Entre records i somnis Padre, que no amigo

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Diario de Mallorca
TINTA FRESCA
Tino Pertierra
Espectros
a escena
Vila-Sanjuán
teatraliza el acoso
escolar en “El Club
de la Escalera”
La historia de El Club de la Escalera
rondó a Sergio Vila-Sanjuán durante mucho tiempo pero empezó a pensar en serio
en escribirla “después de una serie de conversaciones con hombres de mi edad, o
JUEVES, 11 DE JUNIO DE 2015
sea, cincuentones, al constatar que en muchos casos habían vivido o visto en su adolescencia historias de acoso o de brutalidad
entre compañeros. Y que además era un
tema que seguían teniendo vivo y a flor de
piel. Me di cuenta de que debía desarrollarla en forma de confrontación entre dos
personajes y decidí darle estructura teatral, aunque también puede leerse como
una especie de novela dialogada”.
Le interesaba la figura de “un acosador
ambiguo, por un lado muy siniestro y tóxico, pero por otro con aspectos atractivos
y simpáticos, ya que de otro modo es imposible que consiga la complicidad de una
parte de los alumnos del curso, como ocurre aquí. Busqué intensificar esta ambivalencia para evitar el maniqueísmo. También me parecía sugestiva la imagen del
pasado que vuelve como un fantasma. Y,
con el cambio de costumbres, también los
espectros se transforman, en este caso en
proyección audiovisual”.
El punto de partida fue “específicamente
teatral. Tras muchos años de dar vueltas a
la historia, sin saber muy bien qué hacer
con ella, pero dándome cuenta de que necesitaba contarla, vi que tenía que plasmarla en forma de confrontación, y de con-
Novedades
frontación dialogada. Había que ir al teatro.
Pero era mi primera experiencia en ese
campo, lo que nos lleva a las diferencias,
que han sido sobre todo de ritmo: la primera versión la hice en tres semanas, mucho más rápido que mis novelas. Pero
luego he estado cerca de dos años reescribiendo, tratando de incorporar sugerencias y puntos de vista que me han parecido útiles entre las que me han brindado
gente del mundillo teatral a quienes pasé la
obra, pidiéndoles opinión con la humildad necesitada del neófito”.
A la hora de buscar influencias se puede
encontrar “bastante a David Mamet, sobre
todo por la forma de introducir lo sobrenatural en lo cotidiano y su gran habilidad
para introducir giros argumentales. Y a otro
autor estadounidense, John Patrick Shanley, por la habilidad para mantenerse a
medio camino entre la fábula y el realismo.
Grandes modelos y maestros”. ¿Tiene algo
de terapia una escritura así? “Absolutamente. Fui testigo de actos de bullying en
mi adolescencia que me dejaron muy mal
sabor de boca, por lo que implicaban y por
no haber sido capaz de intervenir para pararlos. He hablado con bastantes personas
de mi edad que han pasado por situaciones
Padre, que no amigo
Siguiendo con la política de
recuperación de clásicos inéditos,
se edita el trabajo del humorista
alemán E. O. Plauen. Sus tiras de
prensa estaban protagonizadas por
un progenitor y su travieso infante
Cómic
POR FLORENTINO FLÓREZ
E. O. PLAUEN
Padre e hijo
En este caso, conocer la biografía del
autor es relevante. Se puede juzgar la obra
olvidando las desgracias que padeció su
creador, pero lo cierto es que las circunstancias en que facturó sus dibujos fueron
tan dramáticas, que tiñen de una irremediable nostalgia la lectura de un material
que podría parecer neutro y hasta conservador. Plauen trabajó como caricaturista e ilustrador. En  había realizado
un largo viaje, de París a Moscú. Su paso
por la joven Unión Soviética enfrió mucho sus entusiasmos pro-comunistas.
Desde el periódico Vorwärst dibujó chistes contra un peligro más cercano: los nazis. Se casó en  y al año siguiente na-
ció su hijo. Cuando Hitler conquistó el
poder las cosas se pusieron feas para
Plauen, que perdió el derecho a publicar
en periódicos alemanes. Gracias a una argucia legal consiguió finalmente que le
permitieran dibujar, bajo seudónimo, la
tira de prensa “Padre e hijo”. Se encargó
de ella entre  y  y luego le presionaron para que dibujara otras ilustraciones en el semanario nazi Das Reich. Finalmente fue detenido por sus posicionamientos anti-nazis. Tras ser torturado,
se suicidó en la celda donde aguardaba
su sentencia, en .
Lo que Plauen nos cuenta en estas tiras
JOSÉ J. DE OLAÑETA, 194 PÁGINAS, 11 €
que parecen hechas de espaldas a una realidad angustiosa y aterradora, son momentos de felicidad absoluta. Momentos
compartidos entre un padre muy tranquilo y un niño tan inquieto como cabría
esperar. A pesar de su ambiente idílico y
su humor blanco y bienintencionado, algunas travesuras son realmente brutas,
así que abundan los gags que culminan
con generosas somantas de palos que
ayudan a educar al atolondrado infante.
En otros casos es el propio chiste el que se
construye sobre la idea de la “corrección”.
Entre records i somnis
Esplèndida traducció de Maria
Rosich de ‘El jardí de mitjanit’,
novel·la de Philippa Pearce,
una institució de la literatura
infantil i juvenil al Regne Unit
‘El jardí de mitjanit’, en TV. BS24/HYPERION
Nins i joves
PER MIQUEL RAYÓ
La proposa l’editorial Viena, i el producte és magnífic: tapa dura, bon paper,
text ben indexat, lletra òptima, contingut excepcional. De Philippa Pearce no
en sabíem res: la nostra ignorància no té
disculpa. Especialment perquè, en general, admiram el corpus d’obres literàries que els autors en llengua anglesa
han creat des de fa, ja, molt, molt de
temps: El vent en els salzes, El jardí secret,
El castell trobat...
PHILIPPA PEARCE
El jardí de mitjanit
Traducció de Maria Rosich
VIENA, 272 PÀGINES, 19 €
La llengua catalana disposa ara d’aquesta obra de Pearce (1920-2006) que, entre d’altres coses, segurament va influir directa o indirectament en obres posteriors,
i pensam sobretot en la saga de Harry Potter, entre d’altres. El jardí de mitjanit és de
1958. Amb això està tot dit. El protagonista, Tom Long, un jovenet inquiet, travessa
el temps i les parets i les portes. Ningú no
el pot veure, o gairebé: el poden veure na
Hatty, l’altra protagonista, n’Abel, el jardiner, i els animals.
No és un llibre de mags ni d’encantaments, sinó que és un llibre màgic i encantador. Hi ha intel·ligència i sentiments, i estranyesa: l’avorriment, la sensació d’estar
sol, la necessitat d’afecte, l’exploració necessària de l’inconegut, la descoberta dels
envitricolls movedissos de la memòria i
dels somnis, la incomprensió i el desig de
comprendre, i la voluntat d’acceptar allò
que comprenem malgrat sigui decebedor
Bellver
5
parecidas o han sido directamente víctimas del matonismo. Hay en la obra terapia
personal y creo que también un poco de terapia generacional”.
El lenguaje coloquial siempre acarrea
problemas a la hora de reproducirlo con fidelidad y ser convincente, pero en este
caso el autor “tenía muy viva la memoria
lingüística de los años del colegio. Un crítico ha señalado muy generosamente la
referencia de Los cachorros de Mario Vargas Llosa, y aunque no pensaba en esa
‘nouvelle’ cuando escribía, es cierto que la
leí de adolescente y me impresionó muchísimo en su día”.
Se abre el telón...
SERGIO VILASANJUÁN
El Club de la Escalera
PLATAFORMA, 96 PÁGINAS, 12 €
Lo digo porque si ustedes son de los que
apoyan estas iniciativas europeas para
desarmar a los padres de sus escasas armas en el espinoso terreno de la educación infantil, mejor no se acerquen a este
volumen. Plauen no tiene problemas al
respecto. Ante la ausencia total de la madre, en este universo perfectamente masculino lo único que queda es una viril intimidad fabricada a base de cariño infinito y bromas pesadas, de risas y gags tan rotundos como el de la foto con el niño en
la cabeza.
Uno de los mejores pasajes, y que mejor ejemplifica esa relación bruta y afectuosa que une al padre y al hijo, es aquel
en que el niño pierde la pelota por una alcantarilla. El padre va a por ella y, cuando
parece que asoma el balón, el niño le pega
una patada. ¡Pero resulta que era el melón
de su papá! Éste se enfada y parece dispuesto a zurrar al pequeño salvaje, hasta
que se pone a llorar. Entonces el padre,
enternecido, se lo lleva al cuello mientras
el niño le besa cerca del chichón. En fin,
todos los padres sabemos que los niños
pueden ser intolerablemente irritantes,
pero al mismo tiempo es imposible dejar
de quererlos, con un amor absoluto e incondicional. Olvídense de Zipi y Zape,
Max y Mortiz o Calvin y Hobbes. Para entender lo que realmente pasa entre padres
e hijos, nada como esta pequeña joya de
Plauen que cuenta, además, con un dibujo rabiosamente moderno
o frustrant i pugui implicar canvis radicals
en la nostra vida. En El jardí de mitjanit hi
ha molt. En pocs finals hem llegit un final
tan tendre i esclaridor. Tom Long creix.
Tom és enviat a ca uns oncles, formidables i discrets secundaris, perquè el seu germà Peter té el xarampió. La casa dels oncles
és modesta, de lloguer –la senyora Bartholomew, la llogatera, és peça essencial en la
resolució del misteri–. la casa té un pati exterior amb poals de fems i deixalles diverses. Però, també és, a partir de quan un rellotge singular toca tretze tocs per senyalar
les dotze de la nit, un jardí amb gespa, arbres, bardisses, oques, eures i bells paisatges. Entrar i sortir de l’un a l’altre jardí –això
és: d’un temps a un altre temps– és el quefer de Tom durant setmanes, secret que només compatereix amb Peter. Els minuts o
les hores que Tom viu en el jardí de mitjanit no compten igual que els que viu en la
realitat de ca’ls oncles. La relació que estableix amb Hatty és alhora misteriosa i profunda, d’una gran sinceritat i confiança, en
moments molt diferents de la vida d’ella.
Tom respon als records de qualcú quan
aquest qualcú era nina i adolescent. I tot,
tota la vida, és entre els records i els somnis.
Tom, ja ho hem dit, creix.
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