Voluntad, herencia y herederos La utilidad del testamento Por temor o prejuicio, se desaprovechan las muchas posibilidades del testamento como instrumento de disposición de los bienes. A unque en Uruguay la ley limita nuestra última voluntad, existen diversas opciones para disponer la heredad considerando el criterio propio. En principio, la ley decide quiénes heredan y qué parte del patrimonio debe destinarse a los herederos. Así, mucha gente cree que no es necesario “dejar un testamento” ya que la ley resuelve casi todo. Pero, este “casi” deja espacio para la perspectiva personal. Lo que podemos Al resolver la distribución de nuestros bienes y a quién queremos beneficiar, podemos vernos limitados. Esto sucede cuando tenemos herederos “forzosos”, o sea aquellos que –salvo circunstancias excepcionales- la ley no permite excluir. Pero, aún en este caso, existen posibilidades poco conocidas: 1. Se puede beneficiar a un heredero en particular, ya sea asignándole un bien en forma preferente o dejándole incluso la posibilidad de elegir entre varios bienes. 2.Es posible dividir el valor de un bien, asignando a un heredero la propiedad y a otro su uso. 3.Podemos dejar a los herederos solamente dinero o sólo bienes muebles o inmuebles 4.Otra opción es establecer a quién le corresponderá cada bien, a través de la “partición testamentaria”. Mitos Uno de los mitos instalados consiste en creer que siempre los herederos se tienen Laura Araujo laraujo@ferrere.com que hacer cargo de las deudas del fallecido con su patrimonio personal. Esto no es del todo correcto, ya que los herederos, antes de aceptar la herencia, pueden verificar si los bienes del fallecido son suficientes para cubrir sus deudas. Si existen deudas que superan los bienes, los acreedores sólo pueden ir contra éstos, pero nunca podrán afectar el patrimonio de sus herederos. Otra falacia es que, si tenemos descendencia, toda nuestra herencia se destina a ellos. Aunque haya beneficiarios obligatorios, siempre existe la posibilidad de disponer libremente de una parte de nuestros bienes, sea a favor de un heredero o de un tercero. partiendo con el cónyuge sobreviviente su propiedad. Si no existe descendencia del fallecido, el cónyuge puede ser heredero, ya sea en forma única o compartida con los ascendientes del fallecido, Puede corresponderle al cónyuge –sin ser heredero- una parte de los bienes de la herencia, la porción conyugal, siempre y cuando su patrimonio personal al momento del fallecimiento, sea menor al que le corresponde por ley. Si se cumplen los requisitos previstos por la ley, el cónyuge tiene derecho a vivir en el inmueble que fuera hogar del matrimonio. Viudos y viudas Vale la última La confusión suele extenderse a la situación en que se encuentran los viudos y viudas. Debe considerarse que: Si el fallecido deja bienes que tenía en sociedad con su cónyuge, los herederos reciben la mitad de éstos, com- Es erróneo suponer que la persona que otorga un testamento queda atada “para siempre” a sus disposiciones. En cualquier momento el testador puede modificar su voluntad, realizando un nuevo testamento o dejando sin efecto el otorgado. Cuánto y cuentas • Si existe sólo un hijo, le corresponde obligatoriamente la mitad de la herencia. Si son dos hijos, las 2/3 partes. Y si son tres o más, las 3/4 del patrimonio del fallecido. Si existen ascendientes, les corresponde la mitad del patrimonio. Todo lo restante se puede disponer libremente. • Si no se existieran beneficiarios obligatorios, el testador podrá disponer de la totalidad de sus bienes a favor de quien quiera. • El cónyuge puede tener derechos sobre parte del patrimonio del fallecido. En principio le corresponde una cuarta parte de ese patrimonio. Pero, si el fallecido tuviera descendientes, le corresponde lo mismo que a uno de ellos. Sin perjuicio de eso, para obtener este derecho, el patrimonio personal del cónyuge al momento del fallecimiento debe ser menor al que le corresponde por ley. W W W . F E R R E R E . C O M