108 DIVISIÓN PRIMERA. es muy buscada para diversos objetos, algunos de gran precio, por ebanistas y torneros por lo bien que puede pulimentarse. En construcción apenas puede emplearse por las pequeñas dimensiones que, en longitud sobre todo, presentan generalmente los troncos que aun se hallan en los montes; pero antes sin duda se ha empleado, según el testimonio del viajero y botánico Clusius; en su Rariorum stirpium per Ilispanias observat. Historia (Antuerpia. 1676), pág. 102, cap. de Oxycedro, dice: «Nusquam autem majorem vidisse memini, ^quam supra Segoviam et Guadarrama, itinere Madri•atiano, ubi magnarum arborum interdum altitudinem »(equant, trunco humani corporis crassitie, ex quo, uti »eí ex trunco Iuniperi, qua simul cum isto mixtim eadem y>altitudine crescit, cedium trabes et contignationes incolce vfaciunt.» De la altura indicada por Clusio quizá no existan ya enebros ni sabinas en España, pero un grueso mayor aun que el que él cita, presenta la sabina albar (I. thurifera) en muchos de sus troncos, estimados sobre todos, incluso el de la encina, por su larga duración y por su extremada resistencia á los cambios y fuertes alternativas de temperatura y de humedad y sequía, para los árboles ó ejes verticales de las norias, tan numerosas aun en diversas provincias (Cuenca, Albacete, Ciudad-Real, Toledo, Madrid, etc.) Son bastante conocidos otros varios aprovechamientos de las especies de este género: todas ellas proporcionan excelente combustible; la madera de algunas (/. oxycedrus principalmente) es la empleada con preferencia en los lapiceros; los frutos, que pueden servir y sirven de alimento al ganado en el invierno, son buscados para la preparación de diversos aguardientes (Ginebra, Bobrowitschka, etc.), muy estimados de las gentes del Norte y de los marinos, como antiescorbúticos; la miera, aplicada como vermífugo para curar la roña del ganado, se extrae del enebroé, que da nombre (I. oxycedrus).