Las tumbas reales de los faraones Por Rodman R. Clayson, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Para los egipcios la muerte era vida prolongada para siempre Uno de los aspectos más destacados de este año (el quincuagésimo aniversario o aniversario de oro de la Orden Rosacruz AMORC en su actual ciclo de actividad) será la gira a históricos sitios Rosacruces europeos y una visita a Egipto. En Egipto, nuestros miembros contemplarán los más magníficos templos y tumbas del pasado. Hoy día como en la antigüedad cuando los príncipes, embajadores, soldados, mercaderes y viajeros privados iban a Egipto a admirar los monumentos creados por una notable civilización (que deben verse para creerse), miramos con asombro las mismas pirámides, templos y tumbas de un glorioso y magnífico pasado. Egipto tiene más de 6.000 años. Lo rigieron treinta Dinastías de faraones. Allí, quizás, están los más grandiosos monumentos de piedra del mundo, en un engaste de desierto de arena color damasco y campos verdes, con majestuosas palmeras reales que dibujan su silueta contra el azul del cielo; todo hecho posible por la maravilla de ese fabuloso país, el verde Nilo, presidido por el disco radiante del sol, Ra, como en el pasado. Esta es la tierra sagrada de la Biblia y de las famosas personalidades históricas de Cleopatra y los Faraones Ramsés, Tutankhamen, Akhnaton y Tutmosis III. Esta es la tierra de los dioses-sol. Los egipcios primitivos aceptaron al dios-sol Ra como su deidad principal y al Faraón como al "hijo de Ra" o "hijo del Sol". El gobernaba como rey y dios al mismo tiempo. Para comprender esto, uno debería tratar de descifrar los antecedentes religiosos del faraón, porque tanto su mando como su poder eran asimismo inexplicables. Tales antecedentes ayudan a interpretar las setenta y tantas montañas de piedra hechas por el hombre, conocidas como las pirámides, que se extienden en una larga e irregular línea trazada hacia atrás de los bancos del Nilo, empezando justamente al oeste de la ciudad de El Cairo y continuando hacia el sur. Ellas son las tumbas reales de los faraones. Algunas autoridades han sugerido que el contorno de la pirámide se adoptó porque semejaba los oblicuos rayos del sol cayendo a través de un resquicio de las nubes. Hay quienes creen que las pirámides representan la colina original, tan importante en las antiguas historias egipcias de la creación. Otros han dicho que ellas se proyectaron como montañas en miniatura. La costumbre de los faraones de tener sus tumbas en pirámides como montañas, fue seguida por otros reyes que eligieron las montañas naturales de Tebas, en el Alto Egipto, donde se encuentra el Valle de los Reyes y el de las Reinas. Aparte de su significación religiosa, las pirámides son un perdurable testimonio del poder de faraones tales como Zoser, Snefru, Cheops, Khafra y Menkara, en las primeras dinastías. La nueva capital en Tebas En Tebas uno se maravilla de la tremenda diseminación de antigüedades. Allí en años antiquísimos, estaban las 100 puertas ensalzadas por Homero. Tebas fue la nueva capital de los faraones de los Imperios Medio y Nuevo, que, invariablemente, se fue haciendo más espléndida y más opulenta durante el curso de diez dinastías sucesivas. La tumba del rey Tutankhamen se encontró en el Valle de los Reyes. En este valle, los muros y techos de las tumbas están adornados con escenas religiosas e inscripciones de gran belleza e interés. El valle, en sí mismo, es una asombrosa escena inspiradora de abrupta y natural grandeza. Hasta las tumbas de los nobles tienen escenas panorámicas que representan los incidentes de la vida diaria y los eventos ocurridos en la profesión de sus propietarios. En el Antiguo Imperio se construyeron grandes pirámides para tumbas de los faraones. A medida que pasaba el tiempo fueron cambiando las costumbres y las tumbas se hicieron en el seno de las montañas de Oeste de Tebas y en otras partes. Ellas, también se prodigaron. Antes de la Edad de las Pirámides fue costumbre construir las tumbas al nivel de la tierra, en perfiles rectangulares, como aquellas que se han encontrado en Sakkara. Se llamaban mastabas. Primeramente se hicieron de adobes y más tarde de piedra; pero siempre el faraón las vio como un apropiado lugar de descanso. Para los egipcios, el alma de los muertos continuaba en una nueva vida exactamente como había vivido la anterior; por eso las tumbas contenían todas las cosas que habían usado durante su vida diaria, hasta alimentos para el futuro. Las momias se preservaban en sus sarcófagos, por lo menos hasta que los ladrones finalmente las encontraban. Los ataúdes estaban hermosamente decorados con símbolos significativos. Algunos eran de oro. Se sabe que el ébano y el oro se incrustaba en los muebles, como se comprobó en la tumba de Tutankhamen, los que se colocaron en ella junto a los sarcófagos, a las joyas, espejos de plata pulidos, anillos y collares con pendientes de oro que simulaban flores de loto; todo ello rodeado de inmensos tesoros. Tres de las más grandes pirámides se encuentran en Gizeh, al Oeste de El Cairo, siendo la más grande y quizás la más conocida, por supuesto, la Gran Pirámide del Faraón Cheops, cuyo reinado inició la Cuarta Dinastía. Una pirámide inmensa seria algo sobresaliente en toda la tierra. Como tumba fue un tributo propio para el rey. En su libro Las Pirámides, Ahmed Fakhry escribió que cuando el dios-sol Ra surgía cada día, sus primeros rayos saludaban la cumbre de la morada del divino faraón. Las pirámides estuvieron antes cubiertas de deslumbrante piedra caliza blanca. Relacionados con cada una y asentados en su base había dos o más templos. Uno se conocía como el templo mortuorio; otro como el templo del valle. El templo del valle estaba cerca de la tierra cultivada. Era la entrada al laberinto de la pirámide y un pasillo de piedra lo conectaba con ella. Había en él estatuas y estelas, y algunas veces pequeñas capillas. El Templo de la Esfinge Los que visitan Egipto encontrarán el templo del valle de la segunda pirámide de Khafra en Gizeh, con su largo pasillo de conexión, construido en piedra, al lado de la esfinge, al este de la pirámide. Como un hecho positivo, esto se llama a menudo el Templo de la Esfinge. La Esfinge, una monumental figura de león con cabeza humana, vigila el acceso oriental a las pirámides de Gizeh. No hay duda de que todas estas, excepto, quizás, la Gran Pirámide del Faraón Cheops, fueron construidas para tumbas. Durante los últimos cien años ha habido mucha controversia acerca de si esta fue o no la tumba de Cheops. Los arqueólogos dicen que fue; los románticos lo dudan. En todas las pirámides, la cámara de enterramiento estaba al nivel del suelo o bajo de él. La Gran Pirámide es la excepción. Científicamente se conoce que sus planes de construcción fueron alterados varias veces. Se cree que al comienzo se dispuso que la cámara de enterramiento se encontrara en un profundo túnel en el piso, bajo la pirámide. Este túnel se conoció posteriormente, como el hoyo. Los planes se cambiaron, sin embargo, y la cámara se construyó en la parte superior central de la estructura. Aunque nunca fue terminada, se la conoce como la Cámara de la Reina. Aparentemente, los planes cambiaron otra vez, porque la llamada Cámara del Rey, se construyó en la parte más alta de la pirámide; se completó, y en ella se encuentra el sarcófago de granito. No existe duda alguna de que Cheops construyó esta pirámide, porque en ella se encontró su tablilla ornamental. Inmensas piedras se colocaron en posición tal que aliviaron la presión existente desde arriba de la cámara mencionada. Todavía se encuentran en esas piedras marcas de las canteras. La Cámara del Rey Ninguna de las otras pirámides tiene la cámara de enterramiento a esa altura. Existe poca evidencia de que esta cámara haya sido usada para sepultar a Cheops. Es probable que él haya construido la pirámide como un cenotafio, un monumento a si mismo. Quizás le sepultaron en otra parte. Se sabe ahora que su padre, Snefru, construyó dos o probablemente tres pirámides para sí, en el sector sur. Notoriamente, dos de estas fueron cenotafios. De cualquier manera casi todos estamos familiarizados con las dimensiones de la Gran Pirámide (sus cámaras y pasajes) una obra arquitectónica de no pequeño significado. Las tumbas reales pueden comprenderse sólo en base al contenido de las creencias de los antiguos egipcios. Ellos admitían la vida después de la muerte. No creyeron que la vida futura pudiera ser esencialmente diferente de la vida en la tierra, aunque juzgaron que seria más cómoda y pulcra. Buscaron preservar sus cuerpos, creyéndolo necesario para el bienestar de ka. Ka parece corresponder a lo que se define como la personalidad del alma. Consideraron necesario que el ka reconociera su cuerpo después de la muerte, para poder unirse a él. Por esto fue que imaginaron que era importante la preservación del cadáver. Es por todos conocido el hecho de que los egipcios sobresalieron en el arte del embalsamamiento y momificación de los cuerpos. La muerte era vida prolongada para siempre. Estas colosales tumbas monumentales se construyeron para "hacer vivir el nombre". Hay todavía muchas cosas que no conocemos acerca de las notables hazañas de la ingeniería egipcia. A medida que más aprendemos, más admiramos, no obstante, su ciencia y habilidad. Las tumbas reales, la "casa eterna del Faraón", estarán sin duda en pie durante otros 5.000 años o más, sobreviviendo a cualquier cosa jamás creada por el hombre. Sin lugar a dudas, el antiguo Egipto construyó para la eternidad.