editorial Los mercados y la diversificación de las fuentes de financiación en España m ás mercado, reza el titular de portada de este número de la revista. Son, al final, los mercados de valores los que, complementando el indispensable papel del recurso bancario, deben ser promovidos para aliviar los problemas de financiación de muchos negocios e impulsar el aumento de la dimensión media de nuestras empresas. Un factor, el tamaño, que de acuerdo con estudios cada vez más rigurosos está directamente relacionado con la capacidad de exportar más, una magnitud clave para ahondar en la salida de la crisis. Se trata de que el pilar financiero de la competitividad de las empresas españolas sea sólido y menos vulnerable a los ciclos económicos. Hoy es obligado y urgente encontrar fórmulas, vías, ideas y alternativas para hacer frente a las restricciones de financiación a las que se enfrenta el conjunto del tejido productivo español. En mayor o menor medida todos los sectores y empresas de cualquier tamaño las sufren. Pero son las empresas no financieras y especialmente las que no forman parte del grupo de las más grandes empresas (apenas unas pocas decenas y en su mayoría cotizadas), las que navegan a un entorno financiero difícil caracterizado por la contracción significativa de la actividad y del crédito bancario, el agotamiento del recurso creciente a la financiación comercial, la ausencia de mercados de deuda corporativa y la escasez de inversores en capital. A esta situación, producto de la conjunción de multitud de factores que han sido escudriñados hasta la saciedad en los últimos 5 años, se enfrenta el 99,9% de las compañías no financieras españolas. La problemática es especialmente grave ahora por la combinación de factores y circunstancias de índole nacional y europeas, pero seguirá siéndolo aunque la situación exterior mejore. No hay recetas ni soluciones milagrosas pero es hora de aunar esfuerzos para avanzar hacia un “ecosistema de financiación” equilibrado, que potencie la diversidad de fuentes de financiación a disposición de nuestras empresas y donde los mecanismos de mercado tengan un papel más relevante que el actual. Una financiación empresarial que combine de forma ponderada crédito bancario, deuda corporativa y capital pa- rece un objetivo deseable que reduciría la vulnerabilidad de los negocios en momentos de grave escasez de recursos financieros. Para hacer esto posible hacen falta simultáneamente entidades financieras sanas y procedimientos de emisión de valores de deuda y capital más pegados a las posibilidades reales de las empresas, acompañados de mercados adecuadamente supervisados, donde se promueva el acceso y la liquidez de esos títulos entre multitud de inversores institucionales y/o minoristas. La Bolsa y los mercados de valores españoles, hoy integrados mayoritariamente en BME, tienen mucho que aportar en este camino. En los últimos 25 años se han ganado a pulso un papel relevante en la trasformación cultural, social y económica que ha experimentado España. Se han convertido en un pivote central del desarrollo económico del país por su capacidad de canalizar importantes volúmenes de financiación a empresas a través de mecanismos que han ido mejorando en términos de transparencia, liquidez y eficacia. Apoyémonos en toda esa experiencia acumulada. 3ER TRIMESTRE DE 2012 / 5