LA EPILEPSIA Y LOS NIÑOS ¿QUÉ ES LA EPILEPSIA? Este panfleto está destinado a ofrecer al público en general, información básica sobre la epilepsia. No está destinado ni constituye un consejo médico. Se advierte a los lectores que no cambien sus programas médicos ni sus actividades diarias basándose en esta información, sin consultar antes a un médico. ¿QUÉ ES LA EPILEPSIA? La epilepsia es un desorden o trastorno cerebral, pero no es una enfermedad mental. Tampoco es una enfermedad que provoque el retardo o la inferioridad mental de los niños. En la mayoría de los casos, los niños que padecen de epilepsia son niños que llevan una vida normal y saludable. La epilepsia es una condición médica que provoca, durante unos pocos segundos o minutos, que el cerebro del niño funcione con cierta anormalidad. La epilepsia se manifiesta por medio de ataques que varían según el paciente y la zona afectada del cerebro. Estos ataques pueden presentarse como episodios de ausencia (falta de atención o mente en blanco); repentinas caídas al suelo acompañadas de rigidez física; temblores o convulsiones; agitación y estremecimiento bruscos de extremidades; repentino dolor de estómago; sensación de temor o ira; episodios de somnolencia (pesadez y torpeza) durante los cuales el niño podría moverse sin rumbo aparente o hablar sin sentido. Por lo tanto, podríamos resumir diciendo que los ataques (o crisis, como se los suele llamar hoy en día) son cambios en el comportamiento y en los movimientos del cuerpo del niño, que van desde quedarse con la mente en blanco, absorbido en un episodio de ausencia y falta de atención repentina, hasta caídas y convulsiones. Durante el transcurso de un ataque o crisis, el niño no tiene control (ni conciencia, en ocasiones) de sus actos. Por eso mismo, es posible que una vez finalizado el ataque, el niño no recuerde absolutamente nada de lo sucedido. Cabe decir que cada año, en los Estados Unidos, se diagnostican alrededor de 75,000 casos nuevos de epilepsia en niños. 1 ¿POR QUÉ SE PRODUCEN LOS ATAQUES O LAS CRISIS? Es necesario mencionar que la epilepsia no es el único motivo por el cual los niños pueden sufrir un ataque. Existen otras causas que pueden provocar el funcionamiento anormal del cerebro, y por lo tanto, ocasionar ataques. Entre estas otras razones se encuentran: fiebre alta, infección severa en el cerebro, envenenamiento, e incluso las secuelas de un fuerte golpe recibido en el pasado. Al igual que los ataques, estas otras causas pueden ser pasajeras, curarse y desaparecer. Pero los niños que padecen de epilepsia, deberán recibir el tratamiento médico adecuado para poder controlar los ataques. ¿CÓMO SE TRATA LA EPILEPSIA? Una vez que el médico haya realizado los estudios necesarios y finalmente diagnostique, con certeza, que el niño padece de epilepsia, le recetará el medicamento más apropiado, basándose en los tipos de ataques que afecten al niño. Si el medicamento recetado no logra el efecto deseado, y el niño comienza a sentirse enfermo y a sufrir efectos secundarios, el médico variará la dosis o le recetará otro medicamento, y así sucesivamente, hasta encontrar el medicamento y la dosis más adecuada para el paciente. Por lo tanto, podría llevar cierto tiempo hasta que el médico acierte con el medicamento y la dosis 2 adecuada para cada paciente, ya que éstos actuarán de manera diferente en cada uno de ellos. Y en ciertos casos, si ninguno de los medicamentos disponibles en la actualidad produce el efecto deseado en el paciente, es posible que el médico sugiera una dieta especial rica en grasas para complementar el tratamiento médico. Cada niño reacciona a los tratamientos y medicamentos de distinta manera. Por esta razón, el médico debe ser informado periódicamente acerca de cómo el niño está reaccionando al tratamiento. Por ejemplo, los padres deben asegurarse de comentarle al médico si, el niño se muestra soñoliento con frecuencia, o no tiene apetito, o se siente mareado, o presenta los síntomas de una persona bajo los efectos del alcohol, si aparecen sarpullidos en la piel o sufre de picazón, si comienza a actuar de un modo extraño y diferente debido al tratamiento. Pero, aunque el niño comience a mostrar estos síntomas o efectos secundarios, los padres no deben, bajo ninguna circunstancia, modificar o interrumpir el medicamento que esté tomando el niño. Es indispensable que los padres se comuniquen con el médico lo antes posible para discutir estos nuevos síntomas y deben seguir al pie de la letra las nuevas indicaciones médicas. El modificar o interrumpir el tratamiento médico que esté tomando el niño, sin antes consultarlo con el médico, podría provocar un nuevo y más grave ataque en el niño, haciendo que éste sea difícil de controlar, y por ende, podría poner en riesgo su vida. Si el niño presenta un ataque que no finaliza, es de vital importancia que los padres lo transporten de inmediato a una sala de emergencia. En la mayoría de los casos, los ataques duran unos pocos segundos o hasta 2 minutos y terminan por sí solos, sin mayor complicación. Pero cuando un ataque se prolonga más allá de este breve periodo, o se sucede un ataque tras otro, entonces es indispensable que el niño reciba atención médica. 3 CÓMO LOGRAR QUE EL TRATAMIENTO TENGA EFECTOS POSITIVOS Los medicamentos antiepilépticos suelen ser muy efectivos en la mayoría de los niños, permitiéndoles disfrutar de una vida plena, libre de ataques. De todas formas, para que los medicamentos surtan el efecto necesario, los niños deben seguir el tratamiento y las indicaciones médicas al pie de la letra. No obstante, existen casos de niños que, a pesar de estar tomando los medicamentos, continúan sufriendo algunos ataques de manera poco frecuente. Para los médicos, es imposible predecir cuán efectivo será el tratamiento en un niño, ya que cada uno reacciona al medicamento de distinta manera. Si bien esto es cierto, hay varias medidas que los padres y familiares deben tomar para ayudar a que los medicamentos logren el efecto esperado en el niño. A continuación, enunciamos algunas de estas medidas: • Asegúrese de que el niño tome los medicamentos todos los días, sin excepción, a la hora y de la forma indicada por el médico. • En el caso de niños grandes, es importante pedirles que participen y colaboren, cada mañana, en contar y separar las píldoras que deberán tomar durante el día. Sería de mucha utilidad colocarlas, todos los días, en un mismo lugar específico de manera que tanto el niño como los padres puedan llevar control de las píldoras y verificar que no se hayan olvidado de ninguna. Para algunos niños es muy útil hacer marcas en un calendario cada vez que 4 toman el medicamento, para llevar control. También es posible adquirir pastilleros con secciones para cada hora o día, ayudando a quien las usa a llevar un control más preciso. • Explíquele al niño el motivo por el cual debe tomar esos medicamentos: para que él pueda mejorar considerablemente y para evitar que sufra nuevos ataques. • Es posible que el niño crea que los medicamentos antiepilépticos surten el mismo efecto que una aspirina, que se ingiere para quitar un simple dolor de cabeza al instante. Los medicamentos antiepilépticos, por el contrario, surten efecto a largo plazo. • Es importante ayudar al niño a comprender que los medicamentos antiepilépticos sólo son efectivos una vez que existe cierta cantidad en el organismo, constantemente, al igual que los automóviles, los cuales sólo funcionan si el tanque contiene gasolina constantemente. Pues bien, el organismo del niño utiliza el medicamento de la misma manera que un automóvil utiliza la gasolina. Si el niño no recibe el medicamento cada determinado número de horas, tal y como lo indicó su médico, su organismo no contará con la cantidad de “combustible” necesario para funcionar correctamente y evitar, de este modo, los ataques. Si no todo lo contrario, éstos podrían ocurrir nuevamente. • Si, a pesar de estar tomando los medicamentos según las indicaciones médicas, el niño continúa sufriendo ataques, es necesario que los padres le adviertan y expliquen que aumentar la dosis por su cuenta no lo ayudará a controlar los ataques, sino que por el contrario, podría enfermarlo. Algunos niños podrían intentar tomar más medicamento del recetado, bajo la creencia que eso les ayudará a mejorar. • Si el medicamento que toma el niño es líquido, es necesario agitar bien el frasco antes de usarse, de modo que la dosis ingerida siempre contenga la misma concentración de medicamento. 5 PASOS A SEGUIR DURANTE UN ATAQUE En el caso de niños que sufren del tipo de ataque que consiste en caídas al suelo, temblores y rigidez física, es importante que los padres le expliquen e informen de antemano a los familiares de qué se tratan estos ataques y lo que deben hacer cuando se presentan. Principalmente, es importante que sepan que el niño no morirá a causa de un ataque. Deben saber, además, que es imposible que se trague la lengua, como se solía creer en el pasado, y que lo único que deben hacer es evitar que el niño se haga daño durante el ataque. Los pasos a seguir durante un ataque son los siguientes: • Conservar la calma, como primera medida. • Colocar algo acolchado debajo de la cabeza del niño, tal como una chaqueta doblada, de modo que no pueda golpear su cabeza durante los temblores o convulsiones. • Girarlo levemente hacia un lado para que su saliva fluya hacia fuera, evitando que se dificulte su respiración. • Quedarse a su lado hasta que el ataque termine y se levante del suelo por sí mismo. • No colocar ningún objeto dentro de su boca para evitar que se lastime la lengua, ya que lo único que se logrará es dañarle los dientes y la mandíbula. • No sujetarlo para impedir que tiemble. • No darle de beber ni arrojarle agua en la cara para intentar traerlo en sí. 6 No siempre es necesario llevar al niño a la sala de emergencia cada vez que sufra un ataque. En la mayoría de los casos, los ataques terminan por sí solos, sin para los niños. De todas formas, es importante que los padres consulten este tema de antemano con el médico. Pero si el ataque parece distinto a los anteriores, si se prolonga por más tiempo que de costumbre, si se sucede un ataque tras otro, si se observan dificultades en su respiración o si no responde o vuelve en sí después de un ataque, entonces sí es indispensable llevar al niño a una sala de emergencia para que sea examinado y atendido por los médicos. COMPRENDER LA EPILEPSIA ES UNA GRAN AYUDA Es de suma importancia para un niño que sufre de epilepsia, que tanto los padres como sus familiares y amistades sepan y comprendan de qué se trata la epilepsia, para que tengan una noción correcta y precisa de esta condición. De la misma manera, es fundamental que el niño afectado comprenda que la epilepsia sólo se manifiesta de vez en cuando, y que en todos los demás aspectos de su vida, es un niño totalmente normal e igual a cualquier otro niño. Es primordial que el niño no sienta que los padres lo están vigilando a cada instante, como estando alerta de sus ataques. Es común que algunos niños relacionen el ataque como un castigo por haber hecho algo malo o indebido. Los padres deben ayudar al niño a entender que esto no es así y que, al igual que cualquier otra enfermedad, no es culpa de él ni de nadie. 7 LOS HERMANOS DEL NIÑO AFECTADO Los hermanos del niño con epilepsia deben estar al tanto de esta condición y saber lo que deben hacer cuando se presenta un ataque. Los padres deben motivar a los hermanos del niño con epilepsia a hablar del tema para que puedan preguntar y aclarar todas las dudas que tengan al respecto, evitando así que sientan miedos o confusiones sin motivo. Por ejemplo, pueden sentir temor de que su hermano muera durante un ataque, por lo que es indispensable asegurarles que eso no ocurrirá. O pueden temer que ellos mismos padezcan de epilepsia y deben comprender que es muy raro que esto ocurra. Es posible que en la escuela estén recibiendo comentarios o burlas de parte de sus compañeros de clase y que no sepan cómo reaccionar o qué responder. Los padres deben ayudarlos y orientarlos acerca de la epilepsia de modo que puedan responder con la información adecuada. Estos niños también pueden pensar o sentir que su hermano con epilepsia goza de más privilegios en el hogar, sintiéndose, por ende, un tanto desplazados. Y, en este caso, es responsabilidad de los padres evaluar con honestidad si esto es cierto, y de serlo, deberán hacer los cambios necesarios con el fin de armonizar y mejorar las relaciones entre ellos y con los padres. 8 CREENCIAS DEL PASADO En el pasado, la epilepsia era considerada como algo maligno o vergonzoso y no como una simple y común enfermedad. Es por ello, que las personas ancianas de la familia podrían aún estar bajo esta creencia y sentir vergüenza de la condición de los más pequeños. Por lo tanto, es posible que traten de ocultárselo a sus amistades y conocidos, o que le aconsejen a los padres del niño que lo mantengan en reposo y aislado de la gente, sin dejarlo jugar libremente ni sofocarse por temor a que sufra un nuevo ataque. Muy probablemente, estos consejos se expresan con la mejor de las intenciones, pero en verdad, no ayudan al niño con epilepsia en lo más mínimo. Mantenerlo alejado de los demás no lo ayudará a aprender a valerse por sí mismo ni a interactuar con otros. En cambio, tenderá a aislarse, se convertirá en una persona solitaria y triste, sin saber exactamente cómo desarrollarse plenamente en el mundo de las relaciones sociales. Y desde luego, ningún padre desea tal cosa para sus hijos. 9 MÁS INFORMACIÓN La Fundación para la Epilepsia, con filiales a lo largo de los Estados Unidos, brinda información acerca de la epilepsia y los servicios que se ofrecen en su comunidad. Puede llamar al: 1-866-748-8008 O puede visitarnos en Internet: www.fundacionparalaepilepsia.org Este folleto está dirigido al público en general con el fin de brindar información básica acerca de la epilepsia. Este folleto no contiene, ni pretende brindar de forma alguna, consejos médicos. Por lo tanto, los lectores no deben modificar, bajo ninguna circunstancia, sus indicaciones médicas ni sus actividades diarias basándose en la información contenida en este folleto, sin antes haberlo consultado con sus respectivos médicos. La producción de este folleto ha sido posible por el auxilio (1U58/DP000606-03) de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). Todos los derechos reservados. 10% Cert no. SW-COC-001530 ©2009 Epilepsy Foundation of America, Inc. EFA340