FIRMA INVITADA. Pilar Calero López. La autonomía de los centros educativos, una reflexión necesaria. La autonomía de los centros educativos, una reflexión necesaria Pilar Calero López Presidenta del Consejo Escolar de Castilla La Mancha La autonomía de los centros educativos a la que se dedica este número de Participación educativa es el tema central de trabajo de los Consejos Escolares Autonómicos y del Estado en el presente curso 2009-2010. Cuando el pasado mes de mayo, en el XIX Encuentro de Consejos Escolares Autonómicos y del Estado celebrado en Cáceres, Castilla-La Mancha propuso, como Consejo organizador del XX Encuentro, trabajar sobre la “Autonomía organizativa y pedagógica de los centros como factor de calidad” suponíamos que no era un tema fácil de abordar. Hoy lo sabemos con certeza. Por ello, ya en aquél momento, invitábamos a la reflexión y al debate a los representantes de las diferentes comunidades educativas, a partir de la formulación de una serie de interrogantes que nos parecían clave. Nos podemos preguntar por qué la Ley Orgánica de Educación atribuye la toma de numerosas decisiones pedagógicas, de gestión y de organización a la autonomía de los centros, que menciona hasta en veinticinco ocasiones y, sin embargo, nunca se ha desarrollado suficientemente desde el punto de vista normativo. Si desde los países de nuestro entorno europeo se insiste en el binomio autonomíacalidad, parece evidente que es el momento de abordar aquí cómo la autonomía incidice de manera positiva en la mejora de los resultados escolares que todos perseguimos. Pero si existe el acuerdo de hablar de autonomía, inmediatamente es necesario preguntarse ¿para qué?. En una primera respuesta, probablemente estaremos todos de acuerdo: “nadie conoce mejor la vida de un centro que su comunidad educativa”. Se trataría entonces de que ese conocimiento repercuta en la calidad de lo que se hace en el centro. El conocimiento se pone en acción cuando se elabora un Proyecto Educativo con la participación de todos los miembros de la comunidad educativa y bien anclado en el entorno, cuando se utilizan de forma inteligente los recursos al servicio de ese proyecto y, sobre todo, cuando se rinden cuentas a la sociedad a través de evaluaciones internas y externas que sirven para hacer un diagnóstico riguroso de los aciertos y de las carencias, proponer las medidas apropiadas para mejorar y lograr el éxito del alumnado. CEE Participación Educativa, 13, marzo 2010, pp. 140-141 140 FIRMA INVITADA. Pilar Calero López. La autonomía de los centros educativos, una reflexión necesaria. Pero apostar por lo positivo que tiene la autonomía de los centros no nos exime de adelantarnos a los posibles elementos negativos que pudieran derivarse de determinadas prácticas o usos de la autonomía. Es importante fijar límites y establecer cautelas. Y no existe mayor cautela que estar muy atentos para que la autonomía de los centros educativos en ningún caso sea portadora de desigualdades. A las Administraciones y a los representantes de la comunidad educativa corresponde velar porque la autonomía no vulnere la imprescindible equidad de nuestro sistema educativo. Al finalizar el proceso de reflexión iniciado, es probable que no consigamos aclarar todas las dudas o que no hayamos dado respuesta a todos los interrogantes pero habremos dejado abierta la puerta del desván y mirado de frente a la autonomía. Tal vez nuestras propuestas sean más modestas de lo que algunos esperan y más valientes de lo que otros pudieran desear. En cualquier caso, serán aportaciones positivas y quizá llegará el momento de recordar el viejo refrán castellano que dice: “A veces, lo mejor puede ser enemigo de lo bueno”. Si podemos ofrecer lo bueno a las comunidades educativas, habremos dado un gran paso hacia lo mejor CEE Participación Educativa, 13, marzo 2010, pp. 140-141 141