El urbanismo medieval en Tierra de Campos y la arquitectura de tierra

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La arquitectura construida en tierra,
Tradición e Innovación
Congresos de Arquitectura de Tierra en Cuenca de Campos
2004/2009.
Coord.: José Luis Sáinz Guerra, Félix Jové Sandoval
Editor: Cátedra Juan de Villanueva, Escuela Técnica Superior
de Arquitectura de Valladolid
ISBN: 978-84-693-4554-2
D.L.: VA-648/2010
Impreso en España
Valladolid
Septiembre de 2010
Publicación online.
Para citar este artículo:
SAINZ GUERRA, José Luis. “El urbanismo medieval en Tierra de Campos y la arquitectura de tierra”. En:
Arquitectura construida en tierra, Tradición e Innovación. Congresos de Arquitectura de Tierra en Cuenca
de Campos 2004/2009. [online]. Valladolid: Cátedra Juan de Villanueva. Universidad de Valladolid. 2010.
P. 37-46. Disponible en internet:
http://www5.uva.es/grupotierra/publicaciones/digital/libro2010/2010_9788469345542_p037-046_sainz.pdf
URL de la publicación: http://www5.uva.es/grupotierra/publicaciones.html
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EL URBANISMO MEDIEVAL EN TIERRA DE CAMPOS Y LA ARQUITECTURA
DE TIERRA
III Congreso de Tierra en Cuenca de Campos, Valladolid, 2006
José Luis Sáinz Guerra, Doctor Arquitecto.
Profesor de Urbanismo y Ordenación del
Territorio. Escuela Técnica Superior de
Arquitectura. Universidad de Valladolid, España
Director del Grupo-TIERRA.
Félix Jové Sandoval, Dr. Arquitecto.
Profesor Titular de Construcciones
Arquitectónicas. Escuela Técnica Superior de
Arquitectura. Universidad de Valladolid,
España. Director del Grupo-TIERRA.
Introducción
El área sobre el que vamos a centrar nuestra
atención es la llamada Tierra de Campos, una
extensa zona que está repartida hoy entre las
provincias de Valladolid, Palencia, Zamora y
León.
En ella predomina la tierra como material de
construcción, pues no hay piedra, no hay
abundancia de madera y por el contrario la
tierra es un material de buena calidad y muy
abundante. Desde un punto de vista físico, la
EL URBANISMO
MEDIEVAL EN
comarca de Tierra de Campos es una gran llanura en la mitad de la gran meseta castellana,
formada por sedimentos de tipo arcilloso, que
provienen de la erosión de las cadenas montañosas de los bordes.
Desde un punto de vista geográfico, la comarca de Tierra de Campos está limitada por los
ríos Carrión al noreste, Cea al noroeste,
Pisuerga y Duero al sur. El Sequillo forma
parte de su límite en el oeste, junto con los
Montes Torozos. En su interior corren los ríos
Valdeginate y Valderaduey, entre otros.
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ARQUITECTURA CONSTRUIDA EN TIERRA
La colonización de Tierra de Campos
La colonización del espacio en la comarca
de Tierra de Campos se remonta al siglo X.
Inicialmente era un territorio que se fue ocupando por las poblaciones astur-leonesas.
Durante un largo periodo de tiempo formó
parte del Reino de León, si bien como zona
fronteriza con Castilla. Este espacio había
permanecido desierto durante un largo
periodo de tiempo, casi doscientos años,
como "tierra de nadie" entre los reinos cristianos del norte y los moros del sur. Como
consecuencia la meseta castellana al norte
del Duero fue ocupada poco a poco por
huestes del reino Astur-leonés primero, a
través de una ocupación disgregada y tímida. Más tarde se fue colonizando de forma
más sistemática por iniciativa de la realeza
castellana y con un sistema de ocupación
bien ensayado. El reino de León había ocupado esta zona y la ocupación había tenido
como centro el monasterio de Sahagún. La
zona, como había sido un área desierta, de
gran peligro para cualquier asentamiento,
fue ocupada por los nuevos pobladores cristianos por medio de la "presura". El primero
que llegaba, ocupaba los territorios y los
defendía, era reconocido como el legítimo
propietario. Tal derecho era reclamado
varios siglos después como la fuente de legitimidad de la propiedad de los terrenos.
Efectivamente, ese espacio surge nuevamente como un espacio urbanizado como el
orden territorial implantado para defenderlo
de los distintos ataques, tanto de cristianos,
como de los moros, que habían dado al traste con cualquier espacio urbano que se
había pretendido implantar en los tiempos
anteriores.
De ese modo se produce una forma de ocupar el territorio, una forma de colonizarlo,
que es la base del orden territorial actual.
Las grandes llanuras castellanas y la dificultad de defenderse en ellas da lugar, inicialmente, a una forma de ocupación, utilizando
las zonas mejor defendidas, los oteros y los
cerros, que la orografía ofrece, y las zonas
más ocultas y al mismo tiempo más fértiles,
el fondo de los valles. Se trata de una población escasa y débil, que se apoya en las
facilidades y ventajas que les ofrece el territorio y que debe de moverse dentro de él con
enorme prudencia, pues la zona es recorrida
periódicamente por contingentes enemigos,
cristianos o moros, que buscan el pillaje.
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La iniciativa de la realeza en la fundación
de nuevas villas
Posteriormente, en una segunda fase, se
produce un acción real de repoblación de la
zona con la fundación de villas y ciudades, a
través de una técnica de asentamiento de
población. Los nuevos núcleos, pequeñas
villas o pueblas, son fundados por mandato
del rey y se produce una sistemática creación
de zonas urbanas, bien defendidas con
murallas y castillos, que controlan estratégicamente el territorio y que asientan una
población fuertemente cohesionada y dispuesta a defenderlo. Las villas reales tienen
varios elementos comunes: la constitución de
un concejo, la cesión de tierras para el disfrute de la comunidad, en régimen individual y
colectivo, y el reconocimiento de derechos a
los habitantes, por medio de una carta foral,
de un fuero, que afecta a los habitantes presentes y futuros. La voluntad de crear un
espacio urbano con una finalidad es una
cuestión esencial, que está determinada por
la necesidad defensiva en un territorio peligroso, pero también es menester poner en
evidencia que se trata de una operación compleja. La dimensión social, asentar un grupo
de pobladores cohesionado con unas leyes
internas y una relación privilegiada y bien
definida con la sociedad exterior y en especial la realeza, es complementada por el diseño de las villas, que suponen una idea de
organismo urbano de cierta complejidad.
A lo largo de los siglos X, XI y XII los progresos colonizadores afianzan el territorio en
Tierra de Campos, que cada vez es el resultado de la cultura de la monarquía castellana,
lo que se pone de manifiesto también en el
cambio de la lengua leonesa que se hablaba
en la región, que se va despojando de los
influjos arábigos, a través de los mozárabes
que la repoblaron en el siglo X había incorporado, introduciendo innovaciones que venían
de Castilla.
De todos los núcleos que existen en la actualidad en Tierra de Campos y su entorno, solamente Simancas y Dueñas existían en la
época romana, solamente estos dos núcleos
tienen una continuidad en el nombre. El resto
de los núcleos aparecen de nuevo en la
época de la Reconquista. Eso apoya la tesis
de que se produjo una despoblación total o
casi total y la nueva población que se asentó
no tuvo continuidad con la anterior.
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TRADICIÓN
E INNOVACIÓN
Figura 1. Aguilar de Campos
La fundación de las nuevas villas se realiza
por medio de la concurrencia de agentes reales, "locatores", que aparecen en varias fundaciones con una tarea de elegir el lugar,
dividir el suelo en parcelas y otorgarlas a los
pobladores, organizar las defensas, repartir
el suelo agrícola del entorno. Se trata de personajes de la nobleza, que conocen la técnica de la fundación de villas y del reparto de
tierras y que a su vez reciben como premio a
sus servicios cuantiosos bienes en las zonas
que han ayudado a poblar.
La forma de esas primitivas villas o pueblas
es muy elemental. La defensa del espacio
habitado se confía a las murallas, a las
torres, y a una sencilla estructura de entrada
al recinto amurallada a través de varias puertas bien sólidas. En el interior del espacio
urbano se encuentra el castillo, como la zona
EL URBANISMO
MEDIEVAL EN
más inexpugnable. En una posición fácilmente controlable está situado el puente, con el
objeto de controlar los distintos pasos sobre
el río. Desde la villa se domina el espacio
agrícola. El acceso desde el valle productivo
a la zona alta a través del camino de acceso
y de la puerta de entrada en la muralla forma
la colonización más inmediata del entorno del
núcleo.
La fundación de nuevas villas se produce inicialmente utilizando formas irregulares. Las
calles, las manzanas, las parcelas, la muralla,
responden a criterios de oportunidad, a la
forma del espacio natural, al que se adaptan.
Los nuevos núcleos urbanos son sensiblemente adaptaciones de una idea abstracta
del la población al lugar en el que finalmente
se implantan.
TIERRA DE CAMPOS Y LA ARQUITECTURA DE TIERRA
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ARQUITECTURA CONSTRUIDA EN TIERRA
Figura 2. Cuenca de Campos
El análisis de las nuevas villas, como
Villalpando, Mansilla, Mayorga, Castroverde,
Villafáfila, manifiesta la presencia de una
potente estructura circular, formada por la
muralla, y un grupo de calles con una estructura lineal de caminos, de recorridos. Las
calles están jerarquizadas a partir de los elementos singulares, las iglesias y las puertas
de las murallas, principalmente. El elemento
dominante en estas villas es el desorden en
su tejido urbano.
orografía y el trazado de calles rectas paralelas y perpendiculares entre sí, formando una
cuadrícula.
Las villas regulares
El esquema más elemental es el de
Castronuevo, provincia de Zamora, pues este
núcleo está organizado a través de una calle
recta, que corre en la dirección más larga del
montículo en el que está asentado, mientras
que en la dirección perpendicular, la más
corta, se trazan calles perpendiculares al eje
principal y paralelas entre sí.
Sin embargo se dan algunas villas de nueva
fundación que tienen una cierta geometría,
una cierta regularidad. Ya en las villas que
hemos denominado irregulares, se aprecia de
forma notable el trazado de calles rectas,
como puede ser el caso de Castroverde, con
un eje noreste-suroeste, sobre el que se organizan calles paralelas, formando manzanas
regulares. Pero hay otros núcleos que denotan una ocupación del espacio utilizando la
geometría, la reflexión de lo que es una villa y
la realización de la misma aprovechando la
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Muchos de los núcleos de fundación castellana llevan nombres que atestiguan su condición de nuevos: Castronuevo, Villanueva,
Miranda, son algunos de los nombres utilizados para estas nuevas villas. En otros casos
el núcleo es ostensiblemente regular pero su
nombre no lo denota: Tordehumos,
Tordesillas, Peñaflor, Aguilar.
Aguilar de Campos es uno de los núcleos más
interesantes de la comarca y el más interesante de los de nueva fundación. Se trata de
un núcleo que tiene dos partes: un pequeño
castro, que se llamaba Castro Mayor, y una
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TRADICIÓN
E INNOVACIÓN
Figura 3. Castillo y villa de Montealegre
extensión posterior, de forma regular. El
núcleo llamado Castromayor se asienta en un
alto en el que todavía se aprecian las huellas
de las murallas que lo rodeaban. Dicho montículo tiene una dirección norte-sur y una
forma ligeramente ovalada. En el lado oeste
de ese montículo se creó en torno a los años
1100 una puebla, de forma sensiblemente
cuadrada, con calles paralelas, de dirección
este-oeste y otras perpendiculares a las primeras, de dirección norte-sur. Las manzanas
son sensiblemente cuadradas. El terreno
sobre el que se asienta la puebla tiene una
ligera pendiente que permite el drenaje del
agua de lluvia. Se podría decir que esta disposición es exactamente la que señalaba
Vitrubio para las nuevas ciudades, lo que
sugiere que dicha fundación es la obra de una
persona o grupo de personas culta. Cabe
suponer que dicha ampliación del núcleo
tenía dos barrios bien diferenciados, dos unidades vecinales, ya que la puebla poseía
espacio para dos iglesias. Efectivamente, a
ambos lados de una calle central de dirección
este-oeste aparecen dos manzanas cuadradas en las que no se ha edificado el caserío.
En una de ellas, la situada al sur se encuen-
EL URBANISMO
MEDIEVAL EN
tra una iglesia en su lado norte, mientras que
en su lado sur aparece una plazuela, un atrio
de forma rectangular.
Después de la fundación de la puebla el
núcleo cambió de nombre, y de llamarse
Castro Mayor, pasó a denominarse Aguilar de
Campos. Castro es la denominación que recibían los núcleos amurallados, y es una denominación de procedencia romana. Hay numerosos castros en Castilla. Aguilar hace referencia al águila, un animal representativo de
numerosas monarquías europeas, en la Edad
Media y hoy día. El cambio de nombre sugiere que estaba la monarquía tras esas fundaciones, la monarquía castellana.
Un aspecto de gran interés en Aguilar de
Campos es que las diferentes iglesias que
componen o componían el núcleo, estaban
todas ellas orientadas según la dirección
sacra, es decir, el altar hacia el este, por
donde sale el sol, y la puerta de entrada por el
oeste, de modo que todas ellas seguían la
norma litúrgica, expresión de la purificación
del hombre al entrar en el templo y acercarse
al altar. Pues bien, las calles son paralelas a
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ARQUITECTURA CONSTRUIDA EN TIERRA
esa orientación de las iglesias. Que las iglesias y las calles tengan la misma orientación
no puede ser una casualidad, y solo puede
ser explicado por la simultaneidad de ambas
acciones, la fundación de la villa y la construcción de las iglesias. Es decir, la acción de
crear el nuevo núcleo se realiza de forma unitaria con la disposición de las iglesias. Este
hecho ha de ser interpretado también en el
sentido de atestiguar la presencia de la iglesia en esta tarea colonizadora, y en uno de
los factores de cohesión de la población que
se asienta.
La cultura colonizadora
La existencia de estos núcleos de fundación,
de estas "pueblas" marca la existencia de una
cultura de colonización en la sociedad de ese
momento. Tal vez no todos estaban de acuerdo con ella, tal vez muchos desconocían su
significado y su objetivo, lo cierto es que
dicha cultura fue aplicada de forma relativamente homogénea en un territorio muy extenso y su realización, tal y como se puede ver
hoy día señala un alto grado de aceptación.
La fundación de nuevos núcleos geométricos,
de pueblas regulares, era un instrumento eficaz para asentar población en un enclave con
rapidez y reduciendo los conflictos entre los
pobladores. Un plan urbano, diseñado previamente en el suelo, por medio de mojones, por
ejemplo, permitía un rápido reparto de parcelas urbanas. Esas parcelas tendrían todas
ellas las mismas características de fachada,
fondo, superficie. Al mismo tiempo la geometría posibilitaba que todos los pobladores
tuvieran también igual superficie de terreno
cultivado en las inmediaciones del núcleo.
Por otro lado, junto al reparto de parcelas
urbanas y tierras de labor, existía también la
delimitación de terrenos comunales, que tenían la finalidad de servir de pastos para los
ganados de los habitantes, de bosques para
la extracción de leña y madera para la construcción. Junto a esta cultura había una nueva
cultura de la construcción y de la casa, que
incorporaba la geometría a la construcción de
las viviendas y de las demás edificaciones
necesarias para las labores agrícolas.
La casa
El aspecto decisivo en la formación de núcleos regulares es la forma de la casa. Por un
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lado hay que señalar que en numerosas
regiones españolas, también en la zona castellana en la Edad Media, la casa era preferentemente una construcción de "matriz
curva". La cultura de la construcción de la
vivienda en los habitantes de la zona, estaba
marcada por la "matriz curva", es decir, por
construcciones de muros curvos, formando
espacios circulares u ovalados y cubiertos por
medio de paja, heno o enramada, que permitía la salida libre del humo producido por el
hogar y servía eficazmente de protección al
agua de la lluvia. Todavía en el siglo XX
hemos visto en algunos sitios aislados la pervivencia de esa matriz curva, con las llamadas "pallozas", chozas que han sido utilizadas
hasta los años 60 y 70 del siglo pasado.
La geometría entra en la cultura de los habitantes de la comarca de Tierra de Campos a
través de la acción culta de la realeza, que
persigue un objetivo estratégico y político. El
origen de la casa según la "matriz recta"
podemos establecerlo mucho antes de la
Edad Media. Las villas romanas como la de
Almenara o la de la Olmeda muestran claramente la existencia de casas de muros rectos
y encuentros perpendiculares entre ellos, edificaciones cuyas ruinas se encuentran en este
mismo territorio. Las excavaciones de García
Bellido en el poblado romano de Omaña en
Asturias, nos muestra la convivencia de
ambas matrices, la casa indígena con muretes curvos y cubierta de paja y la casa romana, dentro de la muralla, con muros rectos
que se cortan a escuadra y teja de cerámica
en el tejado. La casa según la "matriz curva"
pervive en la cultura indígena, mientras que la
casa de "matriz recta" es traída por una sociedad culta y organizada como la romana. La
organización de una tarea de repoblación a la
escala de la repoblación castellana requirió la
reutilización de instrumentos de organización
social, diseño de asentamientos urbanos, sistemas de construcción que la población indígena había perdido.
El tejido urbano
La fundación de villas regulares, de pueblas,
utilizando la geometría, da lugar a la formación de un tejido urbano en función de la
nueva forma de la ciudad. Todo o casi todo
cambia con las nuevas villas y su geometría.
Hemos de pensar que la geometría, que está
caracterizada por el trazado a cordel de las
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TRADICIÓN
calles y de las parcelas, representa un cambio
tecnológico de primera magnitud. La forma de
la casa, la forma de ocupación del espacio circundante a la casa, la existencia de un patio y
su forma, la relación entre los distintos edificios entre sí viene determinado por la nueva
geometría. La delimitación de calles rectas, de
fachadas paralelas, con una anchura fija, da
lugar a la construcción de fachadas a la calle
con muros rectos. En algunos casos esas
fachadas no son otra cosa que tapias que
delimitan un espacio interior rectangular o
cuadrado. Pero también esas fachadas son
uno o varios de los muros de las edificaciones, lo que da lugar a edificaciones de "matriz
recta". Los muros rectos se encuentran en
ángulo recto con los otros, formando estancias cuadradas, rectangulares. El techo de
paja o heno es sustituido por troncos de árbol
colocados formando un plano horizontal,
donde se ubica otra planta, que es cubierta
por tejados a dos aguas.
Es decir, se produce un cambio de enorme
trascendencia en la disposición de los distintos elementos del tejido urbano. Se pasa de
un tejido de chozas circulares, aisladas, separadas entre sí, que delimitan en torno a sí un
espacio ambiguo de circulación, almacenamiento y de estancia, a otro en el que la circulación está confiada a las calles rectas, los
edificios están unidos entre sí por las paredes
medianeras, y hay un espacio interior, el patio,
de circulación interior y de almacenamiento.
Una sola puerta a la calle pone en relación el
exterior con el interior.
El salto de un modelo a otro se realiza casi sin
transición, obligados por la necesidad de
construir una muralla que contenga todas las
viviendas y dependencias de los pobladores y
la necesidad de una economía de trabajo, que
el nuevo tejido ofrece.
La iglesia, como edificio singular, integrada en el tejido
Cada barrio, cada comunidad de vecinos,
cada unidad vecinal, tiene su iglesia. Las
comunidades primitivas de pobladores tenían
su iglesia, sus imágenes, sus instrumentos de
culto, sus objetos sagrados. Y todos esos elementos estaban reunidos en un templo. La
dificultad es incorporar en ese tejido compacto un edificio tan diferente como es el de la
iglesia, tal y como lo define la liturgia. Hay
EL URBANISMO
MEDIEVAL EN
E INNOVACIÓN
ejemplos en los cuales la iglesia, el edificio
singular queda ubicado fuera del tejido, sin
estar integrado en él, en el exterior. Es el caso
de Villafruela, donde iglesia y castillo se ubican en el borde del tejido regular, al lado de
las manzanas regulares. Sin embargo, en los
diseños de los núcleos como Aguilar de
Campos, Peñaflor de Hornija, Tordehumos,
por ejemplo, la iglesia se integra dentro del
tejido, por medio de la operación de sustraer
una manzana y ubicar en su lugar el templo.
En estos casos, ya lo hemos indicado en la
descripción de Aguilar de Campos, las iglesias y las calles se orientan en la misma dirección sacra.
Otras piezas de gran importancia en el núcleo
se integran también dentro del tejido urbano
de estas villas. Cabe señalar, por ejemplo, la
calle principal en Peñaflor de Hornija, que
divide en dos la villa, definiendo dos barrios.
También las puertas de las murallas son elementos integrados en estos diseños. Todo
ello viene a señalar que estos núcleos fueron
el resultado de un único pensamiento, que
contemplando diversas condiciones, diversas
determinaciones, respondió con un único y
complejo diseño a todos ellos.
Los tipos edificatorios en Tierra de
Campos
No sabemos cómo eran los edificios que se
construyeron inmediatamente después de la
fundación de las villas. No existen descripciones de viajeros, o instrucciones en los fueros,
o datos de villas cercanas. El único documento que tenemos es la propia villa en la actualidad. Sus calles, sus casas, su entorno.
Analizar los tipos edificatorios en Tierra de
Campos en la actualidad no es, en modo
alguno, analizar los tipos que pudieron construirse en la época de la fundación, ciertamente. Sin embargo, los datos que se poseen
sobre la construcción de aquella época son
nulos y los edificios actuales nos van a dar
mucha información, que podremos extrapolar
a aquella época, con la debida prudencia. En
primer lugar analizaremos los edificios más
antiguos que se conservan en la actualidad
en estos núcleos. En segundo lugar analizaremos aquellos edificios en función de su
tamaño, de menor a mayor. Nos encontramos
entonces con unos edificios, que son la reminiscencia de los primitivos edificios de "matriz
curva", los palomares. Los palomares (junto a
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ARQUITECTURA CONSTRUIDA EN TIERRA
los desaparecidos molinos de viento), son los
únicos edificios de planta circular que perviven en Tierra de Campos en la actualidad. Su
disposición en los entornos de los pueblos,
desordenadamente colocados en la inmediaciones se asemeja a la colocación de las chozas en un poblado.
Los edificios más pequeños que siguen la
"matriz recta" son pequeñas edificaciones de
una sola habitación que se utilizaban como
protección para los pastores, los chozos de
pastor. Se trata de elementales edificaciones
realizadas en la mitad del campo, que sirven
para protegerse a los pastores de las inclemencias del tiempo. Una edificación de parecidas dimensiones, pero más sólidas y mejor
construidas son las cabañas de era, edificaciones de una sola habitación destinadas a
guardar los aperos de la trilla. Estos edificios
tienen una sola puerta, es decir un hueco, una
crujía de profundidad y una sola altura. Lo
representaremos con la fórmula 111, utilizando el número de huecos, en primer lugar, la
profundidad medida en habitaciones, en
segundo lugar y la altura en número de plantas, en tercer lugar.
El siguiente escalón lo encontramos ya dentro
del pueblo, se trata de edificios de vivienda
entremedianeras, con una y dos plantas. Son
viviendas de escasa superficie que fueron
construidas para las viviendas de los jornaleros, trabajadores sin tierra, o con poca superficie para cultivar, que se veían obligados a
trabajar en las tierras de los labradores con
grandes extensiones de superficie. Suelen
tener un hueco a la calle, la puerta, dos habitaciones, una la de entrada y otra al patio, y
una sola altura. La fórmula será 121. Hay
variables de esta tipología, que son las 131,
141, con 3 y 4 crujías. Los edificios crecen en
profundidad, multiplicando el número de habitaciones interiores, sin iluminación.
Los edificios de 2 y 3 huecos a la calle son el
tipo siguiente. Se trata de edificios residenciales, viviendas algo más grandes que las anteriores, pero que pertenecen a una población
parecida. Son viviendas con dos habitaciones
a la calle, un pasillo que atraviesa la casa de
la calle al patio. Es decir el 221, el 231, 241 y
el 321, el 331, y el 341.
Figura 4. Calle de Peñaflor de Hornija.
cubierta. De ahí a una planta más vividera no
hay gran distancia. Se pasa entonces a los
222, 232, 242, 322, 332 y 342.
A finales del siglo XIX aparece en los pueblos
de Tierra de Campos un edificio canónico, con
una fachada de 3 huecos, una profundidad de
tres habitaciones y dos alturas. Es el edificio
que adopta la clase más adinerada en los
pueblos. Ya no es un edificio medieval, aunque puede entenderse como una evolución
de los edificios palaciegos del inicio del
Renacimiento. Ese es el 332. A partir de esa
época la tipología se complica y este sencillo
sistema de clasificación tipológica deja de ser
válido con la edificación moderna.
La cantidad de tipos edificatorios que se producen en esta comarca durante la Edad
Media es muy reducida, y responde a un
número de parámetros muy limitado.
Todos estos edificios se amplían a mediados
del siglo XX con una planta más. Primero se
amplía la vivienda con el sobrado, en el bajo
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TRADICIÓN
La construcción con tierra
El material predominante era la tierra. Lo ha
sido hasta los últimos años del pasado siglo
XX. Las construcciones más antiguas nos
muestran técnicas de tapial y de adobe, así
como rudimentarias técnicas de piedra de
mampostería. Los muros suelen estar formados por un zócalo de piedra mampuesta, que
evita la subida del agua por la pared, y una
pared de tapial o adobes, apoyado en ese
zócalo. Ese muro termina con un remate,
sobre el que se asientan los durmientes de
madera, donde se inicia a formación del tejado. La madera es el otro material esencial en
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EL URBANISMO
MEDIEVAL EN
E INNOVACIÓN
esta estructura, utilizada para los elementos
horizontales, los forjados, las estructuras de
las cubiertas. Muy frecuentemente las esquinas de esos muros de tierra, ya sea tapial o
adobe, son reforzadas por elementos de ladrillo o piedra.
Mientras que el barro se presta a la forma
plástica, llena de formas imaginativas, que
vemos en numerosas edificaciones, quizás
las más primitivas, sin embargo el tapial y el
adobe comporta la presencia de unos moldes
que nos llevan nuevamente a la geometría, a
la modulación.
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TIERRA DE CAMPOS Y LA ARQUITECTURA DE TIERRA
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JOSÉ LUIS SÁINZ GUERRA Y FÉLIX JOVÉ SANDOVAL
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