Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDITORIAL Acreditar webs de contenido sanitario, ¿necesidad imposible? Miquel Àngel Mayer Pujadas Director de Web Médica Acreditada. Colegio Oficial de Médicos de Barcelona. Estamos asistiendo a un crecimiento exponencial de webs de contenidos sanitarios dirigidas tanto al público en general como a profesionales de la sanidad, existiendo más de 15.000 portales que ofrecen información de este tipo1. Este crecimiento se ve favorecido por las características que le son propias a Internet, es decir, facilidad de uso, tanto para acceder a sus contenidos como para «publicar», universalidad, interactividad, que permite la transmisión de información (en diferentes formatos) de una forma rápida y amplia, costes de infraestructura mínimos en los que, de una manera sencilla, se pueden ofrecer múltiples servicios, desde información general y específica hasta la consulta virtual, y no limitado por controles políticos, geográficos, culturales ni tan sólo, en la mayoría de ocasiones, idiomáticos. En este panorama se están creando gran número de webs sanitarias, en muchas de las cuales la veracidad y el origen de sus contenidos, así como la profesionalidad de sus responsables, pueden quedar en entredicho y con las que el usuario no profesional puede verse fácilmente engañado. Entre un 50 y un 70% de los usuarios de Internet buscan diferentes utilidades y servicios en este tipo de webs (desde información sobre algún tema de salud, diagnóstico o actitud terapéutica, hasta las diferentes formas de consulta virtual2) que suelen influir en gran medida en las decisiones que toman sobre su salud3,4. ¿Debemos entonces intervenir para ejercer alguna clase de control «sano» y evaluar de alguna forma sencilla y fácil estas webs? En todo caso, ¿es esto posible? Las respuestas no son sencillas, e inmediatamente se generan nuevos interrogantes (quién y cómo debe realizar el control, en qué grado y qué criterios se deben seguir). Para poder encontrarlas puede ser necesaria la participación de asociaciones de consumidores y pacientes, empresas informáticas, industria farmacéutica, instituciones científicas y sanitarias, colegios profesionales e incluso gobiernos. Desde 1996 han aparecido diversas iniciativas5-12 con el propósito de proporcionar por un lado, con aparente simplicidad, orientación y asesoramiento respecto a lo que una web de contenido médico deber ser, creando unos códigos de ética y conducta a los que, de forma voluntaria, se adhieren los responsables de la misma, y por otro, y de una forma mucho más compleja, garantizar a través de una revisión científica que los contenidos que se ofrecen constituyan una información contrastada y de calidad. Entre estas iniciativas que podríamos llamar básicas destaca la que propone la Health on the Net Foundation8, la más extendida actualmente por su aceptación, y que de acuerdo con unas recomendaciones éticas concede un sello de calidad que Correspondencia: Dr. M.A. Mayer Pujadas. Plaza Francesc Macià, 1.o 2.a. 08021 Barcelona. Correo electrónico: director.wma@comb.es Recibido el 14-2-2001; aceptado para su publicación el 23-2-2001 Med Clin (Barc) 2001; 116: 496-497 496 indica que aquella web se adhiere voluntariamente a esas recomendaciones sin existir un control posterior de su cumplimiento. En el otro extremo se encuentra aquella iniciativa que, como la American Medical Association9, realiza incluso una revisión científica y contrastada de los contenidos de estas webs. Entre ambos extremos podemos encontrar diferentes grados o niveles de control o acreditación, todos ellos con sus propias limitaciones, que determinan en qué medida el usuario puede fiarse de esa información, lo que es directamente propocional a la profundidad con que se ha realizado esa evaluación. Recientemente ha tomado forma en Estados Unidos la organización Trust-e, en la que colaboran, entre otros, The Electronic Frontrier Foundation, American on line, Intell, Excite, Microsoft y Hi-Ethics, con la idea de regular y garantizar la calidad de la información y la seguridad de los datos que se intercambian en Internet, incluyendo el comercio electrónico, la sanidad y todas aquellas actividades que tengan un soporte en la red13. La solución tampoco es fácil y, al igual que otros sistemas de acreditación, quizás pasa por delimitar exactamente cuál es el marco de actuación y los márgenes sobre los que se mueve ese sistema de acreditación, proporcionando una información precisa sobre estas cuestiones al usuario final de Internet que accede a dichas webs. Puede crearse un sistema en el que se oriente al navegante sobre el grado de acreditación en el que se encuentra dicha web, es decir, si únicamente se ha producido una adherencia a unos principios éticos, si existe además una revisión básica del cumplimiento de estas normas o si, en un nivel máximo de acreditación, los contenidos científicos y divulgativos de la web se han contrastado y validado. El Colegio de Médicos de Barcelona inició en 1999 una primera iniciativa de autorregulación de la red dirigida al mundo hispano, creando un sello llamado Web Médica Acreditada14, al que se han acogido ya más de 200 webs y que se encontraría situado entre los dos extremos en el grado de acreditación comentado anteriormente. De este modo, los responsables de la web se adhieren al cumplimiento de una serie de normas éticas y deontológicas y, por otro lado, se realizan la evaluación y orientación a esta web para el cumplimiento de una serie de normas (código de conducta). Estas normas incluyen aspectos como la identificación de los responsables y cómo contactar con ellos, la forma en la que los documentos que se hallan en la web deben ser presentados (autoría, fecha de realización y bibliografía), el lugar que ha de ocupar la publicidad en la web, el aviso de los posibles conflictos de intereses, el uso que se realizará de la información obtenida del usuario, las normas deontológicas que deben regir la consulta virtual e incluso qué estructura debe tener la web para un mejor entendimiento de ella por parte del usuario15. La pretensión de crear una autoridad o un sistema de acreditación global de contenidos para toda la red parece impracticable14, y puede tacharse de ingenua toda iniciativa en este sentido si tenemos en cuenta el gran número de webs existentes y su crecimiento exponencial, la variabilidad en cuanto a los criterios que se consideran adecuados para su evaluación en función de los evaluadores implicados y la proliferación de estos sistemas de acreditación, la extraordinaria información que puede llegar a tener que evaluarse o el gran dinamismo que comportan Internet y la propia medicina, que hace difícil mantenerse al día respecto al control de esa información16,17. En todo caso es cierto que estas iniciativas pueden estimular a los profesionales a buscar una mejor calidad en la elaboración de estas webs y de la información que contienen, así como en los servicios generados, con adaptación a los Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. M.A. MAYER PUJADAS.– ACREDITAR WEBS DE CONTENIDO SANITARIO, ¿NECESIDAD IMPOSIBLE? códigos deontológicos y de conducta, para facilitar la acomodación e incorporación de estas tecnologías con la finalidad de orientar a los médicos en el desarrollo de su profesión. Al mismo tiempo, aquellas iniciativas estarían encaminadas a dotar a la población y a los pacientes que utilizan Internet de alguna herramienta básica y orientativa en la que apoyarse a la hora de buscar información sanitaria, proporcionar algún punto de referencia institucional al que dirigirse y mejorar su educación sanitaria18,19. Para conseguir este objetivo se hace necesaria una colaboración más estrecha entre sociedades científicas y colegiales e instituciones gubernamentales, así como la participación de asociaciones de consumidores y pacientes; de hecho existe un claro interés por parte del Ministerio de Sanidad en apoyar estas iniciativas20. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Martínez C. Los médicos guían a los pacientes ante el fraude sanitario digital. En HTTP: www.elmundo.es/2000/10/26/sociedad/26N0144.html, visitada en octubre de 2000. 2. Monés J, Ortega D, Craven J, Borrell F, Coll O, Hidalgo G. Internet i la consulta virtual. Annals de Medicina 2000; 83: 228-230. 3. Fox S, Rainie L. The online health care revolution. how the web helps americans take better care of themselves. Pew Internet & American Life Project: Online life report. En HTTP: www.pewinternet.org/reports/toc.asp?, visitada el 26 de noviembre de 2000. 4 Binns K, Zapert K, Blyth B. Ethics and the Internet consumers vs. webmasters. Internet Health Coalition and National Mental Health Association. Harris Interactive Inc. En HTTP: www.harrisinteractive.com, visitada en octubre de 2000. 5. Kim P, Eng TR, Deering MJ, Maxfield A. Published criteria for evaluating health related web sites: review. Br Med J 1999; 318: 617-619. 6. Rippen H, Risk A. e-Health code of ethics. J Med Internet Res 2000; 2: e9. 7. The American Health Information Management Association. AHIMA’s recommendations to ensure privacy and quality of personal health information on the Internet. En HTTP: www.ahima.org/infocenter/guidelines/tenets.html, visitada en agosto de 2000. 8. Health on the Net of conduct (HONcode) for medical and health Web sites. Health on the net Foundation. En HTTP: www.hon.ch/HONcode/Conduct.html, 1997. 9. Winker M, Flanagin A, Chi-Lum B, White J, Andrews K, Kennet R et al. Guidelines for medical and health information sites on the Internet. JAMA 2000; 283: 1600-1606. 10. British Healthcare Internet Association. Quality standards for medical publishing on the web. En HTTP: www.bhia.org/reference/documents/recommend_webquality.htm, visitada en octubre de 2000. 11. Hi-Ethics. Health Internet ethics: ethical principles for offering internet health services for consumers. En HTTP: www.hiethics.org. 12. Eysenbach G, Yihune G, Lampe K, Cross P, Brickley D. MedCERTAIN: quality management, certification and rating of health Information on the Net. Proc AMIA Symp 2000: 230-234. 13. Trust-e. Building a web you can believe in. En HTTP: www.truste.org. 14. Aubia, J. Internet y autorregulación profesional, ¿qué puede hacer el colegio para prevenir los riesgos sanitarios derivados de un uso inadecuado de Internet? Jano 2000; 59: 1229. 15. Web Médica Acreditada. Colegio Oficial de Médicos de Barcelona. En HTTP: wma.comb.es. 16. Baur C, Deering MJ. Proposed frameworks to improve the quality of health web sites: review. En HTTP: www.medscape.com/Medscape/GeneralMedicine/journal/2000/v02.n05/mgm0926.baur/mgm0926.baur01.html, visitada en septiembre de 2000. 17. Delamothe T. Quality of websites: kitemarking the west wind. Br Med J 2000; 321: 843-844. 18. Eysenbach G. Consumer health informatics. Br Med J 2000; 320: 17131716. 19. Eysenbach G. Rating information on the internet can empower users to make informed decisions. Br Med J 1999; 319: 385B. 20. Bohigas Ll. Internet y las instituciones sanitarias. Madrid Internet y Sanidad: e-Health The Economist Conferences, 2001, 22-23 de enero. 497