KARL MARX Ítem 0. El contexto económico y sociopolítico del siglo XIV LA EUROPA DEL SIGLO XIX La Revolución Industrial: Desarrollo de la industria, los transportes, el comercio y la banca. Aparición del capital especulativo (la especulación sobre las acciones de ferrocarriles es patente en las crisis del siglo XIX). Progreso de la vida urbana: en un primer momento, mejora de las condiciones higiénicas y de salubridad. Mejora de los alumbrados, desagües, primeros planes asistenciales (en Alemania, Bismarck). Pero esto atrae numerosa mano de obra procedente del campo. La mano de obra (oferta) supera la demanda de trabajo, y se produce hacinamiento en las periferias, crecimiento sin orden, enfermedades bacterianas, malestar general en la población y explotación del trabajo asalariado en malas condiciones laborales. La internacionalización del capitalismo y la consiguiente expansión del imperialismo europeo contribuye a gestar la división entre el mundo avanzado (el “norte”) y el subdesarrollado (“el sur”). En Europa, las revoluciones de 1848, con su profunda crisis económica asociada, constituyen los primeros ejemplos de confrontación entre proletarios (trabajadores asalariados) y burgueses (propietarios, grandes comerciantes y banqueros). A su vez, esta crisis también revela la desaparición definitiva del orden aristocrático, asociado a la explotación de la tierra y al campesinado. El campesino se convierte en obrero y une su causa a la de los obreros, como en Rusia. La unificación de nuevos estados nacionales, como Italia y Alemania, representan el triunfo del nuevo orden económico individualista, opuesto a los grandes imperios territoriales del pasado. La Comuna de París (1871), con su gobierno revolucionario de los 72 días, es un intento de construir un orden social contrario al Estado burgués: cooperativismo obrero, supresión del ejécito, separación Iglesia-Estado, poder político basado en representatantes revocables ante el pueblo, colectivización de los medios de producción, etc. LA OBRA DE MARX, EN EL CONTEXTO DEL SIGLO XIX En este contexto cobra todo su sentido la obra de Karl Marx. Un pensamiento complejo que abarca desde la economía hasta la filosofía. Marx basa sus planteamientos en el ser social del hombre y en el hecho de que las condiciones sociales y económicas en que los seres humanos viven y trabajan determinan en gran medida los productos de su conciencia. La historia puede interpretarse como una sucesión de modos de producción. Por lo tanto, el ser social del hombre es eminentemente materialista. Este es el fundamento de su materialismo histórico. Este planteamiento, pues, está estrechamente ligado a las condiciones generales que se dan en la Europa del siglo XIX. El pensamiento de Marx está absolutamente ligado al momento evolutivo del sistema capitalista y a las condiciones de vida de los trabajadores en ese instante. Es un pensamiento, además, transformador (filosofía de la praxis), que busca, no sólo describir la realidad, sino cambiarla, conducir a un sistema sociopolítico en el que finalmente el proletariado se independizará de sus opresores (los propietarios burgueses) y será libre. La libertad se obtendrá a través de una apropiación de los medios de producción, con lo que su fuerza de trabajo acabará siendo gobernada enteramente por él. La sociedad así creada, la sociedad comunista, será una sociedad sin clases, pues habrá superado la fase de la oposición propietarios/asalariados (mediante un procedimiento dialéctico, de corte hegeliano, descrito por Marx en forma de lucha entre contrarios, lucha de clases). El pueblo será entonces el único dueño de su propio destino. Esta evolución es, para Marx, una necesidad histórica, dado que su análisis se pretende científico. Igual que las leyes de las ciencias naturales determinan inexorablemente el comportamiento de los cuerpos (física) o la evolución de los seres vivos (biología, darwinismo), así las leyes de los “cuerpos” sociales, las leyes de la historia determinan el comportamiento, trayectoria y evolución de las sociedades: el cambio social es un proceso objetivamente describible. La sociedad comunista, pues, no és una sociedad que pueda o no venir: necesariamente, dadas las condiciones históricas que Marx describe, ha de llegar. Además, Marx anuncia la inminente llegada de esta nueva sociedad igualitaria.