El futuro de las pensiones - Universidad Complutense de Madrid

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LA VANGUARDIA DOMINGO, 8 JUNIO 2014
DINERO 21
LIBROS m
¿QUÉ SERÁ DE MI PENSIÓN?
José Ignacio Conde-Ruiz
Península. Barcelona, 2014. 246 páginas
Precio: 14,95 €; e-book, 9,99 €
El futuro de las pensiones
Conde-Ruiz denuncia que se va cambiando en silencio el sistema contributivo por uno asistencial
L
Justo Barranco
a buena noticia: las pensiones no están en peligro. La mala: su cuantía, sí, y además se está
produciendo una reforma silenciosa del sistema de
pensiones español que está
cambiando su naturaleza. Y
que debe ser discutida públicamente. Porque sus efectos sobre los ingresos de los futuros
jubilados serán notables. En
breve: sin que los trabajadores
lo sepan, el actual sistema de reparto contributivo español –en
el que cuanto mayor es el salario, más se cotiza y mayor es la
pensión–, va dando pasos –y
los dará más a medida que por
la demografía haya menos que
repartir entre más gente– que
lo van acercando a un sistema
de tipo asistencial, en el que todos los jubilados perciben la
misma pensión independientemente de lo cotizado. Ese cambio silencioso, no explícito, impide a los que se verán más afectados actuar en consecuencia y
ahorrar más. denuncia José Ignacio Conde-Ruiz en el libro
¿Qué será de mi pensión?.
Y los más afectados por ese
cambio son las clases medias,
ya que los sistemas contributivos como el español nacieron
para proveerlas de pensiones
que les permitieran un nivel de
consumo suficiente en la vejez,
recuerda el autor, profesor de
Economía en la Complutense y
subdirector de Fedea –el think
tank económico patrocinado
por algunas de las mayores empresas españolas–, que además
fue director general de Política
Económica en la Oficina Económica de Zapatero entre el 2008
y el 2010 y uno de los expertos
convocados por el actual Gobierno para desarrollar un factor de sostenibilidad para las
pensiones que ha incluido en su
cálculo la esperanza de vida o
la situación macroeconómica.
Conde-Ruiz, tras mostrar la
falsa superioridad de los siste-
ción de ese factor de revalorización en un contexto de déficit permanente en el sistema de pensiones va a hacer que sólo se revaloricen cada año según el suelo establecido por el Gobierno: el 0,25%.
Y un largo periodo de revalorización a ese mínimo hará que los
pensionistas pierdan mucho poder adquisitivo. Así que son necesarias aún nuevas reformas, subir
ingresos y bajar gastos. La pensión media como porcentaje del
salario medio caerá entre un 35%
y un 50%. Lo que no está claro es
si la bajada recaerá en todas las
pensiones por igual.
Si se va bajando el nivel de las
pensiones más altas y manteniendo el de las bajas se llegará a un
sistema asistencial. Si se baja todas de forma proporcional, los
que más hayan cotizado recibi-
m La pensión media
Una manifestante en una protesta en Madrid contra los recortes de las pensiones
mas de pensiones de capitalización –que confían la jubilación a
un mercado bursátil que puede
estar muy deprimido al retirarnos– sobre los de reparto, procede a remarcar que estos últimos
se dividen entre contributivos y
asistenciales. Los contributivos
nacieron en la Alemania de Bismarck y establecían una relación
directa entre las cotizaciones y la
cuantía de la pensión. El sistema
fue introducido por la presión de
la clase media y pretendía hacer
frente al socialismo emergente.
Por el contrario, el sistema de reparto asistencial nació en el Reino Unido a partir del informe Beveridge en 1942. El informe abogaba por introducir un sistema
de pensiones mínimo. Hasta entonces en el país sólo existían se-
guros privados y voluntarios, y
Beveridge defendía un sistema
que otorgara una pensión asistencial fija e igual para la mayoría de
trabajadores como instrumento
de lucha contra la pobreza. Se garantizaba un mínimo de subsistencia y se dejaba que los individuos satisficieran de forma privada sus necesidades adicionales a
ese mínimo invirtiendo de forma
privada sus ingresos.
Los objetivos de ambos sistemas eran distintos. Y sus gastos.
Hoy los países con sistemas asistenciales dedican una media del
6% del PIB a pagar pensiones, y
los contributivos, como España,
más del 10%. Y sigue subiendo.
En el 2050 España, según las proyecciones, tendrá un 32,1% de jubilados, uno de los mayores por-
DANI DUCH
centajes de Europa. Una cifra
que hace inconcebible, dice el
profesor, el sistema tal y como lo
conocemos ahora. Máxime cuando los jubilados españoles cobran de media el 73,9% del último salario, una de las tasas más
altas del mundo. En ausencia de
reformas el gasto en pensiones
como mínimo se va a duplicar.
Eso ha llevado a posponer la jubilación a los 67 años, a introducir la esperanza de vida en el cálculo de la pensión o a crear un índice de revalorización de las pensiones para que los gastos no superen a los ingresos y que se basa
tanto en la situación económica
como en la inflación, el número
de nuevos jubilados o el mayor
volumen de las pensiones.
El problema es que la aplica-
como porcentaje del
salario medio caerá
entre un 35% y un 50%,
afirma Conde-Ruiz
rán una pensión mayor: aún así
tendrán que aumentar su ahorro
para la vejez, pero menos. Por lo
pronto, en estos últimos años, explica, se va caminando a un sistema asistencial: se sube la base
máxima de cotización pero se
congela la pensión máxima.
El autor cree que la pensión debe depender del esfuerzo contributivo y que en ese sentido el sistema debería dar el paso definitivo y determinar las pensiones a
partir de cuentas nocionales que
calculen el rendimiento hipotético que cada trabajador habría tenido por todas las aportaciones
que ha realizado en su vida. Pero,
en cualquier caso, dice que la sociedad debe plantearse qué reforma quiere para también saber lo
que deberá ahorrar cada uno.
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