Fase de latencia Los ingresos de gestantes en fases avanzadas de la gestación, con el diagnóstico de estado de latencia, genera unas expectativas a las pacientes de proximidad del final, que sutilmente proyectan sobre los asistente(s), que acaba provocando actuaciones precipitadas, con inducciones mal justificadas, que no superan la fase de maduración del cuello, por la inmadurez del mismo, no evoluciona la inducción, y acaba en cesárea, que seguramente se hubieran podido evitar. La mayoría de estos ingresos ocurren en gestantes, que acuden por la tarde o noche, con molestias pélvicas vagas, que perciben algunas contracciones, con una relajación uterina adecuada tras la contracción, sin síntomas de borramiento del cérvix, como aumento de flujo vaginal (expulsión del tapón mucoso) o marcado. La evaluación obstétrica es normal. El CTG muestra la FCF normal, reactiva, con 1 a 3 contracciones uterinas en 10 minutos, y la ecografía un feto en presentación cefálica, con crecimiento fetal y líquido amniótico normal. El tacto vaginal en la mujer nulípara, suele ser de un cérvix formado, consistente, con una dilatación < 1 cm, mientras que la multípara puede tener hasta 3 cm. de dilatación. Solo por estas condiciones no se tiene la certeza de estar en la “fase de latencia del parto”, pues son conocidos los episodios de “falso inicio del parto”, por lo que no debe de producirse el ingreso. El diagnóstico de “fase de latencia” o de “preparto” que justificará el ingreso debe de basarse en un aumento de las contracciones uterinas y una progresión de las condiciones del cérvix en las 6 horas siguientes. El intervalo de observación, tras la evaluación inicial, debe de realizarse, según el grado de molestias o ansiedad que muestre la gestante, bien con observación simple, o administrarse una dosis única de Dolantina 50 mg. im. o Zolpidem 5 mg. oral. En ausencia de patología, con normalidad de los parámetros maternos, obstétricos y fetales, y ausencia de progresión, la gestante debe de remitirse, sin ingreso a su domicilio, tranquilizándola e insistiendo en las alarmas genéricas de acudir a Urgencias, conminándola a que siga los controles pautados. La hospitalización por este diagnóstico debería provocar una conducta coherente, cuando se rebasa el límite de normalidad de esta fase (unas 20 horas), con la inducción del parto o la cesárea.