— 6o — vitriolico, unido á un olor sulfúreo bastante fuerte: las creo cargadas de yerro y azufre, aunque no tuve proporción de asegurarme de su presencia con alguno de los reactivos conocidos. E l lecho y las orillas de este arroyo se hallan prodigiosamente cortadas en todo sentido. No puede el viagero dejar de reconocer que aqui ha habido fuertes mo­ vimientos locales de que no han participado los terrenos inmediatos. Una mina de azufre poco mas arriba de su embocadura acaba de confirmar que en estas cercanías existe alguna boca ardiente q. debe aumentar el numero de volcanes que tanto abunda en esta Provincia. Apenas se andan cien varas quando se encuentra una playa espa­ ciosa sembrada de piedras á las orillas de Mira, y todos los vestigios de un desplome considerable de la Colina inmediata, conocida con el nombre de. Jabonería. Aun se mantiene en la memoria de los havitantes de estos payses la época y las circunstancias de esta catástrofe, cuya rela­ ción estaría aqui de mas y nos separaría de nuestro objeto. c 36. En las orillas del Este, cerca de la Concepción á 286,0 lineas del Barómetro, y á 7 1 5 toesas sobre el Mar se hallan huesos fósiles enormes. A juicio del Barón de Humboldt son despojos de elefantes carniboros que en otro tpo. poblaron el nuevo Continente. He visto muchos en Quito y he poseído algunos; el mas notable y digno de la curiosidad de un naturalista es un cormillo de 1 2 pulgadas de largo, y dos y media de diámetro. En el se reconocen todos los caracteres del verdadero marfil. Esta alhaja per­ tenecía al Gavinete de un Amigo (1) digno de ella por su gusto y por sus luces en la Historia Natural y en otros ramos. Generoso, la cedió al Barón de Humboldt, quien la llevo á Europa para enriquecer alguna de las colecciones de aquella porción ilustrada de nuestro globo. (1) D. Juan de Larrea.