Ellos lo tienen claro y ¿tú? Querida Mamá: Perdona que te llame así, pero para mí continuarás siendo “mamá” por toda la eternidad. Mi corazón, comenzó a latir a los 21 días de ser concebido y mi cerebro comenzó a funcionar a las seis semanas. Escúchame mamá: nunca he hablado contigo y quizás jamás lo hagamos, pero hoy he querido lanzarme y preguntarte…¿que tal estás? Últimamente os oigo discutir a ti y a papá; él me defiende y te reprocha que digas que yo aún no soy vida… ¿por qué no le escuchas? Él intenta explicarte que yo ya soy un ser humano, que estamos tan íntimamente vinculados que sólo puedo sobrevivir si me mantengo como esa unidad física contigo, pero has de saber que dicha unidad no anula el hecho de que yo sea otro ser, ni os autoriza a poner en duda mi individualidad propia. Como aún no pareces creernos, tendré que demostrarte que estoy vivo con algún síntoma más, así que aunque sean las cuatro tendrás que irte a dormir ya y la comida que no me gusta no me la comeré, así verás que ya hasta recibo y acepto las proteínas y nutrientes que me cedes, eligiendo las más ricas y detectando esas “cosas” esas verdes que tan poco me gustan. Y entenderás por qué vomitas tanto estos días y te sienta mal prácticamente todo lo que ingieres. Te noto muy inquieta y se que estás pensando seriamente separarte de mi. He llorado mucho, pues aunque soy muy pequeñito, tengo sentimientos inmensamente grandes. Mamá,¡que no te mientan! Sabes que eres libre para tomar tus propias decisiones, pero elegir el camino que parece más fácil no te hace más libre y te darás cuenta en el futuro. En cambio, si utilizas bien tu libertad serás más feliz, ya que eliges la verdad más arraigada al ser humano; en este caso, la defensa de una nueva vida creada mediante el amor entre tu y papá. En el hospital, declaraste públicamente que no querías que te practicaran el aborto porque pensabas que era una violación de mi libertad, que todos esos “falsos argumentos” que te daban no eran ciertos, pero ahora estás otra vez dudando y estoy asustado. Los médicos te dicen que no sentirás nada, que te harán salir del “problema” en el que te encuentras; pero mamá reconoce que el que se encuentra en una situación difícil soy yo….yo sí que estoy encerrado, en el lugar que debería ser el más seguro del mundo: el vientre de mi propia madre y, en lugar de quedarme aquí dormidito mientras tu también descansas, me encuentro en esta situación…esperando a que decidas si te desharás de mí. Todo ser humano tiene un ansia de libertad y yo la descubrí hace un par de días. Mi libertad está compitiendo con la tuya y espero que decidas defender ambas, porque sólo así serás realmente una persona libre. Seguiré luchando para que te des cuenta de que tengo vida propia y que tengo derecho a disfrutar de ella, y defenderé siempre que pueda esta verdad dando signos de vida. Intento reproducirme más y más rápido cada vez… y creo que da resultado. Tus médicos parece que se enfadan y no comprenden cómo puedo haberme formado como un feto tan pronto…pero ellos te lo ocultan mami, no quieren revelarte la verdad. Aún así, yo seguiré poniendo mi empeño en ello hasta el último momento, de modo que tendré que tirar de tus defensas estos días aún más. La abuela vino ayer a hacerte compañía y a echarte una mano con el trabajo en casa. No discutíais, ni entablabais conversación alguna, ella sólo te miraba con cariño y te repetía con dulzura una y otra vez: Recuerda, hija mía, esa frase a la que tanto recurría tu padre…“La verdad te hará libre, sé valiente y búscala." Le dijiste a la abuela que "toda mujer debe tener la libertad de decidir si trae un hijo al mundo o se deshace del mismo", especialmente cuando el hijo puede tener algún problema. Sin embargo, mamá, en el afán de conseguir esos derechos para ti misma, te has olvidado de otorgármelos a mí. "Exactamente, ¿qué tipo de libertad tiene incluso derecho a anular la libertad de otro ser, tan pronto como ésta surge?" (BXVI) ¿Realmente estás tomando una decisión sobre tu propia vida? ¿No estás decidiendo sobre mí, afirmando que no se me debe otorgar libertad alguna, porque estoy compitiendo con tu propia libertad? ¿Por qué no podemos vivir nuestra libertad con espíritu de mutuo apoyo, como los demás? ( BXVI) Si alguien te dijera claramente las cosas o si tú quisieras oírlas ,estoy seguro que no dudarías. Creen que tengo un defecto y por eso te dicen que tienes que abortar, que tienes que eliminarme antes de que pueda formarme totalmente. ¿Me haría ese defecto menos hijo tuyo o con menos derecho a la vida que los demás? Yo no tengo ningún “problema” como ellos dicen…te prometo que yo me siento genial…ya tengo 10 semanas y puedo jugar hasta con mis manitas que tienen huellas dactilares que muestran mi identidad y mi individualidad como ser humano. Y me encantaría poder jugar también con las tuyas. También tengo piececitos que podían haber corrido detrás de ti. Yo quiero conocerte ver cómo te haces más mayor y superas las dificultades que yo te puedo crear aunque prometo cuidarte todos y cada uno de mis días de vida. Yo creo que no sabes lo que estás a punto de hacer, y el día que lo sepas, quizás tu dolor y tu arrepentimiento sean muy grandes. Ese día, cuando abras los ojos y aclares tus ideas, sabrás que papá tenía razón, estaba en lo cierto…yo ya era vida, tenía un cuerpo con todo lo que ello conlleva: mi corazón ,mis pulmones, mis ojos, mis pies e incluso pelo. Lo que tu no sabes mami es…que aquello a lo que llaman “defecto” es , en realidad, mi hermanito gemelo. Nos conocimos a las 12 semanas…cuando empezamos a chocarnos el uno con el otro, él se apoyaba encima mío y me hacía sentir incómodo, como fuera de lugar. Luego, cambiábamos los puestos y era yo el que le hacía sentir así a él. Pero se pone triste porque, además de verse inferior, oye cómo los médicos te hacen creer que él es un defecto mío y eso le hace sentirse mal. Y sé que cuando tu tienes dudas y miedo y les pides que te enseñen alguna radiografía, te la esconden y se excusan diciendo que son orgánulos tan pequeños que no son visibles, por lo tanto, son incapaces también de dar señales de vida. Asique cuando te enteres de la verdad no desesperes mamá, recuerda que nosotros, a pesar de todo, siempre te querremos y esperaremos conocerte algún día. Si al final decides abortar, te perdonamos porque sabemos que no llegaste a descubrir la verdad y te esperaremos allí arriba, con los brazos abiertos. Debes aceptar los límites de tu libertad, o más bien dicho vivir tu libertad no como competencia, sino con espíritu de mutuo apoyo. Con todo nuestro cariño,esperamos haberte ayudado mamá Tus bebés: Oscar y Javier Alejandra