dónde procede la expresión desternillarse de risa (de los huesos de la sien llamados ternillas), deforman la expresión igualándola con otra que les resulta familiar, diciendo destornillarse de risa. Así, la expresión destornillar, literalmente ‘sacar un tornillo’ pasa a significar también ‘reírse con ganas’. Otro caso es el de la confusión entre calcinar y carbonizar: como la cal es abrasiva, los hablantes acaban confundiendo los significados de las dos palabras, pasando la primera a restringir su significado a ‘reducir un objeto a cenizas’. Otro ejemplo, es la expresión vagabundo, que muchas personas tienden a decir vagamundo, por semejanza significativa. Por elipsis o proximidad de significantes: las palabras pueden cambiar su significado porque suelen aparecer juntas en el discurso. Así, la significación de una puede acabar contagiándose de la significación de la otra. Por ejemplo: de la expresión “cigarro puro” (cigarro sin filtro, con el grado máximo de pureza) se forma la palabra puro que adquiere el significado de la que tenía al lado. Lo mismo la expresión “pura sangre” ha extendido su significado engullendo el de la palabra caballo que, originalmente, iba siempre a su lado (“caballo de pura sangre”). Otro ejemplo: un texto que se publica periódica o diariamente pasa a llamarse un periódico o un diario. Un teléfono móvil pasa a ser simplemente un “móvil”, ampliando esta palabra su significación original. Causas de los cambios semánticos ◦ Causas históricas: a causa de que la lengua evoluciona más lentamente que la tecnología, el nombre que se usaba para designar a un objeto antiguo se sigue utilizando para designar a sus variedades más modernas. La palabra coche se utilizó desde antiguo para referirse a las diligencias de caballos; cuando estas fueron sustituidas por las máquinas modernas se siguió utilizando el mismo término, ahora aplicado al nuevo descubrimiento (coche a motor se denominó en un principio). ◦ Causas lingüísticas: son las que dan lugar a los cambios del tipo elipsis y etimología popular. ◦ Causas psicológicas: son las que dan lugar a los cambios del tipo metáfora y metonimia. Caso tipo se produce cuando los hablantes establecen asociaciones psicológicas para conseguir mayor expresividad. Es el caso de los insultos o de los elogios: ser una “lumbrera” o ser un “gusano”, ser “un asno” o “una gloria”. ◦ Causas sociales: en ocasiones, una palabra utilizada por un grupo social determinado acaba extendiéndose a la mayor parte de la población ampliando su significado: arribar en su origen era una palabra de la marinería que significaba “llegar a puerto”, en la actualidad es utilizada por cualquier hablante en el sentido de “llegar al destino”, cualquiera que este sea. A veces sucede el proceso contrario, que una palabra utilizada por casi todos los hablantes comience a ser utilizado en un sentido más específico por un grupo social determinado; por ejemplo: el término tensión en la química; los términos velocidad y rapidez en cinemática; las palabras juego o ventaja en tenis, etc. ◦ El tabú y el eufemismo: está a medio camino entre lo social y lo psicológico. En toda sociedad humana existen una serie de temas o términos que se consideran de mal gusto o que aluden a realidades desagradables. A esos temas y a los términos directos que se utilizan para referirse a ellos se les denomina tabúes. El tabú es una expresión que, por considerarse inapropiada, tiende a evitarse en la conversación. El término alternativo para referirse al término tabú recibe el nombre de eufemismo (palabra que, en griego, significa ‘que suena bien’). Los eufemismos son típicos del lenguaje diplomático, donde alcanzan niveles de hipocresía inconmensurables: una guerra puede volverse un “acto de legítima defensa de nuestros intereses nacionales”; el asesinato de cientos de inocentes en un salvaje bombardeo recibe el nombre de “daños colaterales”; el exterminio de miles de seres humanos por causa de su raza recibe el nombre de “limpieza étnica”. Otros casos de tema tabú en nuestra sociedad son los relacionados con el sexo, las drogas, la violencia, etc. Todos ellos dan lugar a numerosos términos eufemísticos, algunos de los cuales, por su uso habitual acaban tomando un valor incluso más descarnado que el término evitado.