ORIGINAL Influencia en la epilepsia de factores meteorológicos y cronológicos Jacint Altimiras-Roset, Alícia Brunet-Gómez, Josep M. Aragonès, Pere Roura-Poch Introducción. Los profesionales que atienden urgencias médicas observan picos de incidencia de crisis epilépticas. Algunos pacientes epilépticos atribuyen sus crisis a cambios climáticos y estacionales. Objetivo. Analizar la relación de variables meteorológicas, de calendario y circadianas con la aparición de crisis epilépticas. Pacientes y métodos. Estudio retrospectivo en un centro residencial de personas con discapacidad intelectual. Resultados. Los 16 residentes estudiados presentan 855 crisis epilépticas, entre ellas 159 en picos o cúmulos, a lo largo del período 2009-2012. El predominio de crisis encontrado en otoño y durante el cuarto trimestre del año no es significativo (p > 0,05). No hay relación estadísticamente significativa entre la presencia de crisis epilépticas con las fases lunares y los días de la semana. La mayoría de crisis epilépticas (87,2%) se presenta en horario diurno (p < 0,001). El 36,3% aparece entre las 8:00 y las 10:59 h. No hay correlación estadística entre el número de crisis epilépticas respecto a la presión atmosférica, la precipitación, el grado de humedad y la temperatura media (p > 0,05). Conclusiones. Se constata la aparición de picos o cúmulos de crisis epilépticas. La presencia de estas presenta un marcado componente circadiano. La influencia en la epilepsia de los factores meteorológicos estudiados, fases lunares y estaciones del año no es significativa. Palabras clave. Convulsiones. Cúmulos. Epilepsia. Estaciones. Luna. Medio ambiente. Meteorología. Introducción Los profesionales que atienden urgencias médicas observan picos de incidencia de distintas patologías. Entre ellos mencionan las crisis epilépticas [1]. Algunos pacientes epilépticos atribuyen sus crisis a cambios climáticos y estacionales. Existen pocos estudios sobre la influencia de estos cambios en la aparición de picos de crisis epilépticas, con resultados diversos. En un primer estudio, Doherty et al [2] encontraron una asociación entre la presencia de picos de crisis epilépticas con cambios de la presión atmosférica (particularmente, con cambios de presión atmosférica superiores a 5,5 hPa al día). Sin embargo, en un estudio posterior, encabezado por el mismo autor [3], no hallaron asociación ninguna. También se han asociado a una alta oscilación de la temperatura diaria [4]. Otro estudio encuentra mayor frecuencia de estado epiléptico en días soleados, siendo la humedad alta, la temperatura alta y la presencia de nubes abundantes factores protectores [5]. Estudios recientes [5-9] también han relacionado las crisis epilépticas con algunas fases del ciclo lunar. Otros estudios [10] ponen de manifiesto que se presentan de forma irregular, según la estación del año que se trate. www.neurologia.com Rev Neurol 2014; 59 (8): 345-348 El objetivo principal de este estudio es analizar la relación entre distintas variables externas, como variables meteorológicas y de calendario y variables circadianas, con la aparición de crisis epilépticas. Centro Riudeperes; Calldetenes, Barcelona (A. Brunet-Gómez). Unidad Clínico-Epidemiológica (J. AltimirasRoset, P. Roura-Poch); Servicio de Neurología (J.M. Aragonès); Hospital General de Vic; Consorci Hospitalari de Vic; Vic, Barcelona, España. Correspondencia: Dr. Jacint Altimiras Roset. Hospital General de Vic. Francesc Pla ‘El Vigatà’, s/n. E-08500 Vic (Barcelona). Fax: +34 938 850 308. E-mail: jaltimiras@chv.cat. Aceptado tras revisión externa: 13.05.14. Cómo citar este artículo: Altimiras-Roset J, Brunet-Gómez A, Aragonès JM, Roura-Poch P. Influencia en la epilepsia de factores meteorológicos y cronológicos. Rev Neurol 2014; 59: 345-8. © 2014 Revista de Neurología Pacientes y métodos El Centro Riudeperes (Calldetenes, Barcelona) atiende a personas con discapacidad intelectual que presentan frecuentemente crisis epilépticas, entre otras complicaciones. La población diana está constituida por personas con discapacidad intelectual residentes en el Centro Riudeperes y que han presentado, en el período estudiado, alguna crisis epiléptica. Una residente presenta muchas y prácticamente todos los días. Su registro contabiliza más crisis epilépticas que el resto de residentes, por lo que se decidió excluir a esta residente (outlier) del estudio para evitar un sesgo. El citado centro residencial dispone de un registro ad hoc con descripción de las crisis epilépticas de los residentes. A partir de este registro, se ha creado una base de datos de las crisis anotadas en el centro en un archivo del programa Microsoft Excel que incluye las siguientes variables: nombre del re- 345 J. Altimiras-Roset, et al Tabla. Distribución de las frecuencias absolutas y relativas de las crisis epilépticas, según la estación del año, entre los residentes del Centro Riudeperes (Calldetenes, Barcelona), en el período 2009-2012. N.º de crisis Porcentaje de crisis Invierno 181 21,2% Primavera 221 25,8% Verano 212 24,8% Otoño 241 28,2% sidente (ésta se ha codificado para preservar la confidencialidad), edad (calculada a partir de la fecha de nacimiento), sexo, hora, día, mes y año de la crisis, así como su duración (en segundos) y tipo. El período estudiado abarca cuatro años, desde el año 2009 hasta el 2012. El período estudiado para las variables humedad, precipitación, presión atmosférica y temperatura, al no disponer de los datos de diciembre del último año, va desde enero de 2009 a noviembre de 2012. Como crisis epilépticas se incluyen las distintas formas de crisis generalizadas y de crisis parciales sin distinción. Se consideran picos o cúmulos de crisis epilépticas, desde el punto de vista epidemiológico, la aparición de un número de crisis superior al que cabría esperar en un grupo de población, en un determinado momento y lugar [1]. En nuestro estudio hemos utilizado una crisis como número esperado máximo diario, algo superior a la media de crisis epilépticas observadas diarias en el período estudiado. Para poder disponer de todas las que han padecido los residentes de forma numérica, algunos datos cualitativos se han codificado como cuantitativos. Así, los adjetivos asociados a crisis, como ‘algunas’, ‘diversas’ o ‘varias’, se han consignado como tres crisis; y ‘muchas’ o ‘múltiples’ se han consignado como cinco crisis. El observatorio meteorológico más cercano se halla situado a 1,2 km de distancia al este del Centro Riudeperes, ya en el término de Sant Julià de Vilatorta. Este observatorio dispone de un registro diario desde el año 2009 de grado de humedad, precipitación (lluvia), presión atmosférica y temperatura (media, máxima y mínima). Los datos del observatorio a los que hemos tenido acceso se hallan escrupulosamente guardados en su propia página web [11]. La temperatura diaria media utilizada es la diferencia entre las temperaturas máxima y mínima diarias. Las diferencias barométricas y térmicas se han hallado calculando la diferencia entre el va- 346 lor del día correspondiente respecto al día anterior. La información sobre las fases lunares (calendario lunar) se ha extraído de la web del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza [12]. La residencia tiene unos tramos horarios establecidos: horario diurno, de 9:00 a 21:00 h, y ho­ rario de sueño nocturno, de 21:00 a 9:00 h. Los re­ sidentes echan una siesta diaria de 15:00 a 16:00 h, aproximadamente. Se realiza un estudio retrospectivo de este grupo de residentes. Las pruebas utilizadas en el análisis estadístico son la prueba de χ2, la prueba de la Z, la prueba de la t de Student, el test de ANOVA y la correlación de Pearson. El nivel de significación utilizado es del 5%. Los programas usados para el análisis han sido Microsoft Office Excel 2007 y PASW (Predictive Analitic Software) Statistics 18. Resultados El número de residentes incluidos que ha presentado alguna crisis es de 16, que, junto con el individuo excluido, representan la mitad de los residentes con epilepsia en tratamiento. El número total de crisis epilépticas ha sido de 855, con un promedio de 210 crisis al año. La media de crisis epilépticas en el período estudiado es de 53,4 crisis por residente, lo que supone 13,6 crisis/año. El 56,2% de los residentes que han presentado crisis epilépticas son hombres, y el 43,8%, mujeres. El rango de edad de los residentes con crisis epilépticas es de 19-61 años. La edad media al inicio del estudio es de 37,3 años, prácticamente la misma en hombres (37,3 años) y mujeres (37,1 años) (p > 0,05). A lo largo del período estudiado (2009-2012) se observaron 159 picos o cúmulos de crisis epilépticas en 200 días, en los que se presentan 525 crisis epilépticas. En estos picos o cúmulos de crisis epilépticas, se presentan entre dos y 16 crisis, que duran entre uno y cinco días, con una media de 3,3 crisis epilépticas en cada pico o cúmulo. Teniendo en cuenta las cuatro estaciones del año (calendario astronómico), en otoño es cuando se presenta un mayor porcentaje de crisis epilépticas (28,2%) y media (0,66 crisis por día), y en invierno se presenta el menor porcentaje (21,2%) (Tabla) y media (0,50 crisis por día), sin significación estadística entre las medias estacionales (p > 0,05). En el período estudiado, los meses de julio (0,73) y noviembre (0,70) tienen las medias de crisis diarias más altas, y agosto (0,44) y marzo (0,45), las medias más bajas. No obstante, las medias de crisis diarias entre los diferentes meses no presentan significación www.neurologia.com Rev Neurol 2014; 59 (8): 345-348 Influencia en la epilepsia de factores meteorológicos y cronológicos Figura 1. Estadística mensual con la media diaria de las crisis epilépticas de los residentes del Centro Riudeperes (Calldetenes, Barcelona) del período 2009-2012. Figura 2. Distribución de las crisis epilépticas de los residentes del Centro Riudeperes (Calldetenes, Barcelona), en fracciones horarias, del pe­ ríodo 2009-2012. estadística entre ellas (p > 0,05) (Fig. 1). El cuarto trimestre del año presenta una mayor media de crisis diaria (0,64), aunque no es significativa (p > 0,05). Analizando las fases lunares del período estudiado, no se observan diferencias estadísticamente significativas (p > 0,05) con la media diaria de crisis epilépticas. La media diaria mayor se observa en cuarto menguante (0,66) y luna llena (0,62). Respecto a la evolución semanal, el martes (16,8%) y el lunes (15,1%) son los días con los porcentajes más altos de crisis epilépticas observados. La media de crisis epilépticas acaecidas los días laborales (de lunes a viernes) (0,59) no difiere estadísticamente (p > 0,05) de la media de crisis acaecidas los fines de semana (sábados y domingos, 0,54). En relación con el horario, el 84,7% se presenta durante el horario diurno y el 15,3% durante el horario de sueño nocturno (p < 0,001). Destaca que el mayor cúmulo de crisis epilépticas (36,3%) se produce entre la última hora del sueño y las dos primeras diurnas, y existe un segundo pico menor (9,8%) a media tarde (Fig. 2). En el 1,8% de las crisis epilépticas no consta la hora a que acontecen. No hay correlación estadística entre las medias diarias de presión atmosférica y el número de crisis epilépticas (r = +0,02; p > 0,05), ni entre las diferencias diarias de presión atmosférica respecto al número de crisis epilépticas (r = –0,03; p > 0,05). La media de crisis epilépticas en los días de lluvia es de 0,61, mientras que los días que no llueve, la media es de 0,57 (p > 0,05). El promedio del porcentaje de humedad de los días que se presentan crisis epilépticas (72,9%) es superior al promedio del porcentaje de humedad de los días que no se presentan crisis (72,7%), sin diferencias estadísticas (p > 0,05). Las diferencias diarias de humedad (entre dos días) tampoco se relacionan con el número crisis epilépticas diarias (r = –0,02; p > 0,05). La temperatura media de los días que se presentan crisis (12,4 °C) es inferior a la temperatura media de los días sin crisis (12,9 °C), sin diferencias estadísticas (p > 0,05). Respecto a las temperaturas máximas diarias, no existe relación estadística con el número de crisis diarias (r = +0,008; p > 0,05). www.neurologia.com Rev Neurol 2014; 59 (8): 345-348 Discusión El estudio de los residentes del Centro Riudeperes evidencia la existencia de picos o cúmulos de crisis epilépticas, que no parecen aleatorios o al azar y sugerirían una influencia de factores ambientales. Estudios previos mostraban un mayor número de crisis en otoño [10] y en el cuarto trimestre [7]. Nuestro estudio muestra una media de crisis mayor en otoño en el mismo sentido, y una menor media en invierno, pero ambas sin significación estadística. La influencia del ciclo lunar, en nuestro estudio, no es significativa, si bien existe un ligero predominio de crisis en cuarto menguante y luna llena. La mayoría de autores [7-9] consultados ha encontrado que en luna llena se presenta significación estadística con la aparición de crisis. Baxendale y Fisher [6] encontraron una correlación positiva entre la frecuencia de crisis epilépticas diaria y la porción 347 J. Altimiras-Roset, et al de luna iluminada por el sol. Otros estudios encuentran significación estadística en la fase de cuarto menguante [8] y aún otros con la luna nueva [5]. La media de crisis epilépticas acaecida los fines de semana es menor que el resto de los días, sin diferencias significativas. Rüegg et al [5] observaron que el estado epiléptico se presenta significativamente con menor frecuencia los fines de semana. Las crisis epilépticas se presentan en su gran mayoría durante el horario diurno en concordancia con otros autores [5,8], con picos alrededor del despertar de la mañana y a media tarde, coincidiendo con la distribución observada por los estudios clásicos [13,14]. Un estudio reciente [15] difiere del nuestro en el horario diurno, y observa un cúmulo de casos entre las 11:00 y las 17:00 h, mientras que coincide en el horario de sueño nocturno, al encontrar escasas crisis epilépticas entre las 23:00 y las 5:00 h. El escaso registro del número de crisis epilépticas nocturnas puede deberse a una mayor dificultad para detectarlas, a pesar de la vigilancia de los profesionales del centro. Los factores meteorológicos estudiados (la media diaria de presión atmosférica, la diferencia de presión atmosférica, los días de lluvia respecto a los días sin lluvia, el grado de humedad, la temperatura media y la temperatura máxima) no muestran relación con picos de crisis. En conclusión, el estudio realizado confirma la existencia de picos o cúmulos de crisis epilépticas. Éstas presentan estadísticamente una relación circadiana. No se ha encontrado relación significativa entre crisis epilépticas y factores meteorológicos, fases lunares y estaciones del año. 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The 16 residents who were studied presented 855 epileptic attacks, including 159 in peaks or clusters, over the period 2009-2012. The predominance of seizures observed in autumn and during the fourth quarter of the year is not significant (p > 0.05). There is no statistically significant relation between the presence of epileptic seizures and the phases of the moon or days of the week. Most epileptic seizures (87.2%) occur during the daytime (p < 0.001). Findings showed that 36.3% occur in the morning between 08:00 and 10:59. There is no statistical correlation between the number of epileptic seizures and the atmospheric pressure, rainfall, degree of humidity or mean temperature (p > 0.05). Conclusions. The appearance of peaks or clustering of epileptic seizures was observed. Their presence shows a marked circadian component. The influence of meteorological factors, the phases of the moon and seasons of the year on epilepsy is not significant. Key words. Cluster. Environment. Epilepsy. Meteorology. Moon. Seasons. Seizures. 348 www.neurologia.com Rev Neurol 2014; 59 (8): 345-348