Las ciencias sociales, entre las que se cuenta

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Año: 28, 1986 No. 600
N. del D. El Dr. Luis Pazos de la Torre, abogado y economista
mexicano, es Director del Instituto de la Integración
Iberoamericana. Es autor entre otros libros, de «Ciencia y Teoría
Económica», «Devaluación en México», «Futuro Económico de
México», «¿Dónde Vivir Mejor...?.», «Mitos y Realidades del
Petróleo Mexicano», «Radiografía de un Gobierno», «La
Estatización de la Banca». «Los Límites de los Impuestos», y el
«Rey Populachero». Este artículo es un extracto del Capítulo I de
«Ciencia y Teoría Económica».
LA ECONOMIA Y LAS LEYES
Por Luis Pazos
El progreso material del hombre se ha
debido al conocimiento y aprovechamiento
cada vez más amplio y completo de los
fenómenos naturales y sociales.
Al relacionar causas y efectos de
determinados fenómenos, el hombre se dio
cuenta que podía utilizar el mundo que le
rodeaba. Empieza a organizar en forma
metódica los conocimientos y a establecer
principios de causalidad, proceso con el cual
se originan las ciencias.
La validez y utilidad de las ciencias, tanto
naturales como sociales, radica en la
posibilidad
de
establecer
principios
universalmente válidos. Estos principios o
leyes son el sostén de las ciencias.
El progreso de una ciencia está en razón del
mayor número de principios universales que
pueda establecer. Lo que quiere decir que
hay más verdades universales conocidas en
ese campo del saber.
Las ciencias sociales, entre las que se cuenta
la economía, buscan establecer relaciones de
causa a efecto en el comportamiento de los
hombres en sociedad.
La ciencia económica tiene como finalidad
ofrecer al hombre conocimientos que le
permitan lograr un mejor aprovechamiento
de los recursos. Se actuará económicamente
cuando se utilicen los recursos en la forma
más
eficiente;
se
actuará
antieconómicamente cuando no se utilicen
en la mejor forma posible los recursos
escasos.
La ciencia económica no busca la felicidad
del hombre, ni toda la actividad del hombre
se reduce a la economía. Cuando el hombre
se levanta y su actividad se dirige a
satisfacer sus necesidades y deseos
materiales, que requieren un esfuerzo para
obtenerlos, está actuando económicamente;
cuando el hombre canta, piensa, reza y
busca satisfacer sus necesidades espirituales,
no está actuando económicamente.
A la economía le interesa el hombre en
cuanto actúa económicamente. Esto no
quiere decir que ignore o niegue la
importancia de otras actividades, algunas
más trascendentales que la económica, pero,
por razones didácticas, la ciencia económica
prescinde de otros aspectos de la actividad
humana y sólo se ocupa de ellos en tanto
influyen en la actividad económica.
El primer problema que nos plantea la
economía consiste en determinar si tiene el
carácter de ciencia.
Si consideramos a la economía como una
ciencia, implica la existencia de principios
económicos con validez universal.
Toda ciencia tiene un objeto material y un
objeto formal. El objeto material es el sector
de la realidad que estudie. El objeto formal
es el punto de vista desde el cual observa un
sector de la realidad. El objeto material de la
sicología es el hombre y su objeto formal es
el estudio del hombre desde el punto de vista
de las facultades y operaciones del alma y la
mente. En la medicina, la materia de
investigación es el hombre y el objeto
formal, o Angulo de estudio, es la
conservación y restablecimiento de la salud
del cuerpo humano. La economía también
tiene como objeto material de su estudio el
hombre, y su objeto formal, o ángulo desde
el cual lo estudia, es la forma en que
produce, intercambia y consume recursos
escasos para satisfacer sus necesidades.
La veracidad y utilidad de las teorías
sociales depende de su aplicación No se
puede hablar de teorías verdaderas si en la
práctica no funcionan. Sí una teoría no
funciona quiere decir que sus premisas son
falsas, que partió de un concepto equivocado
del hombre y de las motivaciones que lo
llevan a actuar en sociedad.
Es frecuente oír en círculos de intelectuales,
políticos y economistas, la frase «es una
buena teoría, aunque no ha dado resultado
en la práctica». La teoría y la práctica están
íntimamente ligadas. Una teoría que no es
práctica no es una buena Teoría; dice el
economista Benegas Lynch: «La intención
de la teoría es interpretar la realidad, por
tanto, es buena cuando logra aquel propósto
y mala cuando no lo logra».
En la economía, en donde la materia de
estudio es el hombre, a menudo se dice que
lo que falla es éste y no las teorías, siendo
que en realidad el error está en las ideas.
Hoy en día tenemos teorías económicas que
han sido un fracaso en la práctica por querer
trasformar al hombre y no tomarlo tal como
es. El ser humano no es malvado ni egoísta
por naturaleza, tampoco es bondadoso y
altruista, dispuesto a sacrificar el bien propio
por el colectivo. El hombre es cambiante por
naturaleza: bueno y malo, egoísta y
bondadoso; por lo general, trata de satisfacer
sus necesidades antes que las colectivas. Si
una teoría no toma en cuenta el
comportamiento variable del hombre está
condenada al fracaso en la práctica.
Las ciencias se clasifican en ciencias del ser
y ciencias del deber ser. Las ciencias del
deber ser están basadas en juicios
normativos y de valor, es decir, en lo que
debería ser. Las ciencias del ser están
basadas en juicios positivos, es decir, lo que
es. Entre las ciencias del deber ser
encontramos al derecho, que establece lo
que debe ser. Por el contrario, la economía
es una ciencia del ser y no son válidos para
ella juicios normativos o de valor que
corresponden a las ciencias del deber ser.
La economía está basada en el
comportamiento real de los hombres y no es
válida una teoría económica que parte de
una hipotética «conducta económica o que
debería ser, de acuerdo al criterio de alguien.
En su sentido más general, la ciencia
jurídica tiene como finalidad el estudio de
las normas que regulan nuestra vida en
sociedad. Estas normas tienen un contenido
variado y operan en un mundo de relaciones
interindividuales complejas que obligan al
abogado a tener una visón clara y universal
de las diferentes ciencias sociales. La
eficacia de las normas jurídicas va a
depender del conocimiento que el jurista
tenga de la realidad que pretende regular.
derogación inmediata de la ley de la oferta y
la demanda.
De nada sirve que la norma se encuentre
perfectamente estructurada conforme a la
técnica jurídica si su contenido va en contra
de la realidad.
Esta anécdota, que para algunos es motivo
de risa, se convierte en tragedia dentro de la
realidad socioeconómica que viven nuestros
países. Es precisamente la ignorancia, la
mala interpretación y el querer pasar por alto
los principios que rigen la ciencia
económica, lo que da origen a las políticas
absurdas que viven la mayoría de los países
llamados subdesarrollados.
Si analizamos cualquier código o conjunto
de normas, nos encontramos que gran parte
de los ordenamientos tienen, directa o
indirectamente, un contenido económico, o
sea, que caen dentro del mundo de la
economía. Y, desgraciadamente, es en este
campo en donde existen más falacias y
errores, que han traído como consecuencia,
entre otras cosas, la inaplicabilidad de las
normas jurídicas y, en muchas ocasiones, la
obstaculización del progreso económico.
Es de suma importancia para el jurista el
conocimiento de los principios y leyes
económicas, ya que éstas no pueden ser
modificadas
por
los
ordenamientos
jurídicos. La siguiente anécdota, citada por
algunos economistas, demuestra hasta dónde
llega la ignorancia de muchos de nuestros
gobernantes y políticos en materia
económica:
Cuentan que un presidente de un país de la
región iberoamericana, al leer muy de
mañana los encabezados de los periódicos se
encontró con la noticia de que los precios
subían a gran velocidad. En seguida tocó un
timbre y ordenó que llamaran al ministro de
Economía. En breve tiempo, el ministro se
encontró ante el presidente, y éste le
preguntó que cuál era la causa del alza de
los precios. El ministro respondió que el alza
era debida a la ley de la oferta y la demanda.
El presidente dio las gracias al ministro por
su información y, posteriormente, mandó
llamar al líder del Congreso, a quien ordenó
que reuniera las Cámaras y pro cediera a la
La economía es una materia tan
trascendente, que no puede ser dejada
únicamente en manos de los economistas, y
en el caso de los abogados, que son los que
dan forma a los ordenamientos que rigen
nuestras relaciones en todos los campos de
la actividad social, les son esenciales los
conocimientos de la ciencia económica
además de los jurídicos.
Los estudios jurídicos nos enseñan la forma
lógica y correcta de crear e interpretar las
normas que coordinan nuestra vida en
sociedad; la economía nos da los elementos
para que las normas con contenido
económico, sean efectivas y congruentes con
la realidad.
LA REALIDAD DEL HOMBRE
«La realidad es que, aún cuando una
sociedad libre no es una sociedad formada
por seres moralmente perfectos, su nivel
moral y material es mucho más alto que el
de una sociedad que no es libre. Pese a que,
en términos generales, en una sociedad libre
la conducta individual es interesada y
persigue su propio beneficio, el resultado
social es que no se puede beneficiar uno
mismo a menos que en alguna medida
beneficie al prójimo. Una sociedad libre, es,
pues, mucho más humana, moral y pacífica
que una que no lo es, aunque no puede
alcanzar la perfección moral que exige el
racionalismo o intencionalismo kantiano (el
deber-ser), ya que los seres humanos son
imperfectos».
Dr.
Riqoberto
Juárez-Paz,
«El
Intencionalismo y La Filosofía Liberal»,
1985.
LEYES Y ANTOJOS
«Lo justo no se deriva de la norma, sino que
la norma nace de lo que creemos justo. Ese
es el principio aplicable a toda ley emanada
del hombre que se pretende que sirva de
guía para la conducta general. Pero, la
palabra ‘ley también se utiliza para
describir otros fenómenos».
«En las relaciones sociales tan complejas
que hoy en día existen, y ante la
proliferación de las leyes de los hombres
por el solo hecho de que están escritas en
los códigos y decretos. Mientras tanto las
verdaderas leyes de las ciencias sociales,
meras opiniones, o cuestiones de punto de
vista, a pesar de su eterna validez».
Juan F. Bendfeldt, Perspectiva
Económica, Prensa Libre, 1985
El Centro de Estudios Económico-Sociales,
CEES, fue fundado en 1959. Es una entidad
privada, cultural y académica , cuyos fines
son sin afan de lucro, apoliticos y no
religiosos. Con sus publicaciones contribuye
al estudio de los problemas económicosociales y de sus soluciones, y a difundir la
filosofia de la libertad.
Apto. Postal 652, Guatemala, Guatemala
correo electrónico: cees@cees.org.gt
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