1. INTRODUCCIÓN La calidad de las aguas puede ser alterada como consecuencia de las actividades antropogénicas o naturales que producen efectos adversos que cambian su valor para el hombre y la biota. En forma general, puede definirse la contaminación del agua como la alteración desfavorable que sufre, al incorporársele una serie de substancias que cambian sus condiciones naturales de calidad, ocasionando grandes riesgos para la salud y el bienestar de la población (Branco-Murgel, 1984). Particularmente peligroso es la contaminación provocada por las altas concentraciones de algunos metales pesados y su incremento en los efectos adversos causados por la persistencia y el fenómeno de biomagnificación (Topalian et al., 1999). De forma natural, los metales son introducidos a los sistemas acuáticos como resultado de la lixiviación de suelos y rocas, y erupciones volcánicas (Laws, 1993). También pueden provenir de las actividades antropogénicas como son, agrícolas, domésticas, industriales y mineras (Mountouris et al., 2002). La actividad minera-metalúrgica a través del procesamiento de minerales y fundición, podría causar la dispersión y depósito de grandes cantidades de metales hacia el medio ambiente, si existe alguna operación inadecuada. Un ejemplo de contaminación debido a la actividad minera lo constituye el Río San Pedro, localizado en la porción noroeste del estado de Sonora, México. Este río ha recibido en varias ocasiones desechos ácidos provenientes del Depósito “Concentradora Vieja”, el cual se localiza dentro del área de explotación del mineral de cobre; así como descargas de aguas residuales (aguas negras) sin tratamiento provenientes de un sector de la ciudad de Cananea, Sonora (Gómez-Álvarez et al., 1996, 2001). En estudios realizados durante el periodo 1997-1999, se ha reportado la presencia de niveles altos de metales pesados (Cd, Cu, Fe, Mn, Ni, Pb, Zn) y sulfatos en agua y sedimento (Gómez-Álvarez, 2001, 2002). Las principales consecuencias dañinas de este tipo de contaminación son el pH ácido, así como la formación de sedimentos de color amarillo originados por la oxidación del hierro (Gómez-Álvarez et al., 1996, 2001). Actualmente se han realizado varios proyectos de investigación para evaluar la calidad de agua y sedimento del Río San Pedro (Gómez-Álvarez et al., 1994, 1996, 2001; Villalba-Atondo et al., 1998, 2000). Sin embargo, estos se han enfocado a evaluar principalmente los contenidos totales de metales en agua y sedimento. Aunque los contenidos totales proporcionan información acerca de la contaminación por metales, algunos estudios han enfatizado que tales mediciones no predicen la toxicidad de esos contaminantes en los organismos acuáticos (Fan et al., 2002). Se requieren realizar mediciones de la biodisponiblilidad y movilidad para analizar el comportamiento de los metales pesados en sedimentos y para prevenir daños tóxicos potenciales (Salomons y Förstner, 1984; Gismera et al., 2004). Por lo tanto, es es necesario realizar un estudio de partición química (extracción secuencial) para tener un mejor conocimiento acerca de la distribución 1 2 de los constituyentes inorgánicos (metales) entre diferentes formas del sedimento y ser capaces de predecir como estos constituyentes se comportan bajo ciertas condiciones fisicoquímicas cambiantes (Allen, 1993; Xiangdong et al., 2001). Los mayores mecanismos de acumulación de metales en sedimentos conducen a la existencia de cinco formas geoquímicas de metales (Tessier et al., 1979; Tessier y Campbell 1987): (1) Intercambiable; (2) Unido a la fase de carbonatos; (3) Unido a los óxidos de hierro y manganeso; (4) Unido a materia orgánica/sulfuros; y (5) Fase metálica residual. Estas fracciones metálicas tienen diferente movilidad, disponibilidad biológica y comportamiento químico. La fracción (1) es considerada la más soluble/biodisponible, y la fracción (5) es la menos biodisponible o no antropogénica (Mehra et al., 1999; Gümgüm y Öztürk, 2001). Por otra parte, en el estado de Sonora, México, los climas predominantes son secos y semisecos; es decir, se tiene una región árida con pocas precipitaciones, altas evaporaciones y un déficit de humedad en el suelo. La cuenca en donde se localiza el Río San Pedro corresponde a una zona semi-árida, la cual presenta una evapotranspiración mayor que la precipitación. La influencia del clima en las propiedades del suelo y/o sedimento como lo es el efecto de la evapotranspiración en el comportamiento de las sales solubles, trae como consecuencia la salinización. Al presentarse altos valores de evapotranspiración (intensa evaporación), trae como consecuencia que aumente la precipitación de sales (principalmente sulfatos metálicos) en la superficie del suelo y/o sedimento, lo cual puede ocasionar el aumento de metales y sulfatos en el agua de este río en el período de lluvias. Estudios realizados en este río reportan altos valores de metales pesados como Cd, Cu, Fe, Mn, Pb y Zn en el sedimento (Gómez-Álvarez et al., 2001, 2007). Esto puede constituir un riesgo potencial, ya que este río es transfronterizo y se considera la principal fuente de abastecimiento de agua para las diferentes actividades (asentamientos humanos, agrícolas, ganaderas, industriales) que se desarrollan en la frontera entre Sonora (México) y Arizona (USA); además de ser un hábitat para las especies de peces nativos considerados en peligro de extinción y amenazados. En el presente trabajo se pretende realizar un estudio en el Río San Pedro, para evaluar el comportamiento químico (movilización) de metales pesados en agua y sedimento en dos temporadas diferentes (lluvia y sequía), que pueden estar disponibles a la biota y el hombre, y que pueden constituir un riesgo potencial a la salud. Asimismo, contribuir al estudio de ecosistemas acuáticos contaminados por la actividad minera en regiones áridas y semiáridas en México, las cuales han recibido menos atención que en otras regiones del país y del mundo.