PROPUESTAS DE INTERVENCIONES EN SALUD PÚBLICA PARA LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS 1. En esta segunda parte del TP1, de acuerdo a las indicaciones recibidas, trabajo a partir del informe realizado por mis compañeros de Entre Ríos. El tamaño muestral estimado para la provincia de Entre Ríos, fue de 1.274 alumnos. La tasa de respuesta de las escuelas fue del 100% mientras que la de estudiantes fue del 75%; contribuyendo a una tasa de respuesta global del 75%. Luego de leer todo el informe y según la consigna, selecciono un indicador. De todos los indicadores propuestos consideré prioritario ingresar en la agenda política y sanitaria de la región asignada, el indicador analizado del siguiente Módulo: Consumo de alcohol Entre Ríos seleccionó dentro de este al Indicador: ¿Bebió alcohol en los últimos 30 días? El análisis de los datos por ellos realizado, se transcribe a continuación: “A partir de los datos relevados por la EMSE 2012 se observó que el 66,6% (61,1%72,0%) de los estudiantes adolescentes de la provincia de Entre Ríos consume alcohol (definido como aquellos que bebieron alcohol en los últimos 30 días), presentando un porcentaje mayor y estadísticamente significativo al nacional 50,0% (47,6%-52,55). Tanto a nivel nacional como provincial, las mujeres presentan mayor prevalencia de consumo de alcohol que los hombres.” Justifico mi elección por varias razones: porque se presenta en un porcentaje elevado de la población, porque expresa diferencias con el resultado nacional, porque difiere de nuestra realidad provincial, ya que en Neuquén, si bien la diferencia es pequeña, la proporción global es menor y los varones aventajan a las mujeres, por la importancia que este factor de riesgo tiene para la salud, tanto en los adolescentes como en el resto de sus etapas de la vida, porque creo que se pueden proponer acciones para la prevención y control de este complejo problema. Considero se trata de una problemática compleja, por que los patrones de consumo que adoptan los adolescentes se deben a una variedad de factores: individuales, familiares, de su grupo de pertenencia (amigos, vecindario), socioculturales entre los que se incluyen las pautas de cada cultura o región y los medios de comunicación, así como las políticas de gobierno. Según los estudios publicados sobre el consumo de bebidas alcohólicas en adolescentes, existen dos modalidades de consumo: los episodios agudos recurrentes de consumo excesivo el consumo cotidiano o habitual crónico Siendo el primero el más frecuente en esta etapa de la vida. Creo importante que, antes de iniciar una propuesta a esta problemática, hay que tener en cuenta las características propias de la adolescencia. Es un período de inestabilidad, de búsqueda y de cambios. En esta etapa del desarrollo, está presente una actitud cuestionadora, que tiende a negar o a oponerse a las normas. Intentan tomar decisiones por ellos mismos y responsabilizarse de sus actos, mientras que se encuentran realizando el duelo por el normal distanciamiento de la etapa de estabilidad intrafamiliar de la infancia. Suelen tener una actitud desafiante para contra sus progenitores y solo logran influir sobre él, algunas personas que le despierten admiración y pasan a convertirse en modelos a seguir (quizás no una sola persona sino generalmente van tomando rasgos que les agradan de diferentes personas y van construyendo su propia personalidad). Con el afán de “pertenecer” a su grupo de pares o amigos, tendrán la tendencia a actuar, hablar y vestirse como ellos, este sentido de pertenencia es muy importante para ellos, los amigos se convierten en las personas más importantes de su vida y la familia pasa a segundo plano, lo cual se transforma en un grave problema en esta etapa para los padres que no tienen vínculos fuertes con sus hijos. Sobre este escenario muchas veces inciden otro tipo de factores como ser: problemas familiares (malas relaciones dentro de la familia, coexistencia con alcoholismo familiar, etc.), escolares (problemas en la escuela, discriminación, mal rendimiento, etc.), problemas de depresión, ansiedad, miedos, crisis de angustia, divorcio o separación de los padres, entre otros. El consumo excesivo temprano tiene efectos deletéreos en el adolescente quien se encuentra todavía experimentando cambios en su desarrollo. Este desarrollo a nivel de sistema nervioso, establece las bases para las habilidades de la persona en su vida adulta, tales como la planeación, la integración de información, la resolución de problemas, el discernimiento y el razonamiento. Por lo tanto el alcohol perjudica las áreas responsables del aprendizaje y la memoria, las habilidades verbales y la percepción visual-espacial, afectando la creación de nuevos recuerdos, las habilidades de resolución de problemas, el pensamiento abstracto, la atención y la concentración. Sumado a esto, los jóvenes tienden a correr riesgos adicionales, al desarrollar conductas perjudiciales sumadas a, o favorecidas por, beber en exceso, como son problemas en sus relaciones interpersonales, con mayor riesgo a verse involucrados en episodios de violencias (sea como victima o victimario, autoinflingidas o inflingidas a terceros), accidentes viales (sea como peatón, conductor, acompañante, etc., como víctima o victimario bajo los efectos del alcohol) y relaciones sexuales de alto riesgo (sea cual sea su sexo o elección sexual). Resultando como consecuencia de estas conductas en variados potenciales daños a la salud y seguridad de los jóvenes, que incluyen daños al desarrollo cerebral, riesgo de lesiones y muerte y un mayor riesgo de participar en actos de violencia y de embarazos no deseados y/o contraer enfermedades da transmisión sexual. Debido entonces a lo complejo de la problemática, iniciaría mi propuesta sugiriendo a la gestión un abordaje interdisciplinario e intersectorial, donde Salud Pública como institución que vigila gran parte de las consecuencias acarreadas por el problema y a su vez se responsabiliza por gran parte de la reparación de los daños (si cabe la posibilidad), debería o podría actuar de institución convocante. Como la propuesta la entiendo en el primer nivel de prevención (promoción y prevención), iniciaría por sugerir trabajar conjuntamente con representantes de los diferentes poderes de gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial) sean estos de Nivel Municipal, Provincial y/o Nacional, con instituciones varias que incluyan al menos representantes de Salud, Educación, Arte, Cultura, Deportes y Recreación, Seguridad (vial, de las personas, otros), Desarrollo Social, Trabajo, Comunicación Social Pública y Privada, entre otros. Podría pensarse también en ONG que trabajen sobre el tema o sus connotaciones (Estrellas Amarillas, diversas de Adicciones, etc.). El porque de esta convocatoria, la justifico por la necesidad de actuar simultáneamente a muy diferentes niveles, para promocionar conductas saludables y desaconsejar el consumo o disminuir al máximo los riesgos ocasionados por el mismo, para lo cual necesitamos ampliar las miradas y las capacidades de decisión y consenso. Si bien se debería iniciar un debate y trabajar propuestas de Macropolítica de gobierno, atinentes por ejemplo a disminuir las desigualdades e inequidades sociales de la población, no creo que sea este el espacio para ese debate, por lo cual me limitaré a enumerar una serie de propuestas de coyuntura, para dar el puntapié inicial a un intento de paliar la problemática a partir de líneas amplias de trabajo respetando la realidad de cada comunidad o grupo social: 1. Iniciaría propiciando el debate conjuntamente con las otras instituciones convocadas sobre un trabajo oportuno, cotidiano y con persistencia en el tiempo de fortalecer “los modelos a seguir”, con énfasis en modelos de equipo o de red, que le permitan al niño-adolescente-adulto joven salir del individualismo y apoyarse en un trabajo solidario de equipo, de red, de pares, con imágenes positivas para la construcción de su personalidad futura. 2. Está comprobado que la promoción de cualquier clase de consumo por los medios publicitarios influye en la decisión que toma la población. El alcohol no es la excepción, como tampoco lo es la etapa de la adolescencia para beber (ya sea que comiencen a beber, o aumenten el consumo de alcohol). Por lo cual creo imprescindible trabajar con los equipos de comunicación social y prensa para rediseñar los modelos a publicitar, disminuyendo los modelos de alto consumo y favoreciendo la difusión de modelos positivos de vida. 3. Las políticas de estado pueden influir en los patrones de consumo a través de diversas formas. La legislación vigente pone un punto de corte de edad mínimo para la compra-venta de bebidas alcohólicas para consumo. Sin entrar en la discusión sobre la pertinencia de leyes prohibitivas o sobre lo adecuado o arbitrario del punto de corte, empezaría por evaluar junto con las autoridades pertinentes la situación actual de cumplimiento de la ley. Indagaría sobre lugares de venta-consumo habilitados, instituciones que otorgan habilitación, avances y retrocesos del cumplimiento de las normativas y leyes, efectividad de los controles, tipo de trasgresiones a la ley, penas impuestas, cumplimiento de las mismas, resultados obtenidos. Esto nos amplía el panorama y nos permitiría observar las vías por donde discurre la provisión normal del alcohol y los nudos a problematizar y eventualmente a trabajar sobre flexibilización o limitación de la provisión. Esto podría incluir estrategias de fijación de precios, aumento de tasa impositiva, restringiendo el abastecimiento de bebidas alcohólicas y regulando de forma rigurosa la comercialización de bebidas alcohólicas. 4. Sugeriría un trabajo conjunto con Seguridad (vial, pública y privada) para la promoción de consumo responsable en los lugares de recreación de adolescentes, el regreso responsable al hogar, por ejemplo la “promoción de no consumo del conductor del grupo”, con algún tipo de premio estímulo para el que respete los acuerdos. Acuerdos con los padres para evitar la compra, por parte de adultos, del alcohol consumido en “la previa” a la salida, o la autorización del uso del ámbito privado de su hogar, para la reunión previa y consumo. 5. Controles viales de alcoholemia con revisión de puntos fijos y móviles de control y de los premios y castigos ante los resultados obtenidos, como podría ser bonificación impositiva de los propietarios de vehículos cuyos familiares adolescentes sean “conductores responsables”, o “retención del vehículo” hasta certificación de descenso de alcoholemia del conductor trasgresor y la presencia de adulto responsable para el regreso responsable al hogar del conductor alcoholizado. 6. Trabajo interdisciplinario intersectorial, para lograr promocionar en todos los niveles sociales el sexo consentido y seguro. Accesibilidad en cualquier ámbito (público y privado) de protección de barrera ante la oportunidad de sexo ocasional o no planificado. 2. El indicador escogido como prioritario para la provincia de Entre Ríos es: Bebió alcohol en los últimos 30 días, perteneciente al módulo del consumo de alcohol. La elección se fundamenta en que es el único indicador seleccionado en el informe entre los factores de riesgos, que es a la vez desfavorable respecto del porcentaje nacional pues es más elevado y que presenta diferencias estadísticamente significativas con la nación. Existe otros indicadores como el bajo peso con diferencias significativas respecto del porcentaje nacional pero para este factor los jóvenes entrerrianos presentan una situación ventajosa respecto a los jóvenes argentinos en su conjunto. “El 66,6% (61,1%-72,0%) de los estudiantes adolescentes de la provincia de Entre Ríos consume alcohol (definido como aquellos que bebieron alcohol en los últimos 30 días), presentando un porcentaje mayor y estadísticamente significativo al nacional 50,0% (47,6%52,55). Tanto a nivel nacional como provincial, las mujeres presentan mayor prevalencia de consumo de alcohol que los hombres”. Propuestas: Generación de un programa de prevención de alcoholismo con énfasis en jóvenes y adolescentes, con intervenciones puntuales y evaluaciones periódicas. Sin dudas lo primero que debería realizar este programa es una investigación cualicuantitativa que describa detallada mente el fenómeno entre los jóvenes en el contexto particular de la provincia de Entre Ríos. Describiendo las circunstancias que rodean a la alcoholemia, en qué contexto se bebe más alcohol, cuales son las diferencias de género y las diferencias por grupo etario entre los adolescentes, cual son los significados de la ingesta de alcohol entre los jóvenes desde los parámetros culturales particulares que los incitan a la misma, si existen diferencia entre poblaciones urbanas o rurales o de áreas geográficas en particular, preferencias en las bebidas, condiciones familiares y psicológicas que propicien la bebida, asociación con otros factores y variables, etc. Intervenciones educativas en las escuelas, en particular para prevención de accidentes, presentación de testimonios de jóvenes amigos y compañeros de víctimas de accidentes debidos a la ingesta de alcohol Como parte del programa de prevención se podría implementar en algunos centros de salud importantes o centros comunales y con espacio físico, un equipo especializado de psicólogos y pedagogos que trabaje con los adolescentes con problemas de conductas desde el apoyo psicológico pero también desde la oferta de talleres y actividades recreativas complementarias a elección. En mi experiencia personal he sido parte de un proyecto piloto en el Distrito Federal de México, en el cual las escuelas incorporadas en el proyecto que identificaban adolescentes con problemas de conducta, entre ellos alcoholismo, enviaban en contratiempo del turno escolar (generalmente por la tarde) a estos centros de salud. En estos se había conformado un equipo interdisciplinario de psicólogos y pedagogos de diversas disciplinas artísticas y deportivas. Los adolescentes debían concurrir por las tardes a estos centros donde tenían una entrevista semanal obligatoria con el psicólogo asignado, pero el resto de las tardes podía elegir concurrir a practicar una actividad deportiva, a un grupo de teatro o expresión corporal, a uno de cine debate, o a otra actividad artística. El análisis de los grupos focales previos con estos chicos había arrojado que la mayoría carecía de proyectos personales y habían desarrollado bajo interés en una disciplina particular a la vez que provenían de hogares disfunciones y poco motivantes, sin embargo finalizado el piloto habían mejorado sus conductas escolares y personales y podían reconocer áreas particulares de interés. Se podrían generar además talleres destinados a fomentar la comunicación que incluyeran a los padres de los adolescentes, con diferentes dinámicas diseñadas por expertos en la materia. Se podría desarrollar además un sistema de vigilancia en los servicios de salud, que dieran alerta y registraran las consultas de menores alcoholizados ayudando a caracterizarlas y a cuantificarlas, con extrema precaución del resguardo de la confidencialidad en los datos de identidad de los menores. Debería garantizarse además la continuidad de las políticas y programas en este sentido, que permitan además el seguimiento de los indicadores a través del tiempo, para garantizar que se perpetúen las acciones que resultan efectivas a la luz de las evaluaciones. En otro orden de cosas, se podría extremar la vigilancia y la penalización de los comercios ante la venta de alcohol a menores; acompañado de una política de precios que inste a la compra mayoritaria de bebidas sin alcohol