-MATERIAL DE LECTURA OBLIGATORIA. CURSO CORRESPONDIENTE AL AÑO 2010. FICHA 3. CÁTEDRA DE ECONOMÍA I. La economía teórica clásica. Parte II. D.Ricardo y R.Malthus Rodrigo Arim Este texto es un producto en elaboración, redactado exclusivamente para el año lectivo 2010. Dista de constituir un material “definitivo”. Representa un esfuerzo por acercar al estudiante un material que constituya una guía sólida para el aprendizaje y facilite el estudio de la materia. Como todo esfuerzo que implica un proceso de elaboración colectiva, esta ficha es el producto de reflexiones que la cátedra viene procesando desde hace varios años. En particular, los materiales de lectura obligatoria sobre este tópico, vigentes hasta el año 2009, elaborados por el profesor Pablo Benvenuto, constituyeron un punto de apoyo imprescindible para la elaboración del presente material. Esta ficha pretende ser un avance para brindarle al estudiante un material más accesible. Se agrace a los docentes que participaron activamente en la discusión de los borradores de este material. Los profesores Guillermo Alves, Pablo Benvenuto, Gustavo Dutra, Gustavo Gonzalez, Norma Milán, Alejandra Picco, Sylvina Porras, Gustavo Rak, Ana Schvarz, Carlos Troncoso y Virginia Vechtas realizaron comentarios y aportes que permitieron mejorar sustantivamente el documento. Como es habitual, quien suscribe se hace responsable de los errores y limitaciones del enfoque que subyace al documento. 1. PRÓLOGO ............................................................................................................................................... 3 2. DAVID RICARDO .................................................................................................................................. 4 I. VALOR Y PRECIOS......................................................................................................................... 4 I.1. Bienes escasos u ofertas inelásticas ..................................................................................... 4 I.2. Bienes con oferta elástica ..................................................................................................... 6 a) b) II. Capital y precios relativos.................................................................................................................... 7 El problema de la composición del capital ........................................................................................ 13 (1) Precios relativos y estructuras diferentes del capital..................................................................... 13 (2) Precios relativos y depreciación del capital .................................................................................. 15 (3) Estructura y duración del capital: el tratamiento de Ricardo ........................................................ 18 TEORÍA DE LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO ............................................................................... 19 II.1. Renta ................................................................................................................................... 19 a) b) c) d) e) II.2. II.3. La naturaleza de la renta .................................................................................................................... 19 Renta, propiedad privada y escasez de la tierra. ................................................................................ 21 El origen de la renta: la heterogenidad de la tierra ............................................................................. 23 El origen de la renta: rendimientos marginales decrecientes ............................................................. 24 La formación de la renta: algunos comentarios ................................................................................. 26 Salarios ............................................................................................................................... 27 Beneficios ........................................................................................................................... 29 2 1. Prólogo Esta tercera ficha tiene por objeto el análisis de los aportes teóricos de dos economistas clásicos: David Ricardo y Robert Malthus. Ambos autores escribieron más de 20 años después que Adam Smith publicara la Riqueza de las Naciones, editándose lo medular de sus obras en las dos primeras décadas del siglo XIX. Por su parte, Malthus presenta algunos desarrollos teóricos innovadores, que en algunos casos bifurcan los desarrollos subsiguientes de la tradición clásica. En particular, se destacaremos en el curso dos aportes relevantes: a) sus teorizaciones sobre la formación de precios y b) el tratamiento de los potenciales desequilibrios o desajustes entre ofertas y demandas y su impacto sobre el funcionamiento agregado de la economía. Tanto Ricardo como Malthus se reconocen como continuadores de la tradición intelectual que fundara Smith. En ese sentido, comparten con él principios, postulados y lógicas de razonamiento que constituyen el acervo común de los economistas clásicos. Por tal razón, en la presente ficha no se realiza una presentación en profundidad del pensamiento de ambos autores, sino que se prioriza sus aportes particulares a la conformación de las herramientas analíticas de la economía. En particular, no se presenta un desarrollo de aquellos conceptos y razonamientos en que coinciden con Smith, asumiendo que el estudiante ha leído previamente el material elaborado con tal finalidad. La obra de Ricardo constituye un mojón ineludible en la constitución de la economía como rama de las ciencias sociales. En sus Principios de Economía Política y Tributación, publicados por primera vez en 1817,1 realiza un esfuerzo por definir con mayor precisión conceptos económicos y desarrollar un modelo simplificado sobre el funcionamiento de las economías capitalista. La exposición de su pensamiento se centra en su sistema teórico de determinación de los precios y sus implicancias sobre el desarrollo de largo plazo de las economías. 1 En vida del autor, esta obra es reeditada con cambios relevantes en 1819 y 1821. 3 valor de cambio, pero no puede explicar su amplitud: 2. David Ricardo La discusión sobre valor y precios relativos en Ricardo presupone la compresión de los mecanismos de formación de precios ya presentados al analizar Smith. En particular, Ricardo comparte la distinción entre precios naturales y precios de mercado realizada por Smith y la identificación de la libre asignación de capitales, trabajo y recursos naturales como mecanismos de ajuste de los mercados. En equilibrio, ningún agente cuenta con incentivos para cambiar sus decisiones. Por lo tanto, la tasa de beneficios, la renta pagada por unidad de tierra y el salario deben coincidir en todas las ramas de actividad económica. En este plano, la diferencia de Ricardo con Smith se ubica en la identificación de los determinantes en última instancia de los precios de equilibrio (precios naturales) y en la unidad que debería utilizarse para cuantificarlos. El centro de la exposición se ubica en estos aspectos. I. Valor y precios Ricardo comienza su discusión en torno al valor de los bienes a partir de la distinción realizada previamente por Smith entre valor de uso y valor de cambio. Recordemos que mientras que la primera acepción del concepto valor refiere a la utilidad de un bien en particular, la segunda hace referencia a la capacidad de compra o poder adquisitivo de otros bienes que la posesión de dicho bien brinda al propietario. Ricardo comparte el razonamiento de Smith, y establece que la utilidad o valor de uso constituye una condición necesaria para el “El agua y el aire son sumamente útiles; son, además, indispensables para la vida; sin embargo, en circunstancias ordinarias, no se puede obtener nada a cambio de ellos. El oro, por el contrario, a pesar de tener poco uso, en comparación con el aire y el agua; podrá cambiarse por una cantidad de otros bienes. Por consiguiente, la utilidad no es la medida del valor de cambio, aunque es absolutamente esencial para éste. Si un bien no fuera, de ningún modo, útil – en otras palabras, si no puede contribuir de ninguna manera a nuestras satisfacciones –, no tendría ningún valor de cambio….” Cáp I, pág. 9. El grado de utilidad no puede constituir el fundamento del valor de cambio o poder adquisitivo de un bien, aunque un bien completamente inútil no tendría valor de cambio alguno. ¿Qué factores o fundamentos pueden explicar la magnitud del valor de cambio? Ricardo identifica dos: a) la escasez y b) la cantidad de trabajo incorporado en su producción. Sin embargo, ambos factores no afectan de modo similar a todos los bienes. La escasez explica únicamente el valor de cambio de aquellos bienes que el trabajo humano no puede reproducir. Por el contrario, es el trabajo necesario para su producción (trabajo incorporado) el fundamento del valor de cambio de los bienes cuya cantidad puede ser incrementada a través del trabajo humano. I.1. Bienes ofertas inelásticas escasos u Ricardo considera bienes escasos aquellos cuya oferta se encuentra fija y no puede ser alterada por decisiones de producción. “Existen ciertos bienes cuyo valor está determinando tan sólo por su escasez. Ningún 4 trabajo puede aumentar la cantidad de dichos bienes y, por lo tanto, su valor no puede ser reducido por una mayor oferta de los mismos. Ciertas estatuas y cuadros raros, libros y monedas escasos, vinos de calidad peculiar, que sólo pueden elaborarse con uvas cosechadas en un determinado suelo, del cual existe una cantidad muy limitada, todos ellos pertenecen a este grupo. Su valor es completamente independiente de la cantidad de trabajo originalmente necesaria para producirlos, y varía con la diversa riqueza y las distintas inclinaciones de quienes desean poseerlos.” Cáp I, pág. 9. Para comprender el argumento ricardiano, recordemos que para los autores clásicos – tal como vimos al analizar Smith – los precios de mercado (precios efectivamente vigentes en un momento del tiempo) dependen de la configuración de la oferta y demanda. Retomemos la siguiente ilustración, que esquematiza la determinación del precio de mercado de un bien genérico A. Ilustración 1: Determinación de precios de mercado. Oferta fija. QA Por definición, la oferta de este tipo de bienes es rígida y no puede cambiar en el tiempo, por lo que se la califica como oferta inelástica. Supongamos que dicha oferta viene dada por la cantidad . Una aclaración es pertinente en este punto. Cuando se afirma que la oferta se encuentra fija, no es sólo en el corto plazo, como analizamos oportunamente en Smith. Por ejemplo, la producción de trigo no puede cambiar repentinamente de un día para otro, por lo que la cantidad de trigo disponible en el mercado (oferta) se encuentra fija en el corto plazo. Sin embargo, su producción si puede aumentar luego de un lapso de tiempo. El trigo en ese sentido presenta un oferta inelástica en el corto plazo pero elástica en el largo plazo. El tipo de bienes que estamos analizando en este apartado presenta una oferta fija en el corto y en el largo plazo. No son bienes cuya disponibilidad pueda aumentar a través de una mayor producción. Bajo estas condiciones, el precio del bien depende exclusivamente de las características de la demanda. Recuérdese que la curva de demanda representa la disponibilidad a pagar para adquirir un bien. Si la curva agregada de demanda por el bien A fuera , entonces el precio de mercado vendría dado por , que representa el precio que están dispuestos a pagar los consumidores por la cantidad fija . Si el precio fuera mayor existiría un exceso de oferta, mientras que un precio menor implicaría un exceso de demanda. Ahora bien, si la demanda fuera mayor para cada nivel de precios, como es el caso la curva , la cantidad transada continuaría siendo , ya que la oferta es fija, pero el precio de mercado se ubicaría en . Así, el poder adquisitivo o valor de cambio de este tipo de bien depende únicamente de su demanda agregada. A este fenómeno se refiere Ricardo cuando menciona que su valor varía con la “diversa riqueza” y de “las distintas inclinaciones de quienes deseen poseerlo”. Cuanto mayor sea la riqueza de las personas que disfrutan de su consumo y mayor su deseo por consumirlos, mayor será la demanda o disposición a pagar por ellos. 5 Observemos que dicho precio puede implicar que salarios, beneficios o rentas se ubiquen por encima de su nivel natural. Sin embargo, en este tipo de bienes no opera la movilidad de recursos (capitales, trabajos, recursos naturales) como mecanismo de ajuste de los precios. Si la tasa de beneficios asociada a este sector fuera mayor que en el resto de la economía, los empresarios no pueden migrar sus capitales hacia el mismo para aumentar su producción, porque por definición no es posible incrementar su oferta. Supongamos que el bien A es una colección de arte de una naturaleza única. Su propietario puede obtener un valor por él que no tiene vínculo alguno con el capital que fue necesario para su producción. Se concluye que cuando la oferta es absolutamente rígida (bien escaso), su precio de mercado se determinará exclusivamente por las características de la demanda, puesto que la movilidad de recursos no puede funcionar como mecanismo de ajuste. I.2. elástica Bienes con oferta Sin embargo, la oferta de la mayoría de los bienes es susceptible de ser cambiada a través de la utilización de mayores recursos en su producción. Supóngase un bien X cualquiera, que se produce únicamente con trabajo. Asumamos que nos encontramos en una situación de equilibrio, donde precios de mercados y precios naturales coinciden ( ). Por lo tanto, los ingresos de las tres clases sociales también se ubican en su nivel natural o de equilibrio. Supongamos que, por cualquier razón, los precios del bien X aumentan a . Como hemos visto al estudiar a Smith, este movimiento implica que la tasa de beneficios que se obtendrían en su producción sería superior que la tasa de beneficios natural, generándose una situación de desequilibrio. ¿Qué era dable esperar que sucediera en esta situación? Los empresarios movilizarían sus capitales hacia este sector. Como supusimos que el bien X se produce exclusivamente con trabajo, esto implica que aumentaría la cantidad de capitales destinados a contratar trabajadores para producir el bien X. La oferta de dicho bien aumentaría. En otros términos, asumiendo que precios e ingresos en los otros mercados permanecen incambiados, un aumento del precio del bien provocaría un aumento de su oferta, puesto que se destinan más capitales a su producción. La oferta del bien X reacciona ante cambios en su precio, Ilustración 2. Curva de oferta. Cambios en la cantidad ofrecida ante cambios en los precios tal como se muestra en la ilustración. “La mayoría de los bienes que son objetos de deseo se procuran mediante el trabajo, y pueden ser multiplicados, no solamente en una nación, sino en muchas, casi sin ningún límite determinable, si estamos dispuestos a dedicar el trabajo necesario para obtenerlos”. .” Cáp I, pág. 9. QX En otros términos, es tecnológicamente posible incrementar la oferta de estos bienes. 6 Al aumentar el precio de mercado del bien X también varía la cantidad producida (ofertada) de dicho bien, puesto que reportaría mayores beneficios su producción. Remarquemos que el aumento de la producción exige que se utilicen más recursos (trabajo, en nuestro ejemplo) con tal fin. Es la movilidad de capitales y trabajo lo que permite aumentar la producción. En ese sentido, se afirma que la oferta del bien es elástica, puesto que reacciona cuando cambia su precio. La teoría de determinación de los precios relativos de Ricardo, hará referencia exclusiva a este tipo de bien: “Por lo tanto, al hablar de los bienes, de su valor de cambio y de las leyes que rigen sus precios relativos, siempre hacemos alusión a aquellos bienes que pueden producirse en mayor cantidad, mediante el ejercicio de la actividad humana, y en cuya producción opera la competencia sin restricción alguna.” Cáp I, pág. 9. ¿Qué factores determinarán los precios relativos de equilibrio en el caso de estos bienes? Recordemos que Smith consideraba que en las sociedades primitivas, cuando aún no existe ni apropiación privada de los recursos naturales ni acumulación privada de capital, el trabajo incorporado es el fundamento de los valores de cambio. En el ejemplo de la comunidad de cazadores de castores y ciervos, para que las decisiones de oferta (cuánto producir de ambos bienes) coincidan con las decisiones de demanda, el costo de producción (cantidad de trabajo necesario para producir un bien) debe igualarse al costo de oportunidad de cada bien (lo que se sacrifica para producir dicho bien). 2 Ricardo acepta este postulado. Sin embargo, no coincide con Smith en acotar su vigencia exclusivamente para las sociedades primitivas. Según Ricardo, el surgimiento de la acumulación privada de capital y la apropiación de los recursos naturales no altera este principio básico. En todo tiempo y lugar, el trabajo incorporado constituye el fundamento de los precios relativos y es la unidad de medida adecuada de su valor. Esto presupone que la necesidad de que el producto se divida entre capitalistas (beneficios), terratenientes (rentas) y trabajadores (salarios) no altera el principio según el cual el precio relativo entre dos bienes depende de la cantidad de trabajo necesario para producirlos. Para comprender por qué el autor afirma que la propiedad privada de la tierra no incide en la formación de los precios relativos es necesario exponer su teoría de la renta, por lo que se tratará este tópico recién luego de analizar dicha teoría. En el apartado siguiente analizamos las razones que esgrime Ricardo para afirmar que la acumulación privada de capital no cambia el principio de determinación de los precios relativos en función del trabajo incorporado. a) Capital relativos y precios Para los clásicos, el capital se encuentra constituido por los bienes que se utilizan en la producción de otros bienes. Esta categoría abarca las herramientas, equipos, materias primas, bienes destinados a la subsistencia de los trabajadores durante el proceso productivo (fondos de salarios), etc. 2 Este razonamiento se encuentra detallado en el apartado II.1 de la ficha 2 (Adam Smith). 7 ¿Cómo se incorpora la presencia de capital en la teoría de los precios relativos? Ricardo afirma que dos componentes definen el trabajo incorporado de un bien: el trabajo presente o directo y el trabajo pasado o indirecto. El siguiente esquema clarifica la clasificación del trabajo incorporado en estas dos categorías. los distintos bienes que constituyen trabajo indirecto en la producción de otro bien presentan tasas de depreciación (d) diferenciadas, entendido por tal el lapso de tiempo en el cual se desgastan. Por ejemplo, si una maquina se desgasta al cabo de diez años, su tasa de depreciación es 10% anual. Ilustración 3: Componentes del valor de un bien genérico X: trabajo directo e indirecto. Trabajo indirecto a) Duración anual: materias primas b) Duración plurianual Herramientas, maquinarias, equipos, edificios Proceso productivo Bien X Trabajo directo Mano de obra El proceso de producción de cualquier bien implica que los seres humanos, a través de su trabajo, transforman bienes de distinta naturaleza (materias primas, herramientas, maquinarias, etc.) en nuevos bienes, cuyo valor debe reconocer el trabajo de la mano de obra aplicada en su producción (trabajo directo) como el trabajo incorporado en las herramientas, equipos, insumos, etc (trabajo indirecto). Ahora bien, ¿Cómo ingresa el trabajo indirecto en la determinación del valor de los bienes? El conjunto de bienes que intervienen en la producción son de naturaleza sumamente heterogénea. Algunos se consumen íntegramente en un ciclo productivo (materias primas), otros son utilizados por períodos prolongados (maquinaria, edificios, etc.). En ese sentido, Los bienes utilizados en la producción de X le trasmiten al nuevo bien la porción de su valor que corresponde a la depreciación que sufren durante el período productivo. Supongamos que el bien X es tela y que para producir 10 metros en un año determinado, se requiere de la utilización de 20 kilogramos de lana, que se consume íntegramente en el período, una maquinaria (telar) cuya vida útil es de cinco años y 5 jornadas de trabajo. A su vez, por simplicidad asumiremos que la maquinaria y la lana se producen exclusivamente con trabajo directo. La producción de 20kg de lana y un telar insume 5 y 200 jornadas de trabajo respectivamente. Como se utiliza exclusivamente trabajo directo en la producción de ambos bienes, observemos que, según Ricardo, el valor del telar es de 200 jornadas y el valor de un kilogramo de lana asciende a 0.25 jornadas de trabajo (5jornadas/20kg). 8 En este contexto, el trabajo incorporado en la producción de los 10 metros de tela es la sumatoria del trabajo directo (5 jornadas), el trabajo indirecto insumido en la producción de lana (5 jornadas) y la porción del trabajo incorporado en la maquinaria que se desgasta en el período (40 jornadas, que surgen de considerar que el telar se desgasta en 5 años). Por lo tanto, el valor de un metro de tela, expresado en cantidad de trabajo incorporado, es de 2 jornadas de trabajo. Como la lana se gasta completamente en la producción de 10 metros de tela,3 su valor se transfiere íntegro al valor final de la tela. En contraste, el valor del telar que se incorpora a la tela es exclusivamente la porción de dicha maquinaria desgastada. Ricardo afirma que los precios relativos entre dos bienes, en equilibrio, reflejarán exclusivamente la relación entre sus respectivos valores, cuantificados en cantidad de trabajo incorporado, que surge de la suma del trabajo directo y el trabajo indirecto. Este último, se incorpora al valor del nuevo bien en función del grado de depreciación. Retomemos el ejemplo del castor y el ciervo, que analizáramos al estudiar a Smih. Supongamos que las actividades de caza exigen la utilización de ciertos instrumentos: para capturar un ciervo es necesario producir previamente una lanza, mientras que la caza de castores exige la utilización de una trampa. Elaborar una lanza insume media 3 En otros términos, la tasa de depreciación de la lana es del 100%. jornada de trabajo, mientras que la fabricación de la trampa insume 4 jornadas. Sin embargo, la lanza se utiliza totalmente en la caza de un ciervo, mientras que la trampa puede ser utilizada en cuatro ocasiones sucesivas. La tasa de depreciación (d) de la lanza y la trampa es de 100% y 25% respectivamente. Supongamos que una vez fabricados estos instrumentos, se requiere de media jornada de trabajo directo del cazador (utilizando la lanza) para capturar un ciervo y de una jornada (utilizando la trampa) en el caso del castor. Por lo tanto, las tecnologías de producción de ambos animales es pasible de resumirse de la siguiente manera: La producción de un castor insume una jornada íntegra de trabajo directo e insume el 25% de una trampa, mientras que cada ciervo se consigue con el esfuerzo de medio día de trabajo directo y una lanza. Generalizando, para obtener una cantidad q de cada presa se requiere: Por ejemplo, para producir ocho castores, se requieren de 8 jornadas de trabajo directo y 2 trampas. Bajo estas condiciones tecnológicas, ¿Cuál sería el valor de los bienes según Ricardo? El trabajo incorporado es la sumatoria del trabajo directo e indirecto. La cantidad de trabajo indirecto incorporado en un castor, es un cuarto del trabajo necesario para producir una trampa, mientras que el trabajo directo es una jornada: 9 cazar castores.4 Los restantes 4 días los aplica a capturar castores, obteniendo un total de 4 animales. Por su parte, el valor del ciervo viene dado también por la sumatoria de trabajo directo e indirecto necesario para su producción: ¿Cuál es el costo de oportunidad de dedicar 8 jornadas de trabajo a la caza de ciervos? La cantidad de castores que podrían haberse obtenido de dedicar ese tiempo a su caza. El costo de oportunidad asciende a 4 castores. El cazador A estará dispuesto a intercambiar su producción (ciervos) por la producción de B, siempre y cuando la relación a la que intercambia los ciervos por castores resulte menor o igual al costo de oportunidad de los ciervos. Aceptará realizar la operación si a cambio de un ciervo recibe por lo menos medio castor. Ilustración 4: negociación y precios relativos. En estas condiciones, el precio relativo vigente será de 1 castor= 2 ciervos. Acepta A, acepta B Razonemos en términos de costo de producción y costo de oportunidad, como hiciéramos oportunamente en Smith. Supongamos que dos cazadores, A y B, se especializan en la captura de ciervos y castores respectivamente, dedicándose ocho días a sus actividades. Al cabo de ese lapso de tiempo, ¿cuál es la cantidad de bienes que produjo cada uno de ellos? El cazador de ciervos dedica diariamente media jornada a producir la lanza que le permitirá cazar el ciervo en el resto del día. Por lo tanto, captura un ciervo al día y al cabo de 8 jornadas de trabajo habrá producido 8 ciervos. Por su parte la persona B deberá invertir 4 días en la fabricación de la trampa antes de salir a 1ciervo= =0.25 castores no Acepta B, acepta A 1ciervo= =0.5 castores no 1ciervo= =4 castores Precio relativo (ciervos por castores) El mismo razonamiento se aplica para el cazador B: sólo estará dispuesto a intercambiar su producción por la producción de A si la relación de intercambio (precio relativo) es menor o igual al costo de oportunidad de los castores. Por lo tanto, el único precio relativo al que ambos estarán dispuestos a intercambiar ciervos por castores es 1 ciervos=0.5 castores, precio que reconoce e iguala el 4 Estamos suponiendo que el único capital que se requiere son la lanza y la trampa. Bajo un supuesto algo más realista, deberíamos considerar como capital también los bienes que ambos deben consumir para subsistir mientras hacen sus actividades. Por ejemplo, sería capital la comida que el cazador de castores requiere durante los cuatro días que invierte en producir la trampa. Haremos abstracción de esta situación. 10 ambas capital como en la captura de animales” Cáp I, pág. 18 Únicamente este precio habilita el intercambio, puesto que el precio relativo coincidiría con el costo de oportunidad del tiempo que les insumió a ambos cazadores realizar su producción. A este precio, A estará dispuesto a ofrecer ciervos y demandar castores, mientras que B ofrece castores, demandándole a cambio ciervos. Ricardo se aparta de esta manera del razonamiento de Smith, quien aseveraba que la apropiación privada del capital provoca que los precios relativos ya no guarden relación directa con la cantidad de trabajo (directo e indirecto) incorporado a los bienes. costo de oportunidad producciones. de El precio relativo de equilibrio, entendido como aquél en que las decisiones de oferta y demanda son compatibles, reflejará el esfuerzo necesario para producir el bien. La cantidad de trabajo incorporado en la producción de un castor es el doble que la cantidad de trabajo necesaria para producir un ciervo, por lo que la razón de intercambio de equilibrio reflejará la cantidad de trabajo relativo incorporado en los bienes. Ricardo concluye que la presencia de capital (lanzas y trampas) no altera la conclusión básica sobre la formación de los precios relativos. La relación de intercambio depende exclusivamente de la proporción relativa de trabajo incorporado en ambos bienes. El trabajo incorporado es el fundamento de las relaciones de intercambio. Más aún, el autor generaliza este resultado y afirma que aún cuando la sociedad se estratifica, provocando que algunos individuos (empresarios), que poseen capital, contraten a otros (trabajadores) para producir, este resultado permanece incambiado: “Todos los implementos necesarios para matar al castor y al venado podrían pertenecer a una clase de hombres, y el trabajo suministrado para su captura pertenecer a otra clase; aún así, sus precios comparativos serían proporcionales al trabajo realmente empleado, tanto en la formación de Sin embargo, como veremos a continuación, este principio debe ser moderado o complementado cuando se acepta que la composición y duración del capital difiere en las distintas actividades económicas. Para ejemplificar esta situación, supongamos que una economía se compone de dos tipos de bienes finales: telas y trigo. Sin embargo, ambos bienes requieren, previamente, producir herramientas y maquinarias (arados para el trigo, maquinas de hilar para la tela), que se producen únicamente con trabajo directo. Un arado requiere del trabajo de 10 personas durante un año, mientras que para producir la máquina de hilar se utilizan 2 trabajadores en el mismo lapso de tiempo. Supongamos que la producción de 30 toneladas de trigo implica contratar 200 trabajadores, que operan 10 arados. En el caso de la tela, son necesarios 400 operarios durante un año para hacer funcionar 100 máquinas y producir 1200 metros. Supondremos, en una primera instancia, que arados y máquinas de hilar de deprecian completamente en un año. Según Ricardo, ¿Cuál es el precio relativo entre estos bienes?. La respuesta a esta pregunta supone agregar el trabajo directo y el trabajo indirecto utilizado en sus 11 producciones. El siguiente cuadro resume esta información: Cuadro 2-1. Trabajo directo e indirecto necesarios para producir trigo y telas (trabajadores por año). Precio Trabajo Trabajo Trabajo Producción indirecto directo total 100 200 300 30 ton. Trigo 200 400 600 1200 met. Telas Ejercicio. En función de la información brindada en el texto, compruebe que los datos reportados en el cuadro anterior son correctos. El valor del trigo por tonelada, medido en trabajo incorporado, asciende a: no se paga renta en la producción agropecuaria. ¿Cuál es el precio nominal de los bienes?. El capital total invertido en ambos sectores se compone de equipos y maquinarias (arado, maquina de hilar) y fondos de salarios (destinado a contratar trabajadores). La determinación de los precios nominales implica identificar el valor monetario del capital invertido. Comencemos determinando el precio nominal de los arados y maquinas de hilar. Para producir un arado, se requiere contratar 10 personas durante un año, por lo tanto el capital invertido asciende a 100 u.m. Dado que la tasa de beneficios es 5%, su precio nominal deberá ser de 105 u.m: El valor de un metro de tela es: El precio relativo al que se intercambiarían los bienes en equilibrio es: Ricardo afirma que, aún cuando existe capital, la única circunstancia que puede originar movimientos en los precios relativos son los cambios en la cantidad de trabajo necesario para producir los bienes. Factores como los aumentos en los salarios o los cambios en la distribución del producto entre las clases sociales no alterarían los precios relativos (no así los precios nominales, que pueden variar a influjo de estos movimientos). Usando el mismo razonamiento, el precio nominal de una máquina de hilar, que requiere contratar dos trabajadores por un año, es: A su vez, el componente salarial del capital asciende a 2000 u.m y 4000 u.m en la producción de trigo y tela respectivamente. Por lo tanto, el valor monetario y el precio nominal de la producción de trigo es: 3202.5 u.m Para visualizar esta apreciación, supongamos que los salarios son de 10 u.m al año, la tasa de beneficios asciende a 5%, y 12 Utilizando idéntico procedimiento, se puede calcular el precio nominal de la tela: Observemos que la relación de intercambio, calculada a partir de estos precios nominales, refleja estrictamente la cantidad de trabajo incorporado (directo e indirecto) en la producción de ambos bienes: necesario para su producción, esfuerzo que se refleja en la cantidad de trabajo requerido. Sin embargo, esta conclusión general extraída por Ricardo debe relativizarse en función de la composición del capital utilizado en la producción de los distintos bienes. Como hemos visto al estudiar Smith, las variaciones en los salarios o en valor de cualquier otro ingreso o precio que determina las condiciones de producción (precio de los insumos, salarios, beneficios, rentas) no alteran los precios relativos únicamente si se cumple una hipótesis particular: la estructura y duración del capital debe ser homogénea en todos los sectores de actividad. Usted puede verificar que esto es lo que ocurre en el ejemplo. Ejercicio. Compruebe que la participación del capital circulante y el capital fijo es idéntica en ambos sectores Supongamos ahora que aumentan los salarios de 10 u.m. a 20 u.m y la tasa de beneficios cae a 2.5% ¿Qué sucedería con los precios relativos? Usted puede comprobar que la tasa de intercambio entre ambos bienes permanece incambiada (1 tonelada de trigo= 20 metros de tela), aún cuando cambia su precio nominal. Ejercicio. Compruebe que, bajo los supuestos establecidos en el texto, las variaciones en sentido opuesto de los salarios y la tasa de beneficios no cambian los precios relativos. Ricardo concluye que la única fuente de variación de los precios relativos o el valor de cambio de los bienes proviene de la cantidad de trabajo incorporado (directo e indirecto) en su producción. En otros términos, los precios relativos deberán reflejar, en equilibrio, el esfuerzo productivo b) El problema de la composición del capital Para ejemplificar la dificultad que surge al considerar la presencia de estructuras y duraciones diferentes del capital, analizaremos dos casos, que constituyen variaciones del ejemplo presentado en el cuadro 2-1. En el primer caso, se presenta una situación donde la estructura del capital difiere entre los dos sectores. El segundo caso se caracteriza por presentar una estructura idéntica, pero con duraciones diferentes de los componentes de capital fijo. (1) Precios relativos diferentes del capital y estructuras Recordemos que los clásicos suelen clasificar los componentes del capital en dos grandes grupos: capital fijo y capital 13 circulante. El capital fijo se compone del conjunto de bienes utilizados en la producción que se utilizan por más de un período productivo, mientras que el capital circulante representa el componente que se desgasta íntegramente en un período. Típicamente, las herramientas, maquinarias y equipos constituyen el capital fijo, mientras que los insumos (ej: semillas, materias primas, etc) y el fondo de salarios integran el capital circulante. En el ejemplo, el capital fijo son los arados y las máquinas, mientras que el capital circulante se compone exclusivamente de fondos de salarios. Supongamos que los requerimientos tecnológicos implican que la forma en que se combinan capital fijo y circulante difiere entre ambos sectores: Cuadro 2-2. Trabajo directo e indirecto necesarios para producir trigo y telas (trabajadores por año). Precio Trabajo Trabajo Trabajo Producción indirecto directo total 200 100 300 30 ton. Trigo 200 400 600 1200 met. Telas Obsérvese que la cantidad de trabajo incorporado continúa siendo la misma que en el ejemplo anterior. Sin embargo, la relación entre capital fijo (valor del arado y la maquinaria) y el capital circulante (fondos de salario) ya no es idéntica. Aplicando el procedimiento utilizado en el ejemplo anterior, se comprueba que la composición del capital, el valor de la producción y los precios nominales coinciden a las presentadas en el cuadro 2-3. Cuadro 2-3. Composición del capital (en u.m.) Capital Capital Capital Precios fijo circulante Total nominales Trigo Telas 2100 2100 1000 4000 3100 6100 108.5 5.33 En este caso, la relación de intercambio sería 1 tonelada de trigo =20.3 metros de tela. Obsérvese que la cantidad de trabajo incorporado no ha cambiado, sin embargo los precios relativos no reflejarán ya la relación entre las cantidades de trabajo incorporado. ¿Qué explica esta diferencia con el ejemplo anterior? La presencia de estructuras del capital heterogéneas. En este caso, el peso del capital fijo en relación al capital circulante es mayor en la producción de trigo. Esto provoca que la distribución temporal de la inversión requerida difiera entre sectores. Supongamos que el capitalista debe producir por sus propios medios el arado o la maquinaria, según se dedique a la producción de trigo o tela. Se deberá contratar durante un primer año 200 trabajadores (para producir arados o maquinaria). En el segundo año, el productor de trigo contrata 400 trabajadores, mientras que el productor de trigo contrata únicamente 100 trabajadores. En otros términos, mientras que en el trigo dos terceras partes de los desembolsos se realizan en el primer año, en la producción de tela únicamente la mitad de la inversión se debe concretar en el primer año. Ilustración inversión 5: Distribución temporal de la Trigo 67.7% capital 33.3 % capital Año 1 Año 2 Tela 33.3 % capital Año 1 67.7% capital Año 2 14 Si los intercambios fueran estrictamente proporcionales a la cantidad de trabajo incorporado de ambos bienes, las tasas de beneficios que obtendrían los capitalistas serían distintas. Para un capitalista, no le es indiferente invertir 1 u.m en el año 1 o en el año 2. Si invierte en el año 1 para recuperar la inversión recién hacia el final del segundo año, debería recibir un retorno mayor que si invirtiera en el año 2 para recuperar la inversión al finalizar ese año, puesto que el período de tiempo transcurrido para recuperar esos recursos es mayor en el primer caso. Por esta razón, el hecho de que la producción de trigo concentra más la inversión en el primer año que la producción de tela determina un mayor poder adquisitivo del trigo en términos de tela del que surge de considerar exclusivamente las relaciones entre el trabajo incorporado de ambos bienes. En el ejercicio siguiente, usted deberá comprobar que si el intercambio se realizara en función del trabajo incorporado las tasas de beneficios serían diferentes, por lo que no pueden representar un equilibrio. Ejercicio. Asumiendo que los salarios ascienden a 1 u.m por jornada, compruebe que: a) un precio relativo menor a 1ton.trigo=20.mts. tela determinaría una tasa de beneficios anual menor para la producción de tela. b) Un precio relativo mayor 1ton.trigo=20.3 mts. tela determinaría una tasa de beneficios anual mayor para la producción de trigo. Concluimos que composiciones de capital heterogéneas determinarán que las relaciones de intercambio (precios relativos) no resulten proporcionales a la cantidad de trabajo incorporado. Sin embargo, no sólo ya no se puede afirmar que los precios relativos resultan proporcionales al trabajo incorporado, sino que los precios relativos van a cambiar ante variaciones en los costos de los distintos componentes del capital, aún cuando no cambie la relación entre la cantidad de trabajo incorporado entre los dos bienes. Por ejemplo, un aumento en los salarios, que representa una variación asociada al costo del componente de trabajo directo del capital, generará variaciones en los precios relativos. Ya hemos analizado este tópico al estudiar las fuentes de variaciones de los precios relativos en Smith. En el apartado b) del capítulo V de la Ficha 2, ejemplificamos como opera este mecanismo. En el siguiente ejercicio se ejemplifica la incidencia de las variaciones en los salarios sobre la formación de los precios relativos de equilibrio. Ejercicio. Suponga que los salarios suben a 2 u.m por jornada. Determine: c) El nuevo precio relativo de equilibrio d) Compruebe que la tela incrementa su poder adquisitivo en términos de trigo. ¿Por qué ocurre este fenómeno? (2) Precios relativos y depreciación del capital En el apartado anterior concluimos que las diferencias en la estructura del capital inciden en el nivel y en las variaciones de los precios relativos. Sin embargo, aún cuando la relación entre los componentes del capital resulte igual en todos los sectores, si 15 la duración del capital fijo es distinta, los precios relativos no podrán reflejar estrictamente el trabajo incorporado. El siguiente ejemplo permite observar este proceso. Retornemos a la situación donde la estructura de capital es igual en la producción de trigo y tela (cuadro 2-1). Sin embargo, supondremos que el desgaste o depreciación de los arados y máquinas de hilar es distinta: mientras que los primeros pueden ser utilizados en diez períodos productivos sucesivos (depreciación de 10% por año), las maquinarias de la industria textil se deprecian íntegramente en un año. ¿Cuál es el valor de estos bienes medida en términos de la cantidad de trabajo incorporado?. Debemos realizar el mismo cálculo que presentáramos en el ejemplo de los cazadores de castores y ciervos. El valor del bien será la suma del trabajo directo y la porción del trabajo indirecto (incorporado en los arados y la maquinaria) que se desgasta en el período productivo. El valor será: Sin embargo, dicha relación no asegura que la tasa de beneficios resulte uniforme, por lo que no puede representar, bajo la hipótesis de libre movilidad de capitales, un precio natural. Supongamos que la relación de intercambio se realiza en función a la cantidad de trabajo incorporado (1 ton. Trigo=14 met. tela). Recordemos que el valor de un bien, asumiendo que no se paga renta, debe repartirse en tres grandes componentes: la reposición de los insumos y maquinarias que se desgastan en el período, la porción del valor destinado al pago de salarios y la masa de beneficios. Ilustración 6: Distribución del valor entre reposición del capital físico, salarios y beneficios salarios valor Insumos, herramientas, desgastadas KT insumido etc Beneficios=bKT Por lo tanto, si la tasa de intercambio fuera proporcional a la cantidad de trabajo incorporado, debería cumplirse que : El capital insumido abarca el fondo de salarios y los insumos, herramientas y otros componentes del capital que son absorbidos íntegramente en la producción durante el proceso productivo, y la porción de aquellos que sin ser insumidos totalmente en el proceso productivo, se deprecian por su uso. Representan los recursos que no podrán ser vueltos a utilizar en el futuro en la producción. Por definición, todo el capital circulante integra el capital insumido, mientras que únicamente la porción del 16 capital fijo que se deprecia en el período integra este concepto. Por lo tanto, el precio de un bien puede expresarse como: Donde representa el trabajo que se desgasta en el período (trabajo directo más la porción del trabajo indirecto incorporado en los insumos y materias primas que se utilizan totalmente en la producción, más el trabajo, incorporado en arados y maquinarias, que se deprecia) y el KT constituye la magnitud total de recursos que los capitalistas destinan a la producción, que abarca la totalidad del capital fijo y circulante. Q es la cantidad producida. Así, la tasa de beneficios es: Supongamos que el salario es 1 u.m y que el precio nominal por metro de tela asciende a 1 u.m. Si suponemos que las relaciones de intercambio se realizan en función del trabajo incorporado, el precio de la tonelada de trigo debe ascender a 14 u.m. Obsérvese que estos precios nominales implican un precio relativo de 1ton. trigo= 14 m. de tela. Recordemos que la tasa de depreciación del capital fijo es 100% en la industria textil, lo que implica que todo el capital constituye capital insumido. A su vez, en la producción de trigo la tasa de depreciación es 10%, por lo que el capital insumido asciende a 210 u.m (todo el capital circulante más el 10% del capital fijo). Bajo esta configuración la tasa de beneficios que surgiría si los intercambios se realizaran en función del trabajo incorporado sería respectivamente: Existen incentivos para que los capitales se trasladen del sector productor de trigo hacia la industria textil. Si existe libre movilidad del capital, los precios naturales de ambos bienes no podrán ser estrictamente proporcionales a la cantidad de trabajo incorporado ya que esto no representa una situación de equilibrio. Para visualizar esta situación, supongamos adicionalmente que la economía se encuentra en equilibrio y la tasa de beneficios natural asciende a 10%. Por lo tanto, el precio nominal de ambos bienes sería: El capital invertido y el valor de la producción son: Cuadro 2-4. Capital y valor de la producción en u.m. Capital Capital Valor de la Precio Capital fijo circulante total Producción 100 200 300 420 Trigo 200 400 600 1200 Telas En este caso, el precio relativo ascendería a 1 tonelada de trigo por 14.5 metros de tela y no hay incentivos a la movilidad de capital, puesto que la tasa de beneficios es uniforme. La duración diferencial del capital fijo implica que los intercambios no pueden realizarse en forma estrictamente 17 proporcional a la cantidad de trabajo incorporado. En el capítulo siguiente, veremos que la incorporación de la renta no altera, para Ricardo, este principio básico. (3) Estructura y duración del capital: el tratamiento de Ricardo En resumen, la presencia de composiciones heterogéneas del capital o duraciones diferenciales del capital fijo implica que las relaciones de intercambio no se guiarán exclusivamente por la cantidad de trabajo incorporado. A su vez, variaciones en los costos relativos de los componentes del capital (salarios, insumos, maquinaria, etc.) alterarán los precios relativos, aún cuando no haya cambiado la cantidad de trabajo incorporado. En estas condiciones, no es posible afirmar que los precios relativos se guían exclusivamente en función del trabajo incorporado. Ricardo es consciente de este fenómeno.5 Sin embargo, considerará estas potenciales fuentes de variaciones en los precios relativos como de segundo orden, afirmando que la principal razón que incide en su formación son las variaciones en el trabajo incorporado. Así, Ricardo hace abstracción de la presencia de diferencias en la composición y duración del capital entre ramas de actividad, desarrollando su pensamiento bajo el supuesto de capitales homogéneos e igual duración del capital fijo entre sectores. En este contexto, el único determinante de los precios relativos que considera es la cantidad de trabajo incorporado en la producción de los bienes. 5 De hecho, la sección IV y V del capítulo 1 de sus Principios de economía política y tributación se dedican al tratamiento de estos problemas. 18 II. Teoría de la distribución del ingreso En este apartado analizaremos los componentes de la teoría sobre la distribución del ingreso de Ricardo que, constituyendo aspectos medulares de su pensamiento, lo diferencian de sus predecesores, en especial Smith. En la medida en que ambos autores comparten una misma lógica teórica, la exposición será más breve, asumiendo que el lector ha estudiado con detalle la ficha correspondiente a Smith. II.1. a) Renta La naturaleza de la renta Ricardo comienza su capítulo sobre renta con una definición precisa sobre dicho concepto: “La renta es aquella parte del producto de la tierra que se paga al terrateniente por el uso de las energías originales e indestructibles del suelo” Cap. II, pág. 51 No constituye renta todos los pagos que un empresario realiza a un capitalista. Por ejemplo, dado dos predios con idénticas características (tamaño y fertilidad), si en uno de ellos el terrateniente a incorporado mejoras (aguadas, cercados, etc.) mientras que en el otro no, es natural pensar que el pago que recibirá el propietario del primero superará al percibido por el terrateniente del segundo. Sin embargo, ese pago adicional constituye un beneficio no una renta, puesto que es la remuneración que obtiene el terrateniente por haber realizado cierta inversión de capital en su propiedad. A su vez, el concepto de fuerzas originales e indestructibles inherentes al suelo refiere a una noción que asocia la fertilidad a las características naturales del predio, características que no dependen del trabajo humano. Sin embargo, no constituye renta en la concepción ricardiana el pago por la utilización de recursos naturales agotables o destruibles.6 La posibilidad de que existan recursos originales pero agotables es ejemplificada por Ricardo con la extracción de madera de montes naturales. Si un capitalista abona cierto monto de recursos a un terrateniente por el derecho a talar un bosque natural, dicho pago no es por el uso de las facultades productivas de la tierra, sino por la extracción de un recurso natural valioso que sobre dicha tierra se asienta (madera). En cambio, si el pago se realiza a los efectos de plantar árboles o realizar algún otro tipo de cultivo será una renta: se paga para utilizar directamente las facultades productivas del suelo. 7 Realizadas estas precisiones conceptuales, Ricardo analiza la formación de la renta en un contexto extremadamente más simplificado que Smith. El autor hace abstracción del hecho de que las tierras pueden tener destinos múltiples, analizando por tanto una economía agraria unisectorial, donde el único bien producido es el trigo. 6 Esta definición puede sonar algo extraña actualmente. Los problemas la erosión y degradación de la tierra por un mal uso es un fenómeno conocido, por lo que difícilmente pueda afirmarse que las facultades productivas de la tierra sean indestructibles. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX no había una conciencia clara sobre este problema, aún cuando la incorporación de sistemas de rotación de cultivos, que mejoraba los resultados productivos al evitar el deterioro del suelo, era una práctica habitual. 7 Observemos que la distinción, en este caso, no parece estar lógicamente fundada. En última instancia, los montes naturales también crecen gracias a la fertilidad u otras características productivas de la tierra, por lo que implícitamente dicha madera surge gracias a esas energías o fuerzas inherentes al suelo. 19 Una primera discrepancia de Ricardo con Smith radica el papel de la propiedad privada en el surgimiento de la renta. Recordemos que Smith consideraba a la propiedad privada de la tierra como una condición suficiente para que exista renta. Ricardo argumentará que aún cuando se definen los derechos de posesión y uso sobre el suelo la renta podría ser nula bajo ciertas condiciones. Además de existir propiedad privada, la tierra deberá ser un recurso escaso para que se page renta por su uso. El surgimiento de la renta se sustenta en la combinación de la condición de recurso escaso de la tierra con dos características productivas diferenciadas: 1) la heterogeneidad de la tierra 2) la presencia de rendimientos marginales decrecientes en la actividad agropecuaria. La primera característica la hemos incorporado al analizar la formación de renta en Smith. Las tierras se diferencian entre sí por su fertilidad relativa. Inversiones de idéntica magnitud obtienen rendimientos productivos diferentes en función de las características del suelo. Ricardo retomará este aspecto en su análisis sobre la formación de la renta, tal como veremos más adelante. La segunda característica implica que un aumento de la inversión sobre un mismo predio permite aumentar la producción, pero no en forma proporcional a la inversión. Aplicando más capital sobre el mismo predio es posible incrementar la producción. Sin embargo, la variación de la cantidad producida de trigo no será proporcional al aumento del capital. Más trabajo directo, insumos, maquinaría, etc sobre una misma extensión de tierra incrementa su rendimiento, pero a tasa decreciente. Analicemos un ejemplo para ilustrar que implica la presencia de rendimientos marginales decrecientes. Para simplificar la exposición, retomemos el ejemplo de una producción destinada a producir bienes agrícolas.8 La tecnología disponible para producir trigo es extremadamente sencilla, donde existe un único bien que funciona como capital (semillas, alimento para los trabajadores) y a la vez es el bien de producción final. Por ejemplo, es una economía donde se utiliza trigo para producir más trigo. Supongamos que si si se invierte unidad del bien agrícola en un predio de una hectárea se obtiene una producción de 10 u.b.a. Al aumentar la inversión sobre el mismo predio, la producción aumenta, pero en forma menos que proporcional al incremento en el capital. Así, si se duplica el capital (pasando de 1 u.b.a a 2 u.b.a) se obtiene un 50% más de producción (15 u.b.a). Si se agrega una tercera unidad de capital (3 u.b.a) la producción alcanza 18 u.b.a. Ilustración 7: Evolución de la producción en un predio de una hectárea de tierra según el nivel de inversión. 1 u.ba 1 hectárea Proceso productivo 2 u.ba 1 hectárea Proceso productivo 3 u.ba 1 hectárea Proceso productivo 10 u.b.a 15 u.b.a 18 u.b.a Observemos que la producción aumenta cuando se utiliza más capital en el predio agrícola. A este proceso se le suele denominar intensificación de la producción. 8 El ejemplo es similar al que ya viéramos en el primer capítulo de la ficha sobre Smith. 20 Intuitivamente, implica que se utiliza más trabajo directo, insumos y equipos sobre cierta extensión de tierra. Sin embargo, la producción adicional asociada a un incremento de la dotación de capital utilizado se reduce sucesivamente. Se denomina producto o rendimiento marginal a la producción adicional que se obtiene al utilizar una unidad adicional de capital. Ilustración 8 Evolución de la producción total (PT) en una extensión fija de cierra. PT Q5 Q4 Q2 Q1 Si originalmente se utiliza 1 u.b.a como capital, al agregar una unidad adicional se obtiene un producto marginal de 5 u.b.a (la producción total pasa de 10 a 15 u.b.a). A su vez, al agregar una tercera unidad de capital la producción adicional es de sólo en 3 u.b.a (de 15 a 18 u.b.a.). Un patrón de esta naturaleza implica que los rendimientos marginales son decrecientes. La gráfica siguiente ilustra este comportamiento. El producto marginal (producción adicional asociada al incremento del stock de capital utilizado en la tierra) es cada vez menor, e inclusive puede ser menor que cero a partir de cierto nivel de inversión. De llegarse a ese punto, un aumento del capital implicaría un descenso del nivel de producción. Por supuesto, ningún capitalista estaría dispuesto a invertir más en este caso, puestos que aumentarían los costos en que incurre (debido al aumento del capital) y obtendría una menor producción. La presencia de rendimientos marginales decrecientes presupone una evolución de la producción que toma la forma representada en el siguiente gráfico. KT=1 KT=2 KT=4 KT=5 Capital Observemos que un aumento de la inversión de una unidad cuando la inversión asciende a 1 u.b.a genera un aumento de la producción en el predio equivalente a (Q1Q2). En contraste, cuando la dotación de capital es mayor una unidad adicional de inversión incrementa cada vez menos la producción total. Por ejemplo, al pasar de KT=4 a KT=5 se obtiene una producción adicional de sólo (Q5-Q4). La presencia de rendimientos marginales decrecientes en el agro, patrón que varios autores anteriores a Ricardo habían observado, constituirá una de las razones que explican el surgimiento de la renta. A continuación, analizaremos como la escacez y los dos factores tecnológicos mencionados (heterogeneidad de la tierra y rendimientos marginales decrecientes) operan en la determinación de la renta. b) Renta, propiedad privada y escasez de la tierra. Como mencionáramos, para Ricardo la propiedad privada de la tierra no es una condición suficiente para que se abone renta por su uso. Es necesario, adicionalmente, que la tierra resulte un recurso escaso. 21 (cuando la tierra es abundante) “Según los principios ordinarios de la oferta y la demanda, ninguna renta se pagaría… y eso obedece a la misma razón de que tampoco hay que dar nada por usar el agua o el aire, o por cualquier otro don de la naturaleza que se brinde en cantidad ilimitada…el cervecero, el destilador, el tintorero, utilizan constantemente el aire y el agua para producir sus bienes; pero como su oferta es ilimitada no tienen precio. Si toda la tierra tuviera las mismas propiedades, si su cantidad fuera ilimitada y su calidad uniforme su uso no ocasionaría ningún cargo…” Cap II, pág 52. Observemos que Ricardo justifica su posición a partir de la comparación de la tierra con otros recursos naturales (agua, aire) que son utilizados también en los procesos productivos. Ningún empresario estará dispuesto a pagar por recursos cuya oferta es ilimitada. Cuando el desarrollo de la sociedad es tal que no se requiere el cultivo de todas las tierras para cubrir la demanda de alimentos de la población, la competencia entre los terratenientes por lograr arrendar la tierra, debería deprimir el precio de la renta, hasta llevarla a cero. Analicemos el caso de una economía se encuentra compuesta exclusivamente por dos predios (A y B) de idénticas características productivas y extensión, propiedad de diferentes terratenientes. El estadio de desarrollo de la sociedad es tal que basta cultivar uno de los predios para abastecer al conjunto de la población. Asumamos que un empresario negocia con el propietario de A con el fin de cultivar la tierra, quien le exige un monto α como pago. Sin embargo, el empresario se encuentra en condiciones de negociar un mejor precio con B, puesto que el propietario de esta tierra sabe que si no logra arrendarlas no obtendrá renta alguna: basta con el cultivo de uno de los predios para cubrir la demanda. Por lo tanto, los terratenientes de ese predio estarían dispuestos a aceptar un monto menor a α. Sin embargo, esto dejaría sin renta al propietario de A. Para evitar esta situación, A aceptaría una oferta aún menor, lo que ubica nuevamente a B en la situación deprimir más el precio o quedarse sin renta alguna. De esta manera, Ricardo aplica los principios básicos de la oferta y la demanda para concluir que la renta no debería existir si la tierra es un recurso ilimitado: cuando la oferta de un recurso supera su demanda el precio (renta, en este caso) se continuará depreciando. En la medida en que no es necesario cultivar más que uno de los dos predios, la renta debería converger a cero. Observemos que el supuesto implícito de Ricardo es que el precio de reserva es cero: los terratenientes se encontrarían indiferentes entre ceder gratuitamente su predio o conservarlo para su propio uso. Utilizando la notación que usáramos al estudiar la teoría de Smith sobre renta, diríamos que el parámetro es igual a cero. Bajo estas condiciones peculiares, no habría renta absoluta. En ese sentido, es interesante notar que Ricardo hace abstracción de un factor de corte institucional que diferencia a la tierra de otros recursos naturales como el agua o el aire: mientras que no existen derechos de propiedad definidos sobre el agua o el aire, si lo existen en el caso de la tierra. Esta es una diferencia importante con Smith, quien establece a texto expreso que la definición de los derechos de propiedad constituyen una base de negociación que coloca al terrateniente en la posición de exigir participación en la producción. Bajo estas consideraciones, Ricardo concluye que no existe renta absoluta. Habrá renta en la medida en que la tierra se torne un recurso escaso. En los apartados siguientes analizamos como opera la 22 formación de renta una vez que la tierra se torna un recurso escaso en términos de la demanda existente en la sociedad. c) El origen de la heterogenidad de la tierra renta: la Hemos analizado la formación de renta cuando la tierra es heterogénea en calidad en Smith. El enfoque ricardiano no aporta mayores innovaciones en este caso, con la salvedad mencionada de que niega la presencia de renta absoluta. El análisis es idéntico al ya desarrollado con Smith, con la única salvedad que la renta absoluta, que surge de la existencia de un precio de reserva mayor que cero, no existe en Ricardo. En otros términos, no existe un umbral mínimo por debajo del cual los propietarios del suelo no estarán dispuestos a arrendarlo (Ricardo presupone =0). Por lo tanto, la renta de cada tipo de tierra será tal que refleje estrictamente los diferenciales de productividad entre ellas. Existe únicamente una renta diferencial. Retomemos el ejemplo ya visto al analizar la teoría de Smith.9 Cuadro 2-5. Rendimientos por hectárea dado un nivel fijo de inversión (KT) Tierras Trabajo Semillas Producción de directo (kg) trigo (ton.) L S 0.5 Tipo A L S 1 Tipo B L S 2 Tipo C Dado un mismo nivel de capital aplicado una superficie de una hectárea en los tres tipos de tierra (compuesto por L jornadas de trabajo y S kg de semillas), se obtienen rendimientos diferentes. Las tierras C resultan las más fértiles para el cultivo de trigo, seguidas por las tierras tipo B. Supongamos que hay 100 hectáreas disponibles de cada tipo de tierra. Supongamos que en un primer momento la población es tal que la demanda total por trigo asciende a 100 toneladas de trigo. Obsérvese que basta con cultivar 50 hectáreas de las tierras de mejor calidad (tierras C) para cubrir esta demanda. En este caso, siguiendo el razonamiento de Ricardo, ninguna de las tierras resultan escasas, puesto que no se cultivan la mitad de las tierras C, mientras que las A y B no se utilizan con destino productivo. Por lo tanto, no habrá renta (ya que no existe renta absoluta) bajo estas condiciones. Supongamos que en un segundo momento, la población aumenta, incrementando la demanda por el cereal a 250 toneladas. Deben utilizarse la totalidad de las tierras C, que logran producir 200 toneladas (2 toneladas por hectárea) y la mitad de las tierras B. Las tierras C se han transformando en un recurso escaso, por el cual los capitalistas competirán. ¿Cuál será el monto máximo, medido en trigo, que estarán dispuestos a pagar por su uso?. Enfrentan dos opciones productivas alternativas: o invertir (K,S) por hectárea en tierras de calidad B y obtener 1 tonelada y no pagar renta (las tierras B no son escasas), o localizar esa inversión en las tierras de calidad C, producir 2 toneladas y pagar una renta como contrapartida. Bajo estas condiciones, como hemos visto en Smith, el máximo valor que estará dispuesto a pagar será la diferencia entre las productividades de las tierras C y las tierras B: 9 En este apartado haremos no consideramos la posibilidad de incrementar la producción intensificando los cultivos. 23 Denominaremos tierras marginales a los suelos de peor calidad que son utilizados productivamente. En nuestro ejemplo, las tierras marginales son las B, puesto que si bien las tierras A presentan rendimientos menores, no están siendo utilizadas en absoluto. Si el capitalista pagara una renta inferior a 1 tonelada de trigo, estaría percibiendo una tasa de beneficios mayor a la de los empresarios que producen en las tierras B, puesto que invirtiendo montos idénticos obtendrían resultados distintos. Por lo tanto, en equilibrio la renta deberá coincidir con las diferencias de productividad por área sembrada de cada tipo de tierra con las tierras marginales. En nuestro ejemplo, la renta total percibida por los propietarios de las tierras C asciende a 100 toneladas de trigo (1 tonelada por hectárea). Ejercicio. Compruebe que si la renta de las tierras C fuera menor a 1 tonelada de trigo, la tasa de beneficios obtenida en ambas tierras sería distinta. Supongamos que nuevamente la demanda por cereales aumenta, para ubicarse en 325 toneladas de trigo. Las tierras C y B deberán ocuparse en su totalidad, mientras que la mitad de las tierras A (50 hectáreas) también serán destinadas a producir trigo. Las tierras marginales pasan a ser las de tipo A. Reiterando el mismo análisis, se concluye que la renta pagada por hectárea por cada tipo de tierra es: Dado que existen 100 hectáreas de cada tipo de tierra, la renta total pagada por el uso de las tierras C asciende a 150 toneladas y a 50 toneladas por las tierras B. La renta surge a través de la competencia entre capitalistas por un recurso que se vuelve escaso y reflejará exclusivamente los diferenciales de productividad entre cada tipo de suelo con respecto a la tierra marginal. Existe únicamente renta diferencial. En palabras de Ricardo: “Por lo tanto, únicamente porque la tierra no es ilimitada en cantidad ni uniforme en cantidad, y porque con el incremento de la población la tierra de calidad inferior o menos ventajosamente situada tiene que ponerse en cultivo, se paga renta por su uso” Cap. II pág. 53. En el apartado siguiente, analizaremos como la presencia de rendimientos marginales decrecientes también funciona como determinante en la formación de la renta. d) El origen de la renta: rendimientos marginales decrecientes En pos de simplificar el análisis, supongamos que en una economía existe un único tipo de tierra, pero que se cumple el principio de los rendimientos marginales decrecientes. En el siguiente cuadro se presenta la evolución de la producción por hectárea de tierra según la cantidad de capital utilizado. Cuadro 2-6. Rendimientos por según nivel de inversión (KT) Trabaj Semilla Capital o s (kg) directo L S 1 dosis capital 2L 2S 3 dosis capital 3 dosis capital 3L 3S hectárea Prod. Trigo (ton.) 0.5 PMg 0.8 0.3 1 0.2 -.- Definimos una dosis de capital como la combinación entre L jornadas de trabajo y S 24 kilogramos de semillas. El cuadro muestra que al duplicar el capital utilizado (2L y 2S) la producción aumenta, pero menos que el incremento porcentual del capital (de 0.5 a 0.8 toneladas de trigo). Al adicionar una tercera dosis, la producción también se incrementa pero nuevamente a una tasa menor. Supongamos que en un primer momento se requiere únicamente una dosis de capital para cubrir la demanda. Si la economía se encuentra en equilibrio, los empresarios que destinan su capital a la producción agropecuaria estarían obteniendo la tasa de beneficios natural u ordinaria. A su vez, en la medida en que no se requiere ni extender ni intensificar los cultivos, la tierra es aún un bien abundante y, según Ricardo, no se pagará renta por su uso. Sin embargo, esta situación cambiará si la demanda del bien agrícola aumenta (por aumento de la población), ubicándose en 0.8 toneladas de trigo, y se requiere invertir una dosis adicional de capital para alcanzar ese nivel de producción. En este caso, la primera dosis permite producir 0.5 toneladas y la segunda 0.3 toneladas adicionales (el producto marginal asociado a invertir una dosis adicional de capital es de 0.3 toneladas). ¿Estarán dispuestos los capitalistas a realizar esta inversión? Observemos que, si no cambia la tasa de beneficios natural la respuesta es negativa. Como la economía se encontraba en equilibrio, una producción de 0.5 toneladas aseguraba que se obtenía la tasa de beneficios natural por invertir (S,L). Sin embargo, la segunda dosis de capital obtendría una tasa de beneficios menor, puesto que invirtiendo (S, L) se logra únicamente 0.3 toneladas de trigo. Bajo estas condiciones, el capitalista preferiría colocar esos recursos naturales en otra actividad, donde obtendría la tasa de beneficios natural. Ahora bien, este razonamiento presupone que el precio nominal y real del bien agrícola permanece incambiado. En la medida en que Ricardo afirma que el valor de los bienes se determina en las peores condiciones de producción, como vimos en el apartado anterior, la intensificación de los cultivos implica que dicho precio debe aumentar: las peores condiciones de producción corresponden ahora a la segunda dosis de capital. Esta situación presenta dos implicancias importantes: si el precio del trabajo y las semillas permanece incambiado o aumenta, el cultivo con una segunda dosis requiere que la tasa de beneficios natural se reduzca. Veremos más adelante que esta es justamente una de las conclusiones a las que arriba Ricardo: el deterioro de las condiciones de producción en el agro (vía extensión o intensificación de los cultivos) conlleva una reducción de la tasa de beneficios de toda la economía. En segundo lugar, nuevamente surge la renta como pago por las diferencias de productividad entre distintas dosis de capital. Si se requiere cultivar con dos dosis de capital, la primera dosis deberá abonar una renta igual a la diferencia entre su productividad y la que se obtiene con la dosis marginal (la de menor productividad): Sólo bajo estas condiciones la tasa de beneficios obtenida por ambas dosis sería igual. Obsérvese que si la renta fuera menor, la masa de beneficios que obtendría el empresario por aplicar dos dosis de capital sería mayor a la que obtendría en otras 25 ramas de actividad. La movilidad de capitales desde otros sectores presionaría al alza la renta, puesto que los empresarios externos al sector estarían dispuestos a ofrecer algo más de renta para que se les permita producir en el agro. La competencia entre los capitalistas ubicaría a la renta en este nivel de equilibrio. Obsérvese que el razonamiento es lógicamente idéntico al que aplica Ricardo al analizar el aumento de la producción a través del margen extensivo (ampliación de los cultivos hacia tierras de peor calidad). Un nuevo incremento de la demanda produce un nuevo aumento del precio del bien agrícola (por el deterioro de las condiciones de producción, que exige más trabajo para obtener una unidad adicional de trigo) y simultáneamente presiona a la renta. Supongamos que se requiere utilizar una tercera dosis de capital. El razonamiento presentado lleva a la conclusión que la renta abonada por la primera dosis debe aumentar (reflejando las diferencias de productividad con la nueva dosis marginal) pero también se comienza a pagar renta por la segunda dosis. En términos físicos, la renta en equilibrio debería ser: Por lo tanto, la renta total asciende a 0.4 toneladas de trigo. e) La formación de la renta: algunos comentarios Ricardo asume que la presión sobre la demanda de bienes agrícolas asociada al aumento de la población origina un deterioro en las condiciones de producción en el agro, ya sea por la presencia de rendimientos marginales decrecientes (intensificación de los cultivos) o por la extensión de la siembra hacia tierras menos fértiles (extensión de los cultivos). Ejercicio. El siguiente cuadro refleja la producción adicional que se obtiene con una inversión de una dosis de capital en tres tierras de diferente calidad. Cada dosis de capital está compuesta exclusivamente por 10 jornadas de trabajo directo. Tierras/dosis 1era. Dosis A 200 B 180 C 160 2da. dosis 170 155 150 3ra. dosis 165 140 130 Establezca la evolución que es dable esperar de la producción, el valor del bien, de la renta. Esta dinámica presupone que el valor de los bienes agrícolas debe reconocer la cantidad de trabajo necesario (directo e indirecto) requerida para su producción en las peores circunstancias (condiciones marginales). Si no fuera así, ningún capitalista estaría dispuesto a invertir en esas condiciones. Por lo tanto, el valor de los bienes agrícolas tiende a aumentar en el tiempo. A su vez, Ricardo asume implícitamente que el aumento de la producción manufacturera no presenta el problema de los rendimientos marginales decrecientes: una unidad adicional de estos bienes puede producirse utilizando la misma cantidad de trabajo. Bajo estas condiciones, la conclusión básica de nuestro autor es que el precio relativo de los bienes agrícolas en términos de bienes industriales tiende a aumentar, puesto que la cantidad de trabajo incorporado en los 26 primeros tiende a aumentar mientras que no sucede lo mismo entre los bienes industriales. Este aumento del precio real o relativo de los bienes agrícolas es la consecuencia del deterioro de las condiciones de producción. En este sentido, la renta emerge como un ingreso remanente, que absorben los terratenientes en función de la productividad diferencial de idénticos capitales invertidos en el agro. Pero el precio del bien agrícola (como ningún otro precio de la economía) no depende de la renta: en las peores condiciones de producción, donde se determina el precio, no se paga renta. Esta es una diferencia importante con Smith, puesto que este autor asume que cambios en la renta repercuten en los precios. Ricardo afirma que el trigo se torna caro porque empeoran las condiciones marginales de producción, y no porque se pague renta. En realidad, la renta es una consecuencia de este proceso que lleva a requerir cada vez más trabajo para la producción de bienes agrícolas. Esta conclusión se apoya en algunos supuestos básicos que realiza Ricardo. En primer lugar, la ausencia de un precio de reserva de la tierra. No existe renta absoluta. Observemos que si existiera, la renta debería integrar el precio de los bienes, puesto que se pagaría renta en las condiciones marginales. En segundo lugar, el análisis de Ricardo no considera los problemas asociados a la duración de los contratos y asume que la renta se ajusta a un nivel tal que refleja siempre el diferencial de productividad. En otros términos, el análisis de Ricardo se ubica en las situaciones de equilibrio de largo plazo, sin considerar las fricciones dinámicas asociadas a los procesos de renegociación de los contratos. II.2. Salarios Continuando con una característica habitual de la obra ricardiana, la discusión sobre la formación de los salarios asume un marco más simplificado que en Smith. La opción de Ricardo es utilizar la abstracción como mecanismo para construir sus desarrollos teóricos. La discusión de los salarios no es una excepción. Ricardo retoma de Smith y otros autores clásicos la idea de que los salarios naturales o de equilibrio de largo plazo refleja el valor de una canasta de consumo que asegura la reproducción demográfica de la población. “La mano de obra, al igual que las demás cosas que se compran y se venden, y que pueden aumentar o disminuir en cantidad, tiene su precio natural y su precio de mercado. El precio natural de la mano de obra es el precio necesario que permite a los trabajadores, uno con otro, subsistir y perpetuar su raza, sin incremento ni disminución….La aptitud del trabajador para sostenerse a sí mismo y a su familia…no depende de la cantidad de dinero que pueda percibir por concepto de salarios, sino de la cantidad de alimentos, productos necesarios y comodidades de que por costumbre disfruta, adquiriéndola con dinero. Por tanto, el precio natural de la mano de obra depende del precio de los alimentos, de los productos necesarios y de las comodidades para el sostén del trabajador y su familia..”Cap. V, pág 71. Por tanto, la canasta de consumo obrero representa el conjunto de bienes necesarios para la vida que permite al trabajador sostener una familia sin aumento ni disminuciones. Observemos que, al igual que Smith, lo que importa no es el salario nominal sin el salario real, el poder de compra del salario en términos de los bienes necesarios para la subsistencia. El salario natural por lo tanto, estará determinado por este conjunto de bienes y sus precios naturales respectivos. Si un trabajador en una sociedad determinada debe poder conseguir n bienes (alimentos, 27 camisas de lino, calzado…). Sea (q1…qn) la cantidad de estos bienes que debe conseguir para sustento y el de su familia y (p1…pn) sus respectivos precios. El salario natural deberá, por tanto, representar el valor de esta canasta de consumo: Ahora bien, según Ricardo los alimentos representan el componente de mayor peso en dicha canasta. Por lo tanto, la evolución de su precio natural determina la trayectoria temporal de los salarios. “Con el progreso de la sociedad, el precio natural del la mano de obra tiende a siempre a aumentar, porque uno de los principales bienes que regula su precio natural (los alimentos) tiene tendencia a encarecer, debido a la mayor dificultad para producirlo” Cap. V, pág. 71 Hemos analizado en el capitulo anterior que el deterioro de las condiciones de producción en el agro, originado en la necesidad de extender o intensificar los cultivos ante los aumentos en la demanda de los bienes agrícolas, conlleva a un aumento de la cantidad de trabajo necesario para su producción en las condiciones marginales. Por tanto, el valor de los bienes agrícolas se incrementa. Esta tendencia no puede ser contrastada por las mejoras técnicas. En opinión de Ricardo, al igual que la mayoría de los autores clásicos, las mejoras técnicas en el agro sólo podrán paliar el deterioro secular en las condiciones de producción temporalmente. En el largo plazo, visualizan como inevitable el aumento del precio relativo de los bienes. Más aún, Ricardo presupone que los cambios técnicos si reducen en el largo plazo del valor de los bienes manufactureros: “El valor natural de todos los bienes, salvo el de los productos primos y el de la mano de obra, tiende a disminuir al progresar la riqueza y la población, pues aunque, aumentan en su valor real, debido al aumento del precio natural de las materias primas con que se elaboran, están más que compensados por las mejoras en la maquinaria, por una mejor división y distribución de la mano de obra y por la creciente habilidad, tanto científica como industrial de los productores” Cap. V, pág. 71 Ricardo reconoce que un aumento del precio de los bienes agrícolas, que constituyen materias primas para la industria, podría tender a aumentar su precio real. Sin embargo, las distintas formas de mejoras tecnológicas (maquinaria, división del trabajo, aprendizaje, etc.) contrarrestan esta tendencia, permitiendo que la cantidad de trabajo necesaria para su producción se reduzca tendencialmente. Por lo tanto, mientras que el cambio tecnológico opera como un mecanismo que tiende a reducir el valor de los bienes industriales, no logra el mismo impacto en el largo plazo sobre los bienes agrícolas. En la medida que los salarios tienden a reflejar el valor de la canasta de consumo, su evolución dependerá del peso relativo que ambos tipos de bienes presenten en su composición. Ricardo afirma que la evolución tendencial del precio natural de los bienes alimenticios domina y determina la evolución del valor de la canasta de consumo obrero. Esto implica que los salarios monetarios tienden a subir en el largo plazo, pero permanecen incambiados en términos reales. Es necesario que los obreros perciban un salario monetario más alto para que logren continuar consumiendo la misma canasta. Un comentario adicional mecanismo de ajuste de los mercado y salarios naturales. igual que Smith, reconoce que sobre el salarios de Ricardo, al los salarios 28 pueden ubicarse por encima de su nivel natural por períodos prologados, si la acumulación de capital es tal que presiona al alza la demanda de trabajo, ubicándola por encima del crecimiento de la oferta laboral. El mecanismo de ajuste que postula Ricardo no presenta diferencias cualitativas relevantes al ya analizado en el caso de Smith: la demografía. Salarios de mercado por encima de su nivel natural alientan el crecimiento de la población, mientras que lo contario sucede cuando se ubican por debajo del valor de la canasta de consumo obrero. La convergencia del salario de mercado a su nivel natural implica que la población permanezca estancada.10 II.3. Beneficios Como hemos visto, para los autores clásicos la movilidad de capitales funge como un mecanismo que tiende a uniformizar la tasa de beneficios obtenida en distintas actividades. Sin embargo, una preocupación medular de Ricardo es analizar su evolución de largo plazo. “Hemos visto que el precio de los cereales se determina por la cantidad de trabajo necesario para producirlos, con aquella porción de capital que no paga renta (situación marginal). Hemos visto también que el precio de todos los bienes manufactureros aumenta o disminuye en relación a la cantidad de mano de obra necesaria para su elaboración. Ni el agricultor que cultiva aquella tierra que regula los precios, ni el empresario que manufactura los bienes, sacrifican parte alguna del producto por la renta. El valor total de sus bienes se divide solamente en dos porciones: la una constituye el beneficio, la otra la retribución de la mano de obra”. Cap VI, pág 84. 10 No obstante, hay una diferencia entre los desarrollos de Ricardo y Smith. Este último acota la validez del mecanismo demográfico a los trabajadores, mientras que Ricardo lo asume como un principio más general que determina la evolución de toda la población. Dado que la renta no integra el valor de los bienes, este debe distribuirse entre los otros dos agentes que intervienen en la producción: trabajadores y empresarios. Por tanto, no es de extrañar que El eje medular de la teoría sobre la evolución de largo plazo de la tasa de beneficios en Ricardo se asocie a la evolución de los salarios. Recordemos que el valor de la canasta de consumo obrero tiende a aumentar. En otros términos, cada vez será necesario más trabajo para producir el conjunto de bienes que integran dicha canasta. Obsérvese que si el valor de un bien permanece constante – lo que implica que la cantidad de trabajo necesario para su producción no sufre modificaciones – esto implica que la porción apropiada por los trabajadores debería aumentar en detrimento de los beneficios. Esta lógica distributiva fundamenta la conclusión de Ricardo: la tasa de beneficios tiende a reducirse en el largo plazo. Para visualizar este proceso con más claridad supongamos que la canasta de consumo obrero se integra únicamente con 0.2 u.b.a y que las condiciones de producción en el agro y en la industria manufacturera se reflejan en el siguiente cuadro. Se asume que el capital se encuentra compuesto exclusivamente con fondos de salarios. En un primer momento, es necesario cultivar únicamente las tierras de mejor calidad para abastecer la demanda. En este caso, el valor de los bienes es de 2 y 10 jornadas de trabajo en el agro y la industria respectivamente. En esta situación, la relación de intercambio vigente sería 1u.b.i=5 u.b.a. 29 Cuadro 2-7. Ejemplo. Condiciones de producción en el agro y la industria. Trabajo Q Trabajo directo d/trabajo directo 100 10 10 Sector industrial Sector agrícola Tipos de tierra 2000j 1000 u.b.a 2 A 2000j 800 u.b.a 2.5 B 2000j 500 u.b.a 4 C Obsérvese que el salario físico asciende a 0.2 u.b.a. Por lo tanto, el fondo de salarios utilizado en la industria es de 20 u.b.a y el valor de su producción, expresado en unidades de bienes agrícolas es: La masa de beneficios es, por tanto, la diferencia entre el valor de la producción y el capital invertido (medidas ambas cantidades en u.b.a) y la tasa de beneficios se ubica en 150%. En el agro, donde se utilizan únicamente las tierras de mejor calidad, la tasa de beneficios también se ubica en el mismo nivel: En un segundo momento, se requiere utilizar las tierras de segunda calidad para alimentar la población. Como hemos visto, esta situación conlleva a un incremento del valor del bien agrícola (1 u.b.a=2.5 jornadas) y al surgimiento de la renta para las tierras A. El Ejercicio. Compruebe que la renta pagada por las tierras tipo A cuando los cultivos se extienden hacia las tierras tipo B asciende a 200 u.b.a nuevo precio relativo se ubica en 1u.b.i=4 u.b.a. Por lo tanto, el valor de la producción industrial en términos de u.b.a será: Como los fondos de salarios fondos de salarios requeridos como capital en el agro y en la industria permanece incambiada (no se modifica la canasta de consumo), la tasa de beneficios resultante para las tierras marginales y el agro es de 100%. Como en equilibrio las tierras A deberán pagar una renta de 200 u.b.a, la tasa de beneficios también será de 100%. El ejemplo muestra el razonamiento básico de Ricardo sobre la vinculación entre la evolución de la tasa de beneficios y los salarios. El deterioro de las condiciones de producción en el agro conlleva un incremento de los salarios, los que a su vez se expresarán en una reducción de la tasa de beneficios. Una porción mayor del valor de los bienes deberá destinarse a los salarios, puesto que la cantidad de trabajo necesario para producir los componentes de la canasta de consumo obrero aumenta en el tiempo. II.4. largo plazo La dinámica económica en el 30 Para culminar la presentación de Ricardo, un comentario sobre la evolución de largo plazo. Si bien el origen de la caída de la tasa de beneficios es distinto en Smith que en Ricardo,11 sus efectos sobre la dinámica económica son similares. Al igual que Smith, la caída de la tasa de beneficios impacta negativamente en la acumulación de capital. En la medida en que el desarrollo económico determina una reducción de la tasa de beneficios la acumulación de capital acompañará este movimiento. Sin embargo, la tasa de beneficios no puede reducirse en forma indefinida. Existe una tasa de beneficios mínima, que funciona como umbral por debajo del cual los capitalistas no estarán dispuestos ni siquiera a recomponer el capital insumido en la producción. Una vez que se llegue a dicho umbral, todas la variables económicas se estancan: el stock de capital permanece incambiado (la acumulación de capital permite reponer exclusivamente el capital que se deprecia en el período), la demanda por trabajo es constante y los salarios tienden a converger a su nivel natural. Por lo tanto, la población también permanecerá constante. Es lo que los clásicos denominan el estado estacionario de la sociedad. El arribo al estado estacionario adquiere un carácter de inexorabilidad en Ricardo, si bien en el corto plazo existen factores contrarestantes. En particular, el cambio técnico en el agro – que reduce la cantidad de trabajo necesario para producir bienes agrícolas – puede operar como un mecanismo que revierta el encarecimiento de estos bienes. Sin embargo, Ricardo no visualiza a las mejoras tecnológicas como un canal a través del cual pueda ser posible sostener un crecimiento económico indefinido. La tecnología puede permitir alcanzar un estado estacionario a un nivel de producción mayor, pero no evitarlo. El marco teórico construido por Ricardo lo lleva también a realizar recomendaciones de política económica de distinta naturaleza. Haremos mención únicamente a una dimensión de su discusión en esta área: su defensa de la eliminación de las denominadas leyes de granos. Estas disposiciones establecían aranceles importantes a la importación de cereales, siendo su objetivo explícito proteger la producción nacional. En base a sus desarrollos teóricos, Ricardo se opuso tenazmente a estas medidas, argumentando que su único efecto era aumentar la renta percibida por los terratenientes y reducir el dinamismo económico. Defendió la liberalización al comercio internacional de granos argumentando que esto permitiría abaratar el precio doméstico del trigo, lo que a su vez repercutiría en una reducción nominal de los salarios y un incremento de la tasa de beneficios, impulsando así la acumulación de capital y el crecimiento económico. La posibilidad de comprar cereales más baratos en el extranjero evitaba la extensión o intensificación de los cultivos en el país, con su consiguiente impacto sobre el precio del bien agrícola. 11 Recordar que en Smith la caída de la tasa de beneficios en el largo plazo como producto de la acumulación de capital se asocia fundamentalmente a la mayor competencia entre los capitalistas y al incremento de la renta como parte del producto nacional. En Ricardo, la fuerza motriz es el aumento de los salarios. 31