CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Preparando hombres y mujeres para la obra de Dios en España y todo el mundo Curso Teología Pastoral: “Identidad y orientación sexual” CSTAD LA CARLOTA (CÓRDOBA) ABRIL 2007 Carlos Veiga CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Identidad y orientación sexual 1. Introducción al desarrollo psicosexual del ser humano. 1.1 Principios biológicos de la sexualidad. 1.2 Diferencias genéticas, hormonas, desarrollo de las gónadas. Trastornos genéticos y endocrinos. 1.3 Etapas del desarrollo psicosexual. 2. Antropología bíblica. El ser humano como ser sexuado y como imagen de Dios. 3. Introducción a la patología de la sexualidad. 3.1 Trastornos de la sexualidad. 3.2 Algunas ideas (hipotéticas) sobre el origen de los trastornos de la orientación y la identidad sexual. 4. Homosexualidad y cuidados pastorales en la iglesia. 4.1 Modelo de exclusión, modelo de reconciliación. 4.2 ¿Quién pide ayuda? 4.3 Algunas pautas sobre la escucha. 4.4 Algunas ideas sobre la intervención en el contexto de la consejería. 2 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Introducción a la introducción. Algunos conceptos básicos. Identidad. La identidad es un concepto psicológico, esto es, subjetivo. Todo aquello que cada uno puede asociar al concepto de sí mismo es su identidad: su procedencia familiar, raza, profesión, sexo, señas sociales (estilo de ropa, estilo verbal…), pertenencia a grupos, clubes sociales… En diferentes contextos y momentos de la vida podemos usar uno u otro aspecto del si-mismo para identificarse (soy padre, soy marido, soy de raza blanca, soy evangélico…). Otro aspecto importante de la identidad es su estabilidad en el tiempo. A pesar de que algunos de nuestros rasgos físicos puedan variar (cuando crecemos o envejecemos) o de encontrarnos en contextos diferentes, la identidad es relativamente estable (con énfasis en “relativamente”, pues puede sufrir remodelaciones importantes, por ejemplo cuando alguien nace de nuevo a la vida en Cristo su identidad sufre un cambio). Identidad sexual. Se supone que la identidad se adquiere, en sus aspectos básicos, a edades tempranas de la vida, y cuanto más temprana, más estable. La identidad sexual es uno de los aspectos básicos de nuestra identidad, y tiene que ver con el hecho de identificarme como hombre o como mujer. La identidad influye en la conducta, de forma que identificarse como hombre o mujer supone comportarse con arreglo a los patrones de hombre o mujer que he ido construyendo a lo largo de mi interacción temprana en el medio familiar y con los patrones sociales que luego he ido interiorizando (los hombres no lloran, las mujeres son pasivas…). Orientación sexual. Al llegar la madurez sexual, en la adolescencia, se expresa un aspecto importante de la identidad sexual que hemos ido construyendo en la infancia. Este aspecto es la orientación sexual. Parte de mi identidad sexual como hombre o mujer supone que mi orientación sexual será complementaria, orientando mi elección sexual hacia una mujer o un hombre, una persona de distinto sexo. En el caso de la homosexualidad, hay que tener en cuenta los dos aspectos, identidad y orientación. Una persona homosexual puede tener problemas con su identidad sexual, sentirse identificada con el género contrario a su sexo biológico. Y por otro lado puede orientarse sexualmente hacia personas de su mismo sexo biológico. Estos dos aspectos no siempre coinciden (un hombre muy masculino, identificado con el género masculino, puede orientarse sexualmente hacia los hombres, mientras que un hombre que desea encontrar pareja heterosexual encuentra dificultades con su identidad masculina). 3 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Sexo. El sexo es un concepto biológico. Se nace con órganos sexuales masculinos o femeninos en función de la dotación genética, salvo las excepciones de síndromes congénitos como el hermafroditismo. Sexualidad. La sexualidad es un concepto a medio camino entre lo biológico, lo corporal, y lo psicológico, y por supuesto influido por la cultura. La sexualidad es la expresión física, mental, emocional, relacional, de nuestros deseos y necesidades sexuales. Todas las personas tienen una sexualidad, independientemente de que tengan o no relaciones sexuales con una pareja. Por ejemplo un adolescente o una persona soltera, que no tengan relaciones sexuales, tienen una sexualidad, porque tienen deseo, fantasía, pulsiones, tienen en definitiva un cuerpo sexuado y una vida psíquica. En este sentido sexualidad y relaciones sexuales no coinciden necesariamente. Género. El género es un concepto que se acerca más a lo socio-cultural. El género es la identidad social que se le reconoce a una persona hombre o mujer. En cada sociedad se espera de las personas que reconocemos como de género masculino o femenino que se comporten de determinada manera. A esto se denomina en sociología y psicología “roles de género” (el marido trabaja fuera de casa y la mujer cuida a los niños). Las alteraciones de la identidad sexual se manifiestan a través de conductas de género (travestismo, estilos personales, amaneramiento…). Deseo y necesidad. ¿La sexualidad es una necesidad como lo es el comer, o es un deseo? La necesidad es algo físico, corporal, como lo es el hambre o el sueño. El deseo es algo psíquico. Cuando una necesidad es elaborada psíquicamente ocurre el deseo. Por ejemplo, un bebé puede sentir hambre, una necesidad. Pero cuando en su psique aparece la representación del pecho materno, del cuidado materno, además de hambre puede elaborar el deseo de estar cerca de su madre. La comida suple la necesidad biológica de alimento, las caricias de la madre, la búsqueda de contacto del niño con el pecho, el olor, la voz de la madre que habla al niño mientras lo alimenta, tiene que ver con el deseo. No solo de comida vive el hombre. La sexualidad no tiene que ver estrictamente con una necesidad física, tiene que ver con el deseo, que es específico del ser humano (no se puede vivir sin dormir, pero se puede vivir sin sexo, y de hecho muchas personas viven sin mantener relaciones sexuales). Homosexualidad. Tendencia y conducta homosexual. La homosexualidad es la orientación sexual por la que un sujeto elige como compañero sexual a alguien de su mismo sexo. Se puede distinguir la tendencia de la conducta en cuanto que la tendencia supone deseo, fantasía, tentación, intención, pero no relaciones concretas, mientras que la conducta homosexual supone la existencia de relaciones reales homosexuales. 4 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Motivación inconsciente. No todo lo que hacemos tiene una explicación racional. Enamorarse y buscar pareja es por cierto bastante irracional, basta haber estado enamorado alguna vez para darse cuenta de ello. En ocasiones en nosotros hay una especie de “ley de nuestros miembros” que nos empuja, de modo que “lo que no queremos hacer, eso hacemos” (Romanos 7). En estas frases Pablo se refiere al principio de la carne y su influencia en la conducta del ser humano que ya conoce la ley de Dios, y se deleita en ella con su mente, pero que experimenta impulsos que le resultan contrarios a esa ley que conoce con su mente. Existen pensamientos, recuerdos, afectos, que han dejado un poso muy arcaico en nuestra psique, y a los que no podemos acceder conscientemente, pero que influyen en nuestra conducta en una u otra manera. La existencia de motivaciones inconscientes puede parecer muy peligrosa para quien pretende tener el control de su conducta, pero desde el punto de vista cristiano podemos aceptar que nuestra naturaleza caída, la carne, el viejo hombre…, siguen empujándonos para controlar nuestra conducta, con lo cual no debería de sorprendernos la existencia de motivaciones inconscientes. Con esto no pretendo reducir la carne a un principio psicológico, pues la carne es un concepto espiritual, no psicológico. Pero sirve para ilustrar cómo la conducta humana no siempre es tan racional, ni siempre tenemos tanto control como pudiéramos pensar sobre nuestras decisiones. Desde luego este es un tema controvertido. Relación psicología-Biblia. La psicología es una disciplina científica, relativamente moderna (siglos XVIII) que se ocupa de la vida psíquica (pensamientos, recuerdos, emociones, afectos…) y la conducta. En psicología existen diversas escuelas y orientaciones y se aplica a ámbitos diversos (clínica, educación, empresa). La Biblia es la palabra revelada de Dios a los hombres que nos informa acerca de la condición espiritual del ser humano, pecador, y del plan de Dios, la salvación. La Biblia también contiene textos que nos hablan acerca del psiquismo humano, aunque evidentemente la Biblia no es un libro de psicología. La psicología por su lado no dice nada acerca de la espiritualidad del ser humano, y conceptos como el de pecado, salvación, resurrección, carne…, le son ajenos. La psicología puede resultarle útil a quien sirve al Señor en el ministerio para entender los problemas de las personas, igual que le puede resultar útil un programa de ordenador para hacer la contabilidad de la iglesia. Pero la psicología no es una “nueva religión”, ni una “nueva vía de salvación”, se trata simplemente de examinarlo todo, retener lo bueno, lo útil, y desechar lo otro. Orden creacional, orden redentor, sexualidad. El orden creacional es todo aquello que Dios instauró antes de la caída de Adán y Eva. El orden redentor es lo establecido por Dios tras la caída, que apunta a la redención que Cristo efectuaría por la muerte en la Cruz, y que tiene por resultado la reconciliación con Dios de lo que está afectado por el pecado. La creación del hombre y la mujer como seres diferenciados sexualmente, la 5 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es orden de procrear y de hacerse una sola carne, son aspectos de la sexualidad que pertenecen al orden creacional, a la sexualidad antes de la aparición del pecado. Que el deseo de la mujer sería para su marido y él se enseñorearía de ella, los dolores del parto y el cubrir la desnudez del cuerpo (el pudor sexual) son aspectos de la sexualidad afectados por el pecado y la culpa. Los textos de Génesis nos enseñan que la sexualidad, al igual que otros aspectos de la vida humana, esperan ser reconciliados con Dios por Cristo. Creemos pues que la sexualidad debe ser redimida en el seno de las relaciones estables entre un hombre y una mujer, instituidas en el matrimonio y vividas de forma diferente a lo largo de la Historia (a lo largo de la Historia no siempre ha habido iglesia o juzgado en el que celebrar una boda “de blanco”, pero siempre ha habido institución de la familia). Ya pero todavía no. Se trata de un principio teológico rescatado por G. Ladd en su obra Teología del Nuevo Testamente. Ladd considera que el Reino es una realidad que ya ha venido a nosotros con la muerte y resurrección de Jesús, pero que al mismo tiempo debe de manifestarse plenamente al final de los tiempos, de ahí el YA PERO TODAVÍA NO. Este principio del reino puede aplicarse a la vida cristiana y a la consejería: Aunque ya somos santos, todavía no somos a la imagen de Cristo. La santificación es ese proceso de transformación, de reconciliación progresiva con Dios de aquello de nosotros que está afectado por la caída y el pecado. La consejería cristiana es un acompañar al creyente en ese camino de reconciliación con Dios, de transformación a la imagen del Señor. Podemos pensar lo que ello implica para quien aspira a ejercer el ministerio en la iglesia. La Biblia y lo dicho anteriormente. Para cada uno de estos conceptos existen principios bíblicos que ilustran el pensamiento de la Escritura sobre estos temas. Una cuestión importante es la de discernir qué aspectos de la Escritura corresponden a la cultura de la época bíblica (la poligamia, la lapidación de los adúlteros, la institución del repudio…) y cuáles a principios espirituales atemporales (el amor, la obediencia…). En torno a esto también debemos reflexionar sobre los principios culturales de nuestro entorno, no solo la cultura en general (occidental, capitalista, hedonista…), sino también nuestra cultura religiosa, y tratar de filtrar todo ello a través de un pensamiento bíblico sólido y bien construido. 6 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es 1. Introducción al desarrollo psicosexual del ser humano 1.1 Principios biológicos de la sexualidad. Cada ser humano es único, no existen dos seres humanos iguales, con una excepción, los gemelos idénticos (monocigóticos). Los seres humanos que comparten parentesco consanguíneo (hermanos, padres e hijos, abuelos) se parecen más entre si. Por otro lado los hombres y las mujeres somos diferentes a simple vista. Los responsables de nuestros parecidos y nuestras diferencias físicas son los genes. Cada célula de nuestro cuerpo tiene 23 pares de cromosomas (ADN), y en cada cromosoma miles de genes que encierran un código escrito con cuatro letras, cuatro bases. Los genes sintetizan proteínas que son las responsables de organizar nuestro organismo. Los caracteres ligados al sexo son codificados por los cromosomas sexuales, en las mujeres XX, en los hombres XY. La mujer aporta un cromosoma X en su óvulo, y el esperma del hombre aporta una X o una Y. Estos genes determinan los caracteres sexuales primarios, los órganos sexuales, y secundarios, el vello, la distribución de la grasa corporal… 1.2 Diferencias genéticas, hormonas, desarrollo de las gónadas. Trastornos genéticos y endocrinos. Los órganos reproductores externos humanos parten de un mismo precursor potencialmente masculino o femenino. El que los órganos se desarrollen como un clítoris o como un pene, como los labios externos de la vagina o como el escroto, depende de la acción de las hormonas masculinas o andrógenos (testosterona) o femeninas, estrógenos (estradiol). El efecto de las hormonas sobre el organismo se hace evidente en las personas que quieren cambiar su sexo de hombre a mujer, y que tras ser sometidos a un tratamiento con estrógenos feminizan su cuerpo, le crecen los pechos, pierden el vello del cuerpo y de la cara, le aumentan las caderas y cambia su voz. Existen alteraciones genéticas y endocrinas que provocan alteraciones físicas que afectan al aspecto sexual de la persona: 9 Síndrome de la insensibilidad androgénica. 9 Síndrome androgenital. 9 Hermafroditismo. La influencia de los genes y la biología en el desarrollo sexual es un argumento que los grupos homosexuales tienen en cuenta para defender su diferencia y su orientación sexual como “no desviada”. El problema de este argumento es que confunde sexo, sexualidad, identidad y orientación sexual. La identidad sexual no es algo codificado en los genes al igual que el color de los ojos o la estatura. Sin embargo no podemos pasar por alto que los seres humanos somos “tierra”, vivimos en un cuerpo, somos un 7 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es cuerpo, y que nuestro cuerpo está sujeto a un sistema caído, afectado por el pecado, y lo biológico debe formar parte de nuestra comprensión del ser humano. 1.3 Etapas del desarrollo psicosexual. ¿Qué queremos decir con desarrollo psicosexual? Cuando nace un ser humano, lo hace dotado de un organismo, de un sexo genético, de un cuerpo, y nace en un entorno familiar y social. La interacción entre la materia prima corporal y los cuidados que le ofrezca su medio, junto con sus logros y aprendizajes vitales son los determinantes de lo que será. Aquí podemos incluir por supuesto el desarrollo de su espiritualidad y su posicionamiento respecto a Dios. Dicho de otro modo, no nacemos acabados, nacer es solo empezar. Podemos vivir muchas vidas diferentes, pero de hecho, acabamos viviendo solo una. Y esto es válido para el tema que nos ocupa; la identidad y la orientación sexual. Antes de describir más en detalle algunas cosas del desarrollo psicosexual vamos a establecer algunos hechos que son importantes: Los seres humanos nacemos extremadamente inmaduros. Nuestro cerebro no termina de desarrollarse hasta varios años después de haber nacido. Cuando nacemos no sabemos hablar, ni andar, vemos mal, no somos capaces de sentarnos, no somos capaces de alimentarnos solos… Esto último significa que los seres humanos somos absolutamente dependientes del cuidado de otro para sobrevivir. Este otro, por lo general, es la madre. En los primeros años de vida la relación con la madre, y luego con el padre, será crucial para los cimientos de nuestro psiquismo. Los niños tienen deseo. Esto es, buscan activamente el placer y evitan el displacer. Lloran cuando están incómodos y se calman cuando su cuidador principal, su madre, los atiende y gratifica. Los niños comen porque tienen hambre, y porque estar cerca de su madre les produce placer. De hecho en el primer año de vida se consuelan llevando objetos a la boca, o exploran las cosas nuevas chupándolas. Esto tiene que ver con el deseo, no solo con la necesidad. Los cuidados suficientemente buenos de las madres atienden a estos dos aspectos, las necesidades físicas y el soporte emocional. Tanto las unas como lo otro son básicos en nuestro desarrollo. Repito, no solo de pan vive el hombre… En relación con la sexualidad, los niños tienen su forma de sexualidad, la sexualidad infantil, evidentemente distinta de la adulta. Los niños exploran sus órganos genitales y se interesan por descubrir el cuerpo de los demás. A partir de determinado momento se interesan por saber qué tienen “ahí” los niños o las niñas, por donde salen los niños, o cómo apareció él o ella en la barriga de mamá, y muy pronto adquieren la noción del 8 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es género; igual que papá es distinto que mamá, los niños son distintos de las niñas. Del mismo modo que los niños buscan explicaciones a porqué llueve o porqué sale la luna, los niños exploran su cuerpo y buscan explicaciones concernientes a porqué su cuerpo es así y no de otra forma, porqué los bebés están en la barriga de mamá y no de papá, o porqué unos tienen lo que a otros les falta. Y evidentemente los padres responden de muy diversa forma a esta sexualidad infantil. Se les prohíbe “tocar”, “mirar”, se les indica dónde se puede y dónde no se puede uno quitar la ropa. Dicho de otro modo, los adultos reconocen y educan el interés de los niños por “el cuerpo”, un cuerpo sexuado desde el principio. Las niñas van de rosa y los niños de azul. Los puntos generales expuestos más arriba nos llevan a considerar de qué modo la identidad y la orientación sexual no es algo que ocurra de golpe en la adolescencia, sin duda un momento importante, sino que es algo que se va construyendo desde que los padres saben que esperan un bebé y empiezan a fantasear con que será una niña, o un niño, o se llamará como el abuelo fallecido o la tía Carmen. Hasta los tres años aproximadamente la figura principal en la vida del bebé es la madre, y cuando aparece el padre, lo hace por lo general en función materna, esto es, proporcionando cuidados (el baño, el aseo, la ropa…) o alimento (el biberón…). En los primeros meses de vida el bebé y la madre son un casi un mismo organismo, o dos en simbiosis, el bebé aún no hace diferencia entre yo y no-yo. La madre atenta “sabe” cuando el llanto significa hambre o sueño, y así va ayudando al niño a elaborar las sensaciones que va teniendo y que él no puede simbolizar (no puede decir “tengo sueño”). Paulatinamente, gracias a que la madre no satisface todos los deseos del niño, el bebé va aprendiendo que hay otro, distinto a mí, que a veces está disponible y a veces no. Entonces el niño va accediendo a un espacio propio, simbólico, que va aprendiendo a utilizar para suplir la ausencia de la madre, por ejemplo el chupete, un osito… Esto indica que la construcción del yo diferenciado está en marcha. Cuando el niño se siente seguro, y adquiere la marcha (gatea o camina), empieza a explorar el medio, se interesa por lo que le rodea, se separa de la madre, volviendo la vista de vez en cuando para asegurarse de que “sigue allí la fuente de seguridad”. La llegada del habla, de la palabra, supone ya un cambio importante en las relaciones, si bien el niño se ha comunicado desde el principio. A los tres años termina el periodo de individuación. El niño ya sabe que su madre no es una prolongación de si mismo, sino que es un ser aparte, distinto. A los tres años entra de forma importante la función del padre. ¿Quién va a separar al bebé de su madre? El padre. El niño desearía tener para sí en exclusiva a su madre, que suple sus deseos y necesidades, pero la madre, suficientemente sana, va mostrando al niño que ella tiene más intereses en la vida que estar con él, que ella también desea, desea a papá, al tercero. En este momento la figura del padre produce 9 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es un corte, impone la “ley del padre”. La ley del padre consiste en aprender que los deseos del niño no son omnipotentes, que hay que aprender a frustrarse, a renunciar a tenerlo todo siempre. En concreto, hay que renunciar a tener a la madre en exclusiva. Este aprendizaje no ocurre sin conflicto; el niño se levanta de su cama por la noche y se mete en la cama de los padres, “entre” los padres, rivalizando por acaparar los cuidados maternos y desplazando al padre de su lugar simbólico de “el hombre con quien desea estar mamá cuando no está conmigo”. Un padre o una madre suficientemente sanos operarán en función paterna, imponiendo la ley del padre, devolviendo al niño a su cama, con gran disgusto para él (y a veces para los padres), y recordándole cual es su lugar en la casa: “Hay lugares de mayores en los que tú no puedes estar, cariño”. Cuando se va aceptando esta frustración, absolutamente necesaria para ordenar el deseo, cambia la función del padre. Cuando el niño acepta cual es su lugar y cual el de su padre, el padre se idealiza. Entonces el padre pasa a ser el “más fuerte”, “el que sabe más cosas”. El niño conserva así el cariño de la madre y se identifica a la figura paterna. La niña conserva el cariño de la madre, admira al padre, y se identifica con la figura materna. La identidad sexual encuentra un primer fundamento; “ser como papá” o “ser como mamá”. El niño ha interiorizado la ley del padre, no se puede tener todo, y se ha identificado al progenitor de su mismo sexo. Es entonces, ya entrados los cinco años, que el niño viene del colegio diciendo que “tiene novia”, y la niña diciendo que “tiene novio”. En otras palabras, se han abierto al mundo social, al mundo de iguales, han conseguido individuarse, despegarse del mundo de la familia lo suficiente como para desear estar con sus iguales, en los que irá encontrando progresivamente más y más satisfacción en su entorno social recién descubierto. El siguiente puerto es la adolescencia. En la adolescencia ocurren cambios hormonales, aparecen los signos sexuales primarios y secundarios y el niño o la niña maduran sexualmente, esto es, ya son capaces de procrear. Aquí la sexualidad cobra una gran importancia. La sexualidad ya significa genitalidad, coito, contacto íntimo, al tiempo que riesgo, amenaza, control: Es una sexualidad biológicamente adulta. La paradoja de la adolescencia es que físicamente ya pueden tener hijos, pero ni psíquica ni socialmente están preparados para ello. Aquí hay que recordar la ley del padre, la educación del deseo, de la frustración, para entender de qué modo el adolescente tiene que ir aprendiendo a desear, pero dentro de un límite. La identidad se afianza, y se afianza en torno a varios temas (vocación profesional, pertenencia a grupos sociales…), uno importante es la identidad sexual. Los adolescentes se descubren como hombre o mujer, y descubren su orientación sexual, descubren que les atraen las chicas o los chicos. Lógicamente no se puede hablar de homosexualidad hasta que no ha habido una relación sexual homosexual. Lo primero que aparece es un deseo de elección sexual homosexual, una tendencia homosexual; el chico o la chica descubren que lo que les apetece es tener relaciones con chicos de su mismo sexo. Muchos adolescentes experimentan deseos ambiguos y se mantienen 10 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es en un primer momento en una cierta bisexualidad, en la que, descubriendo que le gustan los de su mismo sexo, no rechazan tampoco el contacto con los del sexo opuesto. Esta cuestión de la orientación sexual puede venir acompañada o no de problemas en la identidad sexual, sintiéndose más identificado con los signos de identidad del otro sexo, su compañía o sus conversaciones e intereses. Por lo general, es frecuente una etapa de bisexualidad y ambigüedad previa a la aceptación de la tendencia homosexual. Y por lo general, también es frecuente que ocurra primero una identificación con el otro sexo, y después una orientación homosexual. Y, por lo general, estos sentimientos de identidad y orientación homosexual son vividos por el adolescente de forma conflictiva. Si encuentran un grupo social o un compañero que haya tenido experiencias homosexuales y le inicia en ellas, a través de la pornografía, de contactos sexuales y de pertenencia a grupos con identidades homosexuales (Colectivos de gays y lesbianas, iglesias homo…), el adolescente va encontrando patrones que resuelven su ambivalencia respecto a su sexualidad y van afianzando su tendencia homosexual progresivamente. Quiero señalar con esto que la homosexualidad como práctica sexual no es “algo que ocurre caído del cielo”, sino un proceso que por otro lado se puede comparar a cómo se inician los adolescentes heterosexuales en su sexualidad; a través de un descubrimiento progresivo de los propios deseos, la propia orientación sexual, en contacto con grupos y culturas propias de la edad, y en contacto con un contexto socio-cultural más amplio. 2. Antropología bíblica. El ser humano como ser sexuado y como imagen de Dios. En este párrafo vamos a detenernos en la descripción que la Biblia hace del ser humano como hombre y mujer, con el propósito de entender mejor lo que concierne a la identidad sexual desde la perspectiva de la Escritura. Esto es lo que se denomina en los currícula de teología “antropología bíblica”. Hombre y mujer. Considero importante detenerme unos instantes sobre la cuestión del ser humano como ser sexuado, es decir como ser compuesto de dos diferentes géneros, hombre y mujer. Vamos a considerar dos textos, Gn. 1.27, y 2.21, y nos vamos a detener en las distintas interpretaciones que se han dado al hecho del ser humano varón y hembra. Esto nos conducirá a las relaciones que se establecen entre el hombre y la mujer. Gn 1.27. Varón y Hembra. 1. Primer punto de vista, el ideal andrógino (andros-hombre, ginos-mujer). Este es un punto de vista sostenido por la iglesia oriental, por algunas tendencias judías cabalistas, y por el cristianismo gnóstico de los primeros siglos. La idea central 11 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es de la interpretación es que el “hagamos al hombre” representa a un hombre ideal, andrógino, asexuado, sin sexo diferenciado, medio hombre medio mujer. Este es el ideal del ser humano, como un ser que combina lo masculino y lo femenino al mismo tiempo. La posterior separación hombre-mujer hace a cada uno un ser incompleto, que busca completarse en el otro (un poco como la media naranja, el soltero incompleto). Esta separación hombre mujer y su imperfección habrían sido consecuencia del pecado. De esta perspectiva se desprenden ideas como que el sexo es malo, que lo deseable es la castidad, en busca de la recuperación del ideal andrógino. En nuestros medios evangélicos encontramos la idea de que los solteros son personas incompletas, que necesitan encontrar una media naranja ideal, preparada para él o ella, para que puedan ser seres completos. Con esto no pretendemos afirmar que en la iglesia se conozca o se predique esta teología, se trata más bien de creencias culturales en las que estamos inmersos. 2. El enfoque tradicional. Este es el punto de vista que persiste en la práctica mayoría de las iglesias, tanto católicas como protestantes o evangélicas. Dios creó primero a un varón, como afirma Pablo en 1 Tm. 2.13. Y Dios le dio el dominio sobre la naturaleza, pero encontró que para llenar la tierra necesitaba a un ayudante. Así que creó la mujer, a partir del hombre, como la auxiliar del hombre en su responsabilidad de sojuzgar la tierra. Desde esta perspectiva, la mujer cumple su propósito teniendo hijos y sujetándose al hombre. El matrimonio es pues el único medio de realización del hombre y la mujer. La mujer no puede ocupar puestos de responsabilidad, pues ese no es su puesto natural. El sexo es un medio para la reproducción, y no para el disfrute. Este enfoque tradicional se llama también en la obra de Jewett, jerárquico. En los medios evangélicos ha sido históricamente el predominante, y sirve para negar a la mujer los puestos de responsabilidad en la iglesia. El punto fuerte de este enfoque es la interpretación de algunos textos de Pablo (1 Co 11, Ef 5, 1 Tm). 3. El enfoque relacional. Esta postura es sostenida primeramente por Karl Barth, y yo la encontré reflejada en Jewett. Según este enfoque, 1.27b, “varón y hembra los creó”, es la explicación de 1.27a, “a imagen de Dios”. La imagen de Dios es la relación entre dos seres distintos, y sin embargo semejantes. Solo el varón o solo la hembra serían insuficientes para reflejar la imagen de Dios, pues la imagen es la relación entre diferentes iguales. Son diferentes porque son creados por Dios en momentos diferentes y con anatomías diferentes, pero son semejantes porque difieren del resto de los animales creados. Barth propone un enfoque dinámico de la imagen de Dios, la imagen de Dios en el ser humano supone que es un ser en relación con otro. Dado que Dios no es un Dios 12 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es solitario sino un Dios trino, es decir, Dios-en-relación, no hay posibilidad de que el ser humano sea un ser solitario y pueda semejarse al Dios trino (Jewett, 1975, p.38). La naturaleza humana, un ser a imagen de Dios, no se puede realizar en soledad, sino en relación. El varón y la hembra son el prototipo de toda relación entre dos sujetos que se pueden relacionar porque son de la misma especie, pero son dos sujetos distintos. La imagen pues está en la relación. Este enfoque renuncia al ser ideal y abstracto, asexuado, del primer enfoque, y renuncia a la jerarquía del segundo enfoque. En este enfoque el énfasis está en la necesidad de estar en relación con otro, en la dimensión personal y social que encierra la imagen de Dios en el “varón y hembra”. Sobre este segundo enfoque conviene aclarar dos cosas: a. La imagen de la Trinidad, el Dios relacional, y la relación hombre mujer, tiene ciertos límites. Dios es uno, y el hombre y la mujer son dos, que más adelante, pueden hacerse una sola carne, pero que siguen siendo dos personas distintas. Por ello, la Trinidad pertenece al aspecto misterioso de la unidad y trinidad de Dios, mientras que la relación hombre mujer pertenece al ámbito de lo creado. La imagen tiene sus limitaciones. No se podría hacer una teología de la Trinidad a partir de la analogía del matrimonio. b. Debemos distinguir entre creación del hombre y la mujer, y el matrimonio. En el segundo enfoque tradicional o jerárquico, la creación de Eva es la primera boda. Crear a la mujer tiene por objetivo el matrimonio, por eso la mujer solo se realiza como esposa. Sin embargo debemos distinguir la creación de la mujer y el matrimonio. La mujer aparece en el 2.22, mientras que el matrimonio aparece en el 24. La creación del hombre y la mujer como seres en relación, que reflejan la imagen de Dios en la relación, es anterior y más fundamental que la institución del matrimonio. Jewett (p.128) dirá que la creación de la mujer es un acto de Dios, mientras que el matrimonio es un acto del hombre (dejará… y se unirá… el hombre y la mujer). Esta aclaración entre creación y matrimonio es importante. Implica que la realización de la imagen de Dios no está en las relaciones en el seno del matrimonio, sino que está en las relaciones humanas, entre hombres y mujeres, de cualquier generación y condición. Vivimos en sociedades compuestas de hombres y mujeres, y es en estas relaciones personales donde encarnamos al Dios-en-relación. Si confundiésemos la creación de la mujer y la institución del matrimonio, afirmando que solo en las relaciones matrimoniales nos realizamos como seres a imagen de Dios, entonces estaríamos negándoles a solteros y viudos, o a personas que viven el celibato (como el apóstol Pablo), la posibilidad de realizarse como personas a imagen de Dios. La imagen está en las relaciones entre seres distintos y a la vez semejantes, y no en el matrimonio. 13 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Las relaciones hombre/mujer. Al explicar los distintos enfoques, hemos hechos alusión a las relaciones entre hombres y mujeres. El enfoque clásico ha sido el jerárquico. Y la historia del pensamiento cristiano así lo testifica. Ella (la mujer) fue quien ocasionó la caída del hombre en el pecado. Una criatura que es defectuosa, de fortaleza, dignidad y honor menores, y que fue la ocasión para que el hombre cometiera una vileza moral, ¿cómo puede pertenecer a la primera y original creación descrita como buena? Tomás de Aquino, en Summa Theologica. A los hombres se les ordenó gobernar y reinar sobre sus esposas y familias. Sin embargo, si la mujer, abandonando su oficio, presume gobernar a su esposo, entonces y allí se entromete en una tarea para la cual no fue creada, tarea que surge de su vicio o fracaso y es mala. Porque Dios no creó este sexo para que gobernase. Lutero en una exposición de Ec. 7.26, en una carta a su amigo Stephen Roth. Las mujeres han nacido para obedecer, porque todos los hombres sabios han rechazado siempre el gobierno femenino como una monstruosidad natural. De manera que para una mujer usurpar el derecho de enseñar sería algo así como mezclar el cielo y la tierra. Por tanto el apóstol les urge a guardar silencio y a permanecer dentro de los límites de su sexo. Calvino, comentando 1 Tm. 2.12. Los comentarios de Tomás, Lutero y Calvino nos pueden parecer desfasados, pero no son otra cosa que comentarios de textos bíblicos. Podemos desechar el punto de vista de estos teólogos como puramente humano, si acaso no estuviésemos de acuerdo con ellos, pero qué hacer con textos como 1 Co. 11.2-16, Ef 5.22-33, 1 Tm. 2.11-15. Pablo establece una jerarquía en las relaciones hombre-mujer que parece insalvable. Parece que la posición de la mujer como un ser de segunda clase se presenta como evidente, con el argumento de la segunda creación, de un ser creado a partir del hombre, que es la verdadera imagen de Dios (1 Co. 11.7), y ella es la responsable del pecado (1 Tm. 2.12). Sin embargo cómo entender estos textos junto a Gal. 3.28, que afirma que igual que en Cristo la división entre judíos y griegos ya no tiene valor, la separación entre hombre y mujer tampoco lo tiene. Yo me hago aquí eco de la interpretación que el propio Jewett ofrece en su libro, acerca de esta aparente contradicción en la visión que Pablo ofrece de una relación jerárquica y una relación igualitaria. En Ef. 6.5, o en 1 Tm. 6.1, Pablo exhorta a los esclavos a ser obedientes. La pregunta es, ¿se trata de una visión normativa, doctrinal, el que unos hombres sirvan a otros como esclavos? ¿El Dios que liberó a Israel de la servidumbre de Egipto, pretendía ahora que los cristianos siguieran siendo esclavos, una vez redimidos? O bien aceptamos que como Pablo escribía bajo inspiración, el cristianismo predica el esclavismo, o bien aceptamos que hay aspectos históricos en la Escritura que son históricos, y sujetos al cambio con el paso del tiempo. La revelación del evangelio parece ser que en Cristo no hay libres ni esclavos (Gal. 3.28), y que la 14 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es sujeción de los esclavos era algo circunstancial. ¿Puede ocurrir algo semejante con las relaciones hombre-mujer? Que la revelación sea que en Cristo no hay hombre ni mujer, y que la subordinación de la mujer en la iglesia fuese algo circunstancial. Puede ser. El inconveniente de este punto de vista es que Pablo usa los textos de Gn. 2 y 3 para argumentar a favor de la jerarquía, y no de la igualdad en una relación de iguales. Los argumentos de Pablo para la jerarquía hombre-mujer son teológicos, y no culturales, mientras que para el esclavismo no tiene argumentos teológicos que lo justifiquen. El debate está abierto para algunos, para otros las cosas ya están bien claras. Voy a • • • resumir brevemente los puntos principales de la creación del hombre y la mujer. Dios creó a los dos, al hombre y a la mujer, y los dos son imagen de Dios. La relación hombre-mujer encarna la imagen de un Dios-en-relación. Los diferentes enfoques del ser humano presentan relaciones hombre-mujer que difieren en el grado de jerarquía que admiten. La postura relacional es igualitaria, y la clásica es plenamente jerárquica. Quizás como conclusión personal diría lo siguiente: Dios no creó a la mujer como un ser subordinado, sino como una compañera, igual en dignidad al hombre. Esto fue así en el orden creacional. Después, en el orden redencional, tras la caída, las relaciones se han jerarquizado a causa de las influencias culturales. Pero con la llegada del evangelio, y del reino ya presente e inaugurado por Jesús, la revelación es que aparece un nuevo orden, en el que no hay diferencias sociales (esclavo ni libre), étnicas (judío o griego) ni de sexo (hombre ni mujer). En esta óptica, los textos de Pablo reflejan la tensión de la iglesia entre el orden del cosmos tras la caída, con la mujer subordinada al hombre a causa del pecado, y otro nuevo orden de cosas, propio del reino, en el que la dignidad y valor de la mujer es plenamente restaurado. En este sentido me parece que el evangelio debería de ser un mensaje librador para hombres y mujeres, libres y esclavos, judíos y griegos, y no un nuevo yugo cultural que sirva para hacer perdurar la desigualdad, la explotación o el racismo. Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres. 3. Introducción a la patología de la sexualidad 3.1 Trastornos de la sexualidad. En Salud Mental se utiliza un código para diagnosticar los trastornos mentales, la Clasificación Internacional de Enfermedades, en su versión americana, la DSM. Los trastornos sexuales se dividen en los siguientes apartados: Trastornos del deseo sexual Falta de deseo sexual 15 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Aversión al sexo Trastornos de la excitación sexual TES en la mujer T de la erección en el varón Trastornos orgásmicos En la mujer o en el varón, anorgasmia Eyaculación precoz Trastornos sexuales por dolor Dispareunía Vaginismo Parafilias (elección de un objeto sexual desviado o inusual) Exhibicionismo Fetichismo Frotteurismo Pedofilia Masoquismo Sadismo Fetichismo travestista Voyeurismo Trastorno de la identidad sexual La Homosexualidad fue en su día un trastorno de la elección de objeto sexual, una parafilia, hasta que en los años ochenta se sacó de las clasificaciones de trastornos mentales. Hoy en día no se considera la homosexualidad un trastorno de salud mental. Cabe decir algo más acerca del Trastorno de la Identidad Sexual, definido en el manual de la DSM del siguiente modo: Identificación acusada y persistente con el otro sexo En los niños: Deseos repetidos de ser del otro sexo. Travestismo o preferencia por ropa del otro sexo. Preferencias por el papel del otro sexo, o fantasías referentes a pertenecer al otro sexo. Participación en juegos del otro sexo. Preferencia por compañeros del otro sexo. En adolescentes y adultos se manifiesta como un deseo persistente de ser del otro sexo, deseo de vivir y ser tratado como del otro sexo o la convicción de experimentar reacciones y sensaciones típicas del otro sexo. Malestar persistente con el propio sexo o sentimiento de inadecuación con su rol. 16 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es En los niños existe el sentimiento de que el pene o los testículos son horribles o van a desaparecer, en las niñas rechazo a orinar en posición sentada, sentimiento de tener pene o de que aparecerá con el tiempo, no querer tener pechos ni tener la regla. En los adultos y adolescentes aparece una marcada preocupación por eliminar las características sexuales primarias y secundarias (p.e. tratarse con hormonas, cirugía u otros procedimientos para modificar físicamente los rasgos sexuales), y creer que se ha nacido con el sexo equivocado. En la actualidad se está implantando en países del ámbito de la salud pública, en varios países de Europa, la cirugía de reasignación de sexo, tanto de hombre hacia mujer como viceversa, a las personas que son diagnosticadas con este trastorno. Cirugía que por otro lado lleva tiempo practicándose en clínicas privadas. 3.2 Algunas ideas (hipotéticas) sobre el origen de los trastornos de la orientación y la identidad sexual. La importancia del modelo que adoptemos sobre el posible origen de la homosexualidad es relevante a la hora de abordar el cómo acompañar a alguien que pide ayuda para aclarar su identidad sexual. No vamos a ayudar del mismo modo si pensamos que el problema es uno u otro. Un aspecto importante al respecto es el siguiente: ¿En qué medida la identidad sexual es algo que el sujeto puede elegir libremente o está determinado por otras fuerzas (desarrollo psicológico, espíritus…)? Modelos morales La homosexualidad es una conducta inmoral, y como tal, elegida libremente por la persona, pues si no hay elección tampoco hay inmoralidad. El único responsable de la identidad y la orientación sexual es el sujeto, que también puede libremente dejar de ser homosexual. Si no deja de ser homosexual es porque o bien decide no hacerlo, o bien ya ha perdido su libertad de elección (está depravado) y por lo tanto está condenado. Aunque desde una visión bíblica también se puede sostener que nacemos pecadores, herederos de la naturaleza de Adán, que se manifiesta en cada ser humano en forma de conductas pecaminosas, y por lo tanto está determinado moralmente por su condición de “ser caído”. Modelos espirituales La homosexualidad es producto de una influencia diabólica, la persona no es libre para decidir, pero con su actitud permite el control diabólico sobre vida. La solución pasa por la liberación de las cadenas de homosexualidad. Modelos psicológicos Identificaciones El sujeto, en su proceso de crecimiento, se ha identificado con uno de sus progenitores y ha adoptado una determinada forma de identidad sexual que condiciona su elección 17 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es de objeto sexual. El varón, identificado con su madre en su aspecto femenino pasivo, busca en su compañero sexual ser amado pasivamente por su padre. Identificado activamente con su madre, busca amar a un padre pasivo. La mujer, identificada a su padre, busca amar y ser amada por su compañera como lo haría una madre. Aquí lo que está en juego son las figuras parentales, la identificación que el sujeto hace con ellas y la sexualidad infantil. Narcisismo Otro aspecto de la homosexualidad es el elegir un objeto sexual de forma narcisista. Se busca a otro que sea un reflejo de uno mismo, uno igual. El homosexual narcisista se gusta a si mismo, y su pareja homosexual no es otra cosa que una forma de admirarse a si mismo como hombre o mujer. Modelos biológicos La homosexualidad es una cuestión biológica, bien genética, bien relacionada con el desarrollo hormonal del feto-recién nacido. No habría manera de corregirlo, de hecho, no hay nada que “corregir”. El sujeto no elige su biología y por lo tanto no se puede responsabilizar a nadie de ello. La conducta sexual no es un tema moral, es un tema biológico. Este planteamiento se relaciona con el evolucionismo biológico y se apoya en el hecho de que se hayan encontrado especies animales con conductas homosexuales. La homosexualidad sería un comportamiento sexual compartido por especies animales a lo largo de la cadena evolutiva. Modelos culturales La identidad y la orientación sexual es una cuestión cultural (entendiendo la cultura como la forma de vida, las normas y creencias socialmente compartidas). En diferentes culturas existe mayor o menor permisividad sobre asuntos sexuales, y se permite o se castiga una determinada sexualidad. En la Grecia clásica los hombres de cierto estatus tenían amantes homosexuales jóvenes. El Islam condena la homosexualidad, por lo que en países islamistas no se practica la homosexualidad, al menos públicamente. La cultura postmoderna ha hecho de las minorías sociales identidades que deben de ser reivindicadas, lo que implica todo el desarrollo de la “cultura queer”, la “cultura gay”... El sujeto es relativamente responsable, pero sobre todo está determinado por su medio cultural. La conducta sexual es del orden de lo cultural y no de lo moral. En este sentido la iglesia cristiana, desde el emperador Constantino (siglo IV) pasando por los reinos cristianos medievales europeos, ha intentado influir en la cultura a través del gobierno secular, tratando de imponer el estilo de vida cristiano a base de leyes y decretos, creyendo que de este modo se conseguiría implantar el reino de los cielos en las naciones cristianas. Desgraciadamente las leyes y los gobernantes cristianos no parecen haber sido muy eficaces a la hora de regenerar el corazón de los hombres y mujeres de su tiempo. Quizá debamos aceptar que la cultura, la política, etc. pertenecen al reino de este siglo, y el papel de la iglesia tenga más que ver con un 18 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es reino de otro orden, pero evidentemente no todos los cristianos comparten esta visión, y hay quien entiende que la iglesia debe de gobernar en este siglo a través de líderes políticos creyentes, como propuso San Agustín en su obra la Ciudad de Dios. Propuesta de modelo integrador A continuación recojo algunos puntos de diferentes modelos a modo de “modelo integrador” que permita un punto de vista válido para trabajar con él, y no solo para “teorizar” al respecto. 1. Los seres humanos nacemos con una naturaleza caída. Somos pecadores de entrada, antes de haber podido pecar con nuestra conducta. 2. La sexualidad no es pecaminosa en sí. La sexualidad puede ser vivida fuera del orden de Dios, y es pecado, igual que puede ser una bendición y una oportunidad de disfrutar del cuerpo y de la relación con la persona amada en el contexto de la responsabilidad conyugal y familiar. 3. La homosexualidad es una forma de sexualidad sancionada en la Biblia como pecado, teniendo claro que lo que condena a los seres humanos no es su orientación sexual sino su condición de seres apartados de la Gracia. La homosexualidad, al igual que cualquier otra forma de pecado, es una manifestación más de la naturaleza caída del hombre. 4. Los seres humanos crecemos en un ambiente que nos influye, y una parte crucial de ese ambiente se encuentra en las relaciones familiares al inicio de la vida, que nos determinan de forma importante, incluido en lo tocante a la identidad sexual. 5. Los seres humanos somos un cuerpo, con sus genes, sus hormonas… Al igual que somos seres culturales, socializados en un grupo con unos valores y creencias, y seres espirituales, capaces de tener comunión con Dios. 6. Desde este punto de vista, la identidad y la orientación sexual están determinadan por varios factores (el cuerpo, las relaciones tempranas en la vida, la condición de ser caído, apartado de la Gracia, la cultura…). 7. Cuando una persona decide ser cristiano adquiere un compromiso de vida, que no se alcanza nunca plenamente, pero al que tendemos constantemente (el “ya pero todavía no” del Reino: Ya somos santos, pero aún tenemos que seguir santificándonos). Este compromiso de vida cristiana incluye una sexualidad. Tener una única pareja heterosexual a la que le debemos fidelidad, o permanecer célibes (1 Co. 7.1). 19 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es 8. Cada persona lucha contra aspectos de su naturaleza caída. En algunas personas la sexualidad es una de esas “zonas de lucha”. Al igual que cualquier otro aspecto de la vida, al pasar de muerte a vida en Cristo se requiere un trabajo progresivo de reconciliación, de nuevo desde la perspectiva del “ya pero todavía no”, del proceso. Ya hemos sido reconciliados con Dios en Cristo, pero todavía seguimos reconciliando aspectos de nosotros mismos con Dios. 9. El proceso de reconciliación de la sexualidad, igual que cualquier otro ámbito de la vida que nace de nuevo, requiere de los dos elementos de la santidad: El esfuerzo constante por agradar a Dios, el elemento de ley, y por otro lado el elemento de la Gracia: Nos esforzamos por practicar una ética cristiana, pero sin la Gracia ese esfuerzo es una tarea imposible. Esto es tan válido para la sexualidad reconciliada como para cualquier otro aspecto de la vida (el amor al dinero, la envidia, la falta de amor, la mentira, el odio, la murmuración…). 10. En nuestra lucha por ajustarnos al modelo de vida bíblico tenemos que tener en cuenta varios elementos: Primero deberíamos de tener una comprensión adecuada de la enseñanza bíblica. Segundo, debemos de reconocer qué aspectos de la cultura en la que hemos sido socializados entra en contradicción con la Escritura. Tercero, debemos de trabajar sobre los aspectos adquiridos en nuestro proceso de desarrollo que suponen un obstáculo al crecimiento espiritual. Cuarto, no debemos despreciar el cuerpo y la biología como un elemento constante de tensión (¿puede ser esto lo que Pablo llama en Romanos 7 “la ley de mis miembros”?). 4. Homosexualidad y cuidados pastorales en la iglesia 4.1 Modelo de exclusión, modelo de reconciliación En el apartado anterior, al hablar del modelo integrador de la homosexualidad, ya hemos mencionado algunas claves sobre el abordaje de identidad sexual. Vamos a puntualizar alguna cosa más. No hace falta decir que el ministerio de la iglesia consiste en pedir a los seres humanos que se reconcilien con Dios, básicamente porque Dios nos ama y desea reconciliarse con nosotros. Esa reconciliación pasa por descubrir que Dios nos ama, para progresivamente ir abandonando aquellos deseos y conductas que no se ajustan al modelo de vida que Dios propone en la Escritura. Se trata pues de conocer a Dios, para después entrar en un proceso progresivo, largo y costoso, de santificación, en el que la Cruz va tratando nuestra carne, y vamos siendo trasformados a la imagen de Cristo. La palabra progresivo implica que la reconciliación tiene dos momentos. Cuando recibimos el perdón de Dios y somos adoptados como hijos ya estamos por completo reconciliados con Dios. Pero después deberemos de vivir un proceso de transformación en el que iremos reconciliando progresivamente aspectos de nuestra vida con Dios (el modelo del Reino que ya está aquí, pero todavía no se ha manifestado plenamente). 20 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es La sexualidad no es pecado, igual que no es pecado tener dinero, es pecado un uso de la sexualidad no reconciliado con Dios, igual que lo es un uso egoísta del dinero. Por ello la sexualidad es una parte de nuestra vida que debe de pasar por el proceso de reconciliación con Dios, igual que nuestra economía (uso el ejemplo del dinero porque en la cultura capitalista es el que mejor se entiende). En el tema que nos ocupa, cuando alguien llegado a la adolescencia o en la edad adulta manifiesta tendencias o conductas homosexuales, al enfrentarse a su proceso de reconciliación con Dios deberá de reconciliar su identidad y su orientación sexual, adecuándola al modelo bíblico de sexualidad. Otra forma de ver las cosas es la de un modelo excluyente, en el que si alguien practica o tiene deseos de practicar una sexualidad no reconciliada, debería de separársele de la comunión con la iglesia. Dicho de otro modo, los homosexuales no deberían de formar parte de la iglesia. El problema de este modelo excluyente es doble. Primero, si tuviésemos que excluir de la iglesia a los que aman el dinero, murmuran, son hipócritas, discuten con los demás, tienen problemas para controlar la bebida o el tabaco, etc., etc., seamos honestos, no sé quién podría tirar la primera piedra. Por otro lado la iglesia está llamada a ser sanidad para las naciones, una comunidad terapéutica, que facilita la sanidad y el crecimiento espiritual. Si excluimos a los “problemáticos” no estaríamos haciendo nuestra función. Si fuésemos sinceros quizá no habría nadie en la iglesia para hacerla. Jesús no vino a por los sanos (esto lo dijo irónicamente por los fariseos) sino a por los que tenían necesidad de un sanador. La redención es el ADN del evangelio, la búsqueda constante de la oveja perdida, metáfora de la condición humana. Desde un modelo de ser humano “libre-racional”, muy acorde con el modelo protestante, para vencer el pecado, cambiar un hábito de vida contrario a la ética bíblica, serían suficientes dos cosas: información y voluntad. Si alguien sabe que algo es perjudicial o pecaminoso, decide cambiar y puede conseguirlo. En la versión cristiana de este modelo añadiríamos que seríamos ayudados por el Señor a tomar la decisión correcta. Pero a esta visión del ser humano le falta algo; le falta el deseo, la pulsión, el amor. Pablo declara en Romanos 7 que él “conoce” la ley de Dios, pero que la ley de sus miembros le empuja a hacer lo que no quiere. ¿No es suficiente con “conocer” para cambiar? Juan afirma que el que ama al Señor guarda sus mandamientos (y no al revés). Esto añade un elemento cualitativamente distinto al modelo de ser humano racional. Conocer las normas no es suficiente para guardarlas, de ahí el fracaso de la ley para cambiar el corazón. El elemento nuevo es el amor. Solo si amamos al Señor más que a aquello que nos mantiene atados podemos abandonar nuestra atadura. El amor al pecado se vence con un amor más intenso, el amor a Jesús. Lo contrario es idolatría racionalizada, disfrazada de religión (yo amo al Señor, pero El sabe lo importante que mi… es para mí). La redención, objetivo último de la obra de Cristo, pasa por el amor antes que por la intelectualización. Así, el objetivo de 21 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es la consejería pasa por ese doble trabajo; informar sobre lo que entendemos que la Biblia enseña y acompañar al otro en su descubrimiento del amor de Dios. 4.2 ¿Quién pide ayuda? Para abordar los problemas que alguien pueda encontrar con su sexualidad, ya sea de un cristiano o de alguien que se acerca por primera vez a una iglesia, es el poder hablar de ello. No todo el mundo tiene libertad para hablar de todo con alguien de la iglesia. Los adolescentes, por ejemplo, puede que no perciban la iglesia como un lugar para hablar de sexo, porque el sexo es sucio, pecaminoso, peligroso… La gente pide ayuda cuando se da cuenta de que la necesita, y alguien se la puede prestar. Y si piensan que necesitan ayuda, la buscarán allí donde les escuchen y les ofrezcan respuestas. Personas que están en la iglesia. La persona idónea para ser ayudada en la iglesia en lo concerniente a su identidad sexual sería un adolescente que manifiesta cierta ambigüedad bisexual, que ha interiorizado en su educación modelos bíblicos de vida, y que experimenta sus primeros deseos homosexuales ambivalentes de forma conflictiva o culpable. En el otro extremo, una persona que no perciba la homosexualidad como “pecado”, que crea poder relacionarse con Dios siendo homosexual, probablemente no pida ayuda a la iglesia. Confrontar a estas personas que ya tienen conocimientos bíblicos, y que siempre se han sentido excluidos, diferentes, incomprendidos en la iglesia, refuerza su posición de incomprendidos, de fuera del rebaño. Por ello, el trabajo desde dentro de la iglesia debería enfocarse a preadolescentes o adolescentes jóvenes que empiezan a afirmar su orientación sexual. Personas que vienen a la iglesia. Las personas que entran en contacto con la iglesia y tienen tendencias o conductas homosexuales antes de ser ayudadas deben de manifestar su deseo de serlo. Primero deberían de ser discipuladas en el cristianismo, para que después decidan si quieren ser ayudadas en caso de sentir que necesitan reconciliar su sexualidad con Dios. La dificultad en este punto radica en la capacidad que la iglesia tenga de tolerar o no tolerar en su comunidad a personas que se encuentren en este proceso de conocer la fe y decidir si quieren o no quedarse en la iglesia con lo que ello implica respecto a su sexualidad. Las personas son libres (al menos según Arminio) de aceptar el estilo de vida que se le ofrece en la iglesia, y la iglesia es libre de aceptar o no a alguien como miembro de su comunidad. En principio solo podemos ayudar a aquellas personas que vivan su sexualidad de forma conflictiva, hayan abrazado la fe cristiana, y manifiesten su deseo de trabajar sobre su identidad y orientación sexual. Solo podemos ayudar a quien nos lo pida. 22 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es Personas no cristianas. El principal problema que tiene una persona no cristiana en términos espirituales es que no tiene la vida de Cristo. En este sentido los homosexuales no están ni más ni menos condenados que los heterosexuales. Por lo tanto a una persona homosexual no cristiana se le predica el evangelio del mismo modo que a una heterosexual: Estás separado de Dios, Dios te ama, vuélvete a Él por la fe en Jesucristo. Por lo tanto, el proceso que propondría sería el siguiente: 1. Invitar a la persona a reconciliarse con Dios (evangelismo). 2. Enseñar a la persona lo que la Biblia dice sobre la sexualidad (discipulado). 3. Permitir en la iglesia la expresión de dudas, conflictos, problemas a este respecto (cuidado pastoral). 4. Acompañar a la persona en el proceso de reconciliar su sexualidad con el modelo propuesto en la Biblia (consejería). A continuación ofrecemos una especie de pirámide de las distintas etapas del ministerio de la iglesia y del crecimiento espiritual que pasan por la salvación, la santificación y la sanidad. Cuidado pastoral: relación personal de cuidado. Consejería Sanidad Discipulado: conocimiento bíblico. Santificación Evangelismo: arrepentirse y creer Salvación 4.3 Algunas pautas sobre la escucha Estar abierto a hablar y oír hablar de sexo La Biblia habla de sexo, habla de cosas que no se pueden hacer, y de cosas de las que sí se puede disfrutar (Para una teología de la sexualidad, estudiar 1 Co. 7.1-5, un texto plenamente “sexual” que enmarca el sexo en el límite de la responsabilidad conyugal y 23 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es la familia). Para ayudar a personas con dificultades con su identidad sexual lo primero es poder hablar de sexo, y ser capaz de escuchar al otro lo que tenga que decirnos sobre su sexualidad. Hay muchas maneras de decir al otro que no estamos dispuestos a escuchar. Si empezamos confrontando puede que consigamos que el que tenemos enfrente se sienta culpable y se arrepienta de sus pecados. Pero en los primeros contactos también podemos conseguir que se cierre y considere que no estamos dispuestos a escuchar. Conseguir una actitud facilitadora es un arte que se adquiere escuchando mucho, juzgando poco y tratando de ponernos en el lugar del otro. Vivir una sexualidad reconciliada No podemos llevar a nadie más lejos de donde hemos llegado nosotros. Para dedicarnos a escuchar a otros deberíamos de tener nuestra sexualidad mínimamente reconciliada. Excesiva culpa, vergüenza, una actitud excesivamente crítica, culpabilizante, controladora, o el no reconocer que existen límites para determinadas conductas, quizá nos esté indicando que necesitamos defendernos de algún miedo a que nuestro deseo se descontrole, y quizá debamos de hablar con alguien sobre nuestra sexualidad antes de proponernos como ayuda a otros. No todo el mundo está en disposición de ayudar a otro. Explorar nuestras motivaciones y lo que la persona nos hace sentir ¿Por qué queremos ayudar a los demás? ¿Qué nos motiva a querer escuchar a otras personas acerca de su sexualidad? Estas son cuestiones que nadie tiene por completo contestadas, pero en las que podemos pensar y sobre las que podemos trabajar. ¿Qué nos está haciendo sentir lo que estamos oyendo? Para ayudar debemos ser capaces de sentir interés por el otro, interés por descubrir quién es como persona, qué le sucede, cómo ha llegado a ser quién es… Acercarnos con prejuicios, emitir sentencia antes de haber escuchado, no ayuda a acercase. Estar libre del odio al homosexual (homofobia) Algunas emociones son incompatibles con el oficio de ayudar a otros. Y entre estas emociones, el odio, el rechazo, es la principal. No debemos tratar de ayudar a nadie que no podamos amar y aceptar cálidamente. Si los homosexuales nos dan asco, nos parecen enfermos o depravados, debemos de abstenernos de ayudar a nadie que manifieste su deseo de reconciliar su identidad sexual. Sentir rechazo y asco puede ser un indicio de que algo en nuestro carácter necesita reconciliarse con Dios. Se puede racionalizar que Dios odia el pecado y va a juzgar a los pecadores con un juicio justo. Pero debemos recordar que nosotros no somos dioses. No decidir por la persona que lo que necesita es una pareja heterosexual para curar su homosexualidad En ocasiones he sido testigo de actitudes así en la iglesia. La homosexualidad se resuelve con la heterosexualidad. El paso siguiente es buscar pareja heterosexual. Dos 24 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es cosas al respecto. La primera es que la elección de una pareja heterosexual no es el principio, sino el fin de un proceso. Sólo alguien que tiene clara su identidad y orientación sexual puede elegir así. Para alguien que no ha tenido mayor problema, que eligió su pareja de forma no conflictiva llegada la edad adulta, puede no entender que para alguien que está tratando de aclarar su identidad sexual esa “simple” elección es precisamente la elección más difícil que tiene que hacer. En segundo lugar, se debe respetar la libertad para decidir de la persona, que puede elegir libremente permanecer célibe, si así lo siente y se le permite. 4.4 Algunas ideas sobre la intervención en el contexto de la consejería De lo dicho en el párrafo anterior se desprende una actitud que parece evidente: Aceptar sin juzgar. Esta actitud es difícil, sobre todo porque en muchos contextos estamos excesivamente familiarizados con el “juicio rápido y sumario”. Aceptar sin juzgar a alguien no significa compartir todo lo que hace o piensa (faltaría más). Simplemente significa que vamos a manifestar nuestra aceptación estando junto a él, escuchando, compartiendo nuestro tiempo y nuestro interés por él o ella. Otra idea importante es la de acompañar. Nosotros no tenemos el poder de cambiar a nadie, y además tampoco tenemos el derecho a obligar a nadie a cambiar. La gente es libre de entrar y salir de la iglesia (de hecho lo hacen), y nosotros no podemos imponerles un estilo de vida. Lo más (y lo menos) que podemos hacer por una persona que vive un conflicto con su identidad sexual es acompañarle, ponernos junto a él o ella, y sólo de vez en cuando, indicarle algún escollo en el camino, confrontarle con amor con lo que dice la Escritura que ha decidido libremente creer. Lo que no podemos hacer es caminar el camino por él, ni decidir por él, ni organizarle la vida. En una situación de consejería con personas en situaciones críticas o difíciles es muy fácil arrastrar a la gente a una situación de dependencia y admiración hacia el consejero. Llegado este punto deberíamos de preguntarnos por nuestras motivaciones para ayudar a los demás. Sustituir la voluntad de la persona por nuestra voluntad, a demás de ser una manipulación espiritual grave, es también una ofensa al Espíritu Santo. Es el Espíritu el encargado de transformar los corazones de la gente, y el consejero está ahí al lado para acompañar ese cambio. Recordamos que no somos dioses, ni tenemos el monopolio de Dios en la tierra, y reconocer esto exige mucha humildad. Una tercera actitud propia de quien pretende comprometerse en una labor de consejería es la capacidad para establecer una relación de confianza, cálida y colaboradora, al tiempo que suficientemente distante. Hablar de la propia sexualidad, y más en el contexto de una iglesia, no le resulta fácil a la mayoría de la gente. Por ello, para comenzar, debemos de ser capaces de establecer una relación en la que el otro se sienta cómodo, que sienta que puede hablar y ser escuchado. Al mismo tiempo la implicación excesiva, la sobreimplicación emocional, también supone una traba al proceso de acompañar. Puede parecer exagerado lo que voy a decir, pero creo que es justo decirlo: Las relaciones de consejería pueden fácilmente “erotizarse”, y no sería la primera vez que “nace un romance” extraordinariamente peligroso y destructivo de 25 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es una relación de este tipo. Por ello aquí cabe dar dos pautas importantes: No deben dedicarse a ayudar a otras personas quienes por un lado no sean capaces de establecer relaciones de confianza, cálidas y cercanas, y por otro lado quien corra el riesgo de “enzarzarse” en relaciones excesivamente intensas. La palabra clave sería “distancia de trabajo”. Cercano pero no enzarzado, generando confianza pero no dependencia o control patológico. ¿Cómo no contar aquí con la asistencia del Espíritu Santo? Lo dicho hasta aquí puede sonar demasiado “dulce”, poco confrontativo, poco duro. Mi escasa experiencia me ha enseñado que lo que ayuda a cambiar es la Gracia y el Amor, aliñadas con confrontaciones bien dosificadas, siempre sobre la base de una relación de confianza y respeto. Por supuesto habrá quien tenga otra opinión. Cuando retirarse del proceso En algún momento el proceso de acompañar a alguien en este camino de reconciliación de la identidad sexual tiene que acabar. En ese sentido podemos describir algunas situaciones en las que entendemos que podemos poner fin al proceso. Un caso “exitoso” Es relativamente frecuente que los adolescentes atraviesen por etapas de cierta bisexualidad, de cierta duda respecto a su orientación sexual. Poder abordar con un adolescente la cuestión de su identidad puede convertir ese momento crítico en nada más que eso, un momento crítico, sin que haya mayor problema más adelante. Aquí el apoyo puede haber sido solo puntual, y terminar el proceso de consejería cuando el adolescente haya aclarado los aspectos de su identidad sexual. Un caso “relativamente exitoso” Algunas personas que desean vivir una vida cristiana ajustada a la ética sexual bíblica sienten constantes deseos homosexuales, sin llegar nunca a tener relaciones sexuales de tipo homosexual, y en ocasiones tampoco heterosexual. El apoyo a estas personas puede consistir en ir conviviendo con esas tentaciones, recibiendo la Gracia de Dios, y manteniéndose en una especie de “batalla” constante con esas tentaciones. Es lo ideal que se pueda mantener la comunicación siempre abierta con alguien de confianza al respecto con quien uno se sienta seguro. Un caso que se complica Si habiendo entrado en un proceso de consejería la tendencia homosexual se fija en el consejero (la persona se enamora del consejero-a), se debería de suspender la relación de consejería y pedir a otra persona que se haga cargo. Un caso “relativamente fracasado” 26 CENTRO SUPERIOR de TEOLOGÍA Asambleas de Dios en España Apartado 14 C.P. 14.100, La Carlota, Córdoba Crtra. N IV, Km 428 E-mail: see@wanadoo.es; tfno: 957-301128; www.seminarioevangelico.es El proceso puede interrumpirse cuando la persona que recibe ayuda decide poner fin a su relación con la iglesia y con el consejero. El fracaso siempre es relativo porque “mientras hay vida hay esperanza”. Tratar con la identidad: Una técnica Reconstrucción narrativa de la historia personal atendiendo a los hitos de la historia vital y a las figuras especialmente relevantes. Al ir reconstruyendo la narrativa de la historia personal debemos de ir haciéndonos una serie de preguntas que nos sirvan para orientar la consejería. A continuación propongo solo algunos ejemplos que pueden servir de guía: 1. ¿De qué forma se manifiesta el pecado en la vida de esta persona? ¿Envidia, rivalidad, codicia, orgullo, odio, inmoralidad sexual, idolatría, dificultad para amar, para perdonar…? 2. ¿Cómo se puede relacionar esa manifestación de pecado con su historia personal? ¿En qué momento, con qué persona significativa? 3. ¿Sobre qué temas tenemos más dificultad para hablar? 4. ¿Tiene conciencia de que hay algo que es pecado, o parece no darse cuenta (falta de límites, de ley)? ¿Hace falta confrontar algo de su conducta con algún principio bíblico (ley del padre)? ¿Qué conocimiento tiene la persona de la enseñanza cristiana? 5. ¿Qué está por reconciliar, qué está todavía sin redimir, por dónde empezar? ¿Qué cosas le hacen sentir culpable? ¿Dónde hace falta que llegue el perdón? 6. ¿Cómo vive a Dios Padre? ¿Habla mucho de juicio y castigo? ¿Dios es distante y frío? ¿Quién le ha enseñado que Dios es así? ¿Cómo es un padre y una madre para esta persona? 7. ¿Qué patrones se repiten a lo largo de su vida? ¿Abandonos, rupturas, violencia…? ¿Siente que Dios le ha abandonado en los momentos difíciles (abandono, falta de amor, sentimiento depresivo)? 8. ¿Cómo nos sentimos al escuchar hablar a la persona? ¿Tristes, enfadados, aburridos, engañados…? ¿Está tratando de agradarnos con sus palabras? ¿Nos idolatra? ¿Nos desprecia? ¿Soy capaz de sentir amor por la persona que está delante de mí? ¿Puedo ayudarle? ¿Alguno de sus problemas me hace sentir especialmente incómodo? ¿Necesitará ayuda de otra persona distinta a mí? ¿Necesito algo de él? 9. ¿Hay alguna palabra del Señor que le pueda ayudar en este momento? ¿Qué puede estar haciendo la vida del Espíritu en su vida? ¿Qué le diría Jesús? ¿Sobre qué temas es mejor callarse de momento y dejarlo para más adelante? 10. ¿En qué debemos de fijar más atención? ¿En el presente o en el pasado? ¿Debemos de confrontar o debemos de buscar más la Gracia y el perdón? ¿Predomina la ausencia de culpa (falta de ley) o la culpa excesiva (falta de amor)? 27