28 LATERCERA Viernes 15 de abril de 2016 Nacional En agosto del año pasado estaban en huelga, a 650 metros de profundidad. Hoy, los trabajadores se resisten a que la mina de carbón Santa Ana muera y apuestan por ser sus nuevos dueños. Para concretarlo, necesitan $ 100 millones. Y el plazo es hasta mayo. Por Nathalia Araya, desde Concepción. Mineros quieren comprar su yacimiento y salvarlo “ CON el sistema de trabajo que nosotros podríamos implementar, nos aseguraríamos entre 15 a 20 años de subsistencia, sin ningún problema”, dice el minero Jaime Castro, esperanzado. Y también algo ansioso. En agosto de 2015, los trabajadores de la mina Santa Ana, en Curanilahue, Región del Biobío, se convirtieron en noticia nacional cuando decidieron protestar de una manera atípica y arriesgada: con una movilización al interior del yacimiento de carbón. El 11 de agosto, los 170 mineros paralizaron sus actividades iniciando una huelga indefinida, mientras 73 de ellos bajaban al yacimiento mismo como medida de presión, exigiendo el pago de sus sueldos pendientes y la regularización de cotizaciones. Fueron 14 días en que los mineros estuvieron a más de 650 metros bajo tierra, sin salir a superficie. Tras aceptar una propuesta del gobierno, que consistía en ayuda social, manutención, capacitación y asesoría legal, los trabajadores depusieron el paro. Han pasado ocho meses de aquel episodio. Hoy la mina no está operando y declaró su quiebra, pero los trabajadores se resisten a creer que la historia del pique llegue a su fin. Dicen que es su vida. Lo que mejor saben hacer. Y realizan gestiones para convertirse en sus nuevos dueños. El mismo minero Jaime Castro, de hecho, estuvo a cargo de una encuesta entre sus ex compañeros, en la que se concluyó que más del 60 % de los trabajadores tiene menos de 55 años. “Todavía estamos activos, en etapa productiva y con hartas ganas de volver a trabajar. Para eso somos mineros”, lanza. Tras la huelga Después de la movilización, en septiembre del año pasado, la empresa SW Curanilahue S.A, operadora de la mina, solicitó la liquidación de la misma -es decir, su quiebra- por falta de recursos. La Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (SIR) pidió, entonces, la nominación del liquidador y el Tribunal de Garantía de Curanilahue resolvió iniciar el procedimiento legal. El 9 de octubre se incautaron los bienes por parte del liquidador, Thomas Andrews Hamilton, quien junto al representante de la SIR, levantó un acta. Luego se llevó a cabo una Junta Constitutiva, donde se acordó quiénes formarían y dirigirían la Junta de Acreedores, que en su mayoría son los propios trabajadores. La mina Santa Ana, sin embargo, se sacó a remate en dos oportunidades: el 29 de diciembre, por una postura mínima de $ 1.000 millones, y el 23 de enero, por $ 500 millones. En ambas ocasiones no hubo postores, por lo que se declaró desierto. Para los mineros, han sido tiempos difíciles. “Los primeros meses, sobre todo, fueron muy complicados, somos animales de cos- La mina Santa Ana se sacó a remate en dos oportunidades: por $ 1.000 millones y por $ 500 millones. En ambas ocasiones no hubo ningún postor. “Todavía estamos activos, en etapa productiva y con hartas ganas de volver a trabajar. Para eso somos mineros”, lanza uno de los trabajadores. tumbre y a algunos nos costó adaptarnos a esta nueva realidad, de vivir fuera de la mina”, cuenta Melanio Muñoz, minero con más de 20 años de experiencia. Además, el seremi de minería, Lautaro Benítez, indica que la mina actualmente se encuentra con cierre total por una resolución de Sernageomin, entidad que levantará un informe técnico para analizar la viabilidad de futuras operaciones en el pique. Panorama actual En la última junta de acreedores, realizada el 22 de marzo pasado, se valorizó la empresa minera liquidada en $ 250 millones. También se acordó venderla como una unidad económica, que incluye pertenencia minera, paños y bienes inmuebles, entre otros. Así lo dio a conocer el Coordinador de la SIR regional, Alejandro Elgueta. “Según el acuerdo, esta unidad económica se la adjudicarían los mismos trabajadores con cargo a sus respectivos créditos, por sus derechos laborales que no habían sido satisfechos (remuneraciones y vacaciones), y que ascienden al menos a $ 1.000 millones”, expresa. Sin embargo, este acuerdo está sujeto a una condición. Para que los trabajadores puedan