La jubilacion a los 65 , tarea imposible para muchos

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Jubilarse a los 65, inalcanzable para millones
de latinoamericanos
Febrero -2015
Las bajas pensiones y el aumento de la expectativa de vida
plantean un desafío para los países de la región
Es un caluroso lunes de verano en Buenos Aires. Julio sube a su taxi
a las 6 de la mañana en busca de los primeros clientes del día. Tiene
por delante una dura jornada en una ciudad desierta por el éxodo
vacacional.
A sus 68 años recibe una pensión del estado, pero la anhelada opción
de retirarse del mercado laboral sigue estando lejos. Al contrario,
debe trabajar de cinco a seis horas diarias para que le alcance para
vivir.
¨Durante mi vida laboral hice pocas contribuciones para la pensión.
Por eso tengo que trabajar, para mantenerme¨, dice al volante.
Su caso no es una excepción en la América Latina, donde a pesar de
los significativos avances en los sistemas de pensiones durante la
última década, la mayoría de adultos mayores deben seguir
trabajando pasada la edad media de retiro.
¨Depende mucho de cuánto ahorraron. Si antes vivías hasta los 70 y
te jubilabas a los 58, tenías 12 años de jubilación. Hoy en día la
esperanza de vida es más alta, y si vives hasta los 80 necesitas
trabajar más¨, explica Michele Gragnolati, experto en desarrollo
humano del Banco Mundial.
La realidad latinoamericana muestra que las pensiones son tan bajas
que muy pocos afortunados pueden permitirse no trabajar después
de los 65 años. Esta es la pensión que reciben los jubilados en
algunos países:

Argentina: mínima de 3.821 pesos argentinos (442
USD)

México: mínima de aproximadamente 1.600 pesos
mexicanos (110 USD)

Brasil: mínima de 772 reales (300 USD)

Colombia: mínima de 644.350 pesos colombianos
(270 USD)

Perú: mínima de 415 nuevos soles (136 USD)
A pesar de las bajas retribuciones, América Latina ha logrado
ofrecer cobertura a más de la mitad de sus adultos mayores –unos
30 millones de personas. Y lo ha logrado a través de tres estrategias
diferentes: dando beneficios a todos los adultos mayores (en Bolivia
y Trinidad y Tobago); incluyendo a los excluidos (en Argentina,
Brasil, Chile, Panamá y Uruguay); y focalizándose en los más
vulnerables (en Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México,
Paraguay y Perú).
El beneficio de trabajar más años
Al contrario de lo que se podría pensar, la extensión de la vida
laboral no es necesariamente negativa; si llegan a la vejez con buena
salud física y mental, van a seguir siendo productivos y, en algunos
casos, el trabajo puede resultar una fuente de gratificación en esta
nueva etapa caracterizada por la abundancia de tiempo de ocio.
Paralelamente, el trabajo de los adultos mayores tiene también un
impacto directo en los sistemas de pensiones. En promedio, casi la
mitad de los trabajadores no contribuyen a sistemas de seguridad
social.
En este sentido, en la medida en que los ciudadanos trabajan más, de
un lado siguen financiando el sistema de salud; y de otro lado, usan
la pensión durante menos tiempo, lo cual ayuda al equilibrio de los
sistemas de seguridad social.
¨La política ideal sería tener una cobertura que garantice un
beneficio mínimo para ayudar con las necesidades básicas y un
sistema de empleo capaz de seguir ofreciendo oportunidades
laborales dignas para los que ahora se jubilan¨, opina Gragnolati.
Según el experto, un escenario razonable sería una estructura
horaria decreciente, es decir, una salida gradual del mercado
laboral, reducir paulatinamente el número de horas de trabajo.
La lógica es simple: los adultos mayores contribuirían más y
consumirían menos pensiones. En la actualidad, los trabajadores en
activo contribuyen a financiar las pensiones de los jubilados, pero
alargando la vida laboral se lograría que parte de sus contribuciones
estuvieran destinadas a su propia pensión.
Una oportunidad inigualable
Para el 2050, la población mayor de 65 años se triplicará. Este
cambio demográfico impactará en la productividad de los países y,
paralelamente, será más difícil satisfacer la creciente demanda de
servicios públicos como los de salud o jubilación, especialmente en
sociedades de ingreso bajo y medio como las latinoamericanas.
La buena noticia es que actualmente el 65% de la población
latinoamericana está en edad de trabajar, hecho que supone una
ventaja demográfica al ofrecer las herramientas para un aumento de
la productividad. Este porcentaje, afirman los expertos, seguirá
subiendo en los próximos años.
Esta situación de supuesta alta productividad ofrece a los países de
la región una oportunidad inmejorable para ahorrar, invertir en
capital humano y físico y garantizar la acumulación de capital.
Estos esfuerzos, opinan los expertos, serán vitales para que en el
futuro, cuando disminuya la proporción de personas en edad de
trabajar y aumente el porcentaje de adultos mayores, se puedan
brindar servicios públicos de calidad.
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