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Luis Iannamico - Técnico INTA
E-mail: liannamico@correo.inta.gov.ar
Mirta Rossini - Técnica INTA
E-mail: mrossini@correo.inta.gov.ar
EL NOGAL - 7° parte
Phytophthora,
un enemigo
peligroso
La Phytophthora es un
hongo patógeno del suelo,
que se propaga a través del
agua y puede afectar a los
nogales. La mejor forma de
evitar su presencia en un
monte, es conocer
las medidas de prevención.
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Rompecabezas
Existen unas setenta especies de Phytophthora que atacan
diversos cultivos con efectos muy nocivos. Precisamente el
nombre del género proviene del griego, significando “destructor de plantas” (phyto=planta, phthora=destrucción).
En el caso particular del nogal, existen al menos catorce
especies conocidas que atacan a este frutal, siendo las más
conocidas P. cactorum, P. citricola, P. citrophtora, P. parasitica, P. cambivora y P. cinnamomi. Precisamente esta última
es una de las que produce mayores daños en nogal.
“Phytophora” se encuentra presente en muchos suelos,
sobre todo en las capas superficiales, y en ese medio puede
subsistir durante muchos años, aun sin tener plantas hospedantes que atacar. Cuando las condiciones sean favorables (altas temperaturas y exceso de agua en el suelo) producirá infección si existen árboles en el medio.
La infección se produce a través de zoosporas, que se mueven o desplazan solamente en agua hacia las raíces del
nogal, para germinar y producir el micelio que ataca los tejidos vegetales. Si bien existen varios factores que favorecen
el desarrollo de la enfermedad, por ejemplo altos contenidos de nitrógeno, la presencia de agua en el suelo –sobre
todo en exceso-, es indispensable para que la enfermedad
se “traslade” de uno a otro sitio de la plantación.
En todos los casos, las temperaturas deben ser de moderadas a altas, ya que el hongo actúa entre los 15 y 24ºC. Esto
hace que sean mucho más importantes y visibles los ataques en primavera y otoño.
Los síntomas de la enfermedad
Se observan dos tipos fundamentales de síntomas: uno en la
parte aérea y otro en la corona y raíces de las plantas.
Los síntomas de la parte aérea comienzan con un decaimiento de la planta, follaje amarillento y caída prematura de
hojas, principalmente de las terminales del brote.
Paralelamente hay un menor vigor y una detención en el crecimiento del año. Estos síntomas pueden desarrollarse en
una o varias temporadas, pudiendo haber ataques muy
severos que matan al árbol en pocas semanas a ataques más
leves que debilitan a la planta durante tres o cuatro años,
terminando luego con su muerte.
Por otra parte se observa que si el árbol está en producción,
el tamaño de las nueces del infectado es menor. Estos síntomas pueden confundirse con los producidos por otras enfermedades radicales, como por ejemplo la asfixia radical u
otras patologías.
Los síntomas distintivos de las podredumbres producidas
por Phytophthora se observan en la corona y/o en las raíces
de las plantas, según la especie presente. Así, P. cinnamomi
y P. cryptogea, por ejemplo, generalmente afectan el sistema radical y sólo en determinadas ocasiones a la corona. En
cambio, P. cactorum, P. citrophthora, P. parasitica y P. citricola causan podredumbre de corona y cancros en el tronco.
Nogales afectados por alguna de las especies mencionadas pueden morir dentro de uno a tres años luego de la infección.
P. megasperma y otras especies no identificadas son asociadas al nogal que declina lentamente, porque la podredumbre de las raíces está limitada a las adventicias y raicillas
secundarias. Estos árboles pueden vivir varios años hasta
que finalmente mueren.
Las especies que penetran por las raíces, lo hacen principalmente por las muy delgadas y desde allí comienza la destrucción del sistema radical, tomando raíces cada vez más
gruesas. En ciertos casos, y dependiendo de la especie de
“phytophtora”, posteriormente llega al cuello del frutal,
apareciendo exudaciones color negro, viscosas, de un olor
de-sagradable muy característico.
Otras especies penetran directamente por la corona y/o
tronco de las plantas, produciendo típicos cancros que pueden subir por el tronco hasta alcanzar las ramas primarias.
En todos los casos, el hongo infecta a la corteza y el cam-
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bium, sin penetrar en el leño, por lo que si se raspa o corta
el tallo atacado se verá que la podredumbre no profundiza
hacia el centro de la madera. Sin embargo, la podredumbre
de la corteza puede avanzar hasta “rodear” el cuello, produciendo la muerte del árbol.
Prevención y control
Los métodos de lucha contra esta grave enfermedad deben
ser esencialmente preventivos.
En primer lugar se debe tener cuidado con el material vegetal original de la plantación y evitar la introducción de material infectado o dudoso en los montes nuevos a plantar o en
la reposición de fallas de montes implantados. No habiendo
certificado sanitario extendido por los viveros, queda como
resguardo el conocimiento, prestigio o reconocimiento de
los mismos como única fuente de certeza.
Otra manera de difundir la enfermedad es a través de esporas o zoosporas infecciosas portadas en herramientas, por lo
que es recomendable no trasladar, o desinfectar cuidadosamente, toda herramienta que haya estado en contacto con
plantas enfermas o con síntomas similares, y con los suelos
que rodean a las raíces de esas mismas plantas.
Respecto a los suelos en donde se hará una plantación, debe
tratar de evitarse aquellos en donde haya habido frutales
con problemas de podredumbres radicales, además de todo
aquel suelo que sea excesivamente pesado, que tenga infiltración lenta o problemas de permeabilidad y el agua quede
demasiado tiempo en superficie o niveles superiores, favoreciendo la producción y traslado de zoosporas.
Por otra parte, tiene un rol fundamental el manejo del agua
de riego. Si el riego es gravitacional, tanto por surco o por
manto, se debe procurar tener un sistema de drenaje adecuado, además de una pendiente acorde al “tiro” de riego (el
cual no debería superar en ningún caso los 120 metros). Esto
es, poca pendiente en suelos de textura más fina (por ejemplo: 0) y pendiente más marcada en suelos arenosos de
mucha permeabilidad (por ejemplo 0,2%). Es fundamental
que el suelo esté perfectamente nivelado ya que las zonas
bajas, en las que se acumula agua o se producen “encharcamientos”, son un medio ideal para la proliferación del
hongo.
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Rompecabezas
Con métodos de riego presurizados, los problemas no desaparecen. Si bien el terreno no estará nivelado, debe cuidarse de que no haya plantas en zonas muy bajas o “bateas”. El riego por
aspersión es el menos recomendable, ya que
aporta más dosis de agua que otros (microaspersión y goteo) y mantiene más tiempo húmedo el tronco y el medio en general, favoreciendo
además, otras enfermedades producidas por
bacterias y hongos.
Debe tenerse en cuenta que, en todos los casos,
es el exceso de agua el que favorece el desplazamiento de las esporas infecciosas de
“phytophtora” en el suelo, por lo que administrar bien el agua de riego es uno de los tratamientos preventivos más eficientes.
Respecto de los portainjertos, existen diferencias en su comportamiento debidas a las condiciones de temperatura y las diferentes especies
de Phytophthora que puedan atacar al nogal. De
todos modos, la mayoría de las opiniones coinciden en que los pies más utilizados en nuestro
país, Juglans hindsii y Juglans regia, son precisamente los más sensibles.
Una mayor resistencia poseen Juglans nigra (no
recomendado para las variedades actualmente
difundidas) y el Paradox. Este último es un pie
de muy buen comportamiento, pero de muy
escasa disponibilidad en los viveros nacionales.
Respecto a la utilización de productos fitosanitarios, en casos de aparición de los primeros síntomas (follaje amarillento, aparición de hojas
muertas, decaimiento de la planta, falta de
vigor) pueden hacerse tratamientos en la zona
afectada de la planta en base a metalaxyl.
Además es recomendable aplicar vía foliar y
como medida de protección de las plantas aún
no afectadas del cuadro, fosetyl-Al.
En algunas zonas –típicamente en Mendozaestas pulverizaciones se hacen preventivamente y hasta a “calendario fijo”, es decir,
aun sin presencia cierta de la enfermedad.
Esto último no se justifica, por lo costoso del
tratamiento y máxime si se hace un buen
manejo de la plantación.
ASFIXIA RADICAL
Consiste en una afección típica de las plantas cultivadas en suelos arcillosos, con alta
capacidad de retención del agua y deficientes drenajes, lo que provoca frecuentes
encharcamientos. Esto dificulta la oxigenación de las raíces, las cuales se degradan y
son invadidas por microorganismos secundarios tales como Fusarium spp, Pythium
spp. y otros.
Los síntomas de la parte aérea de la planta
son similares a los descriptos para podredumbres producidas por Phytophthora, pero
en la parte subterránea sólo se observa
degradación de los tejidos radicales que
avanza hacia arriba, sin el típico olor a fermentado. De modo que la observación a
campo debe complementarse con el trabajo
de laboratorio, a fin de tener un diagnóstico
exacto.
El control de la asfixia radical se basa en
medidas de prevención similares a las descriptas para “phytophthora”.
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