“G., M. T. C/L., E. y Otra” CAMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO CIVIL – SALA C Buenos Aires, noviembre 27 de 1962. En el interlocutorio 72.931 resuelto el 13 de octubre de 1961, planteada una cuestión similar a la presente, la sala tuvo oportunidad de decir que frente a los términos amplios y categóricos del art. 59 del código civil, este tribunal ha decidido que el ministerio pupilar es parte esencial y legítima en todas las actuaciones en que se encuentra afectada la persona o bienes de los menores, aunque éstos se encuentren representados por su padre (LL, 82-647) por lo que la falta de intervención de dicho ministerio, trae aparejada la nulidad de los procedimientos (art. 494), salvo que el asesor de menores ratifique lo actuado (véase Borda, Guillermo A., "Tratado de derecho civil argentino; Familia", p. 213, núm. 953). Se agregó, estas divergencias doctrinarias que el carácter de la nulidad suscita, las ha superado la jurisprudencia, para lo cual basta remitirse a los fallos publicados en JA, 58-864; 1942-I-899; 1960-II-193; LL 82-647; 69-107. En la especie de autos no se discute la existencia de un incapaz, ni tampoco que el proceso se ha desarrollado sin la debida intervención del asesor de menores, quien en su dictamen peticionó expresamente la nulidad de todo lo actuado a partir de fs. 83 inclusive; nulidad que acoge el a quo y sostiene el asesor de menores de cámara. Luego la procedencia de esta petición resulta de los fallos y doctrina invocados. Ahora, la cuestión de incompetencia debe resolverse teniendo como antecedente la nulidad sancionada y la misma procede conforme con los argumentos desarrollados por los representantes del ministerio público de cámara en el dictamen de fs. 129 y 130, a los que el tribunal se remite por razones de brevedad. En mérito a estas consideraciones, se confirma el pronunciamiento apelado; con costas en la alzada. — Roberto E. Chute. — Santiago E. Foutel. — Marcelo Padilla. (Sec.: Julio A. Dacharry Sánchez). 1