LAS ETAPAS EVOLUTIVAS GRUPALES NOTA DE SUSANA RIVARA DE MILDERMAN El proceso social de crecimiento humanitario está dividido por etapas que se desarrollan en un esquema, que tienen varios procesos y conforman un sistema. El esquema se expande y amplía en la medida en que el grupo de cada etapa se entrega para superarse. Cada grupo tiene su criterio y su propuesta de desarrollo, que se sintetiza en un símbolo. Este es un ejemplo de lucha y superación. El desarrollo grupal tiene un espacio de superación que, cuando llega a su límite, cierra el acceso. Es tiempo de elaboración de grupo cerrado que permite hacer una revisión. Este proceso nos permite identificar la capacidad y la vocación de cada uno. Este sistema desarrollado está en la lucha de flujo y reflujo, apoyado en el centro cardíaco, que corresponde al tono del sentimiento. Quien lucha no tiene tiempo para detenerse, pulsa su cuerpo con la respiración, aspirando con la vitalidad porque hay que avanzar, y esto solamente se logra superando etapas, es decir, cambiando de planes. El hombre capta el nuevo mensaje y se despoja de su vestidura seca, que ya cumplió su ciclo, y así vuelve a comenzar, generando una nueva vitalidad. La primera etapa es el encuentro de las personas que son afines, corresponde a la infancia; en esta se plantean los problemas de la lucha de los opuestos. El que se separa obedeciendo a la fuerza del destino y luchando con la voluntad que lo impulsa a salir del esquema social al que pertenece, habrá logrado cumplir con la segunda etapa, esta se corresponde con la adolescencia . Es entonces cuando comienza la tercera etapa, que se corresponde con el desarrollo intelectual; entrando en la cuarta, que es la lucha de la personalidad para pasar del individualismo a la individuación. Esta etapa nos permite descubrir cuál es la preferencia que tenemos: unos estamos inclinados a la línea del arte, y otros dedicados a descubrir los orígenes (que se corresponde con la vocación de servicio). Ingresa así en la quinta etapa que es la del conocimiento. Finalizada la tarea, se repliega en algún aspecto de la vocación de servicio para cumplir la sexta etapa, que es devocional, y a partir de aquí entra en la investigación del misterio canalizado en las ciencias por el conocimiento, completando la séptima y última etapa.