TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA “PROPUESTAS DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA DE UNA AGENDA POSITIVA NORMATIVA PARA LA INTEGRACIÓN” 8 de julio de 2014 Quito - Ecuador TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA AGENDA POSITIVA El ordenamiento jurídico de la Comunidad Andina es la esencia del acervo comunitario y forma parte del patrimonio común Subregional construido durante los últimos 45 años. Se trata de un sistema normativo debidamente estructurado, ordenado e institucionalizado que ha evolucionado y se ha consolidado no sólo mediante el derecho positivo sino, particularmente, a través de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Durante los últimos 30 años de ejercitar sus competencias, este Órgano Jurisdiccional ha tenido la oportunidad de verificar directamente la incidencia de la normativa andina en el territorio de los Países Miembros; así como la existencia de omisiones y vacíos que afectan negativamente la inteligencia y aplicación de las normas comunitarias. En ese sentido, si bien el Tribunal no detenta la facultad de “iniciativa legislativa”, se debe considerar que se trata de un Órgano colegiado que cuenta con la suficiente experiencia y especialización para identificar necesidades legislativas y proponer soluciones reales, oportunas y efectivas, contribuyendo así, al desarrollo de la función normativa en el ámbito comunitario. Sobre la base de lo expuesto y en dirección de lo establecido en el artículo 1 1 del Acuerdo de Cartagena, este Tribunal ha creído oportuno analizar la conveniencia de adoptar un conjunto de normas comunitarias, que incluyan los siguientes temas: 1. Protección de los derechos del consumidor andino Los habitantes de la subregión andina, en calidad de consumidores, acceden a productos y servicios originarios de sus respectivos países, de otros Países Miembros o de terceros países. Cada día se generan infinidad de transacciones 1 Artículo 1.- El presente Acuerdo tiene por objetivos promover el desarrollo equilibrado y armónico de los Países Miembros en condiciones de equidad, mediante la integración y la cooperación económica y social; acelerar su crecimiento y la generación de ocupación; facilitar su participación en el proceso de integración regional, con miras a la formación gradual de un mercado común latinoamericano. Asimismo, son objetivos de este Acuerdo propender a disminuir la vulnerabilidad externa y mejorar la posición de los Países Miembros en el contexto económico internacional; fortalecer la solidaridad subregional y reducir las diferencias de desarrollo existentes entre los Países Miembros. Estos objetivos tienen la finalidad de procurar un mejoramiento persistente en el nivel de vida de los habitantes de la Subregión. (El subrayado es nuestro). 1 comerciales y nuestros habitantes toman decisiones de consumo en las que, principalmente deben estar bien informados a fin de llevar a cabo una adecuada asignación de sus recursos, además de que se fomente la confianza en las transacciones transfronterizas. A mayor información habrá mayor transparencia en el mercado y, como consecuencia, mejores serán sus decisiones de compra. Actualmente todos los Países Andinos cuentan con disposiciones de nivel Constitucional que refieren a la protección al consumidor, a tal punto que se considera como un derecho fundamental en materia económica. Del mismo modo, en mayor o menor medida, cuentan con estatutos o leyes de protección al consumidor que intentan asegurar que se proporcione información adecuada y oportuna sobre los productos o servicios. Asimismo, existen disposiciones sobre pesas y medidas, rotulado y etiquetaje de productos, normas técnicas sobre calidad, fechas de vencimiento etc. Todas ellas sirven para los fines descritos anteriormente y suponen un importante instrumento para evitar distorsiones en el mercado y proteger los intereses económicos de los consumidores. Sin embargo, las normas son dispares en lo que respecta a su intensidad, cobertura y aplicación. Ello puede generar asimetrías en el comercio puesto que están en aptitud de erigirse como barreras no arancelarias que entorpecen el libre tránsito de mercancías, consolidan monopolios y promueven posiciones de dominio. La Unión Europea fue consciente de la importancia de la protección al consumidor como un mecanismo para promover la integración y es la razón por la que, desde inicios de la década de los 70, ha determinado un conjunto de políticas y ha establecido un importante cuerpo normativo en la materia. Dicho cuerpo comprende la protección de la salud, seguridad y bienestar económico; la protección de sus derechos a la información y a la educación; el animarles a crear sus propias asociaciones; la protección contra los riesgos y amenazas graves a los que no pueden hacer frente como particulares; capacitarlos para que, al elegir, se basen en información clara, exacta y coherente; la posibilidad de brindarles acceso a vías rápidas y eficaces de solución de litigios con los comerciantes; la adaptación a los cambios económicos y sociales, poniendo especial empeño en los mercados de alimentos, energía, servicios financieros, transporte y tecnologías. Este universo normativo, además de partir de la premisa que la protección al consumidor es un derecho fundamental económico de los ciudadanos comunitarios y que se constituye como el común denominador de las 2 Constituciones Económicas Andinas; facilita las transacciones transfronterizas, y contribuye a intensificar el comercio regional y a posesionar sus productos en los mercados internacionales. Por ello, reconociendo que la integración no es únicamente un proceso de perfeccionamiento de vínculos económicos entre Estados y empresas, sino en el que los consumidores también participan activamente; el Tribunal considera oportuno que la temática del consumidor sea objeto de análisis y, de ser el caso, de la elaboración de diversas Decisiones que aborden temas puntuales de interés para los habitantes vis à vis, sus consumidores. 2. Normas sobre competencia: represión de la competencia desleal y protección de la libre competencia a) Competencia desleal: Actualmente la publicidad comercial ha superado las fronteras de los Países Andinos en la medida que el Programa de Liberación ha coadyuvado con la posibilidad de que sus consumidores puedan acceder a bienes originarios de todos ellos. Esta circunstancia se hace extensiva a los servicios. Por razones de reducción de costos de transacción, las empresas desarrollan campañas idénticas que son difundidas en todo el territorio de la Comunidad; además de que, debido a la televisión por cable o satelital, así como el uso intensivo de la Internet, los consumidores andinos se encuentran en capacidad de acceder a campañas publicitarias originadas en cualquier País Miembro. Los artículos 258 a 269 de la Decisión 486 de la Comisión de la Comunidad Andina, Régimen común sobre Propiedad Industrial, contienen disposiciones en relación con la temática de la represión de la competencia desleal, la misma que incluye parcialmente normas sobre la publicidad comercial. Cabe destacar que dichos preceptos limitan su campo de aplicación a los “vinculados a la propiedad industrial”. Ello, en los hechos, supone una aplicación restringida de esta importante disciplina jurídica puesto que la normativa sólo es de aplicación en la medida que se verifique una situación asociada con elementos de propiedad industrial (actos de confusión) y margina comportamientos desleales que no necesariamente incluyan un signo distintivo, una invención o una denominación de origen, entre otros. 3 En la práctica, la represión de la competencia desleal ha quedado librada a la normativa nacional la que, si bien es muy semejante en los países que cuentan con normas de esta clase; en los hechos no se verifica una aplicación uniforme puesto que al no existir normativa comunitaria las controversias no llegan al Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina para la emisión de las respectivas interpretaciones prejudiciales. Adicionalmente se presenta una situación que compromete al consumidor andino en materia de ciertos productos, especialmente los vinculados con la salud. En efecto, en la medida que la normativa sobre productos farmacéuticos es diferente en cada País Miembro y sus autoridades han establecido restricciones disímiles para las prohibiciones de publicidad; puede darse el caso de que las limitaciones de un país no sean de aplicación en otro y ello afecta la capacidad de los consumidores andinos de acceder a información adecuada. Del mismo modo, puede darse el caso que ciertos productos farmacéuticos sean de libre venta y publicidad en un País Miembro, mientras que en otro no lo sea. Ello puede, vía la Internet, afectar el principio de legalidad de las empresas anunciantes. Situación similar se presenta con los casos de denigración, publicidad engañosa, publicidad comparativa, publicidad de productos cosméticos, publicidad de productos destinados a niños, publicidad de servicios educativos, entre otros. Si bien las normas de los Países Miembros tienden a ser similares en lo que respecta a sus enunciados; la aplicación, por no ser norma comunitaria, resulta diferente. Por estos motivos, es altamente conveniente, siguiendo el ejemplo de la UE, establecer un régimen común para la competencia desleal que supere los parámetros existentes en la Decisión 486, interpretada ampliamente por el Tribunal Andino y donde se ha identificado muchas falencias. Ello coadyuvará en favor de los consumidores andinos, así como de las empresas anunciantes e inversionistas que verán que se ha nivelado el piso de juego en esta importante disciplina jurídica. b) Libre competencia La Decisión 608 de la Comisión, Normas para la protección y promoción de la libre competencia en la Comunidad Andina, ha establecido un cuerpo normativo 4 que intenta proteger el mercado comunitario de las prácticas anticompetitivas que distorsionan la competencia con efectos Subregionales. Estas normas resultan esenciales para la consolidación del proceso de integración, puesto que de poco sirve que los Países Miembros negocien y adopten compromisos en, por ejemplo el marco del Programa de Liberación si, en paralelo, las empresas deciden vulnerar dicho Programa mediante acuerdos de reducción de cuotas de producción, segmentación de mercados, prácticas discriminatorias y negativas de trato, entre otras. Estas prácticas anticompetitivas, siguiendo el modelo de la UE, han sido objeto de interés legislativo en la Comunidad Andina. En efecto, la Decisión 608 incluye preceptos que prohíben los acuerdos que limitan la competencia, así como las prácticas que constituyen abuso de posición dominante. Dichas normas suponen un paso importante en lo que respecta a evitar comportamientos anticompetitivos con efectos Subregionales y a sancionar a quienes distorsionen el mercado andino. Es más, tres de los Países Andinos, cuentan con un cuerpo normativo específico para marginar esta clase de prácticas. Sin embargo, la Decisión 608 nunca se ha aplicado puesto que ella contiene fallas estructurales de importancia, además de que adolece de mecanismos modernos para identificar dichas prácticas. En resumen, es una norma de carácter teórico sin los elementos suficientes para su aplicación efectiva, motivo por el cual, no se ha presentado hasta la fecha un solo caso de importancia. Adicionalmente la normativa Andina, a diferencia de lo que ocurre en la UE, adolece de un control de fusiones y concentraciones que coadyuve con el conocimiento de los mercados y que evite la concentración de los mismos. La mejor manera de evitar acciones por acuerdos anticompetitivos y prácticas abusivas se verifica mediante la adquisición o control del accionariado de los competidores situados en otros países de la Comunidad. Resulta igualmente interesante destacar que en los Países Andinos se verifica una asimetría en el tratamiento normativo de la materia. Algunos cuentan con normas omnicomprensivas, mientras que otros o no cuentan con disposiciones o su ámbito de aplicación es parcial. La propuesta del Tribunal apunta a promover una revisión de la Decisión 608 con objeto de modernizarla y simplificar sus mecanismos de aplicación; así como incluir un articulado que incluya el control de fusiones y concentraciones. 5 3. Armonización de los procedimientos de registro de las denominaciones de origen, indicaciones de procedencia y sellos de garantía El Título XII de la Decisión 486 establece, de manera general, las “Indicaciones geográficas”: de las Denominaciones de Origen (Capítulo I) y de las Indicaciones de Procedencia (Capítulo II). Sin embargo, resultaría fundamental la adopción de una Decisión que regule dicha institución de manera amplia, a fin de complementar y desarrollar de manera específica lo señalado por la Decisión 486. A manera ilustrativa se puede traer a colación el ejemplo de la Unión Europea (UE) donde, en líneas generales, la protección se da a través de tres niveles bien diferenciados: i) Denominación de origen; ii) Indicaciones geográficas; y, iii) Indicaciones de calidad. El Reglamento CE 2081/92 de 14 de julio de 1992 creó un sistema legal comunitario específico para la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen de los productos agrícolas y alimenticios, dando lugar a un enfoque uniforme para su protección en la UE. Posteriormente, se adoptó el Reglamento CE 510/2006 de 20 de marzo de 2006 sobre la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen de los productos agrícolas y alimenticios, que fue modificado por los Reglamentos CE 1791/2006 del Consejo de 20 de noviembre de 2006 y CE 417/2008 de la Comisión de 8 de mayo de 2008. En efecto, cuando existe un vínculo entre las características de algunos productos y su origen geográfico, éstos pueden beneficiarse, bien de la indicación geográfica protegida, bien de la denominación de origen protegida. En el ámbito de la UE, el empleo de los “símbolos comunitarios” correspondientes en el etiquetado de los productos permite a los consumidores disponer de una información clara y sucinta sobre su origen. Por otro lado, la utilización de esos dos “símbolos comunitarios” resulta muy beneficiosa para el ámbito rural, al asegurar la mejora de la renta de los agricultores y el asentamiento de la población rural en esas zonas. Las indicaciones “denominación de origen protegida” e “indicación geográfica protegida” o los símbolos comunitarios asociados a ellas deben figurar en el etiquetado de los productos originarios de la Comunidad y, de manera facultativa, en los originarios de terceros países que se comercialicen con dichas denominaciones. Los objetivos que se lograron mediante dicha reglamentación comunitaria fueron los siguientes: la protección al consumidor a través de la transparencia en el 6 mercado; la debida información sobre las características específicas de los productos; la preservación de un patrimonio nacional y comunitario; la diversificación de la producción agrícola y el desarrollo rural; y, la protección de ciertos productos reconocidos por su procedencia geográfica. El conjunto normativo que se propone coadyuva con el esfuerzo exportador de los Países Miembros, contribuye sustancialmente al desarrollo de las MIPYMEs y, al constituirse en una suerte de control de calidad de la producción, redunda en favor de los intereses de los consumidores de la Subregión. Del mismo modo, puede ayudar a aclarar la problemática interpretativa (analizada por el Tribunal), entre sellos de garantía y marcas de certificación. 4. Protección de la Marca País de los Países Miembros de la Comunidad Andina Las denominadas “Marca País” constituyen signos distintivos que sirven para promover la identidad y la imagen de un país. Se puede considerar como una suerte de “sombrilla” que consolida los esfuerzos de exportación, competitividad, promoción de las inversiones y el turismo. Existe un creciente interés a nivel internacional por proteger este tipo de signos, en la medida que diversos Estados vienen desarrollando acciones para lograr un mejor posicionamiento en los mercados internacionales. Sin embargo, la legislación nacional e internacional no brinda un reconocimiento y protección específico a las Marcas País, conforme a la naturaleza y fines para la cual han sido creadas. Todos los Países Andinos cuentan con su propia Marca País y, con diversa intensidad, han desplegado esfuerzos para promocionarla y protegerla de usos inadecuados. En esta línea han sido registradas (como marcas figurativas y lemas comerciales) ante las autoridades competentes de propiedad industrial como una marca comercial para identificar diversos productos y servicios. Adicionalmente algunos de ellos han establecido reglamentos de uso para sus “licenciatarios”. Dentro de los mecanismos legales identificados para la protección de las Marcas País se pueden señalar: - El registro de las Marcas País como marca comercial en cada país en el que resulte conveniente intentar su protección. Sin embargo, este registro resulta limitado puesto que únicamente se protege la marca para los productos y/o 7 servicios que han sido solicitados y no cubre la integridad del espectro comercial o de servicios de la oferta. El gran imponderable de esta alternativa consiste en que, una vez registrada, puede ser susceptible de cancelación por falta de uso. Asimismo, el registro como marca comercial resulta sumamente oneroso, puesto que se deben adelantar gestiones mediante abogados especializados en propiedad intelectual y pagar las tasas de registro ante la autoridad competente de cada país. El Perú, por ejemplo, ha optado por este mecanismo y ha registrado su Marca País “Perú” en diversos países, lo propio ha hecho Colombia. - La interpretación del artículo 6ter del Convenio de París2, equiparando la Marca País a un escudo de armas, banderas u otro emblema del Estado. Dicha posibilidad no guarda sintonía con la naturaleza de la Marca País ni con dicho tratado internacional. De otro lado, la protección de esta norma es a nivel de Estados, por lo que no estaría incluida la protección de las marcas región o marcas ciudad, que en la actualidad también están asumiendo protagonismo. - La suscripción de un tratado internacional en el que se reconozca la existencia y naturaleza sui generis de las Marcas País y en el que se establezca un sistema uniforme para su protección. Sobre la base del panorama descrito y ante la ausencia de un sistema uniforme y bien estructurado para la protección de este importante signo distintivo, se propone lo siguiente: - - Lograr un reconocimiento a nivel regional de las Marcas País a través de la adopción de una Decisión por parte de los Países Miembros de la Comunidad Andina. Esta Decisión reconocería la existencia de las Marcas País en nuestras jurisdicciones individuales, además de establecer los mecanismos de protección para impedir el registro y uso inadecuados de las mismas como marcas comerciales y nombres de dominio por parte de terceros. Esta iniciativa podría ser coordinada por la Secretaría General de la Comunidad Andina con el apoyo del organismo que ejerza la titularidad de los derechos sobre la Marca País y de las autoridades competentes en materia de propiedad intelectual. 2 Norma que fija los requisitos mínimos de protección de las marcas comerciales a nivel de los países miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual – OMPI. 8 - Un efecto importante de la adopción de la Decisión de la Comunidad Andina es que se erigiría como el referente internacional a partir del cual se podría desarrollar un Tratado Internacional en la materia. Como antecedente se debe mencionar el Tratado de Nairobi para la Protección del Símbolo Olímpico. 9